“UNA POLITICA MESIANICA”
Hasta cuando se sostendrá la diabólica lógica de que
unos son más elegidos que otros
Por Charles H.
Slim y Yossi Tevi
Hace dos semanas atrás gavillas de judíos ultraderechistas
armados con sus fusiles semiautomáticos provistos por las FDI y por los dineros
de los donantes sionistas occidentales, como los chacales, comenzaron a
merodear la barriada palestina de “Sheikh Jarrah” en el norte de Jerusalén con sus
nada buenas intensiones. No paso mucho para saber que los palestinos no estaban
equivocados. Tal como lo esperaban los vecinos árabes, estos salteadores regresaron
días después con más refuerzos y esta vez con la intensión de apropiarse de sus
hogares. Esto que ocurre aquí en “Sheikh Jarrah” no es nuevo para los
palestinos. Hace años que Tel Aviv y en especial desde que Donald Trump dio su
apoyo expreso a las políticas de “Apartheid” de Benjamín "Bibi" Netanyahu, ha estado
impulsando (con mucha discreción) a estos sectores extremistas para que y por
todos los medios posibles, vayan apropiándose de las casas y propiedades de los
palestinos en Jerusalen con la cobertura de las fuerzas policiales y militares
del estado.
Sumado a esto, las continuas usurpaciones de
territorios y aldeas demolidas para ser ocupados por asentamientos judíos financiados
por grandes corporaciones y emprendimientos occidentales dan un marco y
trasfondo a la impunidad de una violencia que no cesa. Es ante estas violentas y
arbitrarias circunstancias que debemos preguntarnos y ¿Por qué no pueden
defenderse los palestinos?, ¿Deben tolerar pasivamente que les opriman, roben y
maten?
Muchos y muy graves son los hechos que ha causado
esta política de voracidad expansionista, típica de los estados europeos
colonialistas del siglo XIX y comienzos del XX con la cual paradigmaticamente se
rige el sionismo y que como de costumbre sostiene la política
angloestadounidense. Este sostén se ha visto en las últimas declaraciones del
presidente Biden y su Secretario de Estado Anthony Blinken (administración que
presume ser el faro de la democracia) señalado por una fracción del Congreso
liderada por la representante demócrata por Michigan Rashida Tlaib quien señaló
entre otras consideraciones que “en ningún momento se ha reconocido la humanidad
de los palestinos”, demostrando que incluso en los EEUU no hay lugar para las
connivencias y llana tolerancia con las que Israel contaba en el pasado.
Un niño palestino muerto |
Tampoco existe en Gran Bretaña unanimidad para
justificar las presentes acciones de Israel, donde hasta los sectores
conservadores que históricamente y en alguna medida sostuvieron sus pasadas
arbitrariedades, hoy usan palabras tales como “represalia desproporcionada” que
tanto fastidian a los sionistas sudamericanos, en particular a los argentinos y
que expresamente fustigaron en el posicionamiento del gobierno argentino. Pero
los británicos no hacen esto por razones de humanidad o de empatía sino, porque
ven en la continuidad de estas atrocidades peligrar la vigencia de los “Acuerdos
Abrahamicos” firmados por Israel con algunos países árabes en especial los del
Golfo con quienes Londres tiene grandes intereses.
Los eventos que han desatado esta espiral de
violencia tuvieron origen en las constantes agresiones y usurpaciones de casas en
Jerusalen y que vienen agravándose desde que Donald Trump en diciembre de 2017
concedió a Israel y de forma arbitraria el título de capital. A partir de allí
las bandas de colonos ultraderechistas que están respaldadas por fuertes
influencias políticas y financieras externas, dieron rienda suelta a sus
actividades terroristas contra la población palestina. No hay argumentos que la justifiquen, mucho
menos los que apelan a los pretendidamente sacados de la escatología religiosa
que para decirlo de una forma entendible y grosera para quienes no conocen el
origen de todo esto, se resumiría en un argumento que se basa en que “Dios les
habría otorgado un titulo inmobiliario sobre toda Palestina”, una
inconsecuencia convertida en teología imposible de probar. Sin dudas esto es
tan mesiánico e injustificable como aquellos que poniendo al Islam por delante,
matan en nombre de Dios.
Los mismos sionistas europeos que operaron desde
comienzos del siglo XX para ir filtrándose en Palestina y por medio del terror
subvertir el protectorado británico y comenzar a ganar terrenos árabes, sabían
que estaban robando y matando a sus propietarios por lo cual era esperable una
reacción en su contra, tal como sucedería en la revuelta de1936 y como se
produciría en 1948 tras una larga lista de crímenes (con masacres como en Deir
Yassin), la matanza en Qibla en 1953, Sabra y Chatila en 1983 y muchas otras
que llegan hasta nuestros días. Incluso el mismo Ben Gurión reconoció que esto
era lo menos que podían esperar por robar los territorios de los palestinos.
