jueves, 15 de octubre de 2015

EN LA MIRA


“COMO EVOLUCIONARA LA POLÍTICA EXTERIOR ARGENTINA LUEGO DE DICIEMBRE”


Hacia dónde irá el país con el nuevo gobierno que surja de las elecciones nacionales 


No importa el color político o las preferencias que puedan existir en el espectro de las expectativas de los argentinos, la incertidumbre  que se presenta de cara a las elecciones presidenciales en Octubre próximo y la inexorable salida de la Casa Rosada de la mandataria Fernández y con ella sus más obsecuentes funcionarios, dejan preguntas sobre el futuro de las relaciones política exteriores.

Guste o no, hay que reconocer en el gobierno que se va, ha roto la monótona y fea costumbre de pegarse obscenamente a la tutela de Washington y a las directivas  de los organismos internacionales especialmente los europeos. Se puede criticar de la mandataria, la tibieza y la apresurada política con que inicio los lazos con Rusia y China, las ambigüedades ante temas como el conflicto palestino-israelí, la banalidad –que seguramente acusara recibo- de la política de inteligencia y defensa; pero igualmente realizó lo que ningún otro mandatario se había atrevido a antes. Reconoció –si bien más tarde que temprano- el derecho del pueblo palestino a su estado, ha reclamado ante los foros internacionales un mayor compromiso de los estados por investigar el origen de las deudas usurarias que someten a países a la voluntad de organismos financieros internacionales; ha buscado la posibilidad de que se reabran las investigaciones de los dos atentados más cruentos que sufrió nuestro país, entre otros.

Pero a pesar de este tardío y calculado acercamiento a la Federación rusa y a China, los resultados no han podido verse y posiblemente no los veamos, si asumen los obsecuentes de la “democracia” estadounidense, más expuesta que nunca por los aberrantes crímenes de guerra y lesa humanidad que han venido cometiendo y cometen en varias partes del mundo y que a su vez, justifican los cometidos por algunos de sus aliados más despiadados como Israel, que trata de exterminar a la población palestina sin dar cuentas a nadie por sus crímenes (v. http://www.hispantv.com/newsdetail/Palestina/70746/soldados-israelies-matan-dos-palestinos-qods ) Como lo han dejado expuesto algunos, EEUU ha sacrificado sus valores, por una política intervencionista y criminal, sin reparar en las consecuencias para el futuro más inmediato.  (v. https://actualidad.rt.com/actualidad/188548-ocaso-senora-libertad-intervenciones-eeuu-fracaso ).
Es muy seguro que el gobierno de Fernández termine y junto con él, todo lo que representa al Kirchnerismo. En esta salida y como en una retirada veloz, los principales personeros que no tienen aspiraciones electorales, buscaran escapar a posibles llamamientos de la justicia por varios hechos y casos de corrupción que descansan en los cajones de los tribunales de la nación.

Pero volviendo a la faz de la política exterior y de la imprescindible geopolítica que requieren los países para sobrevivir en un mundo cada vez más peligroso, vemos que de ello no queda nada, o mejor dicho, nunca se construyo nada. Las tibias relaciones entabladas con Moscú además de ser tardías, carecen de sustancialidad y rozan la medianera a la que la clase política nacional, ha sido costumbrista practicante.

En ese sentido, con la causa Malvinas, el gobierno no ha ido más allá que del palabrerío y los amagues que solo sirvieron para que los kelpers alegaran amenazas desde el continente que  a su vez alimentaron las excusas británicas para reforzar sus guarniciones en las islas. El último episodio de la improvisación kirchnerista puede verse con el papelón del velero “La Sanmartiniana”, que  tras un desperfecto fue abandonado por los tripulantes de la Cámpora y capturado por los Kelpers (v. http://www.lanacion.com.ar/1835404-el-velero-kirchnerista-fue-rescatado-en-malvinas ) Con una política de desarme y debilitamiento en la defensa, los británicos no ven en el país mayor amenaza que la que podría presentarles un pequeño ejército  africano. Si alguien detecta algo de astucia en este proceder, es porque seguramente no entiende nada de política.

Siguiendo con lo mismo, su gobierno ha dejado pasar la oportunidad de oro para elevar la categoría del país y subirlo realmente a un estatus de estado con peso político propio en el concierto internacional. Como principal requisito para pretender jugar como un influyente actor regional, tal como este gobierno ha querido mostrar, no se atrevió a cumplirlo; y claramente se trata de una cuestión de valor ya que, hubiera sido verdaderamente revolucionario que un gobierno que se autoproclamó como “Nacional y Popular”, lo que presumiría una independencia política y el ejercicio de hecho de la plenitud soberana, hubiera encarado una verdadera reestructuración y potenciación del país.

Es posible que el único logro palpable y que realmente no fue resuelto por su gobierno, hay sido tras el apresamiento de la Fragata Libertad en un puerto africano, su liberación y el regreso festejado como si la presidenta hubiera sido la artífice de dicho regreso. Sintéticamente, la fragata pudo regresar porque el Tribunal Supremo de Ghana autorizó su regreso.

A pesar de que las políticas externas de los K estaban aparentemente orientadas a un signo ideológico de izquierda –al menos así lo reflejaban las incansables cadenas televisivas- , la realidad de lo paupérrimamente llevado adelante en dicha área, no parece ser tan así.  La presidenta Cristina Fernández no pareció darse cuenta que la política exterior no es ni someramente similar a la interna; que los discursos incoherentes y con alegorías revolucionarias demodé  no llaman la atención de nadie y menos aún, asustan a los “poderes imperiales” que se disfrazan de “pajarracos” ávidos de nuestras riquezas.  Solamente y sabiendo que no le queda más tiempo para abandonar el sillón de Rivadavia, se despachó con inusitada verborragia y con un discurso lleno de argumentos que jamás había esgrimido en sus posiciones políticas internacionales, ante la 70 Asamblea de Naciones Unidas lanzando verdades que no discriminaron ni al mismo Barack Obama.

Pero a pesar de la enfervorizada alocución, a la desde ya nada creíble postura política de la presidenta, no hubo en el recinto un público suficiente como para que su ponencia tuviera una trascendencia atendible y mucho menos para que estallara en aplausos ensordecedores. Es decir, que su escenificada ponencia y lo que con ella logro –si es que algo logro- solo quedara en el recuerdo de su propia biografía y que seguramente podrá superar en popularidad a la del demandante e iracundo Benjamín Netanyahu que prácticamente fue ignorado.


La llegada de cualquiera de los candidatos que se presentan como “cambios”, no traen novedades para la política exterior y el desarrollo de una geopolítica propia. Muy seguramente, de ganar Mauricio Macri el candidato más apoyado de las embajadas de EEUU e Israel, veremos como el país volverá a volcarse a la ignominia y el alineamiento automático de las épocas del menemismo que –cabe recordar- además de vender a la infraestructura el país, permitió que aquellos actores y sus agencias trajeran sus conflictos a nuestro territorio. Hoy si eso se repite, las consecuencias podrían llegar a ser catastróficas.
    



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