lunes, 7 de marzo de 2022

 

“EL OPORTUNISTA”

¿Para qué el premier israelí Naftali Bennett viajó tan presuroso a Moscú? Cuando la mezquindad se disfraza de benevolencia.

 

Por Dany Smith

Mientras la opinión pública mundial sigue bajo la contraofensiva informativa de Washington y sus socios de la OTAN, otros aprovechan las circunstancias para llevar agua a su molino. Uno de ellos es Israel quien no dejara pasar la oportunidad para sacar beneficios de la crisis. Como dice el dicho “a río revuelto ganancia de pescadores”.

El anuncio del viaje del primer ministro israelí Naftali Bennett a Moscú para reunirse con Vladimir Putin y tratar el tema de Ucrania pone en evidencia esto. Para Tel Aviv hay mucho en juego con la actual situación en la que se ve sumergida el gobierno de Putin y como un socio importante de Irán y el protector de Siria, Rusia ha sido un obstáculo para las aspiraciones geopoliticas de Israel en el Oriente Medio.

Desde la postura oficial y para los medios, la visita de Bennett fue en búsqueda de la mediación pero, desde una observación crítica y viendo los antecedentes e intereses contemporáneos existentes, hay claras intensiones de Israel por buscar la salida de Rusia de Siria y asegurarse de que de alguna forma, abandone sus tratos y negocios con la república Islámica de Irán. Sin dudas el momento no podría ser mejor aunque los israelíes saben que Vladimir Putin no es cualquier estadista y mucho menos lo es de un país intrascendente.

Incluso tras esas dos horas y media que duró la reunión, Putin le habría dejado bien en claro cuáles son los motivos para la operación lanzada y cuáles son los objetivos a concretar. Desde una mirada completamente ignorante de la opinión pública occidental, se trató de un intento del mandatario israelí por hacer entrar en razones a su homologo ruso pero hay todo un trasfondo mucho más complejo y oscuro que en parte involucra a Israel y es por eso que entra en escena.

Desde hace tiempo que desde EEUU se vienen gestando operaciones contra los países del este (de la ex URSS) y de forma general sobre toda Eurasia, orientadas a construir un cerco en rededor de Rusia. Las vías para ello son múltiples, pero podríamos reducirlas a dos: El activismo supuestamente pedagógico y desinteresado mediante ONGs que culminan en “revoluciones de colores” y el uso de la subversión extrema (Terrorismo). A simple vista se suele de decir “es EEUU quien está involucrado” pero ello es una generalización errónea ya que para ser exactos quienes están envueltos y comprometidos con todo esto son sus administraciones (tanto republicanas como demócratas) y puntuales socios que operan desde el ámbito privado encubiertos con convenientes máscaras societarias (USAID, la National Endowment ‎for Democracy -NED- y el US Institute for Peace entre los más destacados).

En realidad, Putin no le diría nada que Bennett y su elite sionista no sepan. Ucrania se halla bajo un gobierno filonazi que desde 2014 había degradado a los ciudadanos de origen ruso a una subcategoría privándoles de reconocerles los derechos que todos los ciudadanos ucranianos tienen garantizados en su constitución. Sumado a ello, la persecución y el intento del estado por consolidar estas políticas en Donetsk y Lugansk llevó a que sus pobladores se levantaran en armas para protegerse de un gobierno extraño y hostil plantado mediante el golpe de estado fomentado y dirigido por Washington y la UE.

Sin dudas que Bennett no trato de condicionar a Putin alegando la condición de judío de Zelensky o expresiones similares para intentar manipularle. Para Putin y el estado ruso la condición religiosa del mandatario ucraniano no tiene nada que ver en esto, pero los sionistas a nivel internacional (entre ellos los argentinos) han tratado de hacerlo parecer aquello como algo gravitante pintando al mandatario ruso como el nuevo Hitler. Tal vez esto funcione con la propaganda efectista que los medios llevan adelante sobre la opinión pública en el hemisferio occidental, pero con Rusia no.

