domingo, 27 de febrero de 2022

 

 

“LA DOCTRINA PUTIN”

Una decisión difícil con duras consecuencias políticas para Vladimir Putin pero que igualmente sentará las bases de una seguridad previsible y duradera para Rusia

Por Dany Smith

Mas allá de los divagues y los prejuicios que se han estado ventilando por los medios occidentales, lo ocurrido en Ucrania responde a una lógica ante ocho años de inestabilidad y a intereses centenarios de una Rusia tras pasar etapas críticas en su historia política contemporánea, sabe muy bien cuál es su posición geopolítica en el actual contexto global y en este sentido no dudara en mantenerla.

Desde la caída de la URSS en 1991, Washington lejos de respetar sus acuerdos de no extender la OTAN más allá de la Alemania reunificada, hizo todo lo contrario y aprovechando la crisis socio-económico-financiera en la que Rusia se hundiría por más de una década, fue introduciéndose en la Europa del este.

Sumado a ello, la ineptitud de Boris Yeltsin y un gabinete participe en la corrupción generalizada de esos momentos, hacían un cuadro muy propicio y oportuno para que los norteamericanos y sus colegas británicos se pusieran manos a la obra para moverse con libertad dentro de las ex repúblicas soviéticas, muchas de ellas sacudidas por el caos de la guerra civil que en varios casos fueron inflamadas por aquella intromisión.

Curiosamente, la intromisión de la OTAN en la ex Yugoslavia con sus indiscriminados bombardeos sobre Belgrado en 1999 fueron el broche de oro de esa política y la muestra de lo que replicarían en el futuro inmediato.

Hoy por hoy la administración demócrata de Biden pretende retomar el papel del “cowboy del oeste” tal como lo hicieron los Bush pero comenzó con el pie izquierdo y termino tropezando con la humillante retirada de Afganistán, el creciente y masivo rechazo en Iraq y los fracasos de las acciones subversivas tramadas (mediante la Corporación RAND) en el Cáucaso en especial sobre Kazajistán. Como parte del partido de la guerra y de los neocon, Biden y su gente necesitan de la OTAN para continuar con su carrera por la expansión y el mantenimiento de la hegemonía global (político-económico y financiera) y parte de ese plan involucra necesariamente a Ucrania.

Tras el sangriento golpe de estado (bajo el formato de revolución de color) de febrero de 2014, detrás del cual estuvo Washington (Obama, Kerry y Nuland) y del cual el mismo Biden estuvo al tanto, Ucrania paso a estar bajo el comando de la ultraderecha, una filiación ideológica con la cual EEUU y sus socios parecen llevarse muy bien. Para llegar a esas instancias, no hay que olvidar que estos sectores fueron discretamente apoyados (además de los estadounidenses y británicos) por actores similares de la extrema derecha alemana, polaca e israelí. Esto a cuento de la ignorancia y en algunos casos la malicia de ciertos informadores argentinos que (amparándose en su condición religiosa) trataron de desacreditar las acusaciones de Putin sobre el componente político filonazi en Kiev. Que Zelensky sea judío no dice nada y con solo ver cuáles han sido y siguen siendo las brutales y continuas acciones de Tel Aviv contra la población palestina (en especial la de la Franja de Gaza) se puede notar la paridad y la coincidencia existente entre los racistas de la ultraderecha cristiana europea y los sionistas israelíes (tanto judíos como no judíos).

Precisamente no hay que olvidar como un sector de los oligarcas judíos ucranianos (algunos amigos del entonces Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu) financiaron a grupos de choque que entre otros crímenes rusofobos, fueron los artífices de quemar vivos a muchos ucranianos en las revueltas callejeras del Maidan.

Esos mismos extremistas tomaron fuerza y desde 2014 controlan el estado de Ucrania. Desde ese entonces, los derechos de los ucranianos de ascendencia rusa, los rusoparlantes y cualquier otro que tuviera simpatía con Rusia fueron marginados mediante políticas y leyes segregacionistas. Ser detectado en las calles con un cintillo rojo amarillo era motivo suficiente para ser apaleado. Así fue como los habitantes del este profundo en Donbass decidieron que no respetarían ese Status Quo segregacionista que casualmente, estaba bendecido por Washington y la UE. 

