EN LA MIRA
“LA OLA PERSA”
El desarrollo de manifestaciones populares en Irán fueron degenerando en episodios de violencia inusitada que los medios occidentales tratan de inflar deliberadamente, mostrando una dinámica conocida y ensayada antes en el norte de África
Por Charles H. Slim
Cuando el jueves
28 de diciembre comenzaron las protestas en Mashhad al noroeste de Teherán, todo marchaba en paz
y con relativo orden hasta que de pronto comenzaron los destrozos, las roturas
y los incendios contra automóviles estacionados en la vía pública. Turbas de
supuestos manifestantes trataron de asaltar comisarías de la policía para
hacerse con sus armas y en otros episodios, sujetos aislados y grupos de
hombres armados con armas de caza, dispararon contra la policía.
La situación económica y social no es la mejor, llevando a una
continua alza de los precios y un desempleo que llega a un 12% de la población
económicamente activa, pero ello no explica varios de los sucesos que se han
producido en el marco de las protestas que recuerdan casi en forma calcada la
mecánica utilizada en Libia en 2010 y los intentos por hacer lo mismo en Siria
en 2011.
El descontento en una importante franja de la población es notoria
y aunque su base se halle en la situación económica que pese a todo había
mejorado desde la firma del acuerdo nuclear que saco algunas sanciones
comerciales (pudiendo Irán vender su petróleo), no puede eludirse la importante
y sensible posición geopolítica en la que Irán se halla actualmente.
Sería muy fácil reducir los hechos a una conspiración externa que
desgajara de cualquier responsabilidad al gobierno de Teherán, sin dudas que
así sería.
Pero, también sería muy fácil y conveniente para los intereses
externos, especialmente Tel Aviv, alegar que todo esto es un proceso popular
sin la menor injerencia de elementos foráneos potenciadores de la crisis. Para
no caer en los engaños del pasado ni en las deliberadas manipulaciones que se
tratan de orquestar desde los conglomerados mediáticos anglosajones, se hace
vital la observación paciente y desapasionada de los eventos que se están
produciendo.
Desde el gobierno y en especial por parte del líder espiritual el
Ayatolá Jameneí no se dudo un instante
en señalar a los instigadores detrás de los disturbios acusándolos de proveer armas, dinero y apoyo político
para que grupos de saboteadores se encarguen de agitar y subvertir la realidad
del país.
Lo cierto es que hasta el momento unas 20 personas resultaron muertas
en diversos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y en diferentes
circunstancias. Así como un hombre con
una escopeta mato a un policía e hirió a oro tres en Najafabad, otros murieron
intentando tomar estaciones de policía o entrar a bases militares.
Pero si los que dudan de las posibles implicancias de actores como
Tel Aviv o Washington en todo lo que está sucediendo, solo basta escuchar a
algunos de sus representantes para intuir
de que con seguridad, hay un proceso de desintegración subterráneamente promovido
desde el exterior. El caso de Trump es claro. El presidente norteamericano en
su cuenta de Twitter el pasado martes escribió “El pueblo Irán finalmente está
actuando contra el régimen brutal y corrupto”, consideraciones de manual de la
Casa Blanca que no agregan nada nuevo a lo que piensa el establishment que
controla los destinos de la Unión.
Washington viene con décadas de decepciones y la última de ellas fue en
2009 con el fracaso de obtener un golpe blando mediante una de sus “revolución
de color”.
Al mismo tiempo la injerencia del mandatario estadounidense
demuestra la clara inconsecuencia y la falta de realismo al tratar de dar
lecciones de moral al mundo sobre la “represión en Irán”, cuando dentro de EEUU
las violaciones a los derechos humanos por las brutalidades policiacas y las muertes injustificadas,
causan pavor dentro de la comunidad internacional. Al parecer Trump se olvida
lo que fue la “barrida” de las manifestaciones de los “Ocupa Wall Street” en
2011 o “Ferguson” en 2014 donde fuerzas especiales de la policía dotados entre
otros particulares adminículos, golpeaban brutalmente a hombres y mujeres con
esos guantes negros de latex o simplemente los golpeaban con sus municiones de
posta de goma y choques eléctricos.
Ciertamente, todo muy democrático.
Incluso los calificativos de Trump a la altura de las
circunstancias y de todo lo ocurrido con la gran estafa del “Daesh” montada en
Iraq y la “guerra contra el terrorismo”
con la que se metió en Siria, además de tendenciosos son anodinamente intrascendentes
ya que como dice el dicho “el muerto se asusta del degollado”. Además hay un
pequeño problema en el panfleto de Trump y es que, en las calles de Teherán y
de las principales ciudades iraníes hay a la vez marchas multitudinarias en
apoyo al gobierno, algo que no se sabe si ocurriría para apoyar al
desequilibrado magnate avenido en mandatario.
Otro e ineludible involucrado en este asunto es, Israel. Desde hace
varios años ha venido agitando las aguas contra Teherán en diversos niveles de
la política internacional, tratando de establecer los argumentos que
justifiquen una remoción del gobierno iraní para, obviamente, colocar un títere
que responda a la sus aspiraciones. Y no
solo eso. Los sabotajes, los actos de espionaje y los asesinatos de varios de
los científicos iraníes involucrados en el desarrollo nuclear, han terminado
siendo develados como operaciones apoyadas por Tel Aviv que, pese a la calidad
de agresión que dichas acciones representan para la inteligencia de la Carta de
Naciones Unidas, se ha hecho muy poco –o mejor dicho nada- por aplicar
las consecuencias por dicho accionar.
Por otra parte, las manifestaciones populares por descontento y la
corrupción también se producen en Israel desde hace meses pero los medios internacionales
no han reflejado del mismo modo esta situación. En el corazón de Tel Aviv miles
de personas se han movilizado durante el año que se ha ido, clamando por
terminar con las políticas colonialistas de
Apartheid contra la población
palestina y la salida del gobierno corrupto de un Benjamín Netanyahu procesado
por delitos financieros. Con esto a la vista, está claro que, como dice el
dicho “quién esté libre de pecado tire la primera piedra”.
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