martes, 16 de mayo de 2017

EN DEBATE




“CINCO MOTIVOS PARA UNA DEFENSA EFICAZ”

Uno de los pilares de la geopolítica argentina como lo es la Defensa carece de actualización, materiales y doctrina para enfrentar los peligros reales del mundo actual. Ante esto se hace urgente el comienzo de un trabajo concienzudo para fabricar FFAA a la altura de las circunstancias




Por Charles H. Slim
Los gastos y las inversiones son proporcionales a los intereses y las necesidades de una nación, y en ese sentido podemos ver que desde al menos los últimos 40 años hasta esta parte en la Argentina esta premisa no se ha respetado.  Uno de los intereses que se hallan claramente abandonados es su política exterior, que desde décadas se ha convertido en una mera gira de funcionarios suplicantes encargados en denodadas gestiones para pedir créditos en dinero y nada más.

Otra de las áreas claramente abandonadas es la defensa, el brazo vital para sostener la existencia del estado mismo y de una política soberana, que  se halla pudriéndose en las pocas bases militares que le quedan al país conllevando a su vez la desmoralización total de sus –conforme a las dimensiones e importancia del territorio- paupérrimos cuadros de combate.

Lo único que ha hecho la clase política en este tiempo ha sido sobredimensionar la seguridad interior llegando a configurar verdaderas fuerzas armadas provinciales de carácter policial, resabio de las políticas ignorantes y meramente partidocráticas del anterior régimen Kirchnerista. Así y como un ejemplo de ello, llegamos a que actualmente cifras conservadoras calculan que en la provincia de Buenos Aires habría unos 90.000 a 100.000 efectivos de la policía a los cuales hay que sumarle los otros miles de las policías “municipales”.

Esta concepción meramente policial de la seguridad pretendió extenderla a la defensa, demostrando el notable desconocimiento que existe entre aquella finalidad y la de una 
Fuerzas Armadas potentes. Más allá de este aparente“amateurismo” político que esconde una aversión peculiar, revela una ignorancia muy grave de concebir. Hoy por hoy las cosas no han mejorado y solo se han agregado, las doctrinas norteamericanas y su asesoramiento (mediante la DEA, FBI y agregados militares) para ejecutar operaciones contra el narcotráfico y operaciones tácticas antiterroristas para grupos policiales como el “GEOF”.

Para los importantísimos intereses económicos, geopolíticos y estratégicos que tiene el país, la situación es imperdonable, siendo para observadores juiciosos inentendible y los únicos que festejan este estado de opacidad perenne se hallan en Londres y Washington.

Actualmente y con el previsible desarrollo caótico de las relaciones internacionales en cinco años, ésta situación puede representar entre la subsistencia casual como nación medianamente integra (bajo el ala de una potencia) o el fraccionamiento político-territorial especialmente diseñado desde el exterior. Las amenazas han dejado de estar ahí afuera y hoy ya han comenzado a desplegarse con claridad en el continente.

En ese sentido, los cinco motivos que argumentan la necesidad imperiosa de que el estado nacional se tome enserio la reestructuración de unas Fuerzas Armadas equipadas y preparadas para enfrentar estas amenazas, podemos resumirlas en los siguientes tópicos.

Importancia de los recursos naturales (en especial del agua dulce) y de las riquezas ictícolas de todas las aguas jurisdiccionales y de las riquezas minerales por debajo del subsuelo de la extensa plataforma que carecen de un plan estratégico de protección. 

Para estos fines, se carece de aparatos aéreos idóneos para tareas de vigilancia electrónica eficaz y la imperdonable ausencia de una flota de guerra en número de unidades proporcional y con la electrónica de punta para evitar la depredación impune. 

A ello, este desguarnecimiento naval propicia no solo el contrabando de todo tipo de mercancías de ultramar sino también, un hueco oscuro por donde se cuelan peligrosas amenazas a la seguridad como el “terrorismo”.

