“PUÑALADA
CONTRA IRAN”
El ataque terrorista contra un destacado científico
iraní reedita ante la opinión pública la táctica del terrorismo israelí
Por
Ali Al Najafi
Una mañana rutinaria más en la vida del científico iraní Mohsen Fajrizadeh, un nombre que para el común no signifique nada o al menos no para la opinión pública occidental. Hombre de familia, profesor de física en la Universidad “Iman Hussein” de Teherán era un experto en el campo del desarrollo nuclear y desde hace años estaba trabajando para proporcionar a su país de la legítima potencialidad de éste tipo de energía para el uso civil y militar. Pero para otros intereses foráneos que buscan detener el desarrollo iraní, Fajrizadeh era una amenaza para su hegemonía geopolítica en la región y un serio obstáculo para la continuidad de los planes expansionistas y por ello, debía ser eliminado.
Unos
años antes, los autores materiales de estos mismos conspiradores habían
fracasado en el intento pero no sucedió lo mismo con otros de sus colegas
quienes fueron brutalmente asesinados. Algo similar vimos en Iraq durante la
ocupación angloestadounidense, cuando científicos iraquíes fueron
sistemáticamente asesinados por misteriosos autores aunque los iraquíes, no
dudaban en señalar a “escuadrones de la muerte” dirigidos entre otros por
israelíes.
Como
era de esperar la prensa occidental y en especial la anglosajona trato estos
hechos muy por encima tratando de tapar las implicancias políticas y geopolíticas
que rodearon estos atentados terroristas. En esos momentos las circunstancias
para ejecutar aquellos atentados no podían ser más propicias ya que, Iraq bajo
el control de los EEUU fue una plataforma de ingreso para otros enemigos de
Irán. Fue así que por aquel entonces la inteligencia y el Ministerio del
Interior iraní pudo determinar que había habido un financiamiento y reclutamiento
de pistoleros locales contratados por el "Mossad" israelí con la necesaria
implicancia de la CIA.
De
esta manera, si vamos siguiendo las migas podemos llegar ver quienes han estado
interesados en dar este golpe criminal. A comienzos del año, el asesinato del
general iraní Qassem Soleimani por órdenes de Trump constituyó un notorio Casus Belli que estuvo a punto de
transformarse en una guerra abierta, pero los más prudentes del Pentágono
lograron detener la escalada sin no obstante, recibir una respuesta contra sus
bases en Iraq. Quien más se hubiese beneficiado con ese desenlace habría sido
Israel quien –es de público conocimiento-
usa a los EEUU, como un escudo de sus ambiciones en la región.
Pero
ante la próxima salida de Trump de la Casa Blanca, Tel Aviv teme perder su
oportunidad por terminar con el programa nuclear iraní y es posible que tenga
implicancia en las revelaciones filtradas hace una semana sobre la intensión de
Trump por lanzar un ataque sorpresa sobre las instalaciones nucleares iraníes
¿Este atentado ha sido parte de esos planes?
También
existe otra posibilidad que no esta siendo considerada. Se sabe que Trump ha
sido un sujeto indeseable y problemático para la elite política y financiera de
EEUU –un Outsider- por lo cual, no
sería nada descabellado que esta “operación” hubiera sido montada desde
Washington por sectores de la
administración demócrata entrante con la intensión de cargarle las
responsabilidades al mandatario saliente. No olvidemos que éste sector de la
política norteamericana, también es leal a los deseos de Tel Aviv por lo cual
desde hace décadas viene conspirando
para desestabilizar a la república Islámica y para ello ha entablado relaciones
con sectores –no precisamente moderados- de
la oposición iraní e incluso,
financiando y entrenando grupos terroristas como el “MAK” (Mujahedin Al Kalq) y
a los grupos extremistas separatistas árabes de la región de “Ahwaz”.
Así
es que, amigos, no se dejen impresionar por las promesas de campaña y
discursillos dulces sobre pretender terminar con las “guerras interminables” y
las colaboraciones con regímenes detestables como el saudita. No pierda de
vista el embuste que fue la administración Obama ( de la cual Biden fue vice) que
tras deslumbrantes promesas sobre política exterior y el respeto a los derechos
humanos, muy pocas fueron realmente llevadas a la práctica siendo el artífice de
las crisis en el mundo árabe y la continuación muy bien maquilladas de la
estrategia del caos –creada por Rumsfeld/Cebrowski-
con el monigote del “Estado Islámico”. Olvidelo, si usted se cree todo eso,
no tardará mucho en verse desilucionado tan pronto Biden y su equipo ocupen la
Casa Blanca.
La
política islamofoba que activamente se viene desplegando sin tapujos desde
el 2000, no es exclusiva de tal o cual
presidente (republicano o demócrata) ni ha sido dirigida contra los
“extremistas sunitas” (como se decía en épocas de Bush para manipular a los
chiitas iraquies), sino que es parte de una ideología de odio racial inherente
al estado profundo de la Unión. De ese modo, no tendrán reparo en llevar
adelante cualquier clase de crimen que justifique sus objetivos.
