martes, 3 de mayo de 2016

EN DEBATE

“MACRI Y SUS CIRCUNSTANCIAS”


Cómo Mauricio Macri puede afrontar el desafío de reestructurar un país sin el apoyo y acompañamiento de sus partidarios




Por Javier B. Dal
Han pasado largos cuatro meses desde que el presidente Mauricio Macri y su partido CAMBIEMOS, llegaron al poder de una Argentina que se debatía entre la profundización de la “Era K” o desatar un cambio de aires políticos que se reflejaran en mejoras sustanciales tanto para la salud institucional del estado como de la vida económica de la población del país. Si hacemos una somera descripción de la situación actual de Macri a la vista de los acontecimientos que se dan en el país, notaremos que el presidente se halla solo en sus decisiones y claramente, eso no tiene nada que ver con la llamada “soledad del poder”. 

Más bien es la tan acostumbrada conducta ambivalente de los políticos argentinos que podría describirse como “tan lejos y tan cerca, pero en ninguna parte”,  distantes de los compromisos que podrían llegar a marcarlos de por vida y fastidiarles sus carreras.  Si los pretendidos “revolucionarios de la Campora”  se dieron vuelta como una media cuando vieron que todo se había acabado ¿qué se puede esperar de un gobierno de tecnócratas y activistas a sueldo de embajadas extranjeras?
Macri ha puesto en marcha una verdadera purga judicial que se las trae y eso hay que reconocérselo. Pero, pese a tan necesaria y muy meritoria decisión de terminar con la tomada de pelo de funcionarios obscenos que se habían venido enriqueciendo a costa de los dineros de todos los ciudadanos argentinos, su círculo de asesores y funcionarios que deberían sostenerle en la dura batalla, parecen más bien cuidarse sus espaldas a la espera de sorpresivas contingencias.  Y es que, pese a su férrea decisión en el área del combate a la corrupción estatal, sus políticas para lograr reflotar la economía, están mellando duramente sus méritos.  A la impopularidad de sus medidas macro económicas como fue el pagarle a los mafiosos financieros de los Hold Outs, se le suma una debacle económica interna que parece no querer detenerse.  Los precios no paran de subir y los despidos siguen como si de una purga de empleados que sobran, se extendiera sin solución de continuidad.  Algunos señalan que “hay olor a revancha política” y muchos de los que se declaraban “militantes del modelo K” han decidido tirar por el retrete sus credenciales y banderines del FVP para evitar perder sus trabajos. Por fortuna, la “resistencia” de la que algunos caraduras hablan, no es armada ya que, si esperaban defender a su “líder”, no habría dinero para pagar a grupos de “militontos”.
Paul Singer congratulado con Macri

Sin dudas que Macri ha demostrado que tiene un carácter firme; pero pareciera que decisiones como fue la de realizar el ajuste sea como sea y a costa de lo que venga, ha espantado a propios y ajenos, anotando en estos últimos al díscolo sindicalista de los camioneros Hugo Moyano, al gastronómico Barrionuevo y la lista de innombrables sigue. En lo que hace al área de las comunicaciones, se puede ver una falta de variedad y de imaginación en el manejo estratégico de los medios que ha llevado a que los “pájaros K” que habían sido corridos a pedradas, volvieran con mucha fuerza a capitalizar tan sosa política mediática.  Pero como bien señalan algunos columnistas, el problema no surge de los contenidos monocordes de medios y periodistas que simpatizan con el gobierno sino más bien, con sus políticas concretas y el tema de para quién se gobierna.   

A la par de darle la salida a la cadena venezolana TELESUR –repugnante cadena chavista a los sentidos del sionismo-, el gobierno de Macri dio la bienvenida a la simpática, lujosa pero grotesca CNN, con históricos y escandalosos records de manipulación informativa en  connivencia con las políticas de Washington.  Hoy se puede ver en programas de opinologos y de almuerzos con dinosaurios, como periodistas de la corporación norteamericana desembarcados apenas unos meses antes, se pasean dando consejos sobre moralidad y ética informativa. My god!!!