Bajo ese estado de cosas y desde entonces, los constantes bombardeos, los asaltos y los atentados terroristas contra los civiles en Donbass (ignorados por la CNN, BBC y la DW entre otros medios occidentales) obligo a la organización militar para la defensa. A su vez, la ONU demostró su renovada ineficacia por el simple hecho de estar sometida a las presiones y el doble rasero de su “anfitrión” por lo cual, es tiempo de ir pensando en deshacer esta organización que solo sirve para llenar sillas administrativas con culos que pagaron por ese sitial.

Tras ocho años de incertidumbre y ante la sordera de occidente por dar garantías de no extender su alianza militar a Ucrania, el gobierno de Putin reconoció la independencia de Donetsk y Lugansk y de esa manera se les otorgó un estatus para la negociación y establecimiento de acuerdos bilaterales con Rusia. Rápidamente salto uno de los vasallos de la OTAN como lo es el premier turco Recept Tiyip Erdogan para vociferar que eso “era inaceptable”, pero eso no amilanó a Vladimir Putin. Curiosamente, un artefacto (no un misil ni una bomba aérea) explotaría en un barco turco que transitaba por el Mar Negro desatando las sospechas de un probable montaje tendiente a culpar a Rusia.

A partir de ahí en Washington y Londres se daban cuenta que eso ya impedía el objetivo central de que la OTAN pudiera establecerse allí y fue entonces que presionaron a Kiev para que arremetiera con mayor fuerza (usando el equipamiento y los misiles entregados) y decisión contra la el Donbass intensificando los bombardeos.

Para Moscú fue suficiente y viendo lo que Zelensky pretendía el momento de la conclusión había llegado. Tras haber llamado en repetidas veces a Kiev para retornar a los acuerdos de Minsk (en especial Minsk 2) y al saber que EEUU y Gran Bretaña estaban surtiendo de armas y equipos a Ucrania Putin ordena una operación militar para terminar con la situación y dejar en claro que la seguridad de Rusia y sus ciudadanos (incluyendo a los del Donbass) no iban a quedar en la nada.

Tampoco le iba a permitir que Zelensky y a su gente, que siguieran usufructuando del gasoducto que pasa por Ucrania mientras es cómplice con Washington y la UE en el corte del suministro de gas por el gasoducto “Nord Stream 2” que pasa por el Báltico. Si Rusia va a pagar un fuerte precio en su economía por las sanciones también lo pagaran sus adversarios y los socios de ellos.

Por estas horas la FSB ucraniana debería estar quemando todos los archivos de inteligencia que mantiene en los sótanos de sus oficinas del centro de Kiev ya que de caer en manos de los rusos, no solo comprometerían al régimen corrupto del que participaron los cabecillas como Poroshenko y actualmente Zelensky sino a quienes desde aquel febrero de 2014 les beneficiaron como fueron la CIA, el MI6 y la DGSE. Oh si, si llegara a ser capturada la sede de este ministerio sería algo embarazoso y difícil de explicar.

Mientras los medios de occidente pintan la situación como una “guerra de conquista” o incluso la supuesta intención de revivir las viejas políticas expansionistas zaristas, más bien se trata de una incursión limitada a desmantelar y desarmar a una entidad que tras ocho años de haber sido instaurada, alimentada y sustentada por occidente (EEUU, Gran Bretaña y la UE), y liderada por títeres políticos como el actual presidente Zelensky quien creyendo que podía confiarse en las promesas de aquellos benefactores y respaldándose en las capacidades militares de la OTAN, no hallaría una respuesta decisiva del Kremlin. Vladimir Putin opto por cortar de un tajo el nudo gordiano que se le presentaba, pese a las consecuencias que ello le conllevaría pero cumpliendo con el objetivo principal por desmantelar un estado ultranacionalista como el ucraniano parte de la OTAN.

Sin dudas ha sido un error del cual en algún momento Zelensky y sus cercanos deberán dar cuentas salvo, que con la ayuda de Gran Bretaña y EEUU logren huir a tiempo al único lugar donde podrían escabullirse es decir…Alemania.

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