UNA CUMBRE BORRASCOSA
¿Qué valor puede tener una reunión para supuestamente buscar la paz sin
la presencia de la contraparte? Al mismo tiempo ¿Cuál será el papel de la
Argentina en todo este asunto?
Por
Javier B. Dal
Al igual que en una pelea en la cual hacen falta
a lo menos dos partes, para llegar a la paz deben negociarla los contendientes
y para ello se hace necesario establecer un dialogo entre ambos. Esto viene a
cuento de la cumbre llevada a cabo en Suiza bajo el pomposo rótulo de “Cumbre
global por la paz” en la cual, pese a toda la propaganda, además de no obtener
una declaración unánime de los que asistieron, no se le dio lugar a uno de los
protagonistas e interesados en llegar a esa paz.
La ausencia de la Federación de Rusia y de China le resto seriedad a la
mencionada cumbre.
Una vez más estamos frente a otra gran escenificación de la política
angloestadounidense que una vez más trata de manipular a la opinión global
mediante su propio relato de lo que ha estado sucediendo en Ucrania no ya desde
la intervención rusa en febrero del 2022 sino desde el golpe de estado de 2014.
Es necesario recordar que quienes han impulsado esta “cumbre” son los
mismos que sembraron la inestabilidad, instigaron a Ucrania a masacrar a sus
propios ciudadanos de ascendencia rusa en Donbás, los que incumplieron sus
papeles de garantes en los acuerdos de Minsk I y II y que una vez desatada la
guerra han hecho grandes negocios con la venta de armas y han propiciado (entre
otros esfuerzos) el uso del terrorismo como táctica para tratar de apoyar los
esfuerzos de su marioneta en Kiev.
Como bien dije, se monto una escenografía para que actuara el cómico
Zelensky y no precisamente para hacernos reír.
Sin la presencia de Rusia y China esta pretendida cumbre por la paz
quedó como eso, una pretensión. A estas alturas la opinión global y en especial
la occidental es bastante madura e inteligente para darse cuenta de que lo
montado en Suiza fue otro show de los que Washington sabe producir.
Volodymyr Zelensky, que es un simple muñeco de alta voz de sus
patrocinadores angloestadounidenses no quiere la paz porque le interese ese
valor, lo sienta sinceramente o vea el severo daño que la guerra ha traído a su
pueblo. La realidad del campo de batalla urge oxígeno a sus vapuleadas tropas
que ya no pueden contener el avance ruso y eso se traduce en el inminente final
de su régimen y lo más temido para sus patrocinadores: La pérdida de una plaza
estratégica en Eurasia.
La situación en Ucrania ha posicionado al mundo en dos grandes
sectores, aquellos que se encolumnan detrás de Washington y la OTAN y los
países del sur global que se agrupan en los BRICS+. Esto ha puesto en evidencia
diferencias que parecen irreconciliables en países del mismo hemisferio como se
da en el caso de Argentina y Brasil donde cada gobierno se ha posicionado en el
asunto de forma antagónica.
El caso de Argentina se enmarca en su constante y predecible pendularidad
ya que, el anterior gobierno de Alberto Fernández de timorata tendencia multilateral,
había preparado todo para ingresar a los BRICS pero apenas se supo que la
fuerza de Milei llegaba al poder, todo aquello se diluyo y la Argentina volvió
a sus relaciones carnales con Washington y sus aliados poniéndola de forma
automática como partidaria de un “sistema de reglas internacionales” a medida
de Washington.
Hoy y en estas circunstancias es el presidente Javier Milei uno de los
asistentes a esta cumbre con su conocida devoción por el neonazi Zelensky que
lo lleva a chocar de frente con el gobierno de Brasil y en especial con su
presidente Lula Da Silva quien a contrario del colega argentino, ha estado
trabajando, exponiendo sus puntos de vista y proponiendo fórmulas para arribar
a una negociación de paz consensuada y creíble.
Mientras la cordura y la coherencia queda bien clara en Lula Da Silva y
los demás representantes del sur global, todo lo contrario se hace evidente en
los lideres angloestadounidenses es decir, en Washington y Londres donde con su
apoyo político-militar, táctico y estratégico han normalizado al neonazismo ucraniano
y peor aún, a través de sus agencias de inteligencia (CIA y MI6) lo alimentan y
arman para pelear contra Rusia.
El presidente Javier Milei, exponente del ignoramus sobre de que
se trata todo esto, es quien más refleja su ignorancia de esta opaca realidad política
contra natura y que forma parte del proceder de la política exterior
angloestadounidense. Como supuesto converso al judaísmo, estas relaciones con
ideologías y proceder que marcaron a fuego a la humanidad del siglo pasado y
que llevaron a las brutalidades más terribles, debieran llevarlo a un rechazo o
a lo menos, una crítica. Pero hay que ser realista, Milei se debe a sus patrocinadores y aunque despotrique, no puede
defraudarlos.