sábado, 21 de diciembre de 2019



“ESTRATEGIA DEL SILENCIADOR”
Cómo EEUU trato de ocultar la verdad informativa de lo que ocurría en Iraq


Por Dany Smith
Cuando aquel 20 de marzo de 2003 George W. Bush declaró públicamente que había ordenado emprender la “operación Libertad Iraqui”, nunca pudo probar a la expectante opinión pública que lo oía, uno solo de los argumentos que esgrimía para llevarla adelante. En síntesis, nunca pudo justificar si aquellos motivos que Collin Powell rumió en el mes de febrero ante Naciones Unidas y las maliciosas afirmaciones de Dick Cheney eran o no reales. Incluso dentro de EEUU, esto ha quedado plasmado como uno de los fiascos más grandes de su historia política. A 16 años de aquella funesta declaración y de las consecuencias que causó, aún no se ha logrado comprobar un solo argumento lanzado contra Iraq y ello deja expuesto a la luz de la historia uno de los crímenes más cruentos contra la humanidad que aún se halla pendiente de procesarse ante las instancias internacionales.

Pero las cuestiones políticas pocas veces están vinculadas con la justicia y en lo ocurrido contra Iraq esta regla es absoluta. El presidente de los EEUU había mentido en forma descarada y ello sería el prologo a modo de autorización, de una cadena de injusticias y crímenes ejecutados por sus fuerzas  militares y civiles (contratistas privados, la CIA y demás agencias federales) contra la población iraquí que sin pausa, se extenderían por ocho años durante una brutal e ilegitima ocupación.  

Si bien Bush discurso las mentiras que justificaron aquel crimen, él no estaba solo y tuvo el apoyo de todo Establishment estadounidense y en especial de los neoconservadores alineados a los sectores del Lobie sionista (judío-americano) que con mucha influencia operan dentro del Congreso y los Medios de comunicación. Incluso se puede asegurar, que apenas estaba enterado de todo lo que sucedería y de lo que realmente se había planeado para esta invasión. El papel de Bush solo fue una actuación para la Corporación de medios, el amplificador comunicacional de lo que aquellos sectores que manejan los asuntos en Washington querían que los estadounidenses de a pie supieran y nada más. Cualquier otra versión que contradijera este relato debía ser suprimida a cualquier costo.

EEUU no solo debía imponerse militarmente, también debía dar buenas noticias y progresos creíbles sobre esta intervención. Las bajas propias como las que causaban sobre la población civil no debían salir al conocimiento público fuera como fuese. La experiencia de la guerra de 1991 fue tomada en cuenta y fue por ello que había que fabricar una realidad escenificada para el consumo. Bush y sus asesores sabían que el público no toleraría otro Vietnam. Para ello, debía monopolizar espectro informativo (algo que podía manipular comodamente en occidente) pero que se le complicaba dentro de Iraq y la región. Prueba de esto último se vio con la aparición de agencias alternativas de información de la resistencia iraquí que con medios como “Mafkarat Al Islam”,” Islamomemo”, “Al Hanein” y “Al Basrah” –hoy todas desactivadas- que mediante pasquines de papel como desde sitios de internet, reportaban sus acciones tanto desde Iraq como desde otros países.

Pero antes de que las tropas de infantería y las brigadas blindadas anglosajonas tomaran contacto con lo iraquíes, los medios locales y árabes de la región como la cadena qatarí “Al Jazeera” trasmitían en vivo desde varios puntos del frente, demostrando que las tropas de Saddam estaban preparadas y moralmente fuertes para recibir a los invasores.

