“TERRORISMO S.A.”
Quiénes son los verdaderos
propulsores y cuáles son las finalidades que persiguen al desarrollar este
supuesto fenómeno internacional
Por Charles H. Slim
Muchos temas adquieren comprensión al verlos a la
distancia del tiempo y uno de ellos es el llamado fenómeno del terrorismo, que
durante décadas se lo vinculo de manera maliciosa y direccionada al mundo árabe
y tan pronto como pudieron al Islam. Como bien lo señalan algunos
investigadores, este no es un fenómeno ni mucho menos una ideología imbricada a
una religión en particular (como ciertos sectores han tratado de argumentar a
lo largo de estos años), se trata de una táctica de guerra que busca solo eso,
el terror.
En las últimas décadas, esta táctica ha pasado a ser
una de las armas más desarrolladas no por organizaciones irregulares o
extremistas, grupos guerrilleros o bandas criminales ligadas al narcotráfico como
se vió en la década de los sesentas y setentas en Europa, Medio Oriente y
América Latina; sino por el contrario, por las agencias de inteligencia gubernamentales
occidentales, en especial la CIA, el MI-6 y sus maestros en esto, el Mossad
israelí. Sobre esto último, uno de los embustes últimamente detectados en
Palestina es, el uso por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y de
la “Shin Bet” de comandos disfrazados como combatientes de “Hamas” que tras
infiltrarse por las bardas alambradas de Gaza y a fin de justificar brutales
operaciones de bombardeos y confiscación de territorios árabes, lanzan ataques
con cohetes y morteros sobre los asentamientos israelíes del sur de Israel.
En el mismo plan, los intentos de Tel Aviv por
establecer la supuesta presencia y alianza del “ISIS” con “Hamas” en Palestina
busco ahondar las operaciones de represión contra la población palestina.
En las operaciones exteriores, sus colegas civiles
del Mossad no son menos cruentas y aprensivos en la ejecución de sus acciones.
Una larga lista de crímenes –especialmente
contra científicos árabes y musulmanes- investigados por algunos
periodistas israelíes[1], así
lo remarca.
Desarrollada incluso con el reclutamiento y la
cooperación de varios elementos de organizaciones irregulares, las agencias de
inteligencia comenzaron a usar con discreción esta táctica con finalidades
políticas para ir poco pero progresivamente, a usarla para incumbencias
negociales para satisfacer objetivos puramente corporativos y empresariales.
Que los medios occidentales y en particular los obsecuentes títeres
latinoamericanos (en especial los argentinos), no se atrevan a hablar del tema
y mucho menos profundizarlo, no significa que ello no suceda o sea real.
El engaño es el telón de fondo para desplegar esta
táctica. La escenificación de una agresión o una amenaza mediante “operaciones
negras” o las llamadas “banderas falsas”, es crucial para fabricar legislación
y políticas de estado que justifiquen el estado de excepción, la instalación
del miedo colectivo que a la postre, justificara desatar operaciones hostiles y
hasta guerras abiertas contra otros países. El secretismo de estado y
argumentos como la llamada “seguridad nacional” que Washington ha desplegado
para sus políticas externas, ha sido un elemento fundamental para mover estas
maquinaciones. Ahora bien, usted podría
preguntarse ¿Por qué nadie dijo nada o se desarrollaron investigaciones de la
justicia que pesquisaran esto? Simplemente, porque el mismo estado era (y sigue
siendo) parte de esto y de haberlo ventilado algún investigador en los
setentas, en los años ochentas e incluso en los noventas hubiera significado la
cárcel o su discreta eliminación física.
El 11 de septiembre de 2001 sin dudas fue la
apoteosis de éste tipo de engaños destinado –entre otras cuestiones- a desarrollar una política con alcance
global que aparentara combatir un supuesto “fenómeno” que en realidad había
sido alimentado por décadas por sus propias agencias federales a la saga de
políticas de estado y más precisamente por funcionarios insignes y sectores
oscurantistas desde dentro del Departamento de Estado norteamericano. Quien
puede olvidarse de los siniestros hermanos Dulles, del Secretario de Estado
Henry Kissinger y de su colega el diabólico asesor de Seguridad Nacional Bgniew
Brzeznki o de tipos como John Negroponte y Elliot Abrams que como funcionarios
estadounidenses sembraron la muerte y el terror con sus escuadrones de la
muerte en Centroamérica y luego en Iraq.
