UNA FINGERHACKELN
EN EL CARIBE
¿Por qué hay otros intereses detrás de las denuncias de supuesto fraude
contra el triunfo de Nicolás Maduro Moros?
Por
Javier B. Dal
Días antes de que se llevaran a cabo las elecciones en Venezuela, desde
los medios en el hemisferio y particularmente desde Buenos Aires se comenzó a
sembrar la idea de que la caída del “régimen de Maduro” estaba asegurada,
creando así una atmósfera propicia para reforzar las sospechas que pudieran
surgir de los resultados. Para ellos, Maduro perdería y cualquier resultado en
contra sería parte de un fraude.
Una
maniobra de manipulación psicológica que los editorialistas de los noticieros (copiada
de los angloestadounidenses) han utilizado hasta el hartazgo para crear
verdades artificiosas.
La victoria
del mandatario anunciada por el CNE fue como un balde de agua helada no tanto
para los opositores que habían estado extasiados por la campaña mediática que
no seamos ingenuos, tiene un apoyo directo, pero bien disimulado de Washington
y muy especialmente de sus servidores en Buenos Aires. Con esto, no podía
fallar y el plan para remover la revolución bolivariana estaba asegurado.
Como era de
esperar y ante el anuncio de proclamación de reelección de Nicolás Maduro
Moros, los medios argentinos especialmente los alcahuetes del gobierno
libertario de los Milei se vieron desconcertados y ya con el correr de las
horas con nuevas instrucciones de la embajada de EEUU comenzaron a operar en
búsqueda de ir preparando a la opinión pública para una posible intervención
armada contra Venezuela.
Sacando la
discutible gobernanza de Maduro y las falencias económicas en las que se halla
el país (y de las cuales pocos países de la región pueden jactarse de estar
mejor), no podemos dejar de ver que hay detrás una verdadera pulseada
geopolítica en la que se involucran los grandes y antagónicos poderes globales
quienes, cada uno por su lado, tienen interés sobre la situación política en
Venezuela.
Los medios
como siempre solo trazan relatos sesgados y superficiales que no muestran para
nada la trastienda de quiénes y cómo se mueven los intereses de los gobiernos
interesados en alterar la transición política en la Venezuela Bolivariana. Como
ya ha sucedido en Libia, Túnez y Egipto en 2010, Siria 2011 y Ucrania 2014 los
medios cooperaron mientras las agencias de inteligencia atlantistas y sus
colegas israelíes dieron rienda suelta a sus operaciones de manipulación e
intoxicación informativa acompañada de acciones en el terreno que iban desde la
movilización de sus agitadores pagados hasta usar francotiradores para que
asesinen indistinta y alternativamente tanto a manifestantes como a policías.
Esta gimnasia
siniestra a los ojos de personas crédulas y que se desentienden de los asuntos
políticos y se tragan el relato sin masticarlo, es solo una parte del propósito
de la existencia de estas agencias que no son de investigación o al servicio de
la justicia (como algún que otro ignorante ha dicho).
Durante
este lapso de tiempo y tras el fracaso de golpe del 2002, Venezuela a la par de
las sanciones económicas ilegales impuestas por Washington debió soportar
varias intentonas, estando la de septiembre de 2017 y la de mayo del 2020 (Operación
Gedeón) entre las últimas, tramadas por la CIA y algunas agencias europeas como
la DGSE francesa que apoyándose en elementos criminales locales como son las
“guarimbas” y mercenarios extranjeros, intentaron desestabilizar la seguridad
interior tratando que el gobierno se extralimitara en la represión y así
justificar una intervención externa valiéndose de la nada creíble OEA.
Un año
antes de que se desatara la desestabilización en todo el norte de África bajo
la denominada “Primavera árabe”, más precisamente por el 2009, la llegada de
contingentes de mercenarios europeos y latinos a la región había pasado
desapercibido por estos medios que por el contrario, se enfocaban en dar cabida
a formulaciones y artículos de “filósofos” como el francés Bernard Henri Levy
quien con su reconocida militancia sionista se enfocaba en atacar al Islam y a
la cultura del mundo árabe en general como prólogo a lo que Washington y sus
aliados (entre ellos Francia) iban a desatar.
Ahora
estamos viendo como grupos de saqueadores y ladrones que los medios adeptos a
Washington describen como “manifestantes” están destrozando lugares públicos,
robando bienes e incluso móviles policiales. Desde Guatemala hasta Iraq y desde
Libia hasta Ucrania, el reclutamiento de criminales y traidores son una de las tareas
más comunes de la CIA y del MI6 británico que tiene muy buenos incentivos en el
esequibo en la frontera con Guayana para acompañar un posible derrocamiento del
gobierno venezolano.
No es algo
nuevo que la CIA se halle detrás de estas acciones criminales. Son el siguiente
escalón ante el fracaso de sus lumpen políticos como fueron los malogrados
agentes de la CIA Juan Guaidó (gran corrupto) y Leopoldo López quedando en
última instancia María Corina Machado, quien tras gestionar durante veinte años
y de forma intensa peticiones de ayuda a las administraciones norteamericanas creo
la ONG “Sumate” con fondos y apoyo de la nada democrática “Fundación Nacional
para la Democracia” (NED en sus siglas en inglés) que no es otra cosa que otra
facha de la CIA. Obviamente los medios (y mucho menos los argentinos) no van
mencionar semejantes detalles ya que en su línea editorial los EEUU es
“democracia” y tener que hablar de sabotajes, terrorismo y asesinatos no tiene
nada que ver con esa palabra. Pero a fin de cuentas ¿No es la fuerza militar lo
que sostiene a las políticas estadounidenses?
Es por ello
que lo que estamos viendo es una pulseada de dedos, es decir entre el gobierno
legítimo de Caracas y los serviles angloestadounidenses de la región que en
última instancia debería definirse con una pulseada en todo el sentido del
término, es decir, entre los brazos geopolíticos que representan a cada uno de
esos dedos.