NACIONAL
¡VIVA LA PATRIA?
Cómo la visita de Barak Obama al país significa una clara señal para que Argentina olvide varios intereses de su política nacional
Por
Pepe Beru
Ellos volverán!! |
Las actuales circunstancias en las que se halla el país, hacen evidente
que las legítimas reivindicaciones sobre la soberanía de las Islas Malvinas,
Georgias y Sandwiches del sur puedan ser
guardadas en un cajón para no molestar a los personeros de las finanzas internacionales que tienen estrechos e históricos lazos con
Londres. Seguramente y en este contexto,
una arenga como la del título del artículo pueda ser considerada por los seguidores locales del neocon como “una
expresión terrorista”. Apenas unas horas
antes, pisaba nuestro suelo el mandatario estadounidense Barack Obama quien
rodeado de una pompa de seguridad imponente, desfilo por Buenos Aires para
visitar al prometedor mandatario de un
gobierno de claras tendencias neoliberales.
Sin
dudas, que la fecha elegida por Obama para pasear por la Argentina no podía ser
más controvertida. Es que a cuarenta años del golpe de estado de 1976, que fue
asesorado precisamente por el entonces
encargado del Departamento de Estado Henry Kissinger y coordinado por la CIA,
no es muy agradable para quienes, principales víctimas de aquellas jornadas de
la pasada trama política argentina, no
hacen a un lado la historia cuando no les conviene.
Igualmente
para los cipayos de siempre, “los intereses” están por delante –especialmente
los dinerarios- de estas cosas que han quedado en el pasado, sin aclarar
qué clase de intereses son. Con el
descaro y la frialdad de las más caras meretrices de un burdel, los arribistas
del nuevo “orden nacional” acudieron presurosos y sonrientes al agasajo
realizado al mandatario norteamericano y su mujer en el Centro Cultural
Kirchner en donde con la conocida habilidad discursiva y un carisma innegable
se metió al bolsillo a todos los presentes. Como nota de color, Obama no ahorro
recursos para ganarse las simpatías de los presentes y hasta se bailó un tango
al mejor estilo “Hollywoodense”, algo que fue entusiastamente aplaudido por los
presentes. Hacer una lista de los destacados asistentes es de Perogrullo ya que son más que conocidos los partidarios y
simpatizantes de las políticas y el estilo intervencionista del norte sobre
nuestra región.
Ahora
bien, presentar a Barak Obama como una especie de “prócer” que ha venido a
felicitar al gobierno macrista, es de un simplismo tan ridículo que no hace
falta tener que aclarar nada. En
resumidas cuentas, el “nobel de la paz” tiene un extenso prontuario de
violaciones a los derechos humanos a nivel mundial.
Carrió y Bullrich |
Recordemos que en su haber aún
están presentes las intervenciones en Iraq, la guerra en Afganistán, los
asesinatos de la CIA con Drones sobre Pakistán, la operación “Primavera árabe” en
el norte de África especialmente con la destrucción de Libia y por supuesto la
componenda contra Siria, episodios que han causado la muerte de cientos de
miles de habitantes y llevado la miseria a regiones enteras.
En
ese sentido Obama no puede venir a enseñar nada; EEUU se ha convertido en un
voraz estado saqueador que invade, ocupa y se lleva las riquezas de sus víctimas,
mientras que Argentina lejos de estas vilezas es un país que sufre por los
negocios sucios de tipos como Paul Singer y sus “amigos locales” que encima,
tiene ocupado por Gran Bretaña el
territorio insular de las islas Malvinas.
Pero
más allá de esta fecha en particular y de éstas oscuras circunstancias, la
cercana y cara fecha del 2 de abril, sin dudas hace más ruido desde el punto de
vista de la geopolítica internacional y de una ausente política nacional sobre
temas de estado como es “Malvinas”. Es
que hablar de esta causa, sería tocar temas espinosos y poco convenientes no
solo para el Foreing Office sino para varias corporaciones y empresas
que están invirtiendo en la exploración y explotación de carbón y petróleo en las islas. Y está más que claro, que con el
gobierno de Macri las reivindicaciones diplomáticas o el tratamiento político
del tema será cajoneado hasta nuevo aviso, como si de una vergüenza
inconveniente se tratarse. No se trata
de una exageración o de un juicio no argumentado. Solo basta escuchar cuales
han sido las conversaciones que tuvo Macri con el mismo David Cameron en Davos,
quien lo emplazo sin empachos, a que “se olvide de reclamos por Malvinas”.