Una bomba israelí borra un edificio con sus moradores en Gaza, 2019 |
Precisamente la ocupación de Iraq desde 2003
significo la oportunidad y el escenario ideal para ensayar nuevas tácticas de
terror sobre una población y en el despliegue de las cuales (aprovechando el
caos existente) fueron detectados en el ejercicio de este tipo de hechos tanto
los militares angloestadounidenses, grupos de tareas privados (contratistas) como
a grupos especiales dirigidos por la CIA y el Mossad. A partir de aquí, se irá
desarrollando un embuste más elaborado que desplazara al programa de
insurgencia “Al Qaeda” (liderado por el
agente Osama B.L.) y que hoy conocemos como el “Estado Islámico”.
Hay en el despliegue de estas tácticas, un notorio
desprecio por el otro, por el prójimo. El extraño, el desconocido (países, pueblos
y culturas) al ser ajeno a su realidad, su sufrimiento y dolor no cuentan. Es
la misma mentalidad discriminatoria decimonónica que blandía la falsa dicotomía
entre barbarie y la civilización que se arrogaban los colonialistas británicos
y europeos en general para masacrar a los pueblos asiáticos y africanos. Es el
mismo concepto que por aquellas épocas, adoptaron algunos intelectuales del Río
de la Plata. Esto sin dudas demuestra una dinámica mental de ideologías
racistas, Chauvinistas y xenófobas que justifican sus crímenes y atrocidades más
abominables con justificaciones supremacistas de la más variada índole. Sus
maquiavélicos cerebros elaboran justificaciones con las cuales trataran de
escapar a la justicia y los juicios de la historia y para ello, deben controlar
el relato político que exponen los corporativos Mass Media y sus periodistas a
sueldo.
La “Primavera Árabe”, un rótulo creado por
intelectuales sionistas como el sociólogo y multimillonario francés Bernard
Henry Levy, es un ejemplo de aquello. Fue levantado y usado por los
editorialistas de los medios occidentales más influyentes para basamentar y
argumentar la brutal intervención de Francia y la OTAN sobre Libia y derrocar
al legitimo gobierno de Gadafi en 2010[2].
En esas jornadas y camuflados detrás de supuestas protestas callejeras, se
detectaron e incluso detuvieron a francotiradores de origen extranjero que
disparaban deliberada y alternadamente sobre ciudadanos y policías libios. Por
supuesto que estos hechos nunca saliron a la luz en los subalternos medios de
la región. La misma táctica se vio inmediatamente en Siria unos meses después,
cuando el 17 de marzo de 2011 se produjeron violentas manifestaciones en la
localidad de “Daraa” donde cuatro manifestantes y siete policías murieron –según las líneas editoriales occidentales e
israelíes- por “enfrentamientos”[3].
En realidad lo que sucedió fue que, parapetados en los tejados y ventanas de
algunas casas, se agazapaban francotiradores quienes muy bien coordinados y junto
a grupos de agitadores profesionales que se entremezclaban con los
manifestantes, azusaron la violencia contra el gobierno sirio.
Agentes Shin bet disfrazados como palestinos secuestran a un activista |
Otro ejemplo de como operan y hasta donde pueden
llegar estas tácticas, fueron los reiterados intentos de acusar al gobierno
sirio de haber usado armas químicas sobre la población civil en “Al Gouta” y
“Duma” allá por 2013, un embuste que tras investigaciones independientes[4], fue
desmantelado gracias a la intervención política y diplomática rusa. Lo peor de
todo es que estos “grupos de tareas” dirigidos por agencias de inteligencia
(MIT, MI-6 y Mutkahabart qatarí), secuestraron a niños y mujeres para
envenenarlos y mediante un montaje fílmico bien escenificado, lo subieron a las
redes sociales para hacerlos parecer que habían sido envenenados por ojivas
militares de las fuerzas gubernamentales.