Si Bennett pretendiera ir por esa vía simplemente no sabrá como salir. Precisamente el estado ucraniano desde 2014 había sido colonizado por esos sectores de la ultraderecha colocados por una planificación de sectores vinculados muy estrechamente con la oligarquía de la comunidad judía ucraniana, la estadounidense y finalmente a Israel. Que los matones de “Pradvi Sektor” tuvieran la ideología nazi no fue un inconveniente para que el “Mossad” y sus colegas angloestadounidenses cooperaran en el golpe de estado de Febrero de 2014. La utilidad y el realismo está por encima del folklore mediático.

Y si eso no bastara, Bennett no podría explicar cuáles fueron las incumbencias de su predecesor Benjamín Netanyahu y su administración justamente en momentos en que se produjeron los hechos.

Putin le habría dejado bien en claro a su par, que no frenara sus operaciones hasta que no se desarme todo ese andamiaje que responde precisamente a una estructura globalista montada en parte por la secta de los “Straussianos”[1] conformada por reconocidos sionistas angloestadounidenses (como Paul Wolfowitz, Gary Schmitt, Richard Perle, Robert Kagan, Victoria Nuland, Abraham Shulsky entre muchos otros) que a su vez se halla estrechamente ligada a los neoconservadores en Washington. Dos proyectos de estos exponentes que tuvieron nefastas consecuencias para la paz global fueron el Project for the New American Century  -PNAC- de 1994 y el  informe redactado en el ámbito del Institute for Advanced Strategic and Political Studies (IASPS) que preveía nada menos “asesinar a Yasser Arafat”, invadir Iraq  y deshacerse de los palestinos enviándolos allí.

Al mismo tiempo, estos sectores son los mismos que generaron la doctrina de la “guerra permanente” que llevo a el intervencionismo militar (consolidada mediante la doctrina Rumsfeld-Cebrowsky) usando a los derechos humanos como plafón para encubrir sus verdaderos objetivos.  Si Bennett trató de manipular a Putin por ese costado, sin dudas volvió con las manos vacías.

Bajo todas estas consideraciones, suena muy risible las arengas de la administración de Biden de investigar los posibles casos de crímenes de guerra que pueda cometer Rusia en Ucrania.

La decisión de Vladimir Putin no se basa en una mera conveniencia personal o electoralista como a la que acostumbran apelar sus colegas occidentales (tanto en EEUU, Gran Bretaña o Francia). Los altos intereses estratégicos de Rusia se ven comprometidos con este estado de cosas a pocos minutos de Moscú y del cual la OTAN pretende beneficiarse; entonces ¿Por qué Vladimir Putin debería abandonar la seguridad estratégica de su nación y de su pueblo ante los enjuagues políticos de estos sectores intrigistas que hacen de la OTAN su instrumento de dominación global?



[1] Corriente filosófica y política elaborada por el filosofo germano-estadounidense de origen judío Leo Strauss quien entre otras elaboraciones intelectuales fue el sustentador del engaño en la política mediante el romántico eufemismo del “noble engaño”.

viernes, 4 de marzo de 2022

 

“BEHIND THE LINES”

 

What is really going on in the Ukrainian terrain?

 

By Sir Charlattam

Even before Vladimir Putin ordered the mobilisation of his troops around Ukraine's borders, irregular groups were already being trained under the direction of Western advisors to carry out their death raids on populations in the Donbass region.

It was an open secret but very well hushed up by the Western corporate media. In fact, it was not news that Western government agency types were actively involved with the Ukrainian Armed Forces and their intelligence services, not at all. Nor was it a surprise that mercenaries from private US companies such as "Academy" were detected recruiting all kinds of thugs and scum, even of other nationalities, into their ranks.

