EN LA MIRA
“CREAR EL PROBLEMA”
¿Hasta dónde se tolerara éste tipo de tácticas sucias que sirven para
violentar las soberanías de los estados?
Por Charles H. Slim
Tal vez esto no
les resulte muy familiar o incluso razonable, proponer que cuando sea necesario
conseguir algo “hay que crear un problema” acorde a la solución que se quiere
imponer. Esto es lo que más o menos plantean como fórmula recurrente, los
cerebros que diseñan las políticas estratégicas tanto en Washington como
Londres. Decir esto en esos ámbitos es algo que no sorprende a nadie, pero solo
desde hace unos diez años hasta esta parte, recién se han ido develando con un
cúmulo sorprendente de pruebas, como es que realmente se puede hacer realidad y
a cualquier costo, lo que conviene a un gobierno.
Esto involucra a lo que conocemos como “Banderas Falsas” y
“Operaciones Negras”, dos terminologías que desde el 2001 han ganado un lugar
en el vocabulario usual de la opinión pública global. Se tratan de maniobras
muy bien planificadas destinadas a varios propósitos pero sobresaliendo uno en
especial: Crear un culpable. Ellas refieren a acciones de engaño que llegan a
tal grado de perfidia, que incluyen incluso el sacrificio de ciudadanos de su
propia nacionalidad, tanto por acción como por omisión. En realidad desde hace
décadas que se emplean estas maniobras sucias para ejecutar coordinadamente, acciones
políticas y militares contra un enemigo externo pero también interno, solo que el
tema ha estado rodeado de un silencioso Tabú mediático que dejó a hechos como
la voladura del buque “USS Maine” en Cuba, pasando por el bombardeo de “Pearl
Harbor” y el ataque en el “Golfo de Tonkín “, como hechos muy difíciles de
explicar a la luz de evidencias que contradecían la versión oficial. La
sorpresiva explosión del USS-Maine el 15 de febrero de 1898 cuando se hallaba
anclado en el puerto de la Habana, dio los argumentos a Washington para culpar
a España de esto y arrebatarle el control de la isla. El ataque japonés de
“Pearl Harbor” en diciembre de 1941, pese a que los militares fueron alertados
de que habían movimientos sospechosos en el pacifico, ello fue pasado por alto
por la Casa Blanca y el resultado de esa embestida justifico el ingreso de EEUU
a la guerra. El incidente de “Tonkín” del 2 de agosto de 1964 fue una de estas
operaciones y por la cual, EEUU pudo intervenir en Vietnam[1].
Las pruebas sobre el embuste que resulto ser éste último incidente, hace que
hoy día sea imposible de rebatir.
El 11 de septiembre de 2001 marco sin dudas un quiebre en esta
línea. La espectacularidad del ataque y el exceso de irregularidades detectadas
en esa mañana, fue sin dudas contraproducente para la propaganda que seguía
detrás.
Desde simples ciudadanos que pasaban esa mañana rumbo a sus trabajos,
bomberos, policías hasta funcionarios políticos, militares y de inteligencia
que analizaron posteriormente las imágenes de aquellos hechos, han coincidido
en lo extraño de todo. Lejos de aquellos días en que todos acataban a pie
juntillas lo que los medios difundían, comenzaron las preguntas y con ellas, a
obtenerse las respuestas inconvenientes. El público comenzó a demostrar que no
se creía cualquier versión y menos aún la gubernamental, por más elaborada que
esta fuera. El sentido crítico y de compromiso se vio en el mismo público
estadounidense que no se quedo como testigo mudo de lo que aconteció sino que,
comenzó a investigar con los riesgos que
le conllevaba, lo que realmente había ocurrido.
