miércoles, 23 de marzo de 2016

INTERNACIONAL



EL GRAN ESPANTAJO

Cómo el gran “cuco” del ISIS ha sido una gran escenografía que ha servido única y perfectamente a los planes de Occidente




Por Charles H. Slim
CIA Producciones

Tras disiparse el humo de la larga lucha que arrasó a Siria y que aún estremece al Iraq, hay una cosa que ha quedado bien clara para todos los que hemos venido estudiando el surgimiento de las revueltas en el mundo árabe y ella es que, todo lo que se dijo desde los medios sobre el “Daesh” o el “ISIS”, fue una gran mascarada orquestada y muy bien planificada hace al menos dos décadas antes por cerebros occidentales en los laboratorios de guerra psicológica de la CIA y el Mossad israelí, quienes a su vez, pusieron en marcha por intermedio de mano de obra tercerizada –privada y de agencias de inteligencia regionales-,  sus siniestros planes contra la población siria.

Aquel gran plan era despedazar a Siria y que parte de su territorio fuese el sitio del tan mal llamado “Califato”, controlado y gobernado por una monumental fuerza extremista encarnada por el conocido por los iraquíes como “Daesh” pero,  renovado y conducido por elementos de la inteligencia –principalmente- estadounidense. Y los rastros que así lo evidencian son varios. Entre ellos, algunos hechos pasados y los que inmediatamente se vieron cuando hace aparición esta “franquicia” en Iraq, demostró que había venido a desplazar al programa “Al Qaeda” (La Base) creado en 1978 por los asesores del entonces consejero de Seguridad Nacional de EEUU Zbigniew Brzezinski y puesto en marcha apenas unos años después por la CIA en Afganistán. De esta manera, lo que mediáticamente quería presentarse como una “rivalidad entre grupos extremistas islámicos” era más bien –o sigue siendo-, una oscura y sórdida competencia entre agencias gubernamentales.
Al Zarqawi en una de los videos preparados por la CIA

En Iraq tras la invasión del 2003, se implantó al espantajo de “Al Qaeda” como parte de la estrategia de contrainsurgencia implementada por Washington para destruir la estructura de la resistencia iraquí. Pero al advertir que se estaban produciendo fallos en los objetivos que se pretendían y con varios episodios que descubrieron el embuste, se inserto un nuevo monigote para reforzar aquellos. Así apareció entre 2005 y 2006 el “Islamic State of Iraq” (ISI) que a diferencia del grupo que manejaba el jordano Zarqawi –convenientemente asesinado por EEUU-, fue más moderado en seleccionar sus objetivos y se centro más en atacar al aparato represivo del régimen colaboracionista y solo de vez en cuando, algún que otro puesto norteamericano. Según los reportes de inteligencia, para el 2009 solo quedaba un puñado de los miembros del (ISI) ya que casi todos sus jefes habían sido muertos o capturados.  En abril del 2010 el jefe “Omar Al Bagdadi” es abatido dando un golpe de gracia a la franquicia. A partir de allí el grupo -enemistado incluso con la resistencia- fue diezmado y empujado a regiones inhóspitas y desérticas de Iraq.  Incluso se produjeron curiosos hechos con algunos de los lugartenientes de éste grupo, que estando presos en Abu Graib fueron asesinados en sus celdas.

Para el 2011 el (ISI) era un pequeño grupo de asesinos que deambulaba entre la provincia de Al Anbar y Ninive, regiones que podrían calificarse como libres de presencia gubernamental dado lo peligroso que era para los cuerpos de seguridad colaboracionistas e incluso, para los invasores en plena ocupación.  Sus principales operaciones consistían en asaltar puestos de la policía y retenes del ejército, asesinando a los efectivos que se hallaban durmiendo usando pistolas con silenciador; pero en menos de un año, se comenzaron a advertir el uso de poderosos explosivos, acciones de francotiradores,  ataques con mortero y una variedad más de operaciones que revelaba una renovada fuente de financiamiento.