Today these groups are operating alongside the neo-Nazi gangs of “Azov” and “Aidar” battalions and other irregular groups especially in the south in major cities like “Mariupol” and “Irpen”, where these groups are using civilians as human shields. Nor should we forget that the genius Zelensky ordered the release of criminals from prisons who were also given weapons so that as “patriots” they would defend their country. Reliable sources have confirmed to us that these elements have murdered entire families including their dogs when they wanted to escape from the cities. It is amusing to listen to certain media that participate in the propaganda of Zelensky's government as they replicate false data and absurd set-ups.

The big Hollywood performances of European politicians with EU security chief Joseph Borrell leading the way, promising to donate obsolete fighter jets for the Ukrainians to take on the mighty Sukhoi SU-25 and 24 Russians, have only demonstrated their acute opportunism in seeking media stardom. Those who most help to confuse what is really going on are Zelensky's government loyalists by revealing that the supposed effectiveness in stopping the Russians is not so real.

Quite the contrary. The cooperation between the Russian army and the LPR and DPR militias has been very successful and in several locations in western Donbass they have even been assisted by the local police in getting civilians out of the battle zones. Did you see this on CNN or the BBC, or perhaps the DW?

Nor will you see on these media the amount of weapons and equipment provided by the Americans and the British that have been captured by Russian forces. According to reliable sources, several deliveries of these shipments have ended up failing under sabotage operations by Russian GRU specialists who benefit from the weather.

Nor will you see many of the Ukrainian armoured vehicles disabled or simply destroyed on back roads. That would be too bad for NATO's propaganda. 

The progress of Russian forces is not rapid but neither has it slowed. Deployment on the ground has led commanders to reconsider some objectives and, in the process, to bide their time. This was the case with the capture of the “Zaporozhye” nuclear power plant (NPP), the largest in Europe, and in doing so, they have secured control of one of Ukraine's most important power plants.

For hours, the Western media and its repeaters tried to counter this strategic loss by creating a delusional narrative of “Putin wants another Chernobyl” or “creating a nuclear crisis” or that “Putin wanted to create nuclear terrorism”, clearly stupidity.

With that, it matters little that Elon Mask or Silicon Valley itself delivered equipment (Hardware) to them to have satellite internet as they have been boasting in the Western media which do not say, that this service is being monitored by intelligence and in many cases used as a marker.

In contrast to the romantic and ridiculous triumphalism manufactured by the Western media and disseminated by their South American minions, the regular nationalist forces trying to stop the Russian units are showing fatigue and are also carrying losses of initiative to continue fighting. Although CNN and its partners do not say so, reports on the ground show many civilian militia and Ukrainian army regulars surrendering.

Behind the apparent slow progress of operations and the uncertainty surrounding the siege of Kiev are the consolidated steps of the Russian army, which according to reliable sources is already operating with special units within the very center of the capital.

 

 

jueves, 3 de marzo de 2022

 

“DE RASEROS DOBLES”

Por qué no son creíbles las manifestaciones pro-ucranianas de los medios occidentales. La pregunta que estos sectores de la hipocresía no quieren responder ¿Quién tiene más muertos escondidos en el placard?

 

Por Charles H. Slim

Cuantas veces habrá usted escuchado este término en lo que hace la política exterior norteamericana. Cuantas veces habremos oído a diferentes administraciones de la Casa Blanca, justificar lo injustificable y al mismo tiempo tolerado y maquillado por los medios de cada momento.

Hoy vemos como la administración de Joe Biden se desgarra las vestiduras por la incursión rusa sobre Ucrania y se olvida de su larga política de agresión y de invasiones apenas unos años antes contra el mundo árabe islámico. A diferencia del gran circo y propaganda que hoy vemos en los medios occidentales, particularmente en los que replican de forma simplona algunos medios argentinos, no vimos el mismo ardor para condenar violaciones a la ley internacional por parte de EEUU y sus aliados.