La impotencia y la ira reinan entre los palestinos
quienes se ven entrampados en un laberinto siniestro, administrado por un
estado teocrático (porque Israel según su constitución es un estado Judío) que
no tiene escrúpulos al momento de pasar por encima de los derechos humanos de
los palestinos. Ante la evidencia de los hechos esto es innegable. Al día
presente los palestinos se hallan a merced ya no solo de las fuerzas militares de
ocupación y sus siniestros cuerpos de inteligencia como el “Shin Bet” sino
también, por grupos de enmascarados quienes vestidos de negro y movilizados en
vehículos sin chapa identificatoria atacan y secuestran a los palestinos en la
vía pública. Los palestinos saben muy bien que son estos “colonos”, quienes son
ingresados por Tel Aviv en un plan de hacer una guerra demográfica con el claro
objetivo de “judeizar” los territorios sostenida con la ideología mesianica del
sionismo que se simplifica en el “Eretz Israel” (Gran Israel).
Desde que Yasser Arafat murió en 2006 los palestinos
han quedado huérfanos de un liderazgo político con suficiente fuerza y entereza
para plantarse ante Israel. Hoy por el contrario solo existe una administración
meramente decorativa a cargo de un hombre viejo y sin consenso que se ha
transformado en una mera marioneta de los juegos políticos de Tel Aviv.
En occidente y en particular en los medios
argentinos nada se dice de todo esto, algo que no asombra si vemos quienes son
los que manejan las empresas dedicadas a la información y el entretenimiento
local. Nada nuevo en estas posiciones obsecuentes y faltas de imparcialidad que
no desaprovechan oportunidad (movidos por una advertible islamofobia) para
tratar de conectar a Irán con todo lo que ocurre. Precisamente, para distraer y
entretener a la opinión pública de estas execrables acciones, están quienes
bajo la tarea de comunicadores y especialistas de estos lares, difunden una
imagen apegándose a la línea política de la embajada de Israel y EEUU cambiando
el ángulo de los hechos, relativizando los daños humanos contra los palestinos
e incluso invirtiendo la secuencia de inicio de los mismos.
Para escenificar el cuento mediático y darle ese
aburrido y acostumbrado cariz victimista al que hicieron un culto los
sionistas, el cambio de las palabras y los significados es central para decir
algo que se asemeja a la realidad, pero con una intensión completamente diferente. Estos informadores (con la obvia venia de sus
empleadores) colocan como dice el refrán “el carro adelante del burro” y así
cambian la realidad de los hechos como una forma de justificar lo
injustificable. Durante años y cuando no existía internet, fue fácil para los gobiernos
de Tel Aviv, para los militantes sionistas y para sus adeptos en los medios,
desinformar sobre hechos similares e incluso, ocultarlos deliberadamente. Muchos
crímenes cometidos al amparo de la oscuridad y la complicidad de occidente
quedaron sepultados como muchos palestinos enterrados en fosas comunes. Desde
aquellas masacres de Hebrón en 1994 y las cometidas en Belen en 1999 difundidas
por canales de televisión regionales y el asalto de las FDI al barco con ayuda humanitaria
a Gaza el 31 de mayo de 2010 que fue trasmitido en vivo por internet sin que
los israelíes supieran que estaban siendo vistos por millares de internautas,
llevó a que sus cerebros en inteligencia y seguridad tomaran nuevos recaudos y
plantearan otras estrategias mediáticas para tratar de reducir el impacto de
“excesos” similares.
En 2018 en la llamada movilización del retorno que
llevó miles de palestinos a marchar a la cerca colocada por Israel para aislar
a la Franja de Gaza de los demás territorios palestinos, sus soldados hirieron
y mataron a decenas de palestinos sin que ello hubiera desatado un solo
comentario en los medios y mucho menos en el gobierno argentino de ese entonces.
En esos eventos se pudo comprobar que los tiradores israelíes disparaban a las
piernas (de hombres, mujeres o niños) con municiones prohibidas por las
Convenciones internacionales con la sádica intensión de dañarlos de por vida.
El desagradable efecto de estas balas expansivas era la voladura literal de sus
pies o parte de sus piernas con lo cual, actualmente hay varios cientos de
mutilados y lisiados palestinos que dan testimonio de esta brutalidad
inexcusable. Obviamente, nada de esto se quiso mostrar en los medios argentinos
y en el que de algún modo se trato el tema, algunos de estos informadores con
un velado prejuicio islamófobo, que coinciden con el ideario sionista, no
dudaron en demostrar su candente parcialidad pro-israelí justificando esas
execrabilidades con los argumentos más inverosimiles que alguien se podía
tragar.
Según estos lamentables pero esperables
desinformadores han acusado a “Hamas” y a otros grupos de la resistencia de
haber sido quienes iniciaron los ataques “lanzando misiles” y que Israel se vió
empujado a responder, algo que además de taimadamente malicioso es rotundamente
falso. Primero que todo, las golpizas,
las usurpaciones y las profanaciones a la Mezquita “Al Aqsa” que se vienen
ejecutando desde hace años son soportadas a costa de la sangre de los
palestinos. En lo referente a los medios y su particular forma de describir los
hechos, hay que precisar que los palestinos no tienen misiles en el sentido
estricto del termino (Proyectil Autopropulsado con carga explosiva dirigido por
medios electrónicos) sino cohetes artesanales (construidos por ellos mismos) que
solo es un vector sin guía alguna con una carga explosiva (a la cual se le
agrega metralla casera como clavos y vidrios) que es impulsado por un motor de
combustible sólido.
