EN LA MIRA
“CUBRIENDO RASTROS”
En Siria los “yihadistas” patrocinados por las agencias de inteligencia occidentales están perdiendo la batalla por derrocar a la república árabe y las preguntas comienzas a inquietar a los gobiernos involucrados ¿Es el ataque de Manchester una falsa bandera para desviar estos cuestionamientos?
Por Charles H. Slim
Brutal y despiadado, así podríamos describir el ataque ejecutado el
lunes 22 de mayo en Manchester sin que haya ningún tipo de discrepancias, pero
en realidad ¿Quiénes están detrás de éste ataque? Las recurrentes informaciones
cargadas de argumentos prejuiciosos sobre el “islamismo radical”, el
“terrorismo islamista” y la fantochada de “ISIS” han servido para alimentar la
islamofobia impulsada a toda máquina desde aquellas nada claras jornadas del 11
de septiembre del 2001 y que, muy convenientemente, fueron recreadas en Madrid,
Londres y París unos años más tarde.
Acusar
a los musulmanes se volvió una moda siniestra e injusta que esconde a los
verdaderos inspiradores detrás de estos espantosos actos y que claramente (y
tras las escandalosas revelaciones que se han venido ventilando) no son ni
árabes ni musulmanes.
El
último episodio de esta novela sangrienta y provocadora, se ha concretado en la
ciudad británica de Manchester, en medio de un multitudinario recital que
reunía a miles de jóvenes en el conocido estado Manchester Arena, suscitándose
muchas controversias sobre cómo y quiénes realizaron el ataque. Estas preguntas
son inevitables de hacer ante el poder de los explosivos utilizados, el
planeamiento visto y el indudable apoyo que hubo para poder ejecutar esta
acción que no dejan lugar a dudas de que no tuvo nada de amateur.
Este
detalle no es menor, ya que la mecánica que explicaría como pudieron morir
veintidós personas y herir a más de un centenar, no se condice con las
simplistas explicaciones del atacante suicida que llevaba un cinturón explosivo
que por cierto, contradice la otra versión que habla de la colocación de dos
artefactos en una zona fuera del alcance público. Esta última fue incluso la
primera relatada por testigos ocasionales que se hallaban afuera del estadio
que dicen haber oído dos estampidos que provinieron del estadio sin saber que
estaba sucediendo.
Este
último dato pone en dudas la versión del “hombre bomba” o el “suicida” como les
gusta calificar a los medios occidentales
los ataques que, como una táctica de guerra, suelen ser realizados por los
“yahid” en el campo de batalla contra sus enemigos.
Como
era de esperar, el ataque fue adjudicado al “ISIS” y que según las autoridades
británicas fue inmediatamente reivindicado por la agencia de información “AMAQ”
perteneciente a esta organización seudo-islámica.
Otra
curiosidad de esto fue la instantánea publicación de los medios conservadores
estadounidenses sobre la identidad del supuesto atacante, un joven de tan solo
22 años de edad de origen libio y que las fuentes norteamericanas enseguida
vincularon con “Al Qaeda”. El chivo
expiatorio llamado Salman Abedi, un joven de origen libio pero nacido en Gran
Bretaña cargaría con el peso de este hecho y sin que lo pudiesen explicar las
autoridades británicas, como con apenas unas horas de diferencia y a miles de
kilómetros de distancia, los norteamericanos tenían la identidad de un sujeto
que (supuestamente) solo quedaban los pedazos esparcidos por el estadio.
Ante
esta notable incongruencia que incluso desato la ira de la misma Teresa May,
llevó a que –nuevamente y de la nada- los servicios de inteligencia
británicos del MI-6 “dilucidaran” y “confirmaran” la identidad de este supuesto
atacante por una “tarjeta bancaria” encontrada en un bolsillo de lo que quedaba
de la chaqueta de aquel pedazo de carne sin forma de la humanidad que habría
sido Salman Abedi. Igualmente y para la desilusión de los interesados, no
existe a disposición del público, imagen o alguna referencia sólida a dicha
tarjeta, por lo que todo queda a la credibilidad de las autoridades locales (Globalreseach.ca. http://www.globalresearch.ca/manchester-berlin-paris-nice-london-new-york-passports-and-ids-mysteriously-discovered-in-the-wake-of-terror-attacks/5592063 ) Esto hace recordar a los pasaportes hallados en las Torres
Gemelas y los documentos de los terroristas en Francia. Todo muy conveniente.
Al
igual que en otros ataques como los de París en 2015 y 2016, los sindicados como
“terroristas” o no aparecen o son eliminados por las fuerzas de seguridad antes
de que puedan ser procesados por la justicia. Muy raro.
Eso
no es todo. A pesar que Scotland Yard le puso un nombre y una caratula al
supuesto atacante, Londres ha tratado de tapar las verdaderas implicancias de Abedi con el MI-6
y de estos con “Al Qaeda” y el
“Daesh”. Tal como lo señalan otras
fuentes informativas que no se dejan influir por los medios corporativos
occidentales y que desde hace años investigan estos hechos, este joven libio
era hijo de Raman Abedi, un ex oficial de la inteligencia de la Libia de
Ghadafi y especialista en vigilancia de movimientos yihadistas. Eso no es todo. Abedi en la década de los
noventas se paso al bando británico y bajo las instrucciones del MI-6 participo
en el fallido intento de asesinato de Ghadafy en 1996, motivo por el cual fue
asilado en Gran Bretaña como premio a su lealtad a la corona.
Abdelhakim Belhadj premiado por Mc Cain |
Pero
las actividades de Raman Adedi no se quedaron en la de un simple retirado.
Como
sucede en este mundo oscuro de la inteligencia, siguió trabajando en los nuevos
planes que Londres trazó y que el MI-6 puso en práctica para el Medio Oriente.
Uno de estos fue la creación del “Grupo Islámico Combatiente de Libia”, rama
local de “Al Qaeda” que junto a su jefe de campo Abdelhakim Belhadj trataron de
eliminar a Ghadafy con desastrosas consecuencias. Belhadj fue capturado por el
gobierno libio encarcelado y torturado (con la asistencia de asesores de la
CIA), mientras que Abedi volvió a Gran Bretaña para seguir trabajando en los
planes que se trazaban para Iraq (Red Voltaire. “Manchester, el MI-6, Al Qaeda,
Daesh y los Abedi”. http://www.voltairenet.org/article196463.html ).
Como
dato complementario a esto, cuando Mohammar Al Ghadafy fue derrocado y
brutalmente asesinado en 2011 por una banda de mercenarios (entre los cuales
había latinos) y con la colaboración de la CIA, el MI-6 y la DGSE francesa,
Abdelhakim Belhadj paso a ser el líder de los grupos mercenarios afiliados a
“Al Qaeda” y llevó adelante una sangrienta purga contra la población libia que
aún no se conocen sus alcances.
Sin
dudas que todos estos elementos ponen más que en una duda razonable, la versión
británica del hecho y expone a la luz de las circunstancias actuales, la
conveniencia de un acto tan impactante como este. Londres debe mostrar que es
víctima del terrorismo para desviar las miradas de sus actividades tanto
clandestinas (en apoyo de los grupos yihadistas en Siria) como de sus
abominables crímenes sobre las poblaciones civiles que realizan sus aviones
sobre Iraq bajo la excusa del “Daesh”. Los ciudadanos británicos de a pie están
hartos de este tipo de enjuagues y los musulmanes que allí viven no están
dispuestos a seguir siendo la “cabeza de turco” de los juegos sucios de Downing
Street 10 ni de las intrigas que de constante teje el Foreing Office para
cubrir sus actividades en el extranjero.