Los medios occidentales nunca denunciaron esto y por
el contrario, colaboraron con el ocultamiento gubernamental de estos hechos. La
ventaja que explotaron las diferencias culturales como el desconocimiento del lenguaje
árabe y la falta de conocimiento –o más
bien la ignorancia- de la sociedad occidental sobre la realidad política y
la cultura del mundo árabe, facilitaba esto ante el desconocimiento de una
realidad que llegaba caricaturizada desde los medios anglosajones.
Cuando por finales del 2013[5]
comenzaron a verse sorpresivas movilizaciones callejeras en Kiev, Ucrania, era
el signo de que algo más grande estaba por ocurrir. Y fue así. Para comienzos
de 2014 las manifestaciones en la Plaza de Maidan fueron presentadas por la
Corporación de medios occidental –con
EEUU y la UE a la cabeza- como una legitima reacción popular ante las
políticas de hambre de un gobierno pro-ruso del presidente Vicktor Yanucovich. La
mano de la CIA y elementos locales –neonazis-
era inocultable[6]. También aquí participaron
equipos con francotiradores –reclutados y
coordinados por la misma agencia- que dispararon alternadamente sobre
manifestantes y policías. El plan de hacer creer que el gobierno pro-ruso de Yanucovich
había reprimido brutalmente a los manifestantes, funciono. Pero algo salió mal
y pronto se conoció –gracias a la
inteligencia rusa- que la embajada estadounidense en Kiev y el Departamento
de Estado estaban, junto a la representación de la Unión Europea personalizada
por Geoffry Pyatt, involucrados en la coordinación de los acontecimientos. El
escándalo fue tan grande que la embajadora Victoria Nuland[7] fue
llamada a dar explicaciones ante el Congreso aunque ello, cabe remarcarlo, solo
fue una mera formalidad para calmar a la opinión pública.
En síntesis. Queda claro que el Terrorismo como tal,
no es lo que Washington, la UE, la OTAN ni la ONU han tratado de argumentar por
años y es tiempo de que los organismos internacionales de justicia como la Corte
Penal Internacional comiencen a estudiar con detenimiento y profundidad los
casos en los que el ejercicio del terror puede llegar a encubrir otros negocios
y personajes muy diferentes al relato que la Corporación de medios pretende
endilgar.
[1]
HISPAN.TV. “Periodista israelí revela asesinato de miles de personas por Mossad”.
Publicado el 20 de enero de 2018. https://www.hispantv.com/noticias/oriente-medio/366127/israel-mossad-asesina-tortura-libro-ronen-bergman
[2]
RED VOLTAIRE.org. “Ideologo sionista francés abucheado en Tunez”. Publicado en
2 de noviembre de 2014. www.voltairenet.org/article185786.html
[3] GLOBALRESEARCH.org. “The
US-NATO-Israel Sponsored Al Qaeda Insurgency in Syria. Who Was Behind the 2011
“Protest Movement”?, By. Prof. Michel Chossudovsky, https://www.globalresearch.ca/syria-who-is-behind-the-protest-movement-fabricating-a-pretext-for-a-us-nato-humanitarian-intervention/24591
[5]
THE GUARDIAN.UK. “Manifestantes ucranianos inundan Kiev después de que el
presidente se retirara del acuerdo con la UE”. 24 de Noviembre de 2013. https://www.theguardian.com/world/2013/nov/24/ukraine-protesters-yanukovych-aborts-eu-deal-russia
[6]
SHADOWPROOF.com. “LA INTERVENCIÓN DE LA CIA EN UCRANIA HA TENIDO LUGAR DURANTE
DÉCADAS”, https://shadowproof.com/2014/08/09/cia-intervention-in-ukraine-has-been-taking-place-for-decades/
[7] REUTERS. “Leaked audio reveals
embarrassing U.S. exchange on Ukraine, EU”, https://www.reuters.com/article/us-usa-ukraine-tape/leaked-audio-reveals-embarrassing-u-s-exchange-on-ukraine-eu-idUSBREA1601G20140207