EN DEBATE
“DESPUÉS DE MOSUL ¿QUÉ?
A pesar de las encarnizadas batallas que se llevan a cabo dentro de la segunda ciudad más importante de Iraq no hay señales de una fácil victoria y menos aún un punto final a las consecuencias de la ocupación
Por
Charles H. Slim
Como siempre
hemos sostenido, lo que sucede en Iraq no es lo mismo que sacude a Siria aunque
las apariencias que coloridamente presentan los medios occidentales y sus
colaboradores regionales digan lo contrario.
Lo que si podemos asegurar, es que los autores de ambas caóticas
realidades son los mismos. Sin dudas el
“Daesh” es un embuste fabricado por las agencias de inteligencia
norteamericanas en colaboración con sus socios israelíes eso ya no lo duda
nadie, pero su responsabilidad por la miseria de Iraq y su pueblo es muy
anterior a la implantación de este monigote seudo-islamista (v. http://www.presstv.us/Detail/2016/11/23/494815/Middle-East-Iran-Ayatollah-Seyyed-Ali-Khamenei-terrorism-Daesh-US-Israel
).
Iraq
ha venido desde 1991 en adelante en una espiral de tragedia que no se ha
detenido aún. No hay que olvidar que los poderosos lobbies sionistas y necon,
catapultaron a la administración republicana de George H. Bush y Cía para que
se diera el puntapié inicial de lo que sería la intervención masiva de EEUU en
la región. Solo los iraquíes saben lo
que ha sido caer bajo la brutal bota de las inclementes políticas de Washington
y sus aliados occidentales y soportar una de las ocupaciones más bizarras y
siniestras del comienzo de siglo. Algunos iraquíes que deben mantener el
anonimato para poder decir lo que piensan sin el riesgo de ser arrestados y/o
asesinados, han dejado entrever que los intentos de borrar la oposición al gobierno mafioso del partido “Dawa”
han sido tan amplios, que no existe
lugar físico en las cárceles del país para encerrar a todos los ciudadanos que
se han atrevido a resistirles tanto política como por la fuerza de las armas. Sobre
ello, el tan promocionado cierre en 2014 de la prisión de Abu-Graib en Bagdad
solo fue una mascarada para tapar la habilitación de diez campos de
concentración dispersos tan solo en la provincia de Diyala. No hay que olvidar
que el sistema de prisiones del país fue ampliado en forma monstruosa por los
norteamericanos y pese a ello, cada una
de las celdas llega a ocupar hasta cuarenta reclusos incluyendo a mujeres y a
todos sus hijos.
Las
evidencias recopiladas de esa prisión dejaron muy mal parados a los
norteamericanos quienes trataron de desligarse de las “tareas sucias”,
tercerizando la administración con personal privado contratado y claro,
carniceros locales leales al régimen de la mafia Dawa y de sectas como las
bandas “Badr” (v. http://www.iraqsolidaridad.org/2004-2005/docs/ocup_20-12-05_2.html ).
Incluso
comentan varios vecinos de la castigada urbe de Tikrit al norte de Bagdad y que
hoy se halla re-ocupada por la fuerzas mafiosas del régimen que hoy lidera
Haidar Al Abadi, que si alguien se atreviera a escavar un pozo para buscar
agua, se encontraría con fosas comunes donde se hallan cientos o tal vez miles
de iraquíes ejecutados por las purgas impulsadas por los primeros títeres del régimen como Al Yafaari, hasta llegar a Nouri Al Maliki quienes bajo la
asistencia de las unidades especiales norteamericanas en plena ocupación,
sembraron el terror contra los disidentes. Por supuesto el incremento de estas
fosas se doblo tras el regreso de los esbirros de Bagdad quienes apoyados por
Irán y EEUU, hicieron carnicerías despiadadas sobre los civiles. Las historias
tétricas sobre lo que ha significado para los iraquíes la “democracia” a la estadounidense, se agolpan en todos los
rincones del país sin distinciones entre chiitas, sunitas o kurdos.
Antes
de que llegara el “Daesh” recargado, los iraquíes luchaban su propia guerra por
sacudirse a los colaboracionistas de Bagdad y sus amos con centro en la Zona
Verde. El régimen y sus matones no
escatimaron en recursos –especialmente los proveídos por el Pentágono- para
aplastar movilizaciones populares usando fuego de fusiles automáticos y ataques
de metralla desde helicópteros como se vio en la masacre de Hawiya en
2013. Ningún medio informativos estaba
viendo para ese lugar y con ello la impunidad para Al Maliki y los comandantes
norteamericanos que planificaron muchos de los operativos contra poblaciones
civiles, estaba asegurada. El movimiento popular revolucionario que comenzó a
tomar fuerza a nivel político en 2010 –curiosamente en momentos que se
hablaba de la llamada Primavera árabe en la región- y que aunó a diversas
ramas de la resistencia armada para conformar un Comando Militar Revolucionario
que se estableció en todo el centro noroeste del país.
