EN LA MIRA
“COMO EVOLUCIONARA LA POLÍTICA EXTERIOR ARGENTINA LUEGO DE DICIEMBRE”
Hacia dónde irá el país con el nuevo gobierno que surja de las elecciones nacionales
No
importa el color político o las preferencias que puedan existir en el espectro
de las expectativas de los argentinos, la incertidumbre que se presenta de cara a las elecciones
presidenciales en Octubre próximo y la inexorable salida de la Casa Rosada de
la mandataria Fernández y con ella sus más obsecuentes funcionarios, dejan
preguntas sobre el futuro de las relaciones política exteriores.
Guste o no, hay que reconocer en
el gobierno que se va, ha roto la monótona y fea costumbre de pegarse obscenamente
a la tutela de Washington y a las directivas
de los organismos internacionales especialmente los europeos. Se puede
criticar de la mandataria, la tibieza y la apresurada política con que inicio
los lazos con Rusia y China, las ambigüedades ante temas como el conflicto
palestino-israelí, la banalidad –que seguramente acusara recibo- de la
política de inteligencia y defensa; pero igualmente realizó lo que ningún otro
mandatario se había atrevido a antes. Reconoció –si bien más tarde que
temprano- el derecho del pueblo palestino a su estado, ha reclamado ante
los foros internacionales un mayor compromiso de los estados por investigar el
origen de las deudas usurarias que someten a países a la voluntad de organismos
financieros internacionales; ha buscado la posibilidad de que se reabran las
investigaciones de los dos atentados más cruentos que sufrió nuestro país,
entre otros.
Pero a pesar de este tardío y
calculado acercamiento a la Federación rusa y a China, los resultados no han
podido verse y posiblemente no los veamos, si asumen los obsecuentes de la
“democracia” estadounidense, más expuesta que nunca por los aberrantes crímenes
de guerra y lesa humanidad que han venido cometiendo y cometen en varias partes
del mundo y que a su vez, justifican los cometidos por algunos de sus aliados más
despiadados como Israel, que trata de exterminar a la población palestina sin
dar cuentas a nadie por sus crímenes (v. http://www.hispantv.com/newsdetail/Palestina/70746/soldados-israelies-matan-dos-palestinos-qods ) Como
lo han dejado expuesto algunos, EEUU ha sacrificado sus valores, por una
política intervencionista y criminal, sin reparar en las consecuencias para el
futuro más inmediato. (v. https://actualidad.rt.com/actualidad/188548-ocaso-senora-libertad-intervenciones-eeuu-fracaso ).
Es muy seguro que el gobierno de
Fernández termine y junto con él, todo lo que representa al Kirchnerismo. En
esta salida y como en una retirada veloz, los principales personeros que no
tienen aspiraciones electorales, buscaran escapar a posibles llamamientos de la
justicia por varios hechos y casos de corrupción que descansan en los cajones
de los tribunales de la nación.
Pero volviendo a la faz de la
política exterior y de la imprescindible geopolítica que requieren los países
para sobrevivir en un mundo cada vez más peligroso, vemos que de ello no queda
nada, o mejor dicho, nunca se construyo nada. Las tibias relaciones entabladas
con Moscú además de ser tardías, carecen de sustancialidad y rozan la medianera
a la que la clase política nacional, ha sido costumbrista practicante.
En ese sentido, con la causa
Malvinas, el gobierno no ha ido más allá que del palabrerío y los amagues que
solo sirvieron para que los kelpers alegaran amenazas desde el continente que a su vez alimentaron las excusas británicas
para reforzar sus guarniciones en las islas. El último episodio de la
improvisación kirchnerista puede verse con el papelón del velero “La
Sanmartiniana”, que tras un desperfecto
fue abandonado por los tripulantes de la Cámpora y capturado por los Kelpers
(v. http://www.lanacion.com.ar/1835404-el-velero-kirchnerista-fue-rescatado-en-malvinas
) Con una política de desarme y debilitamiento en la defensa, los británicos no
ven en el país mayor amenaza que la que podría presentarles un pequeño ejército
africano. Si alguien detecta algo de
astucia en este proceder, es porque seguramente no entiende nada de política.
Siguiendo con lo mismo, su
gobierno ha dejado pasar la oportunidad de oro para elevar la categoría del
país y subirlo realmente a un estatus de estado con peso político propio en el
concierto internacional. Como principal requisito para pretender jugar como un
influyente actor regional, tal como este gobierno ha querido mostrar, no se
atrevió a cumplirlo; y claramente se trata de una cuestión de valor ya que,
hubiera sido verdaderamente revolucionario que un gobierno que se autoproclamó
como “Nacional y Popular”, lo que presumiría una independencia política y el
ejercicio de hecho de la plenitud soberana, hubiera encarado una verdadera
reestructuración y potenciación del país.
Es posible que el único logro
palpable y que realmente no fue resuelto por su gobierno, hay sido tras el
apresamiento de la Fragata Libertad en un puerto africano, su liberación y el
regreso festejado como si la presidenta hubiera sido la artífice de dicho
regreso. Sintéticamente, la fragata pudo regresar porque el Tribunal Supremo de
Ghana autorizó su regreso.
A pesar de que las políticas
externas de los K estaban aparentemente orientadas a un signo ideológico de
izquierda –al menos así lo reflejaban las incansables cadenas televisivas- ,
la realidad de lo paupérrimamente llevado adelante en dicha área, no parece ser
tan así. La presidenta Cristina
Fernández no pareció darse cuenta que la política exterior no es ni someramente
similar a la interna; que los discursos incoherentes y con alegorías revolucionarias
demodé no llaman la atención de
nadie y menos aún, asustan a los “poderes imperiales” que se disfrazan de “pajarracos”
ávidos de nuestras riquezas. Solamente y
sabiendo que no le queda más tiempo para abandonar el sillón de Rivadavia, se
despachó con inusitada verborragia y con un discurso lleno de argumentos que
jamás había esgrimido en sus posiciones políticas internacionales, ante la 70
Asamblea de Naciones Unidas lanzando verdades que no discriminaron ni al mismo
Barack Obama.
Pero a pesar de la enfervorizada
alocución, a la desde ya nada creíble postura política de la presidenta, no hubo
en el recinto un público suficiente como para que su ponencia tuviera una
trascendencia atendible y mucho menos para que estallara en aplausos
ensordecedores. Es decir, que su escenificada ponencia y lo que con ella logro –si
es que algo logro- solo quedara en el recuerdo de su propia biografía y que
seguramente podrá superar en popularidad a la del demandante e iracundo
Benjamín Netanyahu que prácticamente fue ignorado.
La llegada de cualquiera de los
candidatos que se presentan como “cambios”, no traen novedades para la política
exterior y el desarrollo de una geopolítica propia. Muy seguramente, de ganar Mauricio
Macri el candidato más apoyado de las embajadas de EEUU e Israel, veremos como
el país volverá a volcarse a la ignominia y el alineamiento automático de las épocas
del menemismo que –cabe recordar- además de vender a la infraestructura
el país, permitió que aquellos actores y sus agencias trajeran sus conflictos a
nuestro territorio. Hoy si eso se repite, las consecuencias podrían llegar a
ser catastróficas.
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