El resultado de ello, la puesta en una duda más que razonable al
intento del gobierno federal estadounidense por pretender endilgar la culpa del
11/S a simples terroristas del Medio Oriente y perpetrar un ideario colectivo
unificado. Y si bien muchos simples ciudadanos de a pie comenzaron a cuestionar
lo que los medios repetían a coro de lo que La Casa Blanca alegaba que había
ocurrido, las palabras más fuertes y molestas provinieron de ex funcionarios
que advertían de un cúmulo de irregularidades dentro del sistema que
permitieron que esto pasara. Solo para señalar uno de ellos, tenemos la
declaración de un ex general de inteligencia nacional (INSCOM) retirado llamado
Albert Stubblebine[2],
quien tras analizar las imágenes captadas en aquella mañana, determino que
alguien debió desactivar los sensores y defensas aéreas del Pentágono para
permitir que un bólido (que no fue un avión) impactara contra uno de sus
frentes. Incluso sobre esto último
Stubblebine tras estudiar el agujero en aquella cara del edificio y la forma
que presentaba, concluyó que allí había impactado un misil grande.
A ello se unió el sentido crítico y agudo de autores
norteamericanos como Gore Vidal donde en un artículo muy interesante publicado
en el The Observer [3]
en 2002 deja en claro que, además de no creerse la versión de la
administración Bush, lo ocurrido había estado dirigido a restringir las
libertades individuales de cara a embarcar a la Unión en una aventura geoestratégica
en Eurasia, entre otros objetivos.
Desde que se produjeron las revueltas en el norte de África en
2010/2011, intoxicadas por la implicancia de las agencias de inteligencia de
países occidentales –con la invalorable cooperación de países como Arabia
Saudita y Qatar- y que los medios bautizaron artificiosamente como
“Primavera Árabe”, el uso de operaciones negras y de falsa bandera se han
incrementado a un ritmo descarado, algo que se ha venido viendo con total
desparpajo en los continuos intentos de Washington y de sus aliados por
derrocar al legítimo gobierno sirio de Bashar Al Assad. Últimamente hemos
venido viendo como extraños ataques con gas venenoso tratan de ser endilgados
al gobierno, cuando en realidad se sabe desde hace años que los “rebeldes
moderados” fabrican (con la ayuda de laboratorios extranjeros) Cloro y Sarín. A
ello se agregan los montajes escénicos de una supuesta ONG humanitaria llamada Cascos
Blancos[4]
que no es más que una fachada del MI-6 británico.
Sobre esto último, el mismo canciller ruso Sergei Lavrov denuncio
hace unos días, la intervención de agentes británicos en la creación de un
ataque con gas Cloro en Duma, algo que fue confirmado por el vocero de las
Fuerzas Armadas rusas Igor Konachenkov[5].
Desde el año pasado, la fabricación de escenarios falsos se ha
venido multiplicando en forma descomunal, a tal punto que los autores de estos
embustes no pudieron disfrazar varios de sus engaños y borrar algunos rastros.
Con el último episodio montado en Duma y tras el ataque artero realizado por
EEUU, Francia y Gran Bretaña el 14 de abril último en un intento desesperado
por derrocar al legitimo gobierno de Damasco, el respeto a la ley internacional
(una vez más) ha quedado por los suelos llevando a meditar seriamente, si Naciones
Unidas puede seguir sosteniendo algo de legitimidad como órgano que debiera
hacer aplicar, con igualdad e imparcialidad, los preceptos de la Carta
orgánica.
[1]
WIKIPEDIA.Org. “Incidente del Golfo de Tonkín”. https://es.wikipedia.org/wiki/Incidente_del_golfo_de_Tonk%C3%ADn
[2] TELEGRAPH.UK. “Major General Albert
Stubblebine III US Intelligence chief involved in psychokinetics –obituary”.
April, 7, 2017. https://www.telegraph.co.uk/obituaries/2017/04/07/major-general-albert-stubblebine-iii-us-intelligence-chief-involved/
[3]
VIDAL Gore, “El enemigo interior”, publicado el 27 de octubre de 2002,
disponible en: http://www.amics21.com/911/gore-vidal.html
[4] SPUTNIK. “Syrian Army Discovers
White Helmet´s filming site in Eastern Ghouta”. Published in April, 11, 2018. https://sputniknews.com/middleeast/201804111063422215-white-helmets-fake-video-site/
[5]
RED VOLTAIRE-Org. “Rusia denuncia que el Reino Unido implicado en el incidente químico de la
Ghouta”. Publicado el 13 de abril 2018. http://www.voltairenet.org/article200670.html
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