miércoles, 24 de julio de 2024

  

RECONFIGURANDO AL ESTADO

¿Cuáles son los motivos reales del gobierno argentino para reformar una vez más el área de inteligencia?

 

Por Charles H. Slim

Una de las falencias crónicas que desde hace cuarenta años venía teniendo el estado argentino, al parecer estaría en camino de solucionarse. El problema es que ello traerá consigo consecuencias políticas y geopolíticas que los argentinos desconocen y el gobierno libertario no pretende informar ya que ello es parte del paquete de discretas condiciones para rescatar financieramente al país.

Si alguien cree que los problemas de Argentina solo pasan por su economía esta muy equivocado.

Ya hemos comentado la desestructuración que sufrió de sus áreas estratégicas por el revanchismo del gobierno alfonsinista, la incuria de políticas carnales del menemismo y la deliberada acción ideológica de sectores del setentismo kirchnerista, fueron desencadenantes de la descomposición del estado. La seguridad e inteligencia es una de ellas y sus consecuencias quedan hoy por hoy bien graficadas y de forma lamentable con el escándalo del “caso Loan” en la provincia de Corrientes.

Pero, si bien las novedades en la última semana parecieran ser auspiciosas, lamentablemente no lo son tanto. 

Según hizo público el gobierno, la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) dejará de existir para volver a ser una secretaría y como tal, dependiente del Poder ejecutivo que -recordemos- en la actualidad, está presidido por un mandatario libertario, algo que le da un matiz curioso para un sector que se avoca a la intromisión estatal de los asuntos ajenos. Pero más allá de esto, la peculiaridad es que aparentemente la reconfiguración de este sector pasaría a denominarse Secretaría de Inteligencia Argentina (SIA), una homofonía que más allá de causar alguna que otra carcajada en la embajada de Avenida Colombia al 4300, habrá que ver quienes la digitan.

Pero si aquello tiene algún rasgo de comicidad, quienes han sido propuestos para llevar a delante esta nueva “reconfiguración” de la inteligencia del estado simplemente (y si se lo toma en sorna) los doblará de risa. A los Milei no se les ocurrió mejor idea que poner al frente a “muertos vivos” de la casta como son Miguel Ángel Toma y Juan Bautista Tata Yofre quienes (y si los argentinos no han perdido la memoria) ya estuvieron en esa función en la década de los noventas en el gobierno de Menem, el mismo que entrego al país y la causa Malvinas mediante los claudicantes Acuerdos de Madrid I y II.

Tampoco hay que olvidar las consecuencias de su política exterior que no se reduce a los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA. La voladura de la fábrica militar de Río Tercero en Córdoba que destrozo a una localidad y varias muertes que rozaron al poder, son monumentos a la impunidad en parte, por la deficiencia de las áreas de inteligencia ¿Qué significa esto?

Toma y Yofre son reconocidos pro-estadounidenses y por ello también, pro OTAN con lo cual ya se advierte quienes están detrás del diseño y de los objetivos geopolíticos a los que se van a centrar. No hay dudas que esto es el nacimiento de una nueva etapa (que no significa que sea buena), el problema es que se hace con malos y viejos cerebros.

Así la nueva estructura se dividirá en tres organismos a saber:  Secretaría de Inteligencia Argentina; una Agencia de Seguridad Nacional; y un Agencia de Ciberseguridad esta última muy postergada y necesaria por la masiva y compleja red de información que se trafica por el ciberespacio. En realidad la ciberseguridad como tal ya tendría que existir en este país hace cuando menos 25 años con lo cual habla del atraso y desidia con la que cada gobierno ha desmanejado el área.  

Más allá de los personajes -y las agencias externas que les patrocinan- que van a estar detrás de esta reconfiguración, la importancia tan abandonada de tomar enserio esta área hace al menos que se establezca un contrafuego para darle al estado el servicio inestimable de generar inteligencia y producir información, especialmente del exterior, para poner al país al día en los asuntos de la geopolítica real y de ese modo, comenzar a tener una diplomacia basada en un conocimiento cierto y circunstanciado de lo que sucede en el mundo.

Pero pese a que los recursos humanos seguirán siendo locales (humint), ya no hay el menor escrúpulo en ocultar a quienes responderán sus servicios y de donde provienen los asesores y las doctrinas que van a impartirse en la escuela de inteligencia. Por ejemplo, en lo que hace a la ciberseguridad que a nadie le queden dudas que la nueva Agencia de Ciberseguridad dependiente de la S.I.A. además de la dependencia tecnológica será un apéndice regional de la NSA y la israelí “Unidad 8200” ambas dedicadas al espionaje electrónico, con lo cual además de ser escuchado, el país se verá directamente -lo sepa o no- involucrado en las operaciones que ambos lleven adelante en la zona ¿Y quién controlara eso?

Todo aquello se inscribe en la continuación del acuerdo de seguridad “interior” que firmó el gobierno de Macri con Tel Aviv el 12 de septiembre de 2017 y por el cual dieron los primeros pasos para lo que hoy hará Milei.

Ahora bien y considerando todo esto, hay un punto que los Milei no aclaran en esta reconfiguración y que se resume en una simple cuestión ¿Cuánto saldrá esto y de dónde saldrán los fondos? Si alguien esta creyendo que por ser un gobierno libertario y toda esa chachara que le venden los medios no hay implicancias monetarias en este asunto, sepa que está muy equivocado. En esto el latiguillo “No hay plata” no va. Sin fondos suficientes para controlar esta área es imposible de concebir. El peligro en esto radica en que una forma de financiar toda esta movida sea, involucrando al país en las operaciones  y guerras de Israel y por supuesto de la OTAN.

Además, Milei dice ser libertario pero pese a ello, se ha comportado en muchos temas y con sus predilecciones políticas (reflejada con su encuentro con Donald Trump y su devoción a Benjamín Netanyahu) como un verdadero populista de derechas con lo cual, hay muchas razones para sospechar de su verdadera filiación.

Si realmente Javier Milei y más allá de su militancia sionista -que nada tiene de libertaria- que decididamente afecta esta reconfiguración, lleva a delante todas estas reformas con un espíritu sincero -aunque es de dudarlo- de abarcar y proteger los intereses estratégicos de la Argentina respetando sus propias palabras de no despilfarrar el dinero público como lo hacía la casta de la vieja política, los argentinos no deberían ver que esta área se convierta en un nuevo caucus destinado a llenar costosos cargos ganados por favores personales o entregando el culo.   

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