RULETA RUSA
¿Locura o estupidez? Esa es la disyuntiva que plantea Joe Biden y que debería
ser la cuestión que los estadounidenses deberían dilucidar sobre las políticas exteriores
de su gobierno
Por
Charles H. Slim
¿Cuál es el objetivo
militar en una panadería de Donetsk o en un edificio de apartamentos donde solo
viven familias con niños y ancianos? Esta es una de las tantas preguntas que la
opinión pública global pero especialmente los organismos internacionales como
la ONU deberían formularle a los patrocinadores occidentales que financian y
arman al régimen filonazi de Kiev.
Las cosas
no van nada bien para Volodymyr Zelenski y su gente quienes ante la
desesperación de un frente que se desmorona (en especial en Donetsk, Kupiansk, Advidka
y Zaporiya), han optado por hacer de la táctica del terror la punta de lanza en
sus acciones bélicas. A la par de esto, el occidente colectivo liderado por los
angloestadounidenses es quien -y como lo vimos con el ataque a Crocus Hall- coopera
con el despliegue de esta táctica sucia como una herramienta más en su guerra
híbrida contra la Federación de Rusia.
Por
supuesto que el gobierno británico, alemán y francés han estado prestando sus
propias cosechas de mercenarios y hooligans que son entrenados en campamentos
secretos amparados por los gobiernos y regenteados por ex paracaidistas, ex S.B.S.,
legionarios, todos supervisados por el MI-6.
Entre tanto
la maquinaria de desinformación y propaganda de la OTAN sigue con sus dudosas
estadísticas -de más que dudosas fuentes- hablando sobre las bajas rusas
tratando de afectar la psicología del colectivo ruso en un develado (y pobre) intento
por crear animadversión contra su gobierno. Viejas tretas que ya no funcionan y
menos aún contra Rusia; claro que funcionaron con Iraq y Libia cuando la CNN y
la BBC tenían el monopolio del espectro informativo pero eso comenzó a decaer inmediatamente
a mediados de los noventas y hoy tras el largo compendio de embustes,
intoxicaciones y falsificación de realidades, están enterradas.
Tampoco han
funcionado las argucias por tratar de imponer un derecho internacional basado
en reglas escritas a gusto y conveniencia de Washington con el cual establecer
su ansiada “gobernanza global” de tinte neoliberal ¿Cuáles han sido los
principales obstáculos para ello? Sin dudas, todos aquellos precedentes que hoy
lo hallan con poco crédito moral para imponerlas y el surgimiento de la
alternativa geopolítica como son los BRICS+.
Biden y su
gente han ampliado esta brecha de desconfianza, aun cuando la maquinaria de
propaganda mediática diga otra cosa y niegue esta realidad.
Pero la
realidad sobre la aventura atlantista que se desarrolla en Ucrania es muy dura
y difícil de explicar al público de sus respectivos países y para Washington y
en particular para Biden el tiempo urge. El régimen de Kiev está dando
manotazos de ahogado y el mismo Zelensky advierte a sus patrocinadores que si
no reciben más ayuda (especialmente dinero) la guerra terminará pronto y no
precisamente por ganar. El nivel de los diálogos entre éste régimen vintage
y Washington ha descendido al de los mafiosos que buscan pactar acuerdos
oscuros y en la más absoluta clandestinidad por lo irreproducible de sus
objetivos.
En la
última semana Biden logró que se aprobara en el Congreso (y a instancias de
Mike Johnson) otro gigantesco paquete de ayuda a Kiev de unos 61.000 millones
de dólares lo que viene a representar un esfuerzo denodado y muy pesado para las
complicadas finanzas de la Unión (entiéndase dinero de impuestos que pagan sus
ciudadanos) y también, otra vuelta al tambor de un revolver que Biden sostiene contra
su cabeza para ver si esta vez y como en la ruleta rusa, la gatillada es
favorable para sus planes.
Pero con
esto a Washington y en particular a Biden, se les están acabando las chances de
que no le toque la bala en la recamara y termine volándose la cabeza. En los
últimos meses ha estado haciendo todo para que su suerte se le acabe y arrimando
aún más al país al borde de una guerra global. El envío -no tan secreto para
el FSB y el GRU- de los misiles balísticos de producción estadounidense
MGM-140 “ATACMS” de largo alcance y que pueden amenazar al territorio de la
Federación de Rusia no solo es una línea roja más que cruza La Casa Blanca sino
también, es otro paso más hacia el abismo.
Lo mismo
con los misiles nucleares que posiblemente se moverían a Polonia (aunque es
posible que ya hayan llegado algunas ojivas a la base de Redzikowo) que sin
saberlo Andrzej Duda y los políticos polacos que le secundan, los
norteamericanos les han puesto una bandera roja en medio de los ojos para ser
los primeros en ser barridos ante una escalada nuclear.
Al mismo
tiempo en el Kremlin y en particular el mismo Vladimir Putin están al tanto de
lo que representan estos movimientos. Son señales muy claras que los atentados
terroristas contra la población civil en Donetsk, Kursk, Belgorod y los
insensatos ataques contra la planta nuclear de Zaporiya de la desesperación de Zelensky
y su banda.
Pero
Zelensky también sabe que si él se hunde, Biden y su gente también se hundirán
y eso es algo que los neoconservadores no van a permitir aún a riesgo de crear
un holocausto nuclear. Además, son conscientes de que Trump podría llegar a ser
un obstáculo si llega a La Casa Blanca, pero con los últimos problemas del
millonario hay dudas de que lo logre. Saben que Josep Biden tiene serios
problemas con su popularidad y ello representa un serio obstáculo para las
presidenciales de noviembre próximo y es por ello que está poniendo todo lo que
tiene en la política exterior para remontar esa situación. El problema que en
ese plan Biden esta jugando tal como lo haría en la ruleta rusa y esta vez la
bala podría estar en la recamara y sería el fin de su carrera y de los EEUU.