martes, 24 de diciembre de 2019



“TERRORISMO S.A.”
Quiénes son los verdaderos propulsores y cuáles son las finalidades que persiguen al desarrollar este supuesto fenómeno internacional


Por Charles H. Slim

Muchos temas adquieren comprensión al verlos a la distancia del tiempo y uno de ellos es el llamado fenómeno del terrorismo, que durante décadas se lo vinculo de manera maliciosa y direccionada al mundo árabe y tan pronto como pudieron al Islam. Como bien lo señalan algunos investigadores, este no es un fenómeno ni mucho menos una ideología imbricada a una religión en particular (como ciertos sectores han tratado de argumentar a lo largo de estos años), se trata de una táctica de guerra que busca solo eso, el terror.

En las últimas décadas, esta táctica ha pasado a ser una de las armas más desarrolladas no por organizaciones irregulares o extremistas, grupos guerrilleros o bandas criminales ligadas al narcotráfico como se vió en la década de los sesentas y setentas en Europa, Medio Oriente y América Latina; sino por el contrario, por las agencias de inteligencia gubernamentales occidentales, en especial la CIA, el MI-6 y sus maestros en esto, el Mossad israelí. Sobre esto último, uno de los embustes últimamente detectados en Palestina es, el uso por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y de la “Shin Bet” de comandos disfrazados como combatientes de “Hamas” que tras infiltrarse por las bardas alambradas de Gaza y a fin de justificar brutales operaciones de bombardeos y confiscación de territorios árabes, lanzan ataques con cohetes y morteros sobre los asentamientos israelíes del sur de Israel.

En el mismo plan, los intentos de Tel Aviv por establecer la supuesta presencia y alianza del “ISIS” con “Hamas” en Palestina busco ahondar las operaciones de represión contra la población palestina.

En las operaciones exteriores, sus colegas civiles del Mossad no son menos cruentas y aprensivos en la ejecución de sus acciones. Una larga lista de crímenes –especialmente contra científicos árabes y musulmanes- investigados por algunos periodistas israelíes[1], así lo remarca.

Desarrollada incluso con el reclutamiento y la cooperación de varios elementos de organizaciones irregulares, las agencias de inteligencia comenzaron a usar con discreción esta táctica con finalidades políticas para ir poco pero progresivamente, a usarla para incumbencias negociales para satisfacer objetivos puramente corporativos y empresariales. Que los medios occidentales y en particular los obsecuentes títeres latinoamericanos (en especial los argentinos), no se atrevan a hablar del tema y mucho menos profundizarlo, no significa que ello no suceda o sea real.

El engaño es el telón de fondo para desplegar esta táctica. La escenificación de una agresión o una amenaza mediante “operaciones negras” o las llamadas “banderas falsas”, es crucial para fabricar legislación y políticas de estado que justifiquen el estado de excepción, la instalación del miedo colectivo que a la postre, justificara desatar operaciones hostiles y hasta guerras abiertas contra otros países. El secretismo de estado y argumentos como la llamada “seguridad nacional” que Washington ha desplegado para sus políticas externas, ha sido un elemento fundamental para mover estas maquinaciones. Ahora bien,  usted podría preguntarse ¿Por qué nadie dijo nada o se desarrollaron investigaciones de la justicia que pesquisaran esto? Simplemente, porque el mismo estado era (y sigue siendo) parte de esto y de haberlo ventilado algún investigador en los setentas, en los años ochentas e incluso en los noventas hubiera significado la cárcel o su discreta eliminación física.

El 11 de septiembre de 2001 sin dudas fue la apoteosis de éste tipo de engaños destinado –entre otras cuestiones- a desarrollar una política con alcance global que aparentara combatir un supuesto “fenómeno” que en realidad había sido alimentado por décadas por sus propias agencias federales a la saga de políticas de estado y más precisamente por funcionarios insignes y sectores oscurantistas desde dentro del Departamento de Estado norteamericano. Quien puede olvidarse de los siniestros hermanos Dulles, del Secretario de Estado Henry Kissinger y de su colega el diabólico asesor de Seguridad Nacional Bgniew Brzeznki o de tipos como John Negroponte y Elliot Abrams que como funcionarios estadounidenses sembraron la muerte y el terror con sus escuadrones de la muerte en Centroamérica y luego en Iraq.