Entre el 2012 y 2013 fuentes de inteligencia confirmaban que muchos reos de cárceles sauditas y de otros emiratos estaban siendo despachados a campamentos de entrenamiento  secretos en la región del “Sham”, que eran administrados por asesores militares norteamericanos (entre otros). Precisamente en septiembre del 2013 se produce una cinematográfica operación de rescate en la cárcel de Abu-Graib, Bagdad, donde cientos de prisioneros sospechados de pertenecer al ISI y a “Al Qaeda” eran liberados por un grupo desconocido que mágicamente todos ellos, se evaporaron sin que jamás pudieran hallarlos.

Fue de este modo como con una amplia cobertura, se fue ensamblando lo que sería la maquinaria de guerra imparable y fanática de una presunta  rama sunita del Islam conocida como el “ISIL” y que se agregaría a la confederación de grupos de mercenarios que ya se hallaban en Siria.

Así, con las estructuras montadas, el dinero manando desde los benefactores reinos del golfo y la estratégica colaboración de los gobiernos de Turquía y Jordania, por el 2014 se pudo dar el zarpazo con una cara nueva cara del “extremismo islámico” y que se lo conoció como  el “ISIL”, quien –y aprovechando las circunstancias políticas y sociales de Iraq- halló el camino para conquistar –con la ayuda de los grupos de la resistencia iraquí- territorios del norte y centro de Iraq. En medio de un masivo levantamiento popular en todo el noroeste de Iraq que se vino gestando desde el 2011, enmarcado en años de represión brutal por parte del régimen colaboracionista de Bagdad, la CIA y sus aliados sauditas pudieron preparar el terreno para el arribo de aquel grupo que tras años de entrenamiento en campamentos secretos en Jordania, Turquía e incluso en la misma provincia iraquí de Al Anbar, aguardaba en el sureste de Siria.  Incluso se denunció en un diario turco a mediados de octubre del 2014 que la operación del “ISIL” sobre Iraq estaba garantizada de antemano por un acuerdo secreto entre la CIA, Ankara y los principales grupos de la resistencia iraquí todos ellos y por diferentes motivos, interesados en desbancar al régimen títere de  Nouri Al Maliki. Con solo ver la contundencia y rapidez de la operación estas versiones adquieren verosimilitud.
Apenas pasados unos meses de la instalación del mal llamado “Califato” con sede en Mosul, se comenzaron a ver notables cambios en la apariencia de los combatientes. De la noche a la mañana, aparecieron con uniformes y miméticos estadounidenses, británicos e incluso franceses. En la variedad y cantidad de armas el arsenal del “Daesh” sin dudas debe despertar la envidia a muchos ejércitos alrededor del mundo.  No caben dudas de que pasar de las pistolas con silenciador a los costoso misiles “TOW-2”, revela un gran salto. 

Desde las clásicas “AK-47” que vende hasta el más pequeño de los traficantes, pasando por fusiles semiautomáticos estadounidenses M4-A1, cohetes y granadas israelíes, fusiles  franceses como el “FAMAS”, ametralladoras de nueva generación  hasta un número no precisado de misiles anti tanque “TOW”, marcaron la presencia de una organización con misteriosas  e inconfesables líneas de abastecimiento.

Con todo este despliegue, el caos en Siria estaba asegurado y con él,  la perpetuación de una guerra que se le quiso dar mediáticamente los visos de una “guerra sectaria”.

Por suerte y gracias a la intervención militar rusa, Siria parece haber sobrevivido a los planes de “Balcanización” que incluso el mismo primer ministro israelí Benjamín Netanyahu esperaba  como resultado de la infestación subversiva infiltrada y pagada por intereses occidentales.  Para saber quiénes son éstos, solo basta mirar la historia reciente; agencias de inteligencia como la CIA, el MI-6 y sus colegas militares, perfeccionaron el arte del engaño y las horrorosas tácticas de terrorismo durante sus años de estancia en Afganistán e Iraq. Los llamados “programas de contrainsurgencia” no eran más que  estructuras de terrorismo al servicio de la ocupación y con diversos componentes.