No se trata de justificar la invasión rusa ni nada por el estilo, solo hay que poner en consideración cómo se tratan a unos casos y cómo se trata a otros cuando se trasgrede la ley internacional. En lo que hace a la guerra en Europa no empezó hace una semana (como dijo Boris Johnson), hace ocho largos años que estaba en curso, pero ni Washington ni Londres dijeron nada. A primera vista se advierte una notable desigualdad, la hipocresía y una perniciosa parcialidad para condenar y ejercer medidas punitivas contra los agresores según sea el caso. En lo referente a los medios argentinos de clara tendencia anglófila y atlantista además de la hipocresía que les caracteriza debemos sumar la ignorancia que los lleva a hablar con total desconocimiento y liviandad.

Haciendo tan solo un poco de historia recordemos al gran protegido de occidente, el estado de Israel que tras invadir dos veces el Líbano en 1978 y en 1982, además de las bestialidades cometidas contra la población civil libanesa decidió quedarse por veinte años ocupando una franja de territorio al sur sin que ello hubiera despertado la indignación de Washington y mucho menos de la OTAN. Por el contrario, los israelíes recibían ayuda militar, financiera y cobertura diplomática para sostenerse en esa situación.

Cuando Argentina hizo valer su derecho a reivindicar sus legítimos derechos sobre las islas Malvinas en abril de 1982, el supuesto aliado continental que era EEUU violo su obligación de poner en marcha el Tratado de Asistencia Recíproca TIAR y no contento con ello junto a la OTAN, dio cobertura de inteligencia y suministro de armas a Gran Bretaña. Aún resuenan en muchos argentinos aquellas supuestas gestiones de paz del Secretario de Estado norteamericano James Baker quien decía una cosa en La Casa Rosada y luego otra muy distinta a Margaret Thatcher en “Downing Street 10”. Sumado a esto, el país sudamericano debió soportar el bloqueo económico de la entonces Comunidad Económico Europea (CEE), el escarnio informativo de la prensa pro-británica y las presiones que ello imprimió sobre la estabilidad socio-económica del país.

Un año después en 1983, EEUU invade la pequeña isla de Granada bajo los pretextos de proteger a los ciudadanos estadounidenses de la isla y asegurar “la democracia” contra la amenaza comunista de Cuba. Tampoco se hizo nada desde la ONU para condenar este accionar que causó muertos civiles y hoy solo es una pequeña anécdota en el cajón de los recuerdos de las violaciones al derecho internacional por parte de Washington.

Tal como sucede en la actualidad con los atlantistas y anglófilos, los gobiernos latinoamericanos que se hallaban alineados a Washington y mucho menos las organizaciones regionales como la OEA se atrevieron a condenar y mucho menos a poner en marcha alguna medida de boicot o sanciones económicas y comerciales contra EEUU que demostrara su compromiso o preocupación por el respeto a la ley internacional ante semejante violación a la soberanía de esa isla caribeña.

Seis años después, en 1989 los EEUU meses después de que el ex jefe de la CIA George H. Bush llega a la Casa Blanca, decide que su viejo amigo y socio en los negocios de la “agencia”, el General Manuel Noriega, ya no era de utilidad y por el contrario representaba un peligro para su propia estabilidad política ya que conocía los oscuros y sucios pormenores de las actividades de la CIA en épocas bajo su dirección implicando temas tan molestos y embarazosos como el financiamiento mediante el tráfico de drogas y la venta de armas (Irán-Contras). Fue así como y bajo los argumentos de siempre, EEUU invade Panamá causando muerte y destrucción. Aquí tampoco hubo una condena de los organismos regionales e internacionales y mucho menos, compensaciones de guerra para las víctimas.

En 1990 tras la invasión de Iraq a Kuwait, EEUU apoyado en intereses estratégicos propios (no de Kuwait o de sus ciudadanos) sobreactuó la crisis y llevó a que Naciones Unidas le proporcionara la cobertura jurídica para condenar la acción de Bagdad y al mismo tiempo, legalizar mediante un ULTIMATUM, el inicio de una de las guerras más desastrosas de fin del siglo XX (con más de 200.000 civiles muertos). Pese a las cruentas consecuencias de sus bombardeos sobre las ciudades iraquíes y la comprobada falta de discrecionalidad para proteger a los civiles, Naciones Unidas permaneció en silencio, como así también la llamada “Comunidad Internacional”.

