EN DEBATE
“MACRI Y SUS CIRCUNSTANCIAS”
Cómo Mauricio Macri puede afrontar el desafío de reestructurar un país sin el apoyo y acompañamiento de sus partidarios
Por
Javier B. Dal
Han pasado largos cuatro meses desde que el presidente Mauricio
Macri y su partido CAMBIEMOS, llegaron al poder de una Argentina que se debatía
entre la profundización de la “Era K” o desatar un cambio de aires políticos
que se reflejaran en mejoras sustanciales tanto para la salud institucional del
estado como de la vida económica de la población del país. Si hacemos una
somera descripción de la situación actual de Macri a la vista de los
acontecimientos que se dan en el país, notaremos que el presidente se halla
solo en sus decisiones y claramente, eso no tiene nada que ver con la llamada
“soledad del poder”.
Más bien es la tan acostumbrada conducta ambivalente de
los políticos argentinos que podría describirse como “tan lejos y tan cerca,
pero en ninguna parte”, distantes de los
compromisos que podrían llegar a marcarlos de por vida y fastidiarles sus
carreras. Si los pretendidos
“revolucionarios de la Campora” se
dieron vuelta como una media cuando vieron que todo se había acabado ¿qué se
puede esperar de un gobierno de tecnócratas y activistas a sueldo de embajadas
extranjeras?
Macri
ha puesto en marcha una verdadera purga judicial que se las trae y eso hay que
reconocérselo. Pero, pese a tan necesaria y muy meritoria decisión de terminar
con la tomada de pelo de funcionarios obscenos que se habían venido
enriqueciendo a costa de los dineros de todos los ciudadanos argentinos, su
círculo de asesores y funcionarios que deberían sostenerle en la dura batalla,
parecen más bien cuidarse sus espaldas a la espera de sorpresivas
contingencias. Y es que, pese a su
férrea decisión en el área del combate a la corrupción estatal, sus políticas
para lograr reflotar la economía, están mellando duramente sus méritos. A la impopularidad de sus medidas macro económicas
como fue el pagarle a los mafiosos financieros de los Hold Outs, se le suma una
debacle económica interna que parece no querer detenerse. Los precios no paran de subir y los despidos
siguen como si de una purga de empleados que sobran, se extendiera sin solución
de continuidad. Algunos señalan que “hay
olor a revancha política” y muchos de los que se declaraban “militantes del
modelo K” han decidido tirar por el retrete sus credenciales y banderines del
FVP para evitar perder sus trabajos. Por fortuna, la “resistencia” de la que
algunos caraduras hablan, no es armada ya que, si esperaban defender a su “líder”,
no habría dinero para pagar a grupos de “militontos”.
Paul Singer congratulado con Macri |
Sin
dudas que Macri ha demostrado que tiene un carácter firme; pero pareciera que
decisiones como fue la de realizar el ajuste sea como sea y a costa de lo que
venga, ha espantado a propios y ajenos, anotando en estos últimos al díscolo
sindicalista de los camioneros Hugo Moyano, al gastronómico Barrionuevo y la
lista de innombrables sigue. En lo que hace al área de las comunicaciones, se
puede ver una falta de variedad y de imaginación en el manejo estratégico de
los medios que ha llevado a que los “pájaros K” que habían sido corridos a
pedradas, volvieran con mucha fuerza a capitalizar tan sosa política
mediática. Pero como bien señalan
algunos columnistas, el problema no surge de los contenidos monocordes de
medios y periodistas que simpatizan con el gobierno sino más bien, con sus
políticas concretas y el tema de para quién se gobierna.
A la
par de darle la salida a la cadena venezolana TELESUR –repugnante cadena
chavista a los sentidos del sionismo-, el gobierno de Macri dio la
bienvenida a la simpática, lujosa pero grotesca CNN, con históricos y
escandalosos records de manipulación informativa en connivencia con las políticas de Washington. Hoy se puede ver en programas de opinologos y
de almuerzos con dinosaurios, como periodistas de la corporación norteamericana
desembarcados apenas unos meses antes, se pasean dando consejos sobre moralidad
y ética informativa. My god!!!
