martes, 30 de julio de 2024

 

UNA FINGERHACKELN

EN EL CARIBE

¿Por qué hay otros intereses detrás de las denuncias de supuesto fraude contra el triunfo de Nicolás Maduro Moros?

 

Por Javier B. Dal

Días antes de que se llevaran a cabo las elecciones en Venezuela, desde los medios en el hemisferio y particularmente desde Buenos Aires se comenzó a sembrar la idea de que la caída del “régimen de Maduro” estaba asegurada, creando así una atmósfera propicia para reforzar las sospechas que pudieran surgir de los resultados. Para ellos, Maduro perdería y cualquier resultado en contra sería parte de un fraude.

Una maniobra de manipulación psicológica que los editorialistas de los noticieros (copiada de los angloestadounidenses) han utilizado hasta el hartazgo para crear verdades artificiosas.

La victoria del mandatario anunciada por el CNE fue como un balde de agua helada no tanto para los opositores que habían estado extasiados por la campaña mediática que no seamos ingenuos, tiene un apoyo directo, pero bien disimulado de Washington y muy especialmente de sus servidores en Buenos Aires. Con esto, no podía fallar y el plan para remover la revolución bolivariana estaba asegurado.

Como era de esperar y ante el anuncio de proclamación de reelección de Nicolás Maduro Moros, los medios argentinos especialmente los alcahuetes del gobierno libertario de los Milei se vieron desconcertados y ya con el correr de las horas con nuevas instrucciones de la embajada de EEUU comenzaron a operar en búsqueda de ir preparando a la opinión pública para una posible intervención armada contra Venezuela.

Sacando la discutible gobernanza de Maduro y las falencias económicas en las que se halla el país (y de las cuales pocos países de la región pueden jactarse de estar mejor), no podemos dejar de ver que hay detrás una verdadera pulseada geopolítica en la que se involucran los grandes y antagónicos poderes globales quienes, cada uno por su lado, tienen interés sobre la situación política en Venezuela.

Los medios como siempre solo trazan relatos sesgados y superficiales que no muestran para nada la trastienda de quiénes y cómo se mueven los intereses de los gobiernos interesados en alterar la transición política en la Venezuela Bolivariana. Como ya ha sucedido en Libia, Túnez y Egipto en 2010, Siria 2011 y Ucrania 2014 los medios cooperaron mientras las agencias de inteligencia atlantistas y sus colegas israelíes dieron rienda suelta a sus operaciones de manipulación e intoxicación informativa acompañada de acciones en el terreno que iban desde la movilización de sus agitadores pagados hasta usar francotiradores para que asesinen indistinta y alternativamente tanto a manifestantes como a policías.

Esta gimnasia siniestra a los ojos de personas crédulas y que se desentienden de los asuntos políticos y se tragan el relato sin masticarlo, es solo una parte del propósito de la existencia de estas agencias que no son de investigación o al servicio de la justicia (como algún que otro ignorante ha dicho).

Durante este lapso de tiempo y tras el fracaso de golpe del 2002, Venezuela a la par de las sanciones económicas ilegales impuestas por Washington debió soportar varias intentonas, estando la de septiembre de 2017 y la de mayo del 2020 (Operación Gedeón) entre las últimas, tramadas por la CIA y algunas agencias europeas como la DGSE francesa que apoyándose en elementos criminales locales como son las “guarimbas” y mercenarios extranjeros, intentaron desestabilizar la seguridad interior tratando que el gobierno se extralimitara en la represión y así justificar una intervención externa valiéndose de la nada creíble OEA.

Un año antes de que se desatara la desestabilización en todo el norte de África bajo la denominada “Primavera árabe”, más precisamente por el 2009, la llegada de contingentes de mercenarios europeos y latinos a la región había pasado desapercibido por estos medios que por el contrario, se enfocaban en dar cabida a formulaciones y artículos de “filósofos” como el francés Bernard Henri Levy quien con su reconocida militancia sionista se enfocaba en atacar al Islam y a la cultura del mundo árabe en general como prólogo a lo que Washington y sus aliados (entre ellos Francia) iban a desatar.

Ahora estamos viendo como grupos de saqueadores y ladrones que los medios adeptos a Washington describen como “manifestantes” están destrozando lugares públicos, robando bienes e incluso móviles policiales. Desde Guatemala hasta Iraq y desde Libia hasta Ucrania, el reclutamiento de criminales y traidores son una de las tareas más comunes de la CIA y del MI6 británico que tiene muy buenos incentivos en el esequibo en la frontera con Guayana para acompañar un posible derrocamiento del gobierno venezolano.

No es algo nuevo que la CIA se halle detrás de estas acciones criminales. Son el siguiente escalón ante el fracaso de sus lumpen políticos como fueron los malogrados agentes de la CIA Juan Guaidó (gran corrupto) y Leopoldo López quedando en última instancia María Corina Machado, quien tras gestionar durante veinte años y de forma intensa peticiones de ayuda a las administraciones norteamericanas creo la ONG “Sumate” con fondos y apoyo de la nada democrática “Fundación Nacional para la Democracia” (NED en sus siglas en inglés) que no es otra cosa que otra facha de la CIA. Obviamente los medios (y mucho menos los argentinos) no van mencionar semejantes detalles ya que en su línea editorial los EEUU es “democracia” y tener que hablar de sabotajes, terrorismo y asesinatos no tiene nada que ver con esa palabra. Pero a fin de cuentas ¿No es la fuerza militar lo que sostiene a las políticas estadounidenses?

Es por ello que lo que estamos viendo es una pulseada de dedos, es decir entre el gobierno legítimo de Caracas y los serviles angloestadounidenses de la región que en última instancia debería definirse con una pulseada en todo el sentido del término, es decir, entre los brazos geopolíticos que representan a cada uno de esos dedos.

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