Más cerca en el tiempo y como continuación de aquella guerra, el desvergonzado montaje de Washington y Londres para justificar la invasión a Iraq en 2003 no solo era un acto claramente condenable por la “Comunidad Internacional” sino también, jurídicamente demandable por las luctuosas consecuencias que dicho acto y la posterior ocupación trajo para la población iraquí (torturas, violaciones y ejecuciones). Aquí la resistencia iraquí fue desvirtuada por los medios y caprichosamente (en favor de los invasores) bautizada como “terrorista”. Asimismo, lamentablemente también fuimos testigos del odioso relativismo en el valor humanidad de los árabes iraquíes que dicho sea de paso no es nada nuevo, si vemos las atrocidades que el estado de Israel (sustentado por EEUU) comete contra la población semita palestina.    

En 2010, tras una injerencia silenciosa en todo el norte de África de las agencias de inteligencia británica, francesa e italiana (OTAN) llevaron a cabo -bajo la dirección de Washington- la desestabilización política sobre Egipto y Libia, ensañándose particularmente con éste último donde la OTAN con la cobertura tendenciosa de los medios y plataformas de redes sociales occidentales -operando como medios de propaganda y agitación- y la cooperación de falsas agrupaciones “jihadistas” (conformadas por delincuentes y mercenarios) financiadas por las corruptas monarquías del golfo derrocaron a su gobierno y sumieron al país en la miseria y el caos que perdura hasta el presente.

Hasta el día de hoy, no se ha mostrado voluntad seria en llevar ante las instancias penales internacionales a todos los responsables de esta larga lista de crímenes de guerra y lesa humanidad. Incluso, tras la erradicación de ISIS en Iraq en 2017 y la puesta a disposición de la jurisdicción de “La Haya” de varios de sus miembros no encuentra ánimo en querer procesarlos ya que, hay temores (y muy fundados) a que revelen las incumbencias de las potencias intervinientes, especialmente de EEUU.

En 2014 tras agitar en Ucrania, Washington (por intermedio de la Subsecretaria Victoria Nuland) conspiro junto a sus socios para derribar al gobierno de Yarnucovich y tras ese evento sangriento (para nada democrático y espontaneo) comenzó la persecución y la resistencia de los ciudadanos rusoparlantes de ese país. Durante ocho años y de forma subrepticia Washington y los británicos habían estado cooperando con las agrupaciones neonazis como “Pravdi Sektor” mientras que los pobladores del Donbass pudieron resistir con la ayuda de los chechenos y de otros voluntarios extranjeros que se unieron a las milicias independentistas de Donetsk y Lugansk.

En lo que sucedía en Donbass con sus pobladores, poco o nada les importaba a los medios occidentales y mucho menos, cuando EEUU y sus aliados eran pillados in fraganti operando en Kiev. Es por eso que las actuales reacciones sobreactuadas de los medios occidentales no son creíbles y más que ayudar a los ucranianos (como órganos de propaganda), solo benefician la posición política de la OTAN.

Pero las fuentes reales en el terreno, es decir, aquellas que están detrás y muy lejos de las cámaras de los noticieros tendenciosos de occidente, informan una situación muy diferente a la teatralizada y es cuestión de tiempo para que los ucranianos y los espectadores extranjeros queden con la boca abierta cuando adviertan que hace días que la suerte de Ucrania estaba echada y será allí muy interesante ver que es lo que Washington y sus socios van hacer al respecto.

lunes, 28 de febrero de 2022

 

“BALCANIZACION O

MUERTE”

Desde el realismo político ¿Cuál puede ser el destino de Ucrania?


