jueves, 3 de enero de 2019


EN DEBATE




AMBICIONES NEOCOLONIALES”

Comienzan a salir a la luz algunos objetivos que se persiguieron con el Brexit y el alcance de los mismos ¿Qué medidas deberán adoptar los gobiernos de la región ante esta nueva amenaza transcontinental?




Por Charles H. Slim
Cuando los británicos eligieron salirse la Unión Europea con el Brexit, muchos ingenuos se creyeron que se trataba de una decisión fincada en principios de autode- terminación y propiciados por el interés en el mejoramiento de los intereses económicos británicos con respecto a sus socios de la Comunidad. Muchos y en especial los medios trataron de no denominar al proceso como una demostración de “nacionalismo” inglés. Pero para varios expertos este proceso importara un desastre para Gran Bretaña y eso es algo que Londres sabe que sucederá sino comienza a encontrar formas de financiar su nueva política y para ello debe volver  a las políticas filibusteras de “ir por algo y tomarlo”.

Esto viene a cuento de los planes que pronto se pondrán en marcha para que Gran Bretaña incremente sus bases en el extranjero teniendo como uno de sus puntos seleccionados a Latinoamérica. La noticia no puede sino despertar la atención en la región y en particular al Caribe, donde existen los gobiernos que aún resisten los embates de la política exterior de Washington. No es una casualidad que los británicos hayan previsto pretender ampliar su influencia al mejor estilo del viejo imperio británico en momentos que se han reactivado las tensiones geopolíticas con la Federación rusa por el asunto del significativo incremento potencial en sus sistemas de misiles estratégicos.

Sin dudas que uno de los principales objetivos es el de cercar a Venezuela donde se halla una importante plaza estratégica de la Federación rusa y a disposición de China. En este sentido no es casual que el Secretario de Defensa británico Gavin Williamson afirmara que existe una necesidad de su país de retomar el lugar de un importante actor internacional, teniendo como miras a conseguir dichos fines, la de entrar en las Islas de Monserrat o Guayana.

Este tipo de planes debiera alarmar a los organismos regionales como la OEA, a los internacionales y en especial a la ONU que supuestamente brega por la paz y el respeto de la ley internacional ¿Acaso a Gran Bretaña –lo mismo que a EEUU e Israel- no le caben las generales de la