Un ejemplo del grado de cambio en la orientación de la política informativa ha sido sin dudas, la nueva cara y ángulo del abordaje de las noticias internacionales mediante la remoción de casi todo el staff de “Visión internacional” por el canal de la TV pública, especialmente dirigido a deshacerse del molesto periodista e historiador  Pedro Brieger que tanto incomodaba y abochornaba a los sectores del sionismo nacional e internacional con sus detallados informes que hacían pensar a los televidentes.  

No hay dudas que mediante el nuevo equipo que se ha instalado en dicho programa, los argentinos comenzaran a tragarse la propaganda y las realidades internacionales convenientemente maquilladas con etiqueta anglosajona y para israelí.

En otros temas, sin dudas que uno de los grandes aciertos ha sido la reactivación de las investigaciones  judiciales sobre lavado de dinero, malversación de caudales públicos  y negocios vinculados al narcotráfico que involucran directamente a los ex personeros del gobierno anterior. En ese sentido no hay dudas de que de haber habido una continuidad con personajes como Scioli o el mismo Massa hubiera garantizado la impunidad de la señora Cristina Fernández, de su familia y la de los Baez.  Sobre las implicancias de éstos últimos y en especial de “Lázaro Baez”, los allanamientos que se han realizado en la provincia de Santa Cruz, además de arrojar una cantidad fabulosa de material probatorio en contra de éste  empresario santacruceño, ha puesto en evidencia la cadena de impunidades que sin dudas llegaba hasta la misma presidencia de la nación.

En el ámbito de la seguridad, los resultados de la estrecha cooperación con asesores de agencias extranjeras para combatir el narcotráfico ha dado resultados contundentes, aunque, vale bien aclarar que el gobierno debería ir trabajando en construir una agencia propia e independiente de estos “asesoramientos” y que puede muy bien surgir de una combinación de elementos y recursos humanos de la justicia, la policía y fuerzas de seguridad nacional.   La estructuración de una agencia de inteligencia criminal de alto grado profesionalizado se hace imperiosa, pero la cuota de compromiso y responsabilidad política es muy grande. 

Tal vez el mismo Macri no vea un escollo en construir una estructura como la planteada pero, sus cercanos pueden no estar a la altura de sus decisiones y seguramente corra el peligro de quedar en la más absoluta soledad ante la primera falla. Igualmente con ellos o sin ellos, es muy posible que se vuelva a profesionalizar a las fuerzas de inteligencia para propósitos criminales y traigan algo de verdadera seguridad tanto policial como jurídica.

Para ello se deberá volcar una gran inversión en recursos materiales y económicos que con el ejercicio sostenido, obtendrá la capacidad profesional que lograría combatir no solo los delitos complejos de índole privado sino también, a la corrupción enquistada en las áreas del estado.  Si hay un punto que puede criticarse de estos planes, es en lo que respecta a los asesores que se encargarían de planificar e incluso entrenar a los cuadros que ocuparían esta nueva agencia. Sin dudas de que es materia de preocupación que elementos de la Agencia Central de Inteligencia estadounidenses, del Mossad israelí  e incluso asesores de la DGSE francesas pongan sus criterios para ser ejecutados por las fuerzas de seguridad argentinas.

Paralelo a este último tema, los contactos con agregados militares norteamericanos y de otros países,  estarían tomando forma para poner en marcha una modesta reestructuración en el área de la defensa que se verán con adquisiciones vitales para la operatividad de las tres fuerzas.

Una última cuestión que puede representar un quiebre en las políticas  que encara en el ámbito laboral, hay que ver si éste presidente que ha demostrado frialdad y decisión –pero muy poca muñeca política- para encarar todos los temas que hemos citado antes, si se atreverá a vetar la llamada “ley anti despidos”, que se ha convertido en el ariete y caballo de batalla de los políticos más desacreditados y que ven en esto, la posibilidad de reimpulsar sus mediocres posiciones.


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