Por Charles H. Slim

Las consecuencias de la incursión rusa sobre Ucrania no se detendrán aún. Occidente (entiéndase EEUU, Gran Bretaña y la UE) han lanzado su propia contraofensiva financiera contra Rusia demostrando el alcance y poder del sistema financiero dirigido desde Wall Street. El objetivo de esto, es descalabrar económicamente al pueblo y al gobierno ruso de Vladimir Putin pero aún no están seguros de su eficacia.

La anglofilia argentina aplaude con algarabía esta situación mientras desde sus medios continúan sus declamaciones antirusas y descalificaciones personales contra el presidente Vladimir Putin con comparaciones históricas tiradas de los pelos y fuera de lugar. Al mismo tiempo y como no podía ser de otra forma mostraron su conformidad con las declaraciones del canciller argentino ante Naciones Unidas condenando a Rusia, dejando en evidencia la condicionalidad y debilidad del estado argentino. Porque ¿Acaso creen que esa condena ha sido espontánea o surgida de la propia convicción del gobierno? La situación económica del país y su subordinada situación ante el FMI (que es lo mismo que decir Departamento del Tesoro) no le deja chances.  

Pero estos sectores que tan bien se avienen a señalar con el dedo autocracias, autócratas sin recordar el largo prontuario nada democrático de Washington y Londres, tratan de disfrazar las implicancias (directas e indirectas) que estos mismos han tenido en la actual situación en Ucrania. Para simplificarlo, no saben nada o poco les interesa hablar del contexto de la situación.

Las negociaciones que por estos momentos se llevan en Gömel, Bielorusia abordarían este contexto en el cual occidente es el principal protagonista y es por ello, condicionara sensiblemente la postura de Volodymyr Zelensky.  Su actuación se verá claramente limitada a las condiciones de sus benefactores de la OTAN por lo que, como buen actor, deberá aprenderse el libreto que le entreguen.

Pero aunque muchos anglófilos argentinos confían en las presiones económico-financieras contra Rusia, no sucede lo mismo con sus propios popes en los centros de poder. En el Pentágono y en la sede de la OTAN en Bruselas se viven horas de nerviosismo extremo ya que tratan de evaluar cómo podrían contra restar una respuesta nuclear de Rusia si las presiones financieras llegan a poner en riesgo la estabilidad e integridad de Rusia.

La firma del decreto en el que Putin ordena el estado de alerta para sus fuerzas estratégicas no es una mera actuación burocrática ya que con ello se pone en movimiento una gigantesca infraestructura militar que implican activar los sistemas de misiles intercontinentales (hipersónicos) y alistamiento de los bombarderos estratégicos nucleares.

En estas consideraciones no hay lugar para las rumiaciones de los charlatanes y medios argentinos pagados por el conglomerado de medios angloestadounidense. Incluso estos, no parecen haber advertido que si en realidad Washington, Londres y Bruselas tuvieran la capacidad real para frenar a la Federación rusa o deshacerse de Vladimir Putin (como lo hicieron en otras ocasiones) no se habrían detenido para llevarlo a cabo.

El realismo se impone y es de suponer que Ucrania en su situación geopolítica y su conformación geográfica no será la misma e incluso, no tendrá el mismo gobierno. Tampoco será el final del conflicto aunque si hay que decirlo, habrá un obligado alto al fuego aunque (viendo las fragmentación interna preexistente dentro de Ucrania) habrá que ver si es respetado. La existencia sobre el terreno de agrupaciones irregulares y otros elementos que persiguen desatar una guerra hibrida, complicará aún más la seguridad regional. Esto último implicaría una posible “balcanización” del territorio ucraniano conllevando a una solución que fragmentara territorialmente a Ucrania entre un sector al oeste apoyado por occidente y otro al este bajo la protección de Rusia.

domingo, 27 de febrero de 2022

 

 

“LA DOCTRINA PUTIN”

Una decisión difícil con duras consecuencias políticas para Vladimir Putin pero que igualmente sentará las bases de una seguridad previsible y duradera para Rusia

Por Dany Smith

Mas allá de los divagues y los prejuicios que se han estado ventilando por los medios occidentales, lo ocurrido en Ucrania responde a una lógica ante ocho años de inestabilidad y a intereses centenarios de una Rusia tras pasar etapas críticas en su historia política contemporánea, sabe muy bien cuál es su posición geopolítica en el actual contexto global y en este sentido no dudara en mantenerla.