Una bomba israelí borra un edificio con sus moradores en Gaza, 2019

Precisamente la ocupación de Iraq desde 2003 significo la oportunidad y el escenario ideal para ensayar nuevas tácticas de terror sobre una población y en el despliegue de las cuales (aprovechando el caos existente) fueron detectados en el ejercicio de este tipo de hechos tanto los militares angloestadounidenses, grupos de tareas privados (contratistas) como a grupos especiales dirigidos por la CIA y el Mossad. A partir de aquí, se irá desarrollando un embuste más elaborado que desplazara al programa de insurgencia  “Al Qaeda” (liderado por el agente Osama B.L.) y que hoy conocemos como el “Estado Islámico”.

Hay en el despliegue de estas tácticas, un notorio desprecio por el otro, por el prójimo. El extraño, el desconocido (países, pueblos y culturas) al ser ajeno a su realidad, su sufrimiento y dolor no cuentan. Es la misma mentalidad discriminatoria decimonónica que blandía la falsa dicotomía entre barbarie y la civilización que se arrogaban los colonialistas británicos y europeos en general para masacrar a los pueblos asiáticos y africanos. Es el mismo concepto que por aquellas épocas, adoptaron algunos intelectuales del Río de la Plata. Esto sin dudas demuestra una dinámica mental de ideologías racistas, Chauvinistas y xenófobas que justifican sus crímenes y atrocidades más abominables con justificaciones supremacistas de la más variada índole. Sus maquiavélicos cerebros elaboran justificaciones con las cuales trataran de escapar a la justicia y los juicios de la historia y para ello, deben controlar el relato político que exponen los corporativos Mass Media y sus periodistas a sueldo.

La “Primavera Árabe”, un rótulo creado por intelectuales sionistas como el sociólogo y multimillonario francés Bernard Henry Levy, es un ejemplo de aquello. Fue levantado y usado por los editorialistas de los medios occidentales más influyentes para basamentar y argumentar la brutal intervención de Francia y la OTAN sobre Libia y derrocar al legitimo gobierno de Gadafi en 2010[2]. En esas jornadas y camuflados detrás de supuestas protestas callejeras, se detectaron e incluso detuvieron a francotiradores de origen extranjero que disparaban deliberada y alternadamente sobre ciudadanos y policías libios. Por supuesto que estos hechos nunca saliron a la luz en los subalternos medios de la región. La misma táctica se vio inmediatamente en Siria unos meses después, cuando el 17 de marzo de 2011 se produjeron violentas manifestaciones en la localidad de “Daraa” donde cuatro manifestantes y siete policías murieron –según las líneas editoriales occidentales e israelíes- por “enfrentamientos”[3]. En realidad lo que sucedió fue que, parapetados en los tejados y ventanas de algunas casas, se agazapaban francotiradores quienes muy bien coordinados y junto a grupos de agitadores profesionales que se entremezclaban con los manifestantes, azusaron la violencia contra el gobierno sirio.

Agentes Shin bet disfrazados como palestinos secuestran a un activista

Otro ejemplo de como operan y hasta donde pueden llegar estas tácticas, fueron los reiterados intentos de acusar al gobierno sirio de haber usado armas químicas sobre la población civil en “Al Gouta” y “Duma” allá por 2013, un embuste que tras investigaciones independientes[4], fue desmantelado gracias a la intervención política y diplomática rusa. Lo peor de todo es que estos “grupos de tareas” dirigidos por agencias de inteligencia (MIT, MI-6 y Mutkahabart qatarí), secuestraron a niños y mujeres para envenenarlos y mediante un montaje fílmico bien escenificado, lo subieron a las redes sociales para hacerlos parecer que habían sido envenenados por ojivas militares de las fuerzas gubernamentales.