Con
la llegada de “Daesh recargado”, los iraquíes pudieron comprobar que ese
ejército y policía que había armado la ocupación norteamericana era tan inútil
como corrupta. Además que se desbando
arrojando sus armas y uniformes mientras huían de sus puestos, algunas fuentes de inteligencia revelaron que
los operativos montados por el Daesh para capturar y ejecutar a los
comandantes, gobernadores, jueces y políticos que pertenecían al gobierno de Al
Maliki, habían sido informados con datos precisos provistos por la CIA como una
forma de asegurar que no pudieran escapar a la limpieza que habían previsto
para fastidiar a un gobierno que estaba entorpeciendo los objetivos de
Washington. Incluso en varias de las operaciones nocturnas en las que se
allanaron casa particulares, estaciones de policía y bases militares, ocultos
bajo las máscaras de las fuerzas “antiterroristas” habían actuado asesores
norteamericanos digitando las operaciones.
Al
Maliki además de sentirse impune para saquear los fondos del país y apropiarse
de riquezas de varias familias que sus fuerzas encarcelaron, asesinaron o
simplemente los hicieron desaparecer, no tuvo el menor miramiento para que se
aplastara como nadie había visto antes en el país, a los manifestantes contra
su régimen. Y aunque EEUU había fomentado durante la ocupación, a esas alturas
les estaba siendo contra producentes. Brutalidades semejantes quedaron
documentadas por las cámaras de helicópteros “Apache” cuando ametrallaban
alguna calle en Bagdad o, cuando los aviones registraban como unos cientos de
manifestantes que se dirigían a protestar al centro de Bagdad, Naseriyah, Al
Ramadi para nombrar algunas, eran pulverizados por una bomba de 500kg
teledirigida por laser. Para peor y muchas veces este tipo hechos, estaban
acompañados de las carcajadas de los pilotos o de los operadores de radio que
como si se tratara de un video juego, festejaban la masacre.
Han
pasado dos años de que esa agrupación minúscula formada en los campamentos secretos
de entrenamiento norteamericanos de “Al Anbar”, Jordania y en el sur de Turquía,
se aliaron a los grupos opositores iraquíes quienes aprovecharon la oportunidad
para derrocar al régimen de Bagdad. Pero pese a las promesas, ese no era el
objetivo del “Daesh” –entiéndase Washington- y fue allí donde los grupos
de la resistencia iraquíes advirtieron que todo era un embuste.
A la
cúpula de esa organización solo le interesaba adueñarse de Mosul no solo por su
importancia histórica y religiosa para los sunitas; sino por su emplazamiento
estratégico que corta el paso en una región rica en recursos energéticos y de suma
importancia logística para conectar Oriente con Europa, un tema que ha movilizado
a China tras la extensa visita a la región realizada por Xi Jiping a
comienzos de año.
En
lo que respecta a la llamada “liberación de Mosul”, para los aterrorizados
habitantes que han logrado escapar a los impiadosos bombardeos de la fuerza
aérea estadounidense y de sus colegas occidentales, poco hay de tal liberación. Además de haber arrasado extensos sectores
residenciales, del conourbano y del
centro mismo, las fuerzas “chiitas” a sueldo de la mafia que gobierna
Bagdad y los abominables grupos kurdos que
son costeados por EEUU e Israel, han estado tomándose sus propias revanchas
contra los pobladores que han caído en sus manos. Seguramente cuando Mosul caiga
definitivamente, no hallen al cuco de “Abu Bakr Al Bagdadi” ni a sus lugar tenientes; menos aún a su rehén-vocero británico John Cantlie quien supo
aparecer en curiosos spots de propaganda del “Estado Islámico”, pero no se
engañen, eso no significa que la lucha interna contra el gobierno termine (v. http://www.lavanguardia.com/internacional/20160713/403166656055/john-cantlie-secuestrado-video-estado-islamico-isis-mosul.html ). Incluso hay que dejar
bien en claro quiénes son las “fuerzas chiitas” que están apoyando a la
“Coalición internacional” liderada por EEUU.
Lo que pretende ser un ejército iraquí solo es un rejunte improvisado de
matones que ha sido rearmado por Washington, las milicias “Al Shaabi” que son
una confederación de grupos chiitas que adhieren al partido “Dawa” y los
llamados “Peshmerga” kurdos que son la
milicia del clan Barzani. Por el contrario, las fuerzas de las milicias “Kataib
Hesbolla”, las “Asaib Alhe Alq” y los seguidores de Moqtadar Al Sadr además de no compartir las políticas sectarias
del régimen, se han negado a prestar colaboración a los estadounidenses y se
han comprometido activamente a colaborar con sus hermanos sirios, con el
“Hesbolla libanes” y las milicias
patrióticas que apoyan a los esfuerzos
por erradicar a las bandas mercenarias que asolan Siria.
La
caída de Mosul será una repetición de la caída de Faluya en 2004. Pese a la
bestialidad con que arremetieron contra la ciudad de las mezquitas y las
interminables racias que llevaron adelante las brigadas de criminales del
gobierno y las tropas norteamericanas para vengarse de las terribles bajas que
les causaron los combatientes que les resistieron calle a calle, la voluntad de resistir no murió y al poco
tiempo las operaciones contra los ocupantes resurgieron y fueron creciendo en cantidad e
intensidad.
Tal
vez la llegada planificada del “Daesh” –porque, que no quede ninguna duda de
que Washington estuvo detrás- no fue tan dañina como se supondría que sería
ese invento. Tal vez como dice el dicho “No hay mal que por bien no venga” y es muy posible que ese embuste sirva para
desemascarar en forma escandalosa y definitiva, los juegos sucios montados por
intereses occidentales que le han costado la vida millones de seres humanos.
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