EN LA MIRA
“NOSOTROS NO SABIAMOS NADA, ¿USTEDES?”
Cómo las contradicciones y los imponderables que han salido a la luz, revelan una inconfesable realidad sobre las relaciones de la CIA con los supuestos enemigos de EEUU
Dany Smith
La evolución de los acontecimientos en Siria y la región, ha desatado una oleada de reacciones tanto en la
región como dentro del mismo gobierno estadounidense, que ante una verdadera montaña
de escremento producida por sus propias acciones, no halla la forma y menos aún
el lugar donde esconderla. Leyendo hace unos días un meduloso artículo
del periodista norteamericano Seymur Hersh publicado en el sitios “Red
Voltaire” (v. http://www.voltairenet.org/article190044.html ) me sentí muy conforme con los razonamientos que había venido
desarrollando sobre las implicancias de Washington, en especial de sus altos
mandos castrenses y de sus agencias de inteligencias tanto militares como las
civiles.
Tal
como lo habíamos dicho en otro de nuestros artículos (v. http://pensamientoestraegico.blogspot.com.ar/2016/02/en-la-mira-cortinas-de-humo-en-medio-de.html ) La Casa Blanca y en particular el mismo presidente Barack Obama
se hallaba en una encrucijada que lo había llevado a conflictos con varios
generales del Pentágono y altos funcionarios del Departamento de defensa, sobre
cuáles debían ser los lineamientos para atender al asunto de Siria. Pero
también, dejamos en claro que estos argumentos que se escurren desde medios
ideológicos altamente suspicaces y tendenciosos, tratan de que, ante el
desastroso epilogo que se avecina en la “aventura estadounidense contra Siria”,
termine con un solo culpable; y que mejor que para ello, en la persona del
mandatario de la Unión.
Como
bien nos ilustra Hersh, los militares estadounidenses y las agencias de
inteligencia estaban muy al tanto de lo que pasaba con las armas, la ayuda
económica y el envío de asesores para entrenar a “supuestos rebeldes moderados”,
que, supuestamente eran sirios. Siendo breve sobre esto, si es que alguna vez
existió sobre el terreno el llamado “Ejército Libre Sirio”, los especialistas
de agencias de inteligencia como la DIA, dejaron plasmados en sus informes
clasificados, que aquellos envíos tercerizados desde Arabia Saudita, Libia con
destino a los campamentos de
entrenamiento al sur de Turquía, simplemente caían en manos de las
organizaciones como “Al Nusra” y el “Daesh”. Y no solo eso. También las oscuras relaciones
entre Damasco y Washington signadas entre otras, por la cooperación de los
servicios sirios para entregar a la CIA a sospechosos de ser parte de “Al Qaeda”
o simples enemigos políticos como fue el caso, tras la invasión a Iraq en 2003,
Damasco entrego en bandeja a parientes de Saddam Hussein refugiados en el país.
Aunque
es indudable la honestidad intelectual del periodista e investigador
norteamericano, resulta muy curioso que las fuentes a las que accedió, le
revelan cables de inteligencia ciertamente muy perturbadores.
Que presuntamente
EEUU, Alemania e Israel proveían inteligencia a Damasco contra los grupos
mercenarios es algo que cuesta creerlo, salvo claro, que falte un trozo de esos
informes en los que continúen diciendo algo así como “mientras nuestras
agencias siguen apoyando a los yihadistas”. Así si tiene mucha credibilidad
aquellos informes de la DIA, que como bien señalo algún funcionario del
gobierno “haría caer de espaldas a cualquier ciudadano estadounidense”. Esto
era solo la punta de lo que tantas veces políticos como Ron Paul y otros demócratas
se atrevían a denunciar como el “doble rasero” de La Casa Blanca . Brevemente,
las agencias estadounidenses y de sus socios, tiraban de las dos puntas del
ovillo y de ser posible, al mismo tiempo.
Ahora
bien, ¿Cómo puede explicarse semejante forma de proceder? Tal como le hemos
señalado anteriormente, es claro “las agencias como la CIA están con todos y a
la vez con nadie” demostrando la complejidad con la que costumbristamente ha
operado la inteligencia estadounidense a lo largo de la historia. Quien ayer
fue un amigo, hoy es un enemigo que pese a ello, seguirá manteniendo conexiones
con aquel. Esto es lo que se ve con los servicios de inteligencia sirios,
muchas veces acusados de brutales e implacables, han mantenido a lo largo de
toda la historia de su existencia –salvo quizá durante la guerra fría-,
una relación de variable graduación en
la cooperación sus colegas de la CIA.
