lunes, 17 de junio de 2024

 

UNA CUMBRE BORRASCOSA

¿Qué valor puede tener una reunión para supuestamente buscar la paz sin la presencia de la contraparte? Al mismo tiempo ¿Cuál será el papel de la Argentina en todo este asunto?

 

Por Javier B. Dal

Al igual que en una pelea en la cual hacen falta a lo menos dos partes, para llegar a la paz deben negociarla los contendientes y para ello se hace necesario establecer un dialogo entre ambos. Esto viene a cuento de la cumbre llevada a cabo en Suiza bajo el pomposo rótulo de “Cumbre global por la paz” en la cual, pese a toda la propaganda, además de no obtener una declaración unánime de los que asistieron, no se le dio lugar a uno de los protagonistas e interesados en llegar a esa paz.

La ausencia de la Federación de Rusia y de China le resto seriedad a la mencionada cumbre.

Una vez más estamos frente a otra gran escenificación de la política angloestadounidense que una vez más trata de manipular a la opinión global mediante su propio relato de lo que ha estado sucediendo en Ucrania no ya desde la intervención rusa en febrero del 2022 sino desde el golpe de estado de 2014.

Es necesario recordar que quienes han impulsado esta “cumbre” son los mismos que sembraron la inestabilidad, instigaron a Ucrania a masacrar a sus propios ciudadanos de ascendencia rusa en Donbás, los que incumplieron sus papeles de garantes en los acuerdos de Minsk I y II y que una vez desatada la guerra han hecho grandes negocios con la venta de armas y han propiciado (entre otros esfuerzos) el uso del terrorismo como táctica para tratar de apoyar los esfuerzos de su marioneta en Kiev.  

Como bien dije, se monto una escenografía para que actuara el cómico Zelensky y no precisamente para hacernos reír.

Sin la presencia de Rusia y China esta pretendida cumbre por la paz quedó como eso, una pretensión. A estas alturas la opinión global y en especial la occidental es bastante madura e inteligente para darse cuenta de que lo montado en Suiza fue otro show de los que Washington sabe producir.

Volodymyr Zelensky, que es un simple muñeco de alta voz de sus patrocinadores angloestadounidenses no quiere la paz porque le interese ese valor, lo sienta sinceramente o vea el severo daño que la guerra ha traído a su pueblo. La realidad del campo de batalla urge oxígeno a sus vapuleadas tropas que ya no pueden contener el avance ruso y eso se traduce en el inminente final de su régimen y lo más temido para sus patrocinadores: La pérdida de una plaza estratégica en Eurasia.

La situación en Ucrania ha posicionado al mundo en dos grandes sectores, aquellos que se encolumnan detrás de Washington y la OTAN y los países del sur global que se agrupan en los BRICS+. Esto ha puesto en evidencia diferencias que parecen irreconciliables en países del mismo hemisferio como se da en el caso de Argentina y Brasil donde cada gobierno se ha posicionado en el asunto de forma antagónica.

El caso de Argentina se enmarca en su constante y predecible pendularidad ya que, el anterior gobierno de Alberto Fernández de timorata tendencia multilateral, había preparado todo para ingresar a los BRICS pero apenas se supo que la fuerza de Milei llegaba al poder, todo aquello se diluyo y la Argentina volvió a sus relaciones carnales con Washington y sus aliados poniéndola de forma automática como partidaria de un “sistema de reglas internacionales” a medida de Washington.

Hoy y en estas circunstancias es el presidente Javier Milei uno de los asistentes a esta cumbre con su conocida devoción por el neonazi Zelensky que lo lleva a chocar de frente con el gobierno de Brasil y en especial con su presidente Lula Da Silva quien a contrario del colega argentino, ha estado trabajando, exponiendo sus puntos de vista y proponiendo fórmulas para arribar a una negociación de paz consensuada y creíble.

Mientras la cordura y la coherencia queda bien clara en Lula Da Silva y los demás representantes del sur global, todo lo contrario se hace evidente en los lideres angloestadounidenses es decir, en Washington y Londres donde con su apoyo político-militar, táctico y estratégico han normalizado al neonazismo ucraniano y peor aún, a través de sus agencias de inteligencia (CIA y MI6) lo alimentan y arman para pelear contra Rusia.

El presidente Javier Milei, exponente del ignoramus sobre de que se trata todo esto, es quien más refleja su ignorancia de esta opaca realidad política contra natura y que forma parte del proceder de la política exterior angloestadounidense. Como supuesto converso al judaísmo, estas relaciones con ideologías y proceder que marcaron a fuego a la humanidad del siglo pasado y que llevaron a las brutalidades más terribles, debieran llevarlo a un rechazo o a lo menos, una crítica. Pero hay que ser realista, Milei se debe a sus  patrocinadores y aunque despotrique, no puede defraudarlos.

 

 

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