Desde la caída de la URSS en 1991, Washington lejos de respetar sus acuerdos de no extender la OTAN más allá de la Alemania reunificada, hizo todo lo contrario y aprovechando la crisis socio-económico-financiera en la que Rusia se hundiría por más de una década, fue introduciéndose en la Europa del este.

Sumado a ello, la ineptitud de Boris Yeltsin y un gabinete participe en la corrupción generalizada de esos momentos, hacían un cuadro muy propicio y oportuno para que los norteamericanos y sus colegas británicos se pusieran manos a la obra para moverse con libertad dentro de las ex repúblicas soviéticas, muchas de ellas sacudidas por el caos de la guerra civil que en varios casos fueron inflamadas por aquella intromisión.

Curiosamente, la intromisión de la OTAN en la ex Yugoslavia con sus indiscriminados bombardeos sobre Belgrado en 1999 fueron el broche de oro de esa política y la muestra de lo que replicarían en el futuro inmediato.

Hoy por hoy la administración demócrata de Biden pretende retomar el papel del “cowboy del oeste” tal como lo hicieron los Bush pero comenzó con el pie izquierdo y termino tropezando con la humillante retirada de Afganistán, el creciente y masivo rechazo en Iraq y los fracasos de las acciones subversivas tramadas (mediante la Corporación RAND) en el Cáucaso en especial sobre Kazajistán. Como parte del partido de la guerra y de los neocon, Biden y su gente necesitan de la OTAN para continuar con su carrera por la expansión y el mantenimiento de la hegemonía global (político-económico y financiera) y parte de ese plan involucra necesariamente a Ucrania.

Tras el sangriento golpe de estado (bajo el formato de revolución de color) de febrero de 2014, detrás del cual estuvo Washington (Obama, Kerry y Nuland) y del cual el mismo Biden estuvo al tanto, Ucrania paso a estar bajo el comando de la ultraderecha, una filiación ideológica con la cual EEUU y sus socios parecen llevarse muy bien. Para llegar a esas instancias, no hay que olvidar que estos sectores fueron discretamente apoyados (además de los estadounidenses y británicos) por actores similares de la extrema derecha alemana, polaca e israelí. Esto a cuento de la ignorancia y en algunos casos la malicia de ciertos informadores argentinos que (amparándose en su condición religiosa) trataron de desacreditar las acusaciones de Putin sobre el componente político filonazi en Kiev. Que Zelensky sea judío no dice nada y con solo ver cuáles han sido y siguen siendo las brutales y continuas acciones de Tel Aviv contra la población palestina (en especial la de la Franja de Gaza) se puede notar la paridad y la coincidencia existente entre los racistas de la ultraderecha cristiana europea y los sionistas israelíes (tanto judíos como no judíos).

Precisamente no hay que olvidar como un sector de los oligarcas judíos ucranianos (algunos amigos del entonces Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu) financiaron a grupos de choque que entre otros crímenes rusofobos, fueron los artífices de quemar vivos a muchos ucranianos en las revueltas callejeras del Maidan.

Esos mismos extremistas tomaron fuerza y desde 2014 controlan el estado de Ucrania. Desde ese entonces, los derechos de los ucranianos de ascendencia rusa, los rusoparlantes y cualquier otro que tuviera simpatía con Rusia fueron marginados mediante políticas y leyes segregacionistas. Ser detectado en las calles con un cintillo rojo amarillo era motivo suficiente para ser apaleado. Así fue como los habitantes del este profundo en Donbass decidieron que no respetarían ese Status Quo segregacionista que casualmente, estaba bendecido por Washington y la UE. 

