EN LA MIRA
“G-20 Y ¿EL REGRESO AL PRIMER MUNDO?”
Entre la ilusión y la estupidez. Qué es lo que realmente puede significar el desarrollo de esta cumbre y a quiénes realmente beneficia
Por
Charles H. Slim
Hace casi
ya treinta años atrás la Argentina entraba en un nuevo ciclo de su vida
política, insertándose supuesta-
mente en
lo que el gobierno de Carlos Saúl Menem llamaba el “Primer mundo”, donde –supuestamente- tienen cabida los países competitivos,
confiables y desarrollados que se enriquecen a base de sus economías pujantes y
de expansión. No hizo falta mucho tiempo para ver lo que significaba aquello y
las consecuencias de aspirar a esa categoría. Aquellos no eran ni competitivos,
menos aún confiables y su desarrollo real se basa en la expoliación a mano
armada sobre los recursos ajenos (Primera guerra del Golfo 1991). Los supuestos
beneficios de ser obsecuente con EEUU y Gran Bretaña dejó un país
desindustrializado, en vías de desarme y más endeudado.
Hoy el
escenario se repite solo que matizado con las actuales circunstancias que
encuentran al país en una verdadera encrucijada político-social y económica que
lleva a cuestionar su propia supervivencia como un estado soberano. Si la
situación del país ya venía siendo endeble tras doce años de políticas
internamente desintegrativas de un gobierno inepto, la toma de deuda al FMI
para garantizar el pago de deuda a los tenedores de bonos internacionales, lo
ha empeorado a los niveles más críticos.
La
celebración de la próxima cumbre del G-20 en Buenos Aires ha sido presentada
por el mismo presidente Macri y los medios obsecuentes, como una señal de
respaldo del mundo al proceso de reordenamiento que su gobierno estaría
imprimiendo a la situación del país. Este punto de vista no sería tan chocante
sino fuera visible la real situación en la que se halla tanto el estado internamente
(particularmente en su situación de la economía doméstica), como su delicada
situación geopolítica caracterizada por el irresuelto problema de la ocupación
británica en el Atlántico sur y la injerencia de fuerzas militares y de
inteligencia externas dentro del territorio continental.
Con este contexto,
hablar de cooperación destinada a desbloquear las tensiones comerciales que
afecta a varios de los miembros del grupo, claramente no es aplicable a las
relaciones entre Buenos Aires Londres, más allá de los escandalosos y
obsecuentes gestos por agradar a “Downing Street 10”. En este último sentido, la muy rechazada
táctica del gobierno de borrar de los mapas oficiales a las islas Malvinas para
no molestar a Londres no ayudara a borrar ni menos aún resolver lo que los
británicos han hecho y siguen haciendo en la región (Como es, la explotación
ilegitima de la pesca, la exploración minera ilegal y cobro de canon de paso
por mares australes).
Similar o
tal vez peor que Menem, el actual gobierno impulsa una política de “no país” en
la que no existe la más mínima critica u oposición a las directivas que desde
los centros de poder a los que ideológicamente adscribe. La influencia de
políticas ajenas a los intereses nacionales, subyacen en forma escandalosa sin
que ello despierte más que algún insulto o declaraciones meramente actuadas de
personajes del insípido campo nacional. Esto último puede comprobarse a simple
vista con las fiestas que ocasionalmente se realizan en las embajadas de EEUU,
Gran Bretaña e Israel convertidas en verdaderas pasarelas de besa manos de los
políticos locales.
Como se
sabe, Argentina no está en capacidad de proveer seguridad al evento y desde la
asunción de Macri ya se habían acordado el despliegue de grupos de tareas
(inteligencia) y fuerzas militares extranjeras bajo el pretexto de proteger a
los mandatarios, quienes podrían verse amenazados por el peligro terrorista. Ya
hemos visto como en la última semana un informe de inteligencia advierte de un
posible acto terrorista contra la primer ministro Theresa May; que conveniente
¿No?.
En el
campo financiero, el país es una bomba a punto de estallar y para colmo, los
“expertos” que deben desarmarla –al
parecer- han cortado el cable equivocado con lo cual, pese a que el reloj
del detonador ya no funciona la bomba aún continua activada (Crisis cambiaria).
Aunque varios de los críticos de ayer
hoy aplauden su solicitud de fondos al FMI, aún no se han calmado los remesones
cambiarios y el dólar podría saltar en solo unos días por encima de los 40
pesos agravando aún más la ya
insoportable inflación. Si Mauricio Macri ha creído que pidiendo un préstamo
usurario al FMI sacaría de apuros a su país ciertamente deberían enviarlo a un
psiquiatra salvo que, ello haya sido una decisión deliberada, teniendo como
verdaderos beneficiarios de este préstamo no al país y a sus habitantes sino, a
los tenedores de bonos que encima no son argentinos. En este último sentido, los únicos que se
benefician de estos negocios financieros que sustentan a los corruptos que
secundan al gobierno, son la “cleptocracia” que –amparada por las administraciones de la Casa Blanca- dirige los
asuntos desde Wall Street.
Es por
ello, que la próxima cumbre G-20 que se desarrollara en Buenos Aires, no es
ninguna ventaja o trae consigo algún beneficio real para los intereses
argentinos, sino y tal vez todo lo contrario, traiga una catarata de
consecuencias producto de algún globo de ensayo a probar en suelo argentino.