domingo, 14 de febrero de 2016

EN LA MIRA



“NOSOTROS NO SABIAMOS NADA, ¿USTEDES?”

Cómo las contradicciones y los imponderables que han salido a la luz, revelan una inconfesable realidad sobre las relaciones de la CIA con los supuestos enemigos de EEUU




Dany Smith

La evolución de los acontecimientos en Siria y la región, ha  desatado una oleada de reacciones tanto en la región como dentro del mismo gobierno estadounidense, que ante una verdadera montaña de escremento producida por sus propias acciones, no halla la forma y menos aún el lugar donde  esconderla.  Leyendo hace unos días un meduloso artículo del periodista norteamericano Seymur Hersh publicado en el sitios “Red Voltaire” (v. http://www.voltairenet.org/article190044.html ) me sentí muy conforme con los razonamientos que había venido desarrollando sobre las implicancias de Washington, en especial de sus altos mandos castrenses y de sus agencias de inteligencias tanto militares como las civiles.

Tal como lo habíamos dicho en otro de nuestros artículos (v. http://pensamientoestraegico.blogspot.com.ar/2016/02/en-la-mira-cortinas-de-humo-en-medio-de.html ) La Casa Blanca y en particular el mismo presidente Barack Obama se hallaba en una encrucijada que lo había llevado a conflictos con varios generales del Pentágono y altos funcionarios del Departamento de defensa, sobre cuáles debían ser los lineamientos para atender al asunto de Siria. Pero también, dejamos en claro que estos argumentos que se escurren desde medios ideológicos altamente suspicaces y tendenciosos, tratan de que, ante el desastroso epilogo que se avecina en la “aventura estadounidense contra Siria”, termine con un solo culpable; y que mejor que para ello, en la persona del mandatario de la Unión.

Como bien nos ilustra Hersh, los militares estadounidenses y las agencias de inteligencia estaban muy al tanto de lo que pasaba con las armas, la ayuda económica y el envío de asesores para entrenar a “supuestos rebeldes moderados”, que, supuestamente eran sirios. Siendo breve sobre esto, si es que alguna vez existió sobre el terreno el llamado “Ejército Libre Sirio”, los especialistas de agencias de inteligencia como la DIA, dejaron plasmados en sus informes clasificados, que aquellos envíos tercerizados desde Arabia Saudita, Libia con destino a los campamentos  de entrenamiento al sur de Turquía, simplemente caían en manos de las organizaciones como “Al Nusra” y el “Daesh”.  Y no solo eso. También las oscuras relaciones entre Damasco y Washington signadas entre otras, por la cooperación de los servicios sirios para entregar a la CIA a sospechosos de ser parte de “Al Qaeda” o simples enemigos políticos como fue el caso, tras la invasión a Iraq en 2003, Damasco entrego en bandeja a parientes de Saddam Hussein refugiados en el país.

Aunque es indudable la honestidad intelectual del periodista e investigador norteamericano, resulta muy curioso que las fuentes a las que accedió, le revelan cables de inteligencia ciertamente muy perturbadores. 

Que presuntamente EEUU, Alemania e Israel proveían inteligencia a Damasco contra los grupos mercenarios es algo que cuesta creerlo, salvo claro, que falte un trozo de esos informes en los que continúen diciendo algo así como “mientras nuestras agencias siguen apoyando a los yihadistas”. Así si tiene mucha credibilidad aquellos informes de la DIA, que como bien señalo algún funcionario del gobierno “haría caer de espaldas a cualquier ciudadano estadounidense”. Esto era solo la punta de lo que tantas veces políticos como Ron Paul y otros demócratas se atrevían a denunciar como el “doble rasero” de La Casa Blanca . Brevemente, las agencias estadounidenses y de sus socios, tiraban de las dos puntas del ovillo y de ser posible, al mismo tiempo. 

Ahora bien, ¿Cómo puede explicarse semejante forma de proceder? Tal como le hemos señalado anteriormente, es claro “las agencias como la CIA están con todos y a la vez con nadie” demostrando la complejidad con la que costumbristamente ha operado la inteligencia estadounidense a lo largo de la historia. Quien ayer fue un amigo, hoy es un enemigo que pese a ello, seguirá manteniendo conexiones con aquel. Esto es lo que se ve con los servicios de inteligencia sirios, muchas veces acusados de brutales e implacables, han mantenido a lo largo de toda la historia de su existencia –salvo quizá durante la guerra fría-, una relación  de variable graduación en la cooperación  sus colegas de la CIA.

