UN RUIDOSO SILENCIO
¿Cuáles son los motivos del silencio mediático en occidente sobre la
situación en el Mar de la China?
Por Dany Smith
Mientras los medios en occidente ponen su foco
de atención sobre las algunas situaciones en Ucrania, muy por encima las que se
están reactivando en Siria (y que implican a Tel Aviv) y por supuesto en torno
a lo que le importa a Israel, en la región del indo-pacífico vienen sucediendo de
manera sigilosa cosas mucho más alarmantes para la paz global.
Sabemos que mientras en Washington ya le están quitando todas las
prerrogativas a la administración de Biden, sus sucesores ya están afinando los
planes para la política exterior que pondrá en marcha Donald Trump y en la cual
la paz, solo es una estrategia más para el engaño.
Uno de los objetivos que la nueva administración tiene como interés central
la posición geoeconómico-comercial de China. Aun cuando en la superficie la
situación en el Mar Meridional y todas las aguas adyacentes es calma, la
actividad de la inteligencia estratégica (Five-Eyes), la naval, más la “Humint”
que proporcionan los socios de la CIA en los países rivereños que tienen
relaciones más estables con Pekín son cada vez más intensas. Los centros
neurálgicos desde donde se estarían coordinando estas actividades se hallan en
Hong Kong y Singapur.
Esta claro que todas estas actividades han sido autorizadas y son
dirigidas por La Casa Blanca que de paso sirva de comentario, ya no maneja
Biden y menos Harris. Para la administración saliente en Washington parece que
dejar unas cuantas granadas sin explotar son el mejor regalo para Donald Trump
aunque no seamos ilusos, a él no le disgustan.
Lo ocurrido en Corea del sur no debiera ser descontextualizado de estas
operaciones. La reacción del presidente ultraderechista Yoon Suk-yeol habría
estado alimentada por informes de las agencias de inteligencia que recordemos,
están interrelacionadas con la CIA. Acusar una supuesta injerencia “comunista” de
Pyongyang en los asuntos del país, suenan a las viejas excusas macartistas del
Departamento de Estado para apoyar los golpes de estado en Latinoamérica. Al
parecer los planes que Trump se trae bajo el brazo solo serían posibles de
implementar bajo situaciones de emergencia es decir, regímenes policiales,
juntas militares sin el control de los poderes legislativos ya que solo de esa
manera, Washington podría maniobrar con la rapidez y discrecionalidad que
desea.
Uno de los principales temas que preocupan a la administración entrante
será, cómo obstruir el desarrollo y avance de las relaciones comerciales de
China sobre el hemisferio y también, tratar de crear interferencias en las
relaciones de cooperación estratégica que tiene con la Federación de Rusia.
Precisamente en noviembre pasado, el presidente chino Xi Jinping
anuncio que tiene planeado continuar y ampliar el avance de las relaciones
económicas y comerciales con Latinoamérica, algo que Washington y sus acólitos
en la región ven con desagrado. En este sentido tan solo hace unas horas se
anunció que el primer ministro Li Qiang se reunirá el 9 de diciembre próximo en
Pekín donde mantendrá conversaciones del “1+10”es decir, con los representantes
de las diez principales organizaciones económicas mundiales a los fines de
delinear políticas para el desarrollo equitativo dentro de un marco de respeto
del multilateralismo.
No hace falta decir que esto a Trump y a su círculo de neoconservadores
le causa un fuerte dolor de estomago ya que su agenda se centrará en el
proteccionismo y el arancelamiento de los productos extranjeros y muy
especialmente los chinos. A propósito de las últimas sanciones que Washington
implemento contra empresas chinas vinculadas a los semiconductores, Pekín ha
tomado sus propias medidas restringiendo la venta a EEUU de minerales
estratégicos para uso en la industria militar.
Sobre la situación de la isla de Taiwán, seguirá siendo un tema de la
agenda en Washington DC pero no bajo las formas provocativas que Biden y su
administración habían estado utilizando. Aquí no olvidemos que se invirtieron
miles de millones de dólares para armar a la isla algo que Pekín interpreto (y
con razón) una provocación. Ante esto China últimamente emitió contramedidas
contra empresas militares y altos ejecutivos estadounidenses que entre algunas
consecuencias se cuentan, el congelamiento de sus activos en el país. Trump se
centrará seguramente en buscar nuevas y más discretas fórmulas para obstruir
las rutas comerciales y al mismo tiempo volver a los taiwaneses socios activos
en dichos planes.
Una de estas fórmulas será incrementar el fomento de la subversión en
los países satélites y adyacentes al Mar Meridional para que sus gobiernos se
vean obligados a estrechar políticas policiales que restrinjan las garantías
ciudadanas y justifiquen al mismo tiempo el pedido de asistencia…a Washington
DC. De este modo, crear tensiones políticas y étnicas es parte de una
estrategia muy bien aceitada (harto vista en Oriente Medio) que la CIA y sus
colegas atlantistas (en especial los británicos) pondrán en práctica.
Si bien el intento de imponer la ley marcial en Corea del sur parece un
hecho descontextualizado del escenario chino, no lo es tanto. Corea del Norte gracias
a su privilegiada relación con Rusia está ganando en conocimientos tecnológicos
especialmente en el desarrollo de nuevos misiles con una muy posible
potencialidad de lograr su propio desarrollo en misiles hipersónicos. No
olvidemos que Corea del Norte tiene un programa nuclear exitoso y muy
posiblemente ya tenga ojivas de combate almacenadas o montadas en alguno de sus
ICBM más modernos.
Al mismo tiempo en Washington DC temen que Pyongyang se convierta en la
puerta de ingreso de estos desarrollos en una cooperación militar con Pekín que
podría terminar en una alianza militar asiática muy difícil de jackear.
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