INTERNACIONAL
“¿PUEDE ARGENTINA SOBREVIVIR A LA CRISIS?”
Cuáles son las alternativas de Argentina ante un posible colapso económico
mundial enmarcado en una clara situación de creciente hostilidad
Por Javier B. Dal
Al día de hoy,
la población argentina parece hallarse en una situación de incertidumbre y
desacierto de la cual no sabe como reponerse. Su gobierno alineado a las
políticas neoliberales de corte pro-estadounidense no han dado pie con bola
para tratar de revertir la grave situación socio económica a la que se ve sumida
una gran parte de la población. Más allá de los errores de diagnostico económico
existe una realidad que aún el país y su clase política no ha determinado y
ella son, sus políticas de estado y su posición geopolítica en el actual
concierto mundial.
Las
promesas de una solución a la crisis económico laboral, el rediseño de un
estado usado como caja de trabajo para acomodar familiares durante décadas y a
la inseguridad que se entremezcla con la corrupción estructural, parecen solo
promesas incumplidas que están irritando el ánimo inquieto de la gente que
comienza a dejarse embrujar por los cantos de sirena de aquellos que hicieron
mucho para que el país se halle donde hoy trata de salir.
En
lo referente a lo económico, el gobierno no ha logrado atraer a la inversión
exterior con la cual pretendía reactivar la economía doméstica creando de esa
manera fuentes de empleo genuinas que a su vez reactivasen el consumo interno.
A pesar de los más variados diagnósticos de los economistas y tecnócratas con
los que cuenta CAMBIEMOS y de otros exponentes de la oposición, el mismo INDEC
reconoció a finales del mes de abril que la economía del país había caído un
2,2 %.
Sin
dudas que el gobierno de Macri tiene buenas intensiones pero, peca de crédulo
si espera inversiones sin algo a cambio. Eso a cuento de las promesas que había
recibido a comienzos de su gestión por parte de la administración
norteamericana la cual se comprometió a bregar ante sus socios europeos y los
organismos internacionales como el Banco Mundial para que invirtieran en el
país. Pero al parecer, aún el gobierno argentino no ha hecho lo suficiente como
para despertar la confianza en los mercados internacionales y hasta tanto no
vea resultados sólidos, no llegara un solo dólar sin un respaldo creíble.
Aunque
el gobierno tomo una deuda por cien años (Resolución 97-E/217), ello no
pareciera ser suficiente para una reactivación simplemente, porque la actual
situación regional y global es crítica. Al escuchar los argumentos del mismo
presidente y de sus economistas, no parecen haber tomando en consideración la
realidad económica mundial y menos aún, cuales son los motores siniestros que
la mueven desde hace unos cuantos años hasta esta parte.
Siempre
y en especial con este gobierno, en la Argentina pareciera haber una venda
sobre los ojos de los analistas y economistas que solo ven las variables
tomando en cuenta factores productivos corrientes sin considerar cuales son las
circunstancias o el trasfondo político global en que se desarrolla el
intercambio de bienes y productos. Sin rodeos, los políticos argentinos y sus
tecnócratas (y con la ayuda indispensable de los medios) saltan la cruda
realidad geopolítica que se inmiscuye en la economía y las finanzas que manejan
los centros de poder como Washington, Londres o la UE, salpicada por el saqueo
y el chantaje.
La
economía estadounidense como la del Reino Unido se ha nutrido en materias,
productos y acaparamiento de mercancías obtenido de intrigas políticas que son
el corolario de justificaciones para actos hostiles como son las intervenciones
en países soberanos, la retorsión y las sanciones comerciales que, bajo
argumentos más variados, les abre las puertas a trasnacionales y corporaciones
de sus banderas para usufructuar lo que no pueden ejercer los países sancionados.
Simplemente se trata, de capitales mal habidos.
La
guerra es una de las actividades centrales por la cual, EEUU y sus colegas
europeos, amasan fortunas que nutren las venas de una monstruosa economía en la
que se ven implicadas desde el presupuesto gubernamental pasando por las
ganancias para todo poderosa Corporación armamentística hasta llegar al último
de las empresas de servicios que le vende al gobierno estadounidense el papel
higiénico para sus tropas en el extranjero.
Este
circuito descripto es obviamente una abreviación. No alcanzaría éste artículo
para tan solo nombrar la cantidad de empresas, contratistas y sujetos de toda
índole, que mueven la rueda de una economía de guerra estadounidense. En ésta
siniestra circulación de bienes y servicios, ganan quienes han elucubrado sus
objetivos políticos en las altas esferas gubernamentales hasta el último de los
contratistas de servicios. El sueño
“americano” está basado en una gran sangría que no entra en las estadísticas de
los economistas ya que para ellos, el tema es el activo (dinero) y sus modos de
inversión sin importar de donde provenga. Un dato adicional para tener en
cuenta, es cómo fluctúan los mercados de valores en Wall Street cuando se
realiza un ataque sobre Siria o como se alzan las acciones de los fabricantes
de los misiles “Tomahwk” cuando La Casa Blanca autoriza estas operaciones (http://expansion.mx/economia/2017/04/10/si-trump-inicia-una-guerra-activara-la-economia-de-eu )
Solo
para que vean que tan importante es esta forma de ingreso en EEUU, que cuando
Trump renegaba del gasto que se estaba llevando las intervenciones externas de
EEUU, al llegar a la presidencia comenzó a doblar dicho gasto militar llegando
a inyectar unos 640.000 millones de dólares, un 10% anual más con referencia al
Billón de dólares que representa dicho presupuesto.
Actualmente
y con estas políticas, Washington tiene como principales argumentos para continuar
e incrementar dicho gasto militar, a Rusia y China con quienes además mantiene
una guerra económica (AXIOS. https://www.axios.com/exclusive-trump-plots-trade-wars-2450764900.html ) basada en la implementación de abusivos aranceles a la
importación y ejercicio de sanciones financieras
y comerciales (Asesoradas en parte por Goldman Sachs).
Con
este panorama, podemos ver que el gobierno argentino no parece hablar el mismo
idioma de sus socios del norte y Europa. Tanto Macri como todo el arco político
que hay en la Argentina, sigue pecando de inocente pensando en una economía de
intercambio básico y simple sin haber advertido (o mejor dicho sin querer
advertir) que ese tipo de economía anodina y de cuento de hadas ya no existe,
no al menos con estos monstruos anglosajones.
En
éste último sentido cuando vimos a Macri interpelar a Trump por la situación
por la exportación de los “limones”, es posible que el mandatario
norteamericano haya quedado bastante descolocado sin entender muy bien de que Fuking
talking about.
En
resumen, el mundo se halla en medio de una severa crisis y los tambores de
guerra siguen sonando. El gobierno argentino deberá acudir a la imaginación y a
una estructuración propia sin involucrarse con estos actores para remediar sus
problemas si no quiere participar de toda esta estructura salvo, que opte por
continuar por el camino de la subordinación económico-financiera que llevara al
país a épocas retrogradas de la historia.