EN DEBATE
“EL OPORTUNISTA”
Tras el encuentro entre Donald Trump y Vladimir Putin en la Cumbre del G-20 en Hamburgo y tras tratar el tema de Siria parece haberle dado ánimo a Turquía y aprovechando las nuevas circunstancias para avanzar más allá de lo permitido
Por Charles H. Slim
Al parecer las
cartas están echadas y la suerte de las bandas armadas que operan en Siria
tendría los días contados. Solo es una metáfora para decir que pese al apoyo
que puedan seguir recibiendo de Washington y de sus aliados regionales, los
llamados “opositores moderados”, no pueden sobreponerse a los avances del
ejército árabe sirio y de sus aliados, especialmente el Hesbolá libanes que ha
ido empujando a los grupos como “Al Nusra” y las milicias del “Ejército Libre
Sirio” fuera de los territorios del sur en Quneitra y Al Daraa.
Pese
a las ayudas de Tel Aviv, el ejército sirio se ha mantenido firme y la
asistencia aérea rusa ha moderado los ánimos de los israelíes quienes se han
contentado con observar desde el otro lado de la barda, como los batallones del
ejército sirio barren a los últimos bolsones de mercenarios que se respaldan
entre la frontera libanesa e israelí.
Igualmente Avigdor Lieberman ya dejo en
claro que no respetara el alto al fuego pactado entre EEUU y Rusia
(VeteransToday. “Israel no está obligado por acuerdo de cesación del fuego…” http://www.veteranstoday.com/2017/07/10/israel-not-bound-by-us-russian-ceasefire-deal-in-syria-liberman/)
Pero
tras los encuentros que ha habido entre Trump y Putin durante la cumbre del
G-20 y las ríspidas conversaciones mantenidas entre Tillerson y Lavrov, parece que le ha dado las ínfulas a un tercero
que ya venía haciendo de las suyas con sus continuos cambios de posición en lo
que respecta al conflicto. Se trata de Turquía y más precisamente del gobierno
del errático Tiyip Erdogan, quien ha demostrado ser tan astuto como brutal. Sus
políticas internas son tan autoritarias como brutales y en lo que hace a la
política exterior, Erdogan no ha dudado de saltarse de bando en todo lo que ha
venido sacudiendo a Siria e Iraq.
En
lo doméstico su gabinete y su familia han estado involucrados en todo tipo de
actos de corrupción que tras ser
denunciados, ha llevado a que el mismo Erdogan ordenara el arresto de
periodistas, el cierre de diarios y el control de las comunicaciones online como
el internet. Pese a todo este tipo de aberraciones, la “Comunidad internacional”
(entiéndase EEUU y la UE) lo tolera
¿Pero por qué tanta tolerancia con un mandatario tan tenebroso? La
respuesta es simple y ella es que él sirve a los propósitos de Washington y
Bruselas en la región.
Con
delirios de revivir el imperio Otomano, Erdogan un islamista muy particular no
ha dudado en sacarse a sus rivales de la oposición con los viejos métodos de
sus ancestros que pese a que no los ha empalado
-al menos no aún-, no han dejado de ser menos brutales. Esto ha
llevado a que las protestas en su contra crecieran con los años y ello ha
llevado a que se encuentre entre las cuerdas llevándolo a maniobrar a
conveniencia tratando de limpiar su imagen.
Tras
el fallido intento de golpe de estado de julio del 2016 (El cual estuvo rodeado
de ribetes muy raros), Erdogan vio la oportunidad de oro para restablecer su
autoridad omnímoda y llevar a la cárcel a cuanto sujeto u organización se
atreviera a confrontarle. Incluso, la
suerte de los miles de soldados y funcionarios que estuvieron involucrados en
aquel extraño episodio y que encuentran detenidos, han estado sometidos a todo
tipo de abusos y torturas sin que Washington hubiera realizado ningún llamado
de atención ante tales aberraciones.
Usando
aquel fallido golpe y un supuesto intento de asesinato, Erdogan ha extendido su
mandato y las prerrogativas para ejercer el poder más allá de lo permitido por
su constitución.
En
lo externo, Erdogan no ha sido menos impiadoso y ha sido inflexible con las
pretensiones de los kurdos y sus reivindicaciones territoriales. Precisamente y
en ese contexto, la aparición de la “oposición siria” causando el caos en el
país vecino y en especial con la
aparición en la escena regional del “Estado Islámico”, Turquía dio apoyo
constate a esta franquicia especialmente, por la utilidad que le revestía para
combatir a los kurdos.
Con
respecto a lo que sucede en Siria, su protagonismo ha sido estelar. Como miembro de la OTAN, Ankara había venido
siendo el brazo oriental contra los países árabes y de ese modo fue un socio
importante en la campaña bélica de EEUU en 1991 y 2003 contra Iraq, un
estratégico colaborador en las operaciones de espionaje y sabotaje sobre Irán,
base de operaciones imprescindible para abastecer a las ISAF en Afganistán y
por supuesto, el aliado perfecto para proveer base (Esmirna) a las operaciones
de los grupos mercenarios que dirigidos por la CIA y asesores militares
estadounidenses asolan a Siria.
Erdogan
y su gobierno permitieron que la CIA y sus asesores montaran campamentos en el
sur de su país, en la frontera con Siria donde se entrenaron y armaron grupos
de mercenarios traídos de todas partes del globo con la misión de derrocar a
Bashar Al Assad y desmontar a la república árabe. Para el estado turco y para
Erdogan en particular nunca había habido una oportunidad tan grande para
deshacerse de los kurdos, desalojándolos de su territorio y empujarlos hacia
territorio sirio.
Pero
allí no terminaba todo. Cuando el “Estado Islámico” en junio de 2014 tomo por asalto Iraq y
estableció su “Califato” en la región del “Sham” (que se halla entre en Siria e
Iraq) comenzaron a robar el petróleo de los campos petroleros de ambos países y
para sacarlo, trabaron negociaciones con las autoridades turcas (MIT) quienes
controlaban el paso de las líneas de camiones cisterna que provenían de campos
petroleros de Deir Ezzor en Siria y de Kirkuk en el norte de Iraq. Nada de esto
podía ignorarlo Erdogan, mucho menos cuando uno de sus hijos se hallaba
implicado en las negociaciones para que todo ese petróleo saliera por el puerto
turco de Ceyhan rumbo a la UE.
Cuando
Rusia entro en escena, todo este negocio se terminó. Lo que los aviones de la
“Coalición Internacional” liderada por EEUU no hicieron, lo concluyó en unas
semanas la fuerza aeroespacial rusa. Esto
dejo en evidencia las verdaderas y escandalosas implicancias entre Ankara,
Daesh y Washington.
Tras
su puñalada contra Rusia y las consecuencias que podían caberle, Erdogan agacho
la cabeza y pidiendo clemencia a Moscú, decidió dar varios pasos hacia un
mejoramiento de las relaciones bilaterales en contra de Washington. Igualmente,
el mandatario turco no pierde las mañas y tan pronto hubo logrado una ventaja
da otro brinco para tratar de imponer sus metas. La pregunta es ¿Hasta dónde le
dejarán tirar de la cuerda a este oportunista?
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