Pero
lo peor no fue ese emplazamiento, sino, el silencio del mandatario argentino.
Obviamente que no se trabaría en una discusión que se saliera de los canales
protocolares pero, pudo bien haber dejado claro que ese tema es incondicional.
Lamentablemente, el mutismo de Macri era una señal asertiva ante el
señalamiento de Cameron.
De
esta manera, el país retorna al interminable ciclo infantil del “no digan nada
que no conviene”, que patea en forma
arbitraria y sin término el desarrollo estratégico del país. De este
modo vuelve en forma diferente pero con la misma sustancia, la obsecuencia y el
“chupaculismo” típico de la pendularidad
que caracteriza a la clase política argentina y que para peor, nunca se hace
responsable. Como parte de éste
costumbrismo muy celebrado por ciertos sectores, no podían faltar los
“dinosaurios” de la cultura mediática argentina que tanto hacen por prenderse
del tren que en su momento pase.
Islas Malvinas. Argentina |
Pero
en lo que realmente hace de capital importancia, es lo referente a como seguirá
la política de reclamación de la soberanía nacional sobre las ocupadas islas
Malvinas, Sandwiches y Georgias del sur, tan estratégicamente importantes para
la Argentina como para el lejano gobierno británico a más de 12000 kilómetros
de distancia. Con lo que se ha visto del
breve gobierno macrista se puede intuir
que no habrá ningún impulso diplomático por el asunto en clara misión de no
“irritar a los capitales” que tan buenas migas hacen en la bolsa de
Londres. Para arribar a estas
conclusiones no se requiere de genialidad. Solo basta ver cómo han procedido
los grandes entregadores de la misma concepción pragmática como Menem y Cavallo
que llegaron a firmar, por intermedio del impresentable y olvidable ministro
Guido Di tella, acuerdos tan vergonzosos
como renunciantes de derechos soberanos a favor de la Corono británica.
Hoy
para olvidar aquellas pésimas circunstancias y a modo de alejarse de las
incoherencias del Menemismo, los actuales “popes” de la renovada ola neoliberal, rechazan la idea de que se
vaya a producir aquel llamado
“alineamiento automático” que caracterizó a las relaciones carnales que no
dieron nada al país. Igualmente se está
advirtiendo con meridiana claridad, que habrá condicionamientos desde el mismo
gobierno sobre los sectores institucionales y de organizaciones populares que
breguen por mantener viva la memoria en torno a la causa de Malvinas.
No
hay que olvidar que los años del menemismo neoliberal, fueron años de liquidación
de vestigios de nacionalismo y forzado olvido de la causa de Malvinas que,
cuando no era rechazada por los mercenarios informativos de costumbre,
simplemente era ridiculizada. Y el
factor principal para que ello se diera, era la relación que se había
establecido con Washington y más precisamente con la administración republicana
de George W. Bush (Senior), quien vio en el entonces presidente Carlos Menen y
Cía, un excelente elemento para concretar ambiciosos proyectos –que por
suerte- solo se limitaron a la compra por unos cuantos dólares, de varias empresas estatales. Y bien dicho, “por
suerte” ya que entre las ambiciones que se plantearon en esos momentos estuvo
la supuesta intensión de insertar a la Argentina dentro de la OTAN; una
suposición por cierto, bastante tirada de los pelos.
Ante
semejantes precedentes, los argentinos pensantes acuden con seria preocupación
a ésta reciclada postura política de abandonar las legitimas reivindicaciones históricas
que hacen a una de las zonas más estratégicas y ricas en recursos como es el
Atlántico sur a cambio de supuestas ventajas económicas que en realidad, nunca
existieron y que nunca existirán para el común de los argentinos.