A su vez Israel, además de misiles con alta
sofisticación tecnológica y mortíferas cargas explosivas (con sus propias
metrallas incluidas), no duda en bombardear a las poblaciones urbanas de Gaza
con armas químicas como son las bombas de fósforo blanco y mucho menos con obuses
de artillería de 155 mm que además de tener ojivas con “Uranio empobrecido”
(veneno radiactivo) sin dudas carecen de cualquier guía que les de precisión y por
ello caen al azar. Estos señalamientos se hacen tras desafortunados comentarios
de algunos obsecuentes representantes de la política argentina que condenaron a
“Hamas” por usar cohetes sin guía y justificando a Israel porque según sus
puntos de vista “por lo menos usan misiles guiados” queriendo explicar que solo
“matan terroristas”, una falacia maliciosa insostenible.
Familia Kilani muerta en Gaza |
Hay en estos detalles una desproporción y un
despropósito que pretenden maquillar detrás del artificioso uso de las palabras
y claro, de argumentos tirados de los pelos, toda la destrucción y la calamidad
humana que ya causó el estado de Israel. La ocupación militar y la opresión
imperante de este estado sobre los palestinos que ya cumple siete décadas es
imposible de justificar. No permitir a los palestinos resistirse a estas
políticas racistas y de limpieza étnica es ir contra un derecho humano
universal, mucho más cuando el agresor está muy bien definido y éste se
aprovecha de la desproporción material y su impunidad política (proveídas
especialmente por EEUU) con la que cuenta. Un costoso misil balístico o uno
guiado por láser que cuesta más de 20 millones de dólares lanzado desde un
avión F-16 es algo incomparable a un cohete “Qassam” de elaboración casera en
talleres palestinos o incluso de otros adquiridos externamente ¿Qué defensa
tienen los palestinos contra estos costosos ingenios de la industria militar
israelí? O incluso también ¿Qué propósito militar tiene bombardear las oficinas
de medios informativos árabes o incluso occidentales que están cubriendo los
hechos en el terreno?
Ante estos cuestionamientos escucharemos respuestas
que rayan el cinismo negando la realidad de estas desproporcionalidades y en
otros casos, sintiéndose ofendidos muchos de los representantes de la posición
israelí ante las evidencias, muestran fastidio y el silencio.
A contraposición de ello, desde hace años que los
aviones israelíes vienen bombardeando la Franja de Gaza sin que estos mismos
medios informativos y sus insignes presentadores, hallan levantado un solo
comentario sobre las horrendas consecuencias causadas entre la población civil
palestina. Cuando matar con bombas y misiles se ha hecho políticamente malo
para las relaciones públicas, Israel no ha dudado ni duda de usar otros métodos
más silenciosos y cobardes. O sino por ejemplo, ¿Cómo podrían explicar el corte
de suministro de agua potable por el gobierno israelí a la Franja de Gaza e
incluso, el envenenamiento de la misma con toxinas que enferman a sus
consumidores, en especial a los niños? Mucho menos se atreven a explicar la
real situación existente que no es la de una guerra (como gustan hablar), sino
de una ocupación y una continua usurpación de territorios que además de arbitraria,
es contraria a las normas del derecho internacional y a las previsiones de
Naciones Unidas. Simplemente, hay una visión escandalosamente parcial y para
peor, fanática pro-israelí de lo que sucede allí.
Hace ya bastante tiempo que los israelíes y en
particular estas bandas de colonos extremistas, vienen provocando, causando
daño y muerte a los palestinos. Sin dudas que estos criminales son una avanzada
“proxie” de las deleznables agencias de inteligencia y cuerpos
“antiterroristas” de Israel, esas mismas que se especializan en secuestrar,
golpear y torturar a hombres, mujeres y niños utilizando tácticas sucias y la
complicidad de los gobiernos anglosajones para cubrirlos políticamente; sin
dudas, son una contribución al respeto de los derechos humanos de los que se
jactan muchos de estos sionistas (pro-israelies no judíos) en las entrevistas
en cadenas de televisión.
Una vez más y como lo han hecho en otras
oportunidades, los israelíes bombardearon sin piedad la Franja de Gaza teniendo
como blancos escuelas, mezquitas y centros de salud. Uno de los ataques aéreos
demolió parte de las instalaciones del hospital “Hala Shawa” ubicado al norte
de la franja. En cada uno de estos ataques murieron niños y mujeres que no tuvieron
la mínima oportunidad pero esto, es algo que Israel ya ha cometido con
anterioridad confiado de que contara con la impunidad que le proporciona su
influencia. La pregunta que deberíamos hacernos es ¿Hasta cuándo se podrá
soportar esta impunidad de un estado que se cree con una especie de
superioridad moral para pasar por encima de la ley y los derechos humanos
ajenos?