Dentro de aquel tópico, la situación de las islas Malvinas, Georgias y Sandwiches del sur, junto al territorio antártico, requiere de una inmediata política activa para limitar la intrusa actividad británica que usufructúa incluso con el cobro de derechos y permisos completamente ilegales. En este tema, Argentina no debiera olvidar que tiene en su territorio una base de comunicaciones de la república popular China y bases norteamericanas que colocan al país como un epicentro de un posible “Teatro de operaciones”.

Otro argumento es, el acelerado desarrollo de la tecnología militar en las áreas de armas y comunicaciones que se hallan al alcance de organizaciones irregulares al servicio de intereses para-estatales. Esto que puede verse en Iraq y Siria, tiene claras posibilidades de extenderse a la región ya que, uno de los elementos necesarios para que puedan funcionar estos grupos irregulares bajo la máscara del terrorismo celular, es un “campo de lucha” que como lo hemos visto, ha llegado a Europa y sin dudas (por algunos hechos muy curiosos que se registran) ya se estaría desarrollando en Venezuela.

El llamado “terrorismo”, en su fase militar, es una de las amenazas latentes que ha demostrado mayor capacidad, sorpresa y brutalidad al momento de enfrentar a fuerzas militares regulares. Como se pudo comprobar con el llamado “ISIS”, el acceso de tecnologías de punta para inteligencia y contrainteligencia, que combinadas con armas modernas y explosivos de uso militar de altísimo poder, pueden penetrar por una frontera y despedazar en unos días a un ejército. Argentina necesita desarrollar sus propias doctrinas y tácticas para esta seria amenaza y alejarse de la tutela norteamericana, que como se ha comprobado, es parte en todo ese juego.

En ese sentido, se ha visto que el “terrorismo” –especialmente el referido a A Qaeda e ISIS- es una herramienta, una táctica más en los arsenales de algunos países para llevar la inestabilidad y ejercer un control indirecto sobre ciertas regiones. Según algunos análisis, ambas organizaciones están en retirada y se presume que se fusionaran para crear una nueva red más letal y con mayor alcance siempre obviamente, para concretar planes antislámicos. Argentina debe estar preparada para no ser utilizada en estos siniestros planes y evitar errores del pasado que llevaron a que las FFAA sean usadas por el Pentágono y la CIA en planificaciones diseñadas por sus Strategic Brains como fue la llamada “Operación Cóndor”.

Otra faceta que se desprende aquel mal llamado “fenómeno terrorista” es el también mal llamado “Ciberterrorismo” que, como se ha comprobado apenas unos días atrás (Virus “WannaCry”), se trata de armas diseñadas, empleadas y manejadas por las agencias de inteligencia estadounidenses que al momento de acometer alguna acción, no reparan en consecuencias hacia terceros, incluyendo a sus propios conciudadanos. 

En esto también Argentina debe desarrollar sus propias tecnologías, sus propias plataformas y s protocolos de vigilancia y control ya que, de seguir por la senda de la obsecuente cooperación con los estamentos norteamericanos es claro que hay seguridad de que nada ni nadie estará seguro.

El apoyo a las decisiones políticas y diplomáticas. En la política internacional el impune uso de la fuerza ha llevado a los desastres humanitarios más terribles que hemos visto desde finales del siglo XX y lo que va de éste. El más fuerte aplasta al más débil sin que los organismos que debieran hacer valer la ley, hicieran algo al respecto. Solo una nación con un brazo armado potente hará que sus políticas y posturas sean respetadas. 

Y eso se puede ver con gran claridad en las acusaciones que se han tratado de sustanciar contra países como Irán, Rusia o China, a quienes no se les ha podido agredir militarmente por la conciencia de sus clases dirigentes que hace mucho –y por los ejemplos del pasado reciente-  han comprendido que la legitimidad y la razón no bastan para ser respetados.


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