jueves, 14 de marzo de 2019




EN LA MIRA



LIDERAZGO SE BUSCA”

A la crisis económica y social de Argentina se suma la de la representatividad política que pareciera conducir a la búsqueda de un liderazgo fuerte ¿Existe el nacionalismo en la política argentina?


Por Charles H. Slim
La situación en Argentina va camino de estar mucho más complicada con el avance del año, por lo menos así lo pudo advertir un amigo que estuvo de visita hace apenas unos días en la ciudad autónoma de Buenos Aires. Los negocios están vacíos, muchos otros han cerrado  y las calles solo muestran personas con caras molestas y adustas que informan de que la atmosfera está carga de tensión y frustración. Para peor, no parece haber en la pléyade de economistas y políticos que viven de esto y circulan incesantemente por los programas de televisión, uno solo que tenga la solución para semejante situación.

Sintéticamente se puede decir que los argentinos navegan a la deriva.

Desde el ángulo de la visión económica, solo se trataría de un desajuste macro económico que se vincula con las sacudidas de la economía mundial y el resultado de los descalabros de las políticas demagógicas del anterior gobierno Kirchnerista. Otros le agregan la larga historia de populismo encabezado por el peronismo que había venido a lo largo de estos últimos setenta años,  malgastando y pesimamente administrando los recursos del estado nacional. Son estos quienes no quieren que los impuestos se reduzcan ya que, a lo largo de la historia ellos (las tasa e impuestos)  han sido parte de la panacea que nutre la caja del estado la cual a la vez, es el botín que persiguen los partidos que acceden al poder.

Desde el punto de vista político, hay un problema de liderazgo que se combina con una notable mala praxis en el campo económico. Para otro sector de escépticos –que crece día con día- solo es la misma y cancina excusa que todos los gobiernos alegan cuando las cosas se derrumban; y eso, para los argentinos memoriosos y que estudian la historia cíclica de su vida política ha representado siempre el augurio de malos momentos por venir. En esta franja hay un rechazo por la polaridad creada deliberadamente entre Macri y Fernández o, entre Cambiemos y el Peronismo ya que, ambos son caras de una misma moneda.

Como están las cosas no hay partido o coalición política y mucho menos un solo político en éste país, con la capacidad, el carisma y la determinación política para enderezar la trayectoria de esta complicada ruta por donde el gobierno de Macri ha hecho transitar al país.  Cualquier alternativa convencional que provenga del sistema –incluyendo a los movimientos sociales- es solo, una parte del problema y no la solución. Con lo que respecta a Mauricio Macri si alguna vez alguien le creyó, eso ya es historia. 
Pero tampoco hay alguien dentro de la “familia política” que tenga una mejor vista de la sociedad. Como los productos de una góndola en un mercado, todos y cada uno de los políticos que han estado viviendo a expensas de esta llamada “democracia”, están caducos. Es por ello que desde los sectores que controlan realmente la realidad política del país, están reclamando una personalidad fuerte, con carácter y decidida a tomar el toro por las astas sin importar las consecuencias.

Como todos estos sectores operan detrás de bambalinas, ellos se esconden detrás de las sombras de los gobiernos y suelen manifestarse con señales, como suelen ser las versiones informativas, los rumores y los análisis de expertos que los medios convencionales –léase, oficiales- amplifican mediante comentarios y análisis de periodistas a sueldo de las empresas mediáticas.

Así y muy veladamente, desde algunas voces,  vienen sugiriendo los medios adeptos a los lineamientos del gobierno, que no es más que la reverberancia de lo que sale de la embajada de EEUU en Buenos Aires. Las cosas se están saliendo de madres y ahora algunos periodistas invocan veladamente la necesidad de un “nacionalismo” representado por algún dirigente que a lo Bolsonaro, traiga estabilidad a la república.  Incluso es muy probable que añoren en sus adentros, a un dirigente como lo fue Chávez o incluso se conformarían con uno como Maduro que les garantice la estabilidad y el orden en un cada día más inseguro –económico-político-jurídico y físico- e inestable país.  

Claro que, cada uno prefiere a sus corregidores a su propio estilo (y atendiendo a su ideología) entonces veremos como de forma solapada, hay periodistas que invocando la “pura verdad” y manipulando el dolor de la gente común que es presa de las vicisitudes de una sociedad anómica, le sugiere indirectamente a los televidentes que “habría que llamar a los que saben” –en referencia a los expertos en represión israelíes- e insinuando con un descuido simulado, que  un tipo como Netanyahu puede ser la solución para la inseguridad del país o, aquellos que con una elegante mansedumbre se maravillan de Teresa May de Gran Bretaña o Angela Merkel en Alemania, supuestos adalides de la modernidad política europea.
Los candidatos ya asoman desde el mundo del entretenimiento; tal el caso de Marcelo Tinelli, un conductor televisivo con una larga historia de coqueteos e insinuaciones con todos los gobiernos que han pasado y que se resumiría con un “he estado con todos y no soy leal a nadie”. Y son los medios los que están colocándolo en el mercado de los candidatos presidenciales.

El problema es que ellos mismos –los medios y sus avezados periodistas- ayudaron durante décadas a desnacionalizar el pensamiento político que hoy hallan desnutrido, minando hitos históricos propios (como el caso Malvinas) con fines tanto económicos como de obsecuencia política,  volviéndose el mero amplificador de oportunidad, de las políticas de estado de los gobiernos de turno. Hoy podemos ver a estos mismos como, por su ciega obsecuencia al regidor actual (EEUU),  vuelven a caer en el ridículo al haber sostenido que el apagón de Venezuela fue causado por la catastrófica administración del “malvado Maduro” y su “horrorosa revolución bolivariana”, cuando apenas unas horas atrás medios estadounidenses y europeos, e incluso la publicación de un comprometedor mail[1], dejó expuesta la responsabilidad de los mismos de siempre tras dicho atentado.
Incluso con la creación de esta perjudicial situación que privó del servicio electrico a la población venezolana, contrariamente a lo esperado por los conspiradores de Guaidó y sus promotores en Washington (DC), han fortalecido sin quererlo la posición de Nicolás Maduro quien obviamente pese a no ser Hugo César Chávez ha demostrado tener un temple muy difícil de conmover.

Sin lugar a dudas, estos “muñecos de alta voz” –periodistas- han sido una parte importante en la decapitación de la nacionalidad de su país pero también, en la progresión de la mediocridad que corroe a su clase política que solo aspira, a mejorar sus posiciones personales, pero nada más. “Juremos con Gloria morir” como reza el himno argentino, es una estrofa que no forma parte de sus prerrogativas y es por ello que bajo la máscara del pacifismo humanista esa llamada “democracia” (que aquí no es más que una “clientocracia”), prefieren ser esclavos serviles por un plato de comida seguro, que jugársela por un ideario grande como lo tuvo el libertador San Martín. 

En este sentido, escuchar hoy a ciertos periodistas renegar de la historia de su propio país de la cual ellos mismos fueron parte, demuestra el grado de infantilidad e hipocresía en la que aún se halla sumergida la política nacional argentina y ello, obviamente, no es nada bueno en este actual mundo merodeado tanto de lobos negros como de lobos grises, no existiendo nadie dentro de la política internacional que a estas alturas de las circunstancias pueda presentarse como una oveja.


[1] WIKILEAKS. The Global Intelligence Files. “Elections VZ”. https://search.wikileaks.org/gifiles/?viewemailid=218642

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