Un
ejemplo del grado de cambio en la orientación de la política informativa ha
sido sin dudas, la nueva cara y ángulo del abordaje de las noticias
internacionales mediante la remoción de casi todo el staff de “Visión
internacional” por el canal de la TV pública, especialmente dirigido a
deshacerse del molesto periodista e historiador
Pedro Brieger que tanto incomodaba y abochornaba a los sectores del
sionismo nacional e internacional con sus detallados informes que hacían pensar
a los televidentes.
No
hay dudas que mediante el nuevo equipo que se ha instalado en dicho programa,
los argentinos comenzaran a tragarse la propaganda y las realidades internacionales
convenientemente maquilladas con etiqueta anglosajona y para israelí.
En
otros temas, sin dudas que uno de los grandes aciertos ha sido la reactivación
de las investigaciones judiciales sobre
lavado de dinero, malversación de caudales públicos y negocios vinculados al narcotráfico que
involucran directamente a los ex personeros del gobierno anterior. En ese
sentido no hay dudas de que de haber habido una continuidad con personajes como
Scioli o el mismo Massa hubiera garantizado la impunidad de la señora Cristina
Fernández, de su familia y la de los Baez.
Sobre las implicancias de éstos últimos y en especial de “Lázaro Baez”,
los allanamientos que se han realizado en la provincia de Santa Cruz, además de
arrojar una cantidad fabulosa de material probatorio en contra de éste empresario santacruceño, ha puesto en
evidencia la cadena de impunidades que sin dudas llegaba hasta la misma
presidencia de la nación.
En
el ámbito de la seguridad, los resultados de la estrecha cooperación con
asesores de agencias extranjeras para combatir el narcotráfico ha dado
resultados contundentes, aunque, vale bien aclarar que el gobierno debería ir
trabajando en construir una agencia propia e independiente de estos
“asesoramientos” y que puede muy bien surgir de una combinación de elementos y
recursos humanos de la justicia, la policía y fuerzas de seguridad
nacional. La estructuración de una agencia de
inteligencia criminal de alto grado profesionalizado se hace imperiosa, pero la
cuota de compromiso y responsabilidad política es muy grande.
Tal vez el mismo
Macri no vea un escollo en construir una estructura como la planteada pero, sus
cercanos pueden no estar a la altura de sus decisiones y seguramente corra el
peligro de quedar en la más absoluta soledad ante la primera falla. Igualmente
con ellos o sin ellos, es muy posible que se vuelva a profesionalizar a las
fuerzas de inteligencia para propósitos criminales y traigan algo de verdadera
seguridad tanto policial como jurídica.
Para
ello se deberá volcar una gran inversión en recursos materiales y económicos que
con el ejercicio sostenido, obtendrá la capacidad profesional que lograría
combatir no solo los delitos complejos de índole privado sino también, a la
corrupción enquistada en las áreas del estado.
Si hay un punto que puede criticarse de estos planes, es en lo que
respecta a los asesores que se encargarían de planificar e incluso entrenar a
los cuadros que ocuparían esta nueva agencia. Sin dudas de que es materia de
preocupación que elementos de la Agencia Central de Inteligencia
estadounidenses, del Mossad israelí e
incluso asesores de la DGSE francesas pongan sus criterios para ser ejecutados
por las fuerzas de seguridad argentinas.
Paralelo
a este último tema, los contactos con agregados militares norteamericanos y de
otros países, estarían tomando forma
para poner en marcha una modesta reestructuración en el área de la defensa que
se verán con adquisiciones vitales para la operatividad de las tres fuerzas.
Una
última cuestión que puede representar un quiebre en las políticas que encara en el ámbito laboral, hay que ver
si éste presidente que ha demostrado frialdad y decisión –pero muy poca
muñeca política- para encarar todos los temas que hemos citado antes, si se
atreverá a vetar la llamada “ley anti despidos”, que se ha convertido en el
ariete y caballo de batalla de los políticos más desacreditados y que ven en
esto, la posibilidad de reimpulsar sus mediocres posiciones.