EN DEBATE
“CINCO MOTIVOS PARA UNA DEFENSA EFICAZ”
Uno de los pilares de la geopolítica argentina como lo es la Defensa carece de actualización, materiales y doctrina para enfrentar los peligros reales del mundo actual. Ante esto se hace urgente el comienzo de un trabajo concienzudo para fabricar FFAA a la altura de las circunstancias
Por
Charles H. Slim
Los gastos y las inversiones son proporcionales a los intereses y
las necesidades de una nación, y en ese sentido podemos ver que desde al menos
los últimos 40 años hasta esta parte en la Argentina esta premisa no se ha
respetado. Uno de los intereses que se
hallan claramente abandonados es su política exterior, que desde décadas se ha
convertido en una mera gira de funcionarios suplicantes encargados en denodadas
gestiones para pedir créditos en dinero y nada más.
Otra
de las áreas claramente abandonadas es la defensa, el brazo vital para sostener
la existencia del estado mismo y de una política soberana, que se halla pudriéndose en las pocas bases
militares que le quedan al país conllevando a su vez la desmoralización total
de sus –conforme a las dimensiones e importancia del territorio- paupérrimos
cuadros de combate.
Lo
único que ha hecho la clase política en este tiempo ha sido sobredimensionar la
seguridad interior llegando a configurar verdaderas fuerzas armadas
provinciales de carácter policial, resabio de las políticas ignorantes y
meramente partidocráticas del anterior régimen Kirchnerista. Así y como un
ejemplo de ello, llegamos a que actualmente cifras conservadoras calculan que
en la provincia de Buenos Aires habría unos 90.000 a 100.000 efectivos de la
policía a los cuales hay que sumarle los otros miles de las policías
“municipales”.
Esta
concepción meramente policial de la seguridad pretendió extenderla a la
defensa, demostrando el notable desconocimiento que existe entre aquella
finalidad y la de una
Fuerzas Armadas potentes. Más allá de este aparente“amateurismo”
político que esconde una aversión peculiar, revela una ignorancia muy grave de
concebir. Hoy por hoy las cosas no han mejorado y solo se han agregado, las
doctrinas norteamericanas y su asesoramiento (mediante la DEA, FBI y agregados
militares) para ejecutar operaciones contra el narcotráfico y operaciones
tácticas antiterroristas para grupos policiales como el “GEOF”.
Para
los importantísimos intereses económicos, geopolíticos y estratégicos que tiene
el país, la situación es imperdonable, siendo para observadores juiciosos
inentendible y los únicos que festejan este estado de opacidad perenne se
hallan en Londres y Washington.
Actualmente
y con el previsible desarrollo caótico de las relaciones internacionales en
cinco años, ésta situación puede representar entre la subsistencia casual como
nación medianamente integra (bajo el ala de una potencia) o el fraccionamiento
político-territorial especialmente diseñado desde el exterior. Las amenazas han
dejado de estar ahí afuera y hoy ya han comenzado a desplegarse con claridad en
el continente.
En
ese sentido, los cinco motivos que argumentan la necesidad imperiosa de que el
estado nacional se tome enserio la reestructuración de unas Fuerzas Armadas equipadas
y preparadas para enfrentar estas amenazas, podemos resumirlas en los
siguientes tópicos.
Importancia
de los recursos naturales (en especial del agua dulce) y de las riquezas
ictícolas de todas las aguas jurisdiccionales y de las riquezas minerales por
debajo del subsuelo de la extensa plataforma que carecen de un plan estratégico
de protección.
Para estos fines, se carece de aparatos aéreos idóneos para
tareas de vigilancia electrónica eficaz y la imperdonable ausencia de una flota
de guerra en número de unidades proporcional y con la electrónica de punta para
evitar la depredación impune.
A ello, este desguarnecimiento naval propicia no
solo el contrabando de todo tipo de mercancías de ultramar sino también, un
hueco oscuro por donde se cuelan peligrosas amenazas a la seguridad como el
“terrorismo”.