Bajo ese estado de cosas y desde entonces, los constantes bombardeos, los asaltos y los atentados terroristas contra los civiles en Donbass (ignorados por la CNN, BBC y la DW entre otros medios occidentales) obligo a la organización militar para la defensa. A su vez, la ONU demostró su renovada ineficacia por el simple hecho de estar sometida a las presiones y el doble rasero de su “anfitrión” por lo cual, es tiempo de ir pensando en deshacer esta organización que solo sirve para llenar sillas administrativas con culos que pagaron por ese sitial.

Tras ocho años de incertidumbre y ante la sordera de occidente por dar garantías de no extender su alianza militar a Ucrania, el gobierno de Putin reconoció la independencia de Donetsk y Lugansk y de esa manera se les otorgó un estatus para la negociación y establecimiento de acuerdos bilaterales con Rusia. Rápidamente salto uno de los vasallos de la OTAN como lo es el premier turco Recept Tiyip Erdogan para vociferar que eso “era inaceptable”, pero eso no amilanó a Vladimir Putin. Curiosamente, un artefacto (no un misil ni una bomba aérea) explotaría en un barco turco que transitaba por el Mar Negro desatando las sospechas de un probable montaje tendiente a culpar a Rusia.

A partir de ahí en Washington y Londres se daban cuenta que eso ya impedía el objetivo central de que la OTAN pudiera establecerse allí y fue entonces que presionaron a Kiev para que arremetiera con mayor fuerza (usando el equipamiento y los misiles entregados) y decisión contra la el Donbass intensificando los bombardeos.

Para Moscú fue suficiente y viendo lo que Zelensky pretendía el momento de la conclusión había llegado. Tras haber llamado en repetidas veces a Kiev para retornar a los acuerdos de Minsk (en especial Minsk 2) y al saber que EEUU y Gran Bretaña estaban surtiendo de armas y equipos a Ucrania Putin ordena una operación militar para terminar con la situación y dejar en claro que la seguridad de Rusia y sus ciudadanos (incluyendo a los del Donbass) no iban a quedar en la nada.

Tampoco le iba a permitir que Zelensky y a su gente, que siguieran usufructuando del gasoducto que pasa por Ucrania mientras es cómplice con Washington y la UE en el corte del suministro de gas por el gasoducto “Nord Stream 2” que pasa por el Báltico. Si Rusia va a pagar un fuerte precio en su economía por las sanciones también lo pagaran sus adversarios y los socios de ellos.

Por estas horas la FSB ucraniana debería estar quemando todos los archivos de inteligencia que mantiene en los sótanos de sus oficinas del centro de Kiev ya que de caer en manos de los rusos, no solo comprometerían al régimen corrupto del que participaron los cabecillas como Poroshenko y actualmente Zelensky sino a quienes desde aquel febrero de 2014 les beneficiaron como fueron la CIA, el MI6 y la DGSE. Oh si, si llegara a ser capturada la sede de este ministerio sería algo embarazoso y difícil de explicar.

Mientras los medios de occidente pintan la situación como una “guerra de conquista” o incluso la supuesta intención de revivir las viejas políticas expansionistas zaristas, más bien se trata de una incursión limitada a desmantelar y desarmar a una entidad que tras ocho años de haber sido instaurada, alimentada y sustentada por occidente (EEUU, Gran Bretaña y la UE), y liderada por títeres políticos como el actual presidente Zelensky quien creyendo que podía confiarse en las promesas de aquellos benefactores y respaldándose en las capacidades militares de la OTAN, no hallaría una respuesta decisiva del Kremlin. Vladimir Putin opto por cortar de un tajo el nudo gordiano que se le presentaba, pese a las consecuencias que ello le conllevaría pero cumpliendo con el objetivo principal por desmantelar un estado ultranacionalista como el ucraniano parte de la OTAN.

Sin dudas ha sido un error del cual en algún momento Zelensky y sus cercanos deberán dar cuentas salvo, que con la ayuda de Gran Bretaña y EEUU logren huir a tiempo al único lugar donde podrían escabullirse es decir…Alemania.