Un Humvee estadounidense destruido por un explosivo improvisado

Al mismo tiempo en Bagdad, el mismo Saddam Hussein sabía que la aviación y los misiles crucero “Tomahawk” estadounidenses, silenciarían las estaciones de radio y destruirían las terminales eléctricas para inutlizar todas las comunicaciones del país. Para ese entonces los estrategas militares iraquíes, los “Fedayin” y los jefes de los “Comité de los Muyahidines” ya tenían delineado un plan contingente de batalla, dentro del cual se incluía cómo mantener las comunicaciones y la propaganda, para enfrentar al inevitable invasor. Igualmente algunos canales oficiales de la televisión iraquí pudieron seguir trasmitiendo en medio de los primeros enfrentamientos en el conourbano de Bagdad despertando la histeria de los generales del Pentágono que veían como la televisión iraquí mostraba sus tanques “M1-Abrams” destruidos por las defensas, ardiendo en las carreteras de ingreso a la capital. Igualmente, con el paso de las semanas y causando miles de bajas civiles, los aviones silenciaron todas las estaciones.

Para el 9 de abril las tropas angloestadounidenses –gracias a la cooperación de algunos oficiales iraquíes comprados por la CIA-  se hacían con el control parcial de Bagdad, algo que fue presentado por los medios (FOX, CNN, BBC y otros) como un triunfo y el final de las operaciones aunque, las batallas continuaban en los alrededores ¿Qué era lo que realmente estaba pasando? Para el mes de mayo y en medio de un escenificado triunfalismo Bush anunciaría el final de las operaciones de combate, otra de las grandes mentiras históricas que su administración y el mismo EEUU nunca supieron explicar. Y es que pese a que el ejército regular iraquí y la Guardia Republicana se habían evaporado del terreno, los combates continuaban bajo una nueva dinámica que la Casa Blanca y sus militares no podría ignorar y mucho menos reconocer.

Para ello, la CIA, la NSA y sus colegas británicos e israelíes pusieron en marcha todo tipo de tácticas sucias y operaciones distractivas para reducir el impacto de las bajas y las pérdidas materiales que los invasores tuvieron y seguirían teniendo desde las primeras horas de atravesar el territorio iraquí. 
Había que silenciar a como fuera y de cualquier modo cualquier fuente informativa que revelara estos hechos. Pese a ello, muchos eventos no pudieron ser ocultados y al salir a la luz, cuestionaron no solo la veracidad de lo que informaban los voceros del Pentágono sino, la legitimidad y la legalidad de lo que se estaba haciendo.

Una vez que los estadounidenses consolidaron su ocupación con la instalación de una Administración Provisional encabezada por el burócrata Paul Bremer, debieron comenzar a lidiar con la resistencia política  y militar que los diversos grupos  iraquíes presentaban con masivas manifestaciones callejeras y emboscadas que se organizaban en todo el territorio. A la primera los invasores simplemente las aplastaron a fuego limpio no dejando otra alternativa a los ciudadanos iraquíes que optar por la lucha armada. 
Sumado a ello, los iraquíes implementaron una muy dinámica e inteligente red de información y comunicaciones que mediante sitios de internet como Al Basrah  y Al Rafidan dejo a la vista del mundo las atrocidades que –como las torturas, abusos y violaciones en Abu-Graib, Campo Bucca entre muchos otros sitios negros- se estaban cometiendo contra la población y a su vez que los invasores eran más vulnerables de lo que querían reconocer  y estaban sufriendo durísimas pérdidas humanas y materiales.

De este modo tanto la inteligencia militar, la CIA y sus colaboradores  locales (iraquíes sobornados o presionados por amenazas) pusieron a rodar la estrategia del silenciador estructurada mediante  variadas tácticas de ocultamiento y desinformación que fueron desde  el secuestro, desaparición y el asesinato –muy discretamente ejecutados- de periodistas y divulgadores iraquíes, pasando por la creación de falsos informes de impostados sitios de la resistencia orquestando la creación de supuestos grupos de la resistencia que (como Al Qaeda-Iraq) ejecutaban brutales atentados contra diversos sectores de la comunidad iraquí.

En fin, desde el inicio de la agresión en 2003 hasta la retirada del grueso de las tropas en 2011, los estadounidenses se basaron en mentiras y para tratar de perpetuarlas implementaron una estrategia siniestra y coherente que en su tenebrosa funcionalidad se asemejo al silenciador de la pistola de un asesino.

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