Dentro
de aquel tópico, la situación de las islas Malvinas, Georgias y Sandwiches del
sur, junto al territorio antártico, requiere de una inmediata política activa
para limitar la intrusa actividad británica que usufructúa incluso con el cobro
de derechos y permisos completamente ilegales. En este tema, Argentina no
debiera olvidar que tiene en su territorio una base de comunicaciones de la
república popular China y bases norteamericanas que colocan al país como un
epicentro de un posible “Teatro de operaciones”.
Otro
argumento es, el acelerado desarrollo de la tecnología militar en las áreas de
armas y comunicaciones que se hallan al alcance de organizaciones irregulares
al servicio de intereses para-estatales. Esto que puede verse en Iraq y Siria,
tiene claras posibilidades de extenderse a la región ya que, uno de los
elementos necesarios para que puedan funcionar estos grupos irregulares bajo la
máscara del terrorismo celular, es un “campo de lucha” que como lo hemos visto,
ha llegado a Europa y sin dudas (por algunos hechos muy curiosos que se registran)
ya se estaría desarrollando en Venezuela.
El
llamado “terrorismo”, en su fase militar, es una de las amenazas latentes que
ha demostrado mayor capacidad, sorpresa y brutalidad al momento de enfrentar a
fuerzas militares regulares. Como se pudo comprobar con el llamado “ISIS”, el
acceso de tecnologías de punta para inteligencia y contrainteligencia, que
combinadas con armas modernas y explosivos de uso militar de altísimo poder,
pueden penetrar por una frontera y despedazar en unos días a un ejército.
Argentina necesita desarrollar sus propias doctrinas y tácticas para esta seria
amenaza y alejarse de la tutela norteamericana, que como se ha comprobado, es
parte en todo ese juego.
En
ese sentido, se ha visto que el “terrorismo” –especialmente el referido a A
Qaeda e ISIS- es una herramienta, una táctica más en los arsenales de
algunos países para llevar la inestabilidad y ejercer un control indirecto
sobre ciertas regiones. Según algunos análisis, ambas organizaciones están en
retirada y se presume que se fusionaran para crear una nueva red más letal y
con mayor alcance siempre obviamente, para concretar planes antislámicos. Argentina
debe estar preparada para no ser utilizada en estos siniestros planes y evitar
errores del pasado que llevaron a que las FFAA sean usadas por el Pentágono y
la CIA en planificaciones diseñadas por sus Strategic Brains como fue la
llamada “Operación Cóndor”.
Otra
faceta que se desprende aquel mal llamado “fenómeno terrorista” es el también
mal llamado “Ciberterrorismo” que, como se ha comprobado apenas unos días atrás
(Virus “WannaCry”), se trata de armas diseñadas, empleadas y manejadas por las
agencias de inteligencia estadounidenses que al momento de acometer alguna
acción, no reparan en consecuencias hacia terceros, incluyendo a sus propios
conciudadanos.
En esto también Argentina debe desarrollar sus propias
tecnologías, sus propias plataformas y s protocolos de vigilancia y control ya
que, de seguir por la senda de la obsecuente cooperación con los estamentos
norteamericanos es claro que hay seguridad de que nada ni nadie estará seguro.
El
apoyo a las decisiones políticas y diplomáticas. En la política internacional
el impune uso de la fuerza ha llevado a los desastres humanitarios más
terribles que hemos visto desde finales del siglo XX y lo que va de éste. El
más fuerte aplasta al más débil sin que los organismos que debieran hacer valer
la ley, hicieran algo al respecto. Solo una nación con un brazo armado potente
hará que sus políticas y posturas sean respetadas.
Y eso se puede ver con gran
claridad en las acusaciones que se han tratado de sustanciar contra países como
Irán, Rusia o China, a quienes no se les ha podido agredir militarmente por la
conciencia de sus clases dirigentes que hace mucho –y por los ejemplos del
pasado reciente- han comprendido que
la legitimidad y la razón no bastan para ser respetados.
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