HIPERINSEGURIDAD ESTATAL
¿Qué tan atrasado está estado argentino? El atraso estatal ¿Es equiparable
a un pueblo atrasado?
Por Charles H. Slim
Se supone que el estado es una concepción contractualista de la relación
política entre los habitantes de un determinado territorio y su gobierno en la
cual, además de la autoridad, debe garantizar servicios básicos para su
subsistencia. Pero más allá de cualquier concepción política, en Argentina el
estado hace tiempo que ha dejado de cumplir con algunos de aquellos servicios convirtiéndose
con el tiempo en una mera bolsa de empleos para amigos, familiares y otras
relaciones.
Hay un
punto en específico en el cual, el estado argentino ha abandonado toda
actividad y esa es la seguridad en toda la regla. No solo las fronteras físicas
de este país (terrestres, aéreas y marítimas) son totalmente porosas, sino también
las cibernéticas. En una idea general se puede decir que la puerta esta abierta
para que sin permiso, entre cualquiera.
Por estos
días ha sido noticia que los archivos digitales de varias dependencias
gubernamentales han sido hackeados evidenciando además del robo de datos, una
situación de indefensión cibernética inadmisible.
En plena
época de lo que algunos llaman “tecnopolaridad” donde la IA toma un papel
protagónico en varios niveles de la vida cotidiana de los estados, la Argentina
aún esta en pañales y a causa de ello vemos su vulnerabilidad en el
ciberespacio. Estamos ante otra consecuencia de la inoperancia y la costumbrista
corrupción de funcionarios y políticas disfuncionales que se han extendido
desde hace 40 años.
La última
de estas acciones se registró en el llamado RENAPER donde alguien filtro a la
red los datos privados de unos 6 millones de personas vinculadas al sistema.
Esto ya venía sucediendo desde hace tiempo, específicamente desde que, por
efecto de la pandemia en 2020 las dependencias del estado tanto federal como
provinciales pusieron a rodar los trámites online, el inicio de los expedientes
digitales y las actuaciones interactivas a distancia por sistemas como ZOOM y
MicroSoft Team entre otros.
Se suponía
que las plataformas informáticas para estas tareas debían ser seguras o contar
con medidas para asegurarlas. Pero en Argentina las suposiciones son una regla
de hierro y hace tiempo que la dejadez es parte de la política de estado. Bajo
esa mentalidad relajada cada gobierno debe haberse cuestionado ¿Para qué vamos
a gastar dinero en esto sino nos va afectar?
Como suele
suceder desde hace décadas, nadie en el gobierno y mucho menos desde la
conducción política tomaron previsiones para planificar y modernizar la
infraestructura cibernética nacional o, como tanto se han llenado la boca los
políticos (especialmente los Kirchneristas), haber apoyado con recursos al
CONICET para centrarse en esta clase de temas. Los argentinos deberían preguntarles
a sus gobernantes ¿Existe una industria tecnológica tendiente a desarrollar
productos y soluciones para la infraestructura critica nacional? La posible
respuesta es de seguro, un largo silencio que tiene varias décadas de
estancamiento en el área.
A ello se
debe sumar, que no se han abocado a dar las herramientas de campo a
especialistas -muchos fugados al exterior- para atender esta clase de actividades
demostrando el severo atraso en la infraestructura cibernética que encima,
depende de la tecnología externa.
Esta claro
que una parte importante de esta anquilosidad de la infraestructura informática
proviene del desfinanciamiento por la tan conocida y extendida corrupción en
los manejos de los recursos económicos y que hoy vemos como se pone en crisis
con las auditorias impulsadas desde el gobierno.
Con esto a
la inseguridad callejera y la tan conocida inseguridad jurídica que espanta a
las inversiones y los emprendimientos de largo plazo se agrega una inseguridad
informática que a estas alturas resulta inadmisible ya que el mundo en las dos
últimas décadas ha estado entrando en una fase acelerada de tecnificación en el
cual la Argentina ha quedado claramente rezagada y para peor, aún gran parte de
su población atrapada en una mentalidad colonizada ejemplificada en vender sus
datos biométricos (los cuales debieran ser invalorables) con la lectura de sus
iris a cualquier corporación sin saber quién o quiénes realmente están detrás.
Por
supuesto que esto (y como señale más arriba) tiene una vinculación económica
referida a la administración de los recursos para la inversión y el desarrollo
destinado a modernizar al estado evidenciando la responsabilidad política de
los gobernantes aunque, los ciudadanos de a pie no pueden como se acá “sacarle
el culo a la jeringa”.
Ciertamente
esta situación es muy grave y solucionarla no será rápida ni barata.
Este atraso
en la infraestructura informática del estado también se extiende obviamente a
las áreas estratégicas como son la seguridad y la defensa que si bien utilizan
sistemas y software extranjeros (complementarios en algunos casos con las
armas) que le dan un marco de operatividad aceptable, siguen siendo atrasados y
ajenos al control de sus usuarios argentinos marcando una dependencia contraria
a cualquier desarrollo y peligrosa a largo plazo a los intereses del estado
nacional.