Pero eso no es garantía de nada. Durante la plena vigencia del gobierno de la revolución verde en Libia y bajo el gobierno de Mohammar Al Gaddafi, el Jamairiya Al Mukhabarat  o servicio de inteligencia, colaboraba en secreto con la CIA en varias tareas, una de ellas, la de informar sobre la ubicación de supuestos militantes o individuos sospechados por los jerarcas de Washington, secuestrarlos, torturarlos, ejecutarlos y en muchos casos hacerlos desaparecer, todo ello bajo la dirección de la CIA. Fue por uno de estos hechos, en los que un alto clérigo chiitas que viajo a Libia y desapareció, que los movimientos de resistencia árabe islámica como Hesbolla, Amal y el Kataib Hesbolla de Iraq pasaron a desconfiar de Gaddafi.  Pese a toda la colaboración que Trípoli cedía bajo el más absoluto secreto, no le valió de ninguna ayuda cuando Washington y sus aliados decidieron eliminar a Gaddafi y a su revolución.  Es más, cuando la OTAN permitió que bandas mercenarias financiadas por Qatar y Riad ocuparan el sitial de las autoridades derrocadas, muchos de los ex agentes del servicio de inteligencia leal a Gaddafi paso a trabajar para los sicarios de la Alianza Atlántica.

El caso de Libia y las incomodas revelaciones de los correos electrónicos de la ex secretaria de estado Hillary Clinton  que prueban su conocimiento sobre las estrechas conexiones entre las operaciones de la CIA y de algunos de los grupos aliados de “Al Qaeda”, quienes tras irrumpir en la embajada estadounidense en Bengazi,  capturar al embajador estadounidense Christopher Stevens  y tortúralo hasta la muerte, se disfrazó la realidad de lo ocurrido difundiendo una historia hoolliwoodense  al mejor estilo de las películas de “Schwarzenegger” . Parte en toda esa ocultación fue la señora Clinton quien hoy, pese a los cuestionamientos por parte de algunos periodistas y de un sector del Congreso es una candidata a presidente de los EEUU.

En Siria, las agencias de inteligencia estadounidenses han obrado tal como lo hicieron y siguen haciendo como suelen hacerlo en donde operan.  Como habíamos visto, los militares norteamericanos venían refutando con bastante elocuencia, las incoherencias de la Casa Blanca que no solo se reflejaban en los anuncios de Obama ante los medios, sino en las que se comprobaban en el terreno. Algunos altos militares del Pentágono detectaron esto y fieles a su carácter, no dudaron en señalarle al presidente   aquellas incoherencias que estaban mellando a la credibilidad de la Unión, no podían continuar.  Uno de ellos fue el General Martin Dempsey quien en desacuerdo con el empleo de los bombardeos para combatir al “Daesh”, como retribución por sus consejos, terminó siendo relegado de su cargo a comienzos del 2015.

Y es que no hay que olvidar, que la mentalidad y objetivos de un militar no se alinean con los  objetivos y las maquinaciones que surgen de las cabezas de los encargados de las agencias de inteligencia; es por ello que han surgido muchas veces, conflictos y choques entre agencias que en muchos casos –y sepultado bajo el más absoluto secreto- terminaron con resultados sangrientos.  Son varios los casos en los que tropas regulares fueron emboscados por “supuestos insurgentes” o como ha sucedido en Afganistán “por supuestos Talibanes” y que tras cobrarse la vida de varios efectivos, han dado lugar a denuncias de los familiares para que el gobierno de las explicaciones del caso. Mientras las tropas norteamericanas son enviadas a luchar al exterior contra “supuestos enemigos” como se suponía era “Al Qaeda” y hoy lo es el pintoresco “Estado Islámico”, las agencias como la CIA y sus aliados se hallan urdiendo planes, entrenando y proporcionando ventajas de todo tipo a esos “supuestos enemigos”. Esto es básicamente lo que nos comentan los investigadores como Hersh y que, como uno de los símbolos de estos engaños,  no hay que olvidar la farsa montada en 2011 sobre “el asesinato de Osama Bin Laden” en una villa en Pakistán.

Precisamente sobre aquel supuesto evento, que desde el inicio costo hacérselo creer al público norteamericano, según algunos investigadores como el mismo Seymur Hersh, el hecho existió pero, no fue como lo describió el Pentágono y menos aún como lo conto la Casa Blanca. Según Hersh la CIA no había hecho ningún descubrimiento asombroso o una infiltración “holliwoodense” como se quería graficar desde Washington.  Pero para otros, la versión que da Hersh no corresponde con la realidad de lo que se quiso mostrar. Para otras fuentes, no solo que Bin Ladem estaba muerto desde 1999, sino que su cuerpo había sido enterrado en las montañas de Chechenia. El ex agente de la CIA en Afganistán, Osama Bin Ladem murió por una complicación renal y jamás tuvo algo que ver con el aparatoso evento del 11 de septiembre del 2001.En la realidad,  lo que sucedió con esa “operación” en 2011 estuvo rodeado de situaciones y hechos mucho más siniestros y truculentos que lo que la Casa Blanca podía atreverse a contar.


Este juego siniestro en el Washington tira de las dos puntas del mismo hilo, no es nuevo en las estratagemas norteamericanas, pero hoy las cosas han cambiado y el conocimiento público de estas tretas son un pequeño rayo de luz que ayudara a la transparencia de las actividades clandestinas del gobierno que pretende manejar el mundo. 

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