DESEMPOLVANDO ESTRATAGEMAS
¿Cómo ha sido posible descalabrar y derrocar a la república árabe siria?
Por
Charles H. Slim
La repentina ofensiva de los grupos terroristas salafistas de “Hayat Tahrir Al Sham” (ex Al Nusra) y sus socios de “Al Qaeda” en Siria no es un hecho del azar, ni se ha producido por un impulso espontaneo de estos criminales alquilados. Detrás de ellos hay una larga y oscura historia que está muy lejos del instituto islámico de la “yihad”, las enseñanzas coránicas y la resistencia árabe-islámica.
Para hallar la raíz de estos grupos, tendríamos que ir a las épocas de
la guerra fría en donde las agencias de inteligencia británica, estadounidense
y turca sellaron un acuerdo secreto para el empleo de sus recursos con la
cofradía extremista llamada “Hermanos Musulmanes” íntimamente ligada a los
juegos sucios del Foreign Office en Londres y funcional a sus intereses en
Egipto.
La llegada de “Al Qaeda” y sus aliados al mismo palacio presidencial en
Mezzeh en Damasco, sin dudas no ha sido por su propio esfuerzo.
Solo como un breve prologo para explicar de dónde salieron y quiénes son
realmente estos “pseudo-yihadistas”, retrotraigámonos a 2010 cuando en el norte
de África la OTAN muy discretamente ya estaba desembarcando mercenarios traídos
de todas partes (europeos, latinos, árabes). Unos meses después veríamos cuál
era su objetivo y tras lograr deshacerse de Hosni Mubarak en Egipto, asesinar a
Al Gadafi y destruir a Libia, sus directores (con Hillary Clinton a la cabeza) los
enviaron a Siria para tratar de crear el mismo resultado desatando un acoso que
duraría 13 años.
Allí no solo se empantanaron, sino que además se desenmascararon las
injerencias y contubernios de las agencias de inteligencia (CIA, MI6, DGSE, MIT
entre las principales) que rodeaban (y siguen rodeando) las operaciones de
estos grupos. Lo que los medios occidentales llamaban “luchadores por la
libertad” eran nada menos de mercenarios y fanáticos wahabíes y salafistas
provistos especialmente por las Mukhabarat de Arabia Saudita, Qatar y la
apoyatura de Turquía, puestos al servicio de Washington. Con el paso del tiempo
se fueron agregando nuevos actores y recursos más sofisticados que al final
terminaron funcionando. Obviamente toda esta
cooperación estaba digitada por la CIA y sus aliados de la OTAN.
Lo mismo con ISIS, un bulo de la inteligencia militar estadounidense
fabricado tempranamente en 2007 durante la ocupación de Iraq (para reemplazar a
Al Qaeda-Iraq) y que se reactivó entre 2012 y 2013. Tan descarado fue esto que
el senador John Mc Cain viajó a Siria se reunió con los comandantes de estos
grupos terroristas entre los cuales se hallaba el que impostaría el papel de califa
del ISIS “Abu Bakr Al Bagdadi”.
Fuimos testigos de cómo emplearon a estos grupos hasta que en 2017
(tras la demolición de Mosul) fueron abandonados a su suerte e incluso como
intento de desligarse, Washington monto una parodia ofreciendo 10 millones de
dólares por la cabeza de su líder Abu Mohammad al-Julani, quien hoy desde
Damasco decide la vida y la muerte de los sirios.
Hoy todos estos activos han sido reactivados y potenciados con la ya
comprobada ayuda de Kiev y Tel Aviv. No solo hay asesores ucranianos sino
también combatientes que están peleando en el terreno junto a los mercenarios
wahabí y salafís. Sumado a esto, el repentino avance de estos grupos (entre
ellos kurdos pagados por EEUU) sobre Alepo tuvo como prolegómeno la
intervención de una ayuda tecnológica que ya vimos en el Líbano. Similar a lo
ocurrido a Hesbolá, los intercomunicadores y handis del ejército sirio
estallaron hiriendo y matando a varios soldados dándole una ventaja psicológica
a los mercenarios.
Esto pone de manifiesto que todos estos actores responden a un mismo
comando y ese es, la OTAN. La finalidad de ello es evidente, abrir un nuevo
frente contra la Federación de Rusia que a la postre (y que por las actuales
condiciones) beneficiaría a Israel ya que debilitaría a Damasco y condicionaría
la presencia de tropas iraníes en la zona. En previsión a esos planes los iraquíes
blindaron su frontera con Siria para evitar otro suceso como el de junio de
2014.
El discurso sobre el “terrorismo islámico” que los medios occidentales como
CNN, la BBC y toda la constelación de medios dependientes de estas empresas de
la desinformación han difundido durante todos estos años, sin dudas ha sido
desbancado y son sus gobiernos los que deberían comenzar a dar cuentas de qué
significa todo esto, algo que le ha costado la vida, sus bienes y el desarraigo
a millones de personas y el sufrimiento intermitente a otro tanto.
Con todos estos elementos e incumbencias al descubierto, hablar de “yihadistas”
es un insulto a los musulmanes de todo el mundo, pero también a la inteligencia
de la opinión pública en general. Bajo las máscaras y detrás de muchos de estos
tipos barbados hay una tropa de impostores (muchos de ellos no árabes ni
musulmanes) que siempre estuvieron al servicio de los angloestadounidenses y de
Israel. He allí la razón por la cual no solo nunca tuvieron ni iban a ser parte
en el eje de la resistencia árabe-islámica sino que, fueron persistentemente denunciados
y combatidos cara a cara por Hesbolá.
Hoy la república árabe siria ya no existe. Una cofradía de bandas
armadas que dicen ser puristas islámicos se ha hecho del control del país
mientras Israel avanza más allá de los altos del Golán para seguramente,
robarse unos cuantos kilómetros cuadrados de la hoy inexistente nación árabe.
Los planes de Washington y sus aliados se han conseguido con creces y mientras
los neoconservadores y sionistas celebran, los ciudadanos sirios se hallan
inermes y a la mano de estos mercenarios que seguramente reeditaran las
carnicerías que practicaron contra los libios en 2011 y los iraquíes tras la
incursión de 2014.
La estratagema de la “guerra sectaria” entre musulmanes ha vuelto a ser
sacada del cajón de trucos sucios de las agencias de inteligencia occidentales.
Solo resta esperar que hará el mundo-árabe islámico y en particular cada
musulmán ante esta nueva chapuza.