Pero
eso no es garantía de nada. Durante la plena vigencia del gobierno de la
revolución verde en Libia y bajo el gobierno de Mohammar Al Gaddafi, el Jamairiya
Al Mukhabarat o servicio de
inteligencia, colaboraba en secreto con la CIA en varias tareas, una de ellas,
la de informar sobre la ubicación de supuestos militantes o individuos
sospechados por los jerarcas de Washington, secuestrarlos, torturarlos,
ejecutarlos y en muchos casos hacerlos desaparecer, todo ello bajo la dirección
de la CIA. Fue por uno de estos hechos, en los que un alto clérigo chiitas que
viajo a Libia y desapareció, que los movimientos de resistencia árabe islámica
como Hesbolla, Amal y el Kataib Hesbolla de Iraq pasaron a desconfiar de
Gaddafi. Pese a toda la colaboración que
Trípoli cedía bajo el más absoluto secreto, no le valió de ninguna ayuda cuando
Washington y sus aliados decidieron eliminar a Gaddafi y a su revolución. Es más, cuando la OTAN permitió que bandas
mercenarias financiadas por Qatar y Riad ocuparan el sitial de las autoridades
derrocadas, muchos de los ex agentes del servicio de inteligencia leal a Gaddafi
paso a trabajar para los sicarios de la Alianza Atlántica.
El caso de Libia y las incomodas revelaciones de los correos
electrónicos de la ex secretaria de estado Hillary Clinton que prueban su conocimiento sobre las
estrechas conexiones entre las operaciones de la CIA y de algunos de los grupos
aliados de “Al Qaeda”, quienes tras irrumpir en la embajada estadounidense en
Bengazi, capturar al embajador
estadounidense Christopher Stevens y
tortúralo hasta la muerte, se disfrazó la realidad de lo ocurrido difundiendo
una historia hoolliwoodense al mejor
estilo de las películas de “Schwarzenegger” . Parte en toda esa ocultación fue
la señora Clinton quien hoy, pese a los cuestionamientos por parte de algunos
periodistas y de un sector del Congreso es una candidata a presidente de los
EEUU.
En Siria, las agencias de inteligencia estadounidenses han obrado
tal como lo hicieron y siguen haciendo como suelen hacerlo en donde
operan. Como habíamos visto, los
militares norteamericanos venían refutando con bastante elocuencia, las
incoherencias de la Casa Blanca que no solo se reflejaban en los anuncios de
Obama ante los medios, sino en las que se comprobaban en el terreno. Algunos
altos militares del Pentágono detectaron esto y fieles a su carácter, no
dudaron en señalarle al presidente aquellas incoherencias que estaban mellando a
la credibilidad de la Unión, no podían continuar. Uno de ellos fue el General Martin Dempsey
quien en desacuerdo con el empleo de los bombardeos para combatir al “Daesh”, como
retribución por sus consejos, terminó siendo relegado de su cargo a comienzos
del 2015.
Y es que no hay que olvidar, que la mentalidad y objetivos de un militar
no se alinean con los objetivos y las
maquinaciones que surgen de las cabezas de los encargados de las agencias de
inteligencia; es por ello que han surgido muchas veces, conflictos y choques entre
agencias que en muchos casos –y sepultado bajo el más absoluto secreto- terminaron
con resultados sangrientos. Son varios
los casos en los que tropas regulares fueron emboscados por “supuestos
insurgentes” o como ha sucedido en Afganistán “por supuestos Talibanes” y que
tras cobrarse la vida de varios efectivos, han dado lugar a denuncias de los
familiares para que el gobierno de las explicaciones del caso. Mientras las
tropas norteamericanas son enviadas a luchar al exterior contra “supuestos
enemigos” como se suponía era “Al Qaeda” y hoy lo es el pintoresco “Estado
Islámico”, las agencias como la CIA y sus aliados se hallan urdiendo planes,
entrenando y proporcionando ventajas de todo tipo a esos “supuestos enemigos”. Esto
es básicamente lo que nos comentan los investigadores como Hersh y que, como
uno de los símbolos de estos engaños, no
hay que olvidar la farsa montada en 2011 sobre “el asesinato de Osama Bin Laden”
en una villa en Pakistán.
Precisamente sobre aquel supuesto evento, que desde el inicio costo
hacérselo creer al público norteamericano, según algunos investigadores como el
mismo Seymur Hersh, el hecho existió pero, no fue como lo describió el
Pentágono y menos aún como lo conto la Casa Blanca. Según Hersh la CIA no había
hecho ningún descubrimiento asombroso o una infiltración “holliwoodense” como
se quería graficar desde Washington. Pero
para otros, la versión que da Hersh no corresponde con la realidad de lo que se
quiso mostrar. Para otras fuentes, no solo que Bin Ladem estaba muerto desde
1999, sino que su cuerpo había sido enterrado en las montañas de Chechenia. El
ex agente de la CIA en Afganistán, Osama Bin Ladem murió por una complicación
renal y jamás tuvo algo que ver con el aparatoso evento del 11 de septiembre
del 2001.En la realidad, lo que sucedió
con esa “operación” en 2011 estuvo rodeado de situaciones y hechos mucho más siniestros
y truculentos que lo que la Casa Blanca podía atreverse a contar.
Este juego siniestro en el Washington tira de las dos puntas del
mismo hilo, no es nuevo en las estratagemas norteamericanas, pero hoy las cosas
han cambiado y el conocimiento público de estas tretas son un pequeño rayo de
luz que ayudara a la transparencia de las actividades clandestinas del gobierno
que pretende manejar el mundo.
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