Los medios occidentales nunca denunciaron esto y por el contrario, colaboraron con el ocultamiento gubernamental de estos hechos. La ventaja que explotaron las diferencias culturales como el desconocimiento del lenguaje árabe y la falta de conocimiento –o más bien la ignorancia- de la sociedad occidental sobre la realidad política y la cultura del mundo árabe, facilitaba esto ante el desconocimiento de una realidad que llegaba caricaturizada desde los medios anglosajones.

Cuando por finales del 2013[5] comenzaron a verse sorpresivas movilizaciones callejeras en Kiev, Ucrania, era el signo de que algo más grande estaba por ocurrir. Y fue así. Para comienzos de 2014 las manifestaciones en la Plaza de Maidan fueron presentadas por la Corporación de medios occidental –con EEUU y la UE a la cabeza- como una legitima reacción popular ante las políticas de hambre de un gobierno pro-ruso del presidente Vicktor Yanucovich. La mano de la CIA y elementos locales –neonazis- era inocultable[6]. También aquí participaron equipos con francotiradores –reclutados y coordinados por la misma agencia- que dispararon alternadamente sobre manifestantes y policías. El plan de hacer creer que el gobierno pro-ruso de Yanucovich había reprimido brutalmente a los manifestantes, funciono. Pero algo salió mal y pronto se conoció –gracias a la inteligencia rusa- que la embajada estadounidense en Kiev y el Departamento de Estado estaban, junto a la representación de la Unión Europea personalizada por Geoffry Pyatt, involucrados en la coordinación de los acontecimientos. El escándalo fue tan grande que la embajadora Victoria Nuland[7] fue llamada a dar explicaciones ante el Congreso aunque ello, cabe remarcarlo, solo fue una mera formalidad para calmar a la opinión pública.

En síntesis. Queda claro que el Terrorismo como tal, no es lo que Washington, la UE, la OTAN ni la ONU han tratado de argumentar por años y es tiempo de que los organismos internacionales de justicia como la Corte Penal Internacional comiencen a estudiar con detenimiento y profundidad los casos en los que el ejercicio del terror puede llegar a encubrir otros negocios y personajes muy diferentes al relato que la Corporación de medios pretende endilgar.




[1] HISPAN.TV. “Periodista israelí revela asesinato de miles de personas por Mossad”. Publicado el 20 de enero de 2018. https://www.hispantv.com/noticias/oriente-medio/366127/israel-mossad-asesina-tortura-libro-ronen-bergman
[2] RED VOLTAIRE.org. “Ideologo sionista francés abucheado en Tunez”. Publicado en 2 de noviembre de 2014. www.voltairenet.org/article185786.html
[3] GLOBALRESEARCH.org. “The US-NATO-Israel Sponsored Al Qaeda Insurgency in Syria. Who Was Behind the 2011 “Protest Movement”?, By. Prof. Michel Chossudovsky, https://www.globalresearch.ca/syria-who-is-behind-the-protest-movement-fabricating-a-pretext-for-a-us-nato-humanitarian-intervention/24591  
[4] RT. Falsos videos de ataque químico. https://www.youtube.com/watch?v=3zlcMeBFiSY
[5] THE GUARDIAN.UK. “Manifestantes ucranianos inundan Kiev después de que el presidente se retirara del acuerdo con la UE”. 24 de Noviembre de 2013. https://www.theguardian.com/world/2013/nov/24/ukraine-protesters-yanukovych-aborts-eu-deal-russia
[6] SHADOWPROOF.com. “LA INTERVENCIÓN DE LA CIA EN UCRANIA HA TENIDO LUGAR DURANTE DÉCADAS”, https://shadowproof.com/2014/08/09/cia-intervention-in-ukraine-has-been-taking-place-for-decades/

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