jueves, 7 de enero de 2016

EN LA MIRA


“CÓMO SE ENCUENTRA ARGENTINA EN ACTUAL CONTEXTO MUNDIAL”

A dónde se ubica la república Argentina en el complejo y peligroso contexto internacional


Al contrario de lo que cree la abúlica población argentina, los gobernantes y su clase política –sin distinción entre izquierda centro y derecha- aburguesada bajo los designios de Londres y Washington , solo miran su propio ombligo tratando de abstraerse de los temas de la alta política que cada vez más comienza a implicar una seria atención en la nación sudamericana.

Sin dudas de que el actual gobierno de tinte conservador y hasta en cierta medida oligárquico ha recibido una herencia muy pesada y claramente repleta de problemas sin resolver, entre los cuales –y tal vez el más complejo- está la de definir qué dirección  Argentina debe tomar en el turbulento océano de la geopolítica mundial que no tolera medianías ni posicionamientos seudo-pacifistas.  Así es, éste país paso sin pausa del un supuesto proceso “nacional y popular”  a un gobierno de millonarios que, igual que el FPV,  tienen muy poca vocación por buscar la real identidad nacional.

Muchos se preguntan ¿por qué Argentina no da el paso para desandar un camino de desarrollo propio y sin la necesidad del auxilio de los “capitales externos”? La respuesta es tan breve como dura de aceptar; es que Argentina como nación hace tiempo que dejó de ser un ente soberano quedándole tan solo, la mera expectativa de ser una entelequia administrativa para los buenos negocios, un buen lugar para que multimillonarios extranjeros vengan a comprarse las mejores tierras y por supuesto –y tal vez lo más importante- que siga siendo un refugio y el granero a disposición de esos intereses que así la necesitan. Un país con instituciones fuertes y con una ruta propia sería muy difícil de cooptar.

A los centros de poder mundial, no les interesa una Argentina con carácter e identidad propia; lo único que les permitirá a los habitantes de éste promisorio territorio es servir de  empleados para sus multinacionales, hotelerías, turismo y hasta allí. Los cerebros y los emprendedores profesionales de áreas de utilidad para desarrollos de infraestructura seguirán marchando a EEUU o a la UE para desarrollar allí sus conocimientos. 

Para que se hagan cargo de los sitiales de poder, sus agencias colaboraran y cooperaran para que las mafias locales que estén dispuestas a negociar sus mercados negros, llevando a que el país se parezca mucho a países como México y Bulgaria, controlados de cabo a rabo por el dinero del narcotráfico.

Una cosa es clara y es que, su clase política es totalmente funcional a esa realidad y jamás se atreverá a poner en práctica programas que apunten a la reestructuración de las áreas más sensibles y estratégicas de la nación. Ella se alimenta de dinero y sin importar de donde venga, solo estarán del lado que mejor pague. 

Una de las formas como se han detenido los proyectos de reflote de proyectos nacionales –sacando al embuste del FPV- ha sido por ese endémico y generalizado mal que azota al mundo como es la corrupción. 

Pero en Argentina a diferencia de otros lugares del mundo,  el cohecho y las transas al más alto nivel nunca han tenido un castigo ejemplar o han desatado la ira de su pueblo como hubo sucedido en otros lares del globo.

Argentina es como lo había dicho la emperatriz China Xixi Xiao Ding, cuando su país se hallaba ocupado por todas las potencias coloniales de comienzos del siglo XX, “la vaca echada de la cual todos beben su leche”, haciendo alusión a la total indefensión de aquel imperio que se caía a pedazos en medio de la revolución de los “Boxers” .  Por supuesto que no es la situación de Argentina pero, cuánto tiempo falta para que ello pase.

Ya entrando en tema, podemos ver como la Argentina durante la era K comenzó con la acostumbrada movida de chupamedismo a Washington  disfrazado de “bilateralidad diplomática” en momentos que el país se hundía en el caos económico. Tan solo un tiempo después –por el 2005- y en medio de un convulsionado contexto internacional, Néstor Kirchner se soltó muy disimuladamente para unirse al movimiento regional que indiscutiblemente encabezaba Hugo Chávez  y que tuvo su punto culmine en la visita de George Bush a Buenos Aires, en donde fracasó en los planes por imponer el ALCA para toda la región.

Estas picardías de Kirchner fueron toleradas por una administración Bush que por ese entonces se hallaba con el agua hasta el cuello. En medio de una situación desastrosa en Iraq y con el Talibán sin vencer en Afganistán, para Washington lo que pasaba en el cono sur era de poco o de ninguna importancia.  

Resumidamente, se podría decir que los estadounidenses dejaron que estos nuevos liderazgos revolucionarios, crecieran y ver hasta dónde podían llegar.