Con años de ensayo y con abundantes corrientes de dinero de las bancas privadas, se lanzó la operación de desestabilización del Norte de África que mediante el embuste de la “Primavera árabe”,  cliché creado por el sionista francés Bernard Henri Levi, se quiso enmascarar lo que realmente había detrás de eso. Mediante una manipulación informativa descarada, los medios masivos de comunicación  colaboraron con las maniobras que ejecutaban las avanzadas de las agencias de inteligencia. De esta manera, desde la implementación de trucos como el retoque de imágenes y adulteración de audios para emitirlos por televisión e internet, trataron de pintar supuestas rebeliones populares que en realidad ocultaban a equipos de agitadores extranjeros, saboteadores y francotiradores que tenían como objetivos tanto a efectivos de seguridad como a manifestantes.

Todo ronda en rededor de los mismos actores que durante casi una década sembraron de dolor y caos en Iraq. Usando y abusando del terrorismo como una táctica de guerra, estas agencias pretendieron instalar las mismas condiciones de desconfianza, encono confesional y desarticulación social que desgarró a la sociedad iraquí que, pese a las violentas carnicerías orquestadas por ambas agencias para enfrentar a chiitas y sunitas, los mismos iraquíes sabían quiénes eran y siguen siendo sus verdaderos artífices.  Algunos de ellas, son empresas privadas y pese al cambio de nombres siguen siendo los mismos. Sus manos han derramado la sangre de iraquíes, libios, sirios y por supuesto yemenitas, quienes hoy luchan contra los intentos de ocupación del vecino Arabia Saudita  (Red Voltaire.org. “Los mercenarios de Dyncorp sustituyen a los de Academi en Yemen. http://www.voltairenet.org/article190810.html )
Mercenarios estadounidenses en Iraq

Empresas de seguridad privada como “BLACKWATER”, “Xe”; “ACADEMI” solo han variado sus nombres al paso del tiempo, pero siguen siendo los mismos proveedores de  sofisticados y costosos sicarios a la orden de Washington. Por ejemplo, tras la desgraciada estancia que ha sufrido la empresa “ACADEMI” al verse obligada a salir  prácticamente arrastrándose del Yemen, para resolver esta severa contingencia, Washington ha enviado a otro ejército privado muy ligado con ex agentes del Mossad israelí y la CIA como es el DYNCORP que pertenece nada menos que al fondo de inversiones “Cerberus” dirigido por el ciudadano israelí Steve Feinberg  y el ex presidente Dan Quayle.

Pero incluso estas corporaciones de la guerra privada, son solo algunos de los tentáculos que forman parte del gran pulpo que es el “terrorismo internacional” el cual  se halla totalmente controlado por las agencias de inteligencia como la CIA y el Mossad, sirviéndose a gusto de las variaciones ejecutoras de cada grupo y formas que mas convengan para cada oportunidad. Pero esa es solo la pata militar de éste “programa llamado ISIS”. No hay que perder de vista, como ha venido obrando Washington y en especial la Casa Blanca para tratar de preservar –más que combatir- al “Islamic State” y en ese plan, Ankara ha venido jugando un papel central para que la actividad del “Daesh” se mantenga intermitente. Incluso ha venido usando la tragedia de la crisis humanitaria que fue desatada deliberadamente por las acciones de estos grupos mercenarios y por los bombardeos indiscriminados de la “Coalición internacional” liderada por EEUU, que ha convertido a Turquía en una canilla de refugiados que mana  sin pausa a suelo europeo, algo que Erdogan y Cía han sabido explotar para retroalimentar económicamente  los objetivos de ésta vasta infraestructura subversiva  que maliciosamente usa la máscara del Islam.


De este organigrama siniestro y laberintico surgió el “ISIS” que  hoy por hoy,  ha sido –y gracias a los esfuerzos de la Federación Rusa- prácticamente barrido de Siria y con los días contados en Mosul pero que, pese a los esfuerzos rusos por acabar militarmente con éste engendro artificial,  se ve con preocupación como por efecto de las contradictorias y comprometedoras acciones de Ankara y los gobiernos occidentales, parece que las operaciones de ésta franquicia se trasladaran ampliamente a suelo europeo.  Los últimos acontecimientos en Bruselas, capital administrativa de la UE y sede de la OTAN, así lo evidencia. 

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