Fue
entonces que ese 27 de noviembre Mohsen Fajrizadeh salio de su casa en la
localidad de Absard al este de Teherán,
abordó su automóvil blindado “Nissan” y junto
a los guardaespaldas -asignados por el
Ministerio de Defensa iraní en previsión de lo que justamente le estaba por
ocurrir- se dirigió hacia la capital.
El gobierno iraní ya tiene experiencia en amenazas y ataques terroristas de sus
enemigos y es por ello que mantenía muy bien custodiado al cerebro de su
programa nuclear. A pesar de las medidas adoptadas que posibilitaron repeler el
ataque que tras una frenética escaramuza
eliminó a los atacantes, las heridas ocasionadas a Fajrizadeh fueron
irrecuperables.
Pese
al crimen abominable y condenable, occidente y sus medios corporativos trataron
de restar importancia a este suceso.
Una
vez más se puede advertir el relativismo odioso en la contemplación y atención mediática
de un nuevo acto terrorista cometido contra la soberanía de Irán. De haber
sucedido en un país de occidente y ni hablar si es EEUU o de Europa, habría
habido un tembladeral mediático clamando por su brutalidad terrorista exigiendo
la intervención de Naciones Unidas y la aplicación de sanciones ilimitadas y
desproporcionadas contra los sospechosos.
El
escenario elegido por los atacantes demuestra una buena planificación,
inteligencia y la prueba de una
apoyatura logística aceitada para el golpe. Agregado a eso la modalidad del
ataque revela características peculiares y que no pueden pasarse por alto. Al
parecer a la altura de una ruta que atraviesa un extenso paraje rural con algunas
construcciones aisladas y pocos pobladores, los atacantes montaron una
emboscada aprovechando un tramo recto con muy buena visibilidad, con el sol de
frente que encandilaba al conductor del automóvil de Fajrizadeh y con flancos totalmente
descubiertos. Coincidiendo con algunos testimonios que hablaron de haber
escuchado una explosión precedida de un profuso tiroteo, evidenció que los
atacantes habrían utilizado una trampa explosiva improvisada detonada a
distancia para impactar al vehículo, pero sin éxito.
Estos
dispositivos se vieron mucho durante la ocupación de Iraq y fueron utilizados
con mucho éxito contra los vehículos acorazados norteamericanos y británicos
que circulaban por carreteras y calles de Bagdad. Los norteamericanos
bautizaron a estas trampas como IED “Improvised Explosive Device” y a causa de
ello debieron rediseñar sus “Humvee” y solicitar al Pentágono nuevos vehículos
blindados tácticos medianos como los “Cougar” y los BAE “Caimán” lo cuales teóricamente eran a prueba de estas trampas.
El
uso de esta táctica fue repetidamente copiada por grupos de mercenarios reclutados
por la inteligencia militar estadounidense, británica y la CIA con la intensión
de crear bajas entre la población civil que llevara a minar la confianza y
retirar su apoyo a la resistencia contra la ocupación.
En
el caso de este atentado, se sabe que Israel ordena ataques criminales contra objetivos
dentro de otros países bajo el rótulo de “asesinatos selectivos” (un eufemismo
para terrorismo) que ha pretendido legitimar como parte del derecho de defensa,
una aberración legal que además de ser compartida por Washington –quien desde el 2001 la practica de forma
continua- no ha logrado ser frenada por Naciones Unidas. Este tipo de
acciones claramente premeditadas e ilegitimas encuadran perfectamente en el
concepto de “agresión” que se prevé en el Capitulo VII de la Carta Orgánica y
que con tanta insidia la organización y el Consejo de Seguridad ha aplicado en
otros casos.
En
el caso de éste atentado, vemos reunidos todos los elementos que conforman una
agresión que debiera llevar a que el foro y las instancias judiciales
internacionales lo traten de forma enérgica y decidida a los fines de tomar una
determinación seria sino quieren seguir perdiendo la poca credibilidad que les
queda.
Al
mismo tiempo, este crimen se inscribe en una acción con planes de extender la
inestabilidad y la inseguridad dentro de una nación soberana. Por lo pronto
será determinante la recolección de elementos en el sitio, las pesquisas para
determinar el origen de los atacantes que lleven a un resultado de las
investigaciones del Ministerio de seguridad iraní.
Pero
la emboscada fue defectuosa. Ante el fracaso de darle de lleno con la explosión
al paso, los atacantes como forma de intentar rematarlo en el interior abrieron
fuego contra el vehículo de Mohsen Fajrizadeh como forma de asegurar el objetivo. Por los restos desperdigados en el lugar y las evidencias
levantadas, los atacantes además de estar muy bien entrenados usaron municiones especiales (perforantes).
Son
dudas, quienes se restregan las manos con este crimen se hallan en Tel Aviv y
creen que han dado un golpe certero al proyecto de desarrollo científico de
Irán. Lo malo para ellos es que no han podido cubrir los rastros y eso los pone
en el centro de la opinión pública. Igualmente y al mismo tiempo, va quedando
más claro quien es el agresor y el ejecutor de brutales acciones terroristas y
cómo ello llevara a medio termino a nuevas espirales de violencia en la región.