En apariencias, el gobierno de Kirchner pretendía  seguir o al menos mostrar al público,  los lineamientos de la “Revolución Bolivariana” que –y aun sigue siéndolo- era un contra punto político regional para Washington. Y bien decimos en apariencias dado que, La Casa Rosada seguía por debajo de la mesa con relaciones poco transparentes con la administración estadounidense. Ciertamente, la presidencia de Kirchner poco o nada se había apartado de las “relaciones carnales” que había inaugurado aquel olvidable personaje que ofició de Ministro de relaciones exteriores de la era “menemista”.  En algunos aspectos, la perfidia de los K superaba al “neoliberalismo” menemista dado que, éste último al menos, no ocultó su abierta cooperación e incluso sus chistosos intentos de impostación de ciertos símbolos y formas de comunicación de la Casa Blanca que arrancarían las risas del mismo George W. Bush cuando visto la Argentina en diciembre de 1990.

Si con Menem el país se había vuelto un voluntario colaborador del programa y políticas que el mismo George W. Bush bautizó como el “Nuevo Orden Mundial” ,  con los K, se mantuvo la misma política nada más que, enmascarada con discursos populistas y orientando la atención pública sobre fantasmas del pasado y causas olvidadas. Todo esto como una cortina de humo para tapar la inconfesable política que se movía por detrás del telón y que nada tenía de “nacional”.  En lo interno, mientras decía una cosa, los negociados y las relaciones de altos funcionarios con el narcotráfico arrasaban del escándalo que ello conllevaba.

En el campo de la política exterior, mientras la señora presidente jugaba a ser la “más anti imperialista” de todos –y todas- tanto británicos como estadounidenses, podían hacer cuanto les viniera en gana sobre la jurisdicción nacional; claro, fuera de la vista de la opinión pública.  Situaciones tan lejanas a las predicas de sus discursos, ocurrían en el suelo, mar y cielo argentino sin que hubiesen posibilidades de que alguien hiciera algo.  

Por ejemplo, a pesar de los discursos cansinos y vacios sobre la “patria” y las forzadas impostaciones escénicas de una “Evita del siglo XXI”, los estadounidenses se paseaban con sus tropas en territorio argentino tanto en el norte como en el sur. El gobierno del FPV que luego pasaría a una nueva etapa de la mano de la presidente cristina Fernández, ahondaría esta política engañosa de “proceso revolucionario”  ésta vez, intentando muy lentamente, acercarse a las potencias como Rusia y China.   

En sí, la iniciativa era audaz y acertada para los intereses del país y hubiera sido una carta fuerte con la cual Argentina podría haberse plantado con fuerza ante los intereses anglosajones. Para ello, el gobierno K tendría que haber tenido una política definida y bien clara de cuál era su posición en la geopolítica internacional.

Obviamente, para realizar tales acercamientos, Argentina tenía que tener un peso propio –algo de lo cual carecía-  para poder entablar una “relación bilateral” en la que no se corrieran los riesgos de una absorción del más grande al más chico. En ese sentido y quizás inconcientemente,  el gobierno de CFK procedió con demasiada prudencia no por éstas posibles consecuencias diplomáticas, sino por  el temor a posibles y muy reales acciones encubiertas de Washington y aliados mundiales; después de todo cabe recordar, que el mismo gobierno K en el 2008, le abrió la puerta a la instalación de una base yanqui en Resistencia, Chaco, donde a la altura de la ruta 11, la curiosidad de cualquier lugareño puede resultar una agresión para la instalación militar donde ondea la  bandera de las barras y las estrellas.

Pero este alineamiento oculto con Washington iba más allá de lo aparente. Las relaciones entre organismos como la SIDE y la CIA eran tan fluidos y amistosos como lo habían sido en las épocas de los menemistas, con lo cual, los cuentos revolucionarios eran sandeces para los medios.   

Menos aún, olvidar la absoluta injerencia de la “Agencia de inteligencia” sobre las “investigaciones” sobre la AMIA, por medio de la cual y con la participación israelí se fabricó una pista iraní mediante la confección de un informe artificioso que fue agregado a los autos de la causa, por la venia del entonces presidente Néstor Kirchner que dicho sea de paso, uso su Secretaría de Inteligencia (SIDE) para ingresar a sus partidarios y vigilar a los opositores.

Lo cierto es que al día de la fecha, La Casa Blanca ha revelado que está muy interesado en interactuar en la región, especialmente en el cono sur donde cuenta con la fuerza militar de la 4º Flota que, recordemos y en momentos que se llevaba adelante el recambio d gobierno, cruzó alegremente y sin novedades por  el estrecho de Magallanes. Esto sin dudas fue una clara señal de que, el país carece de una mínima importancia política aunque ello no significa  que su posición geoestratégica sea valorada en la misma forma.

En ese sentido, se puede intuir que existe una total inoperancia de sus FFAA, sus agencias de inteligencia y seguridad nacional.


Actualmente la situación de estas sensibles áreas del estado argentino, están bajo un puntilloso estudio y auditorías del gobierno de Macri, que parece decidido a cortar con estas raíces de la “Campora” que buscaban jugar el papel de los “huevos de la serpiente” o “células durmientes” dentro del estado profundo. Observando con detenimiento los acontecimientos actuales, podría decirse que algunos de estos huevos ya han roto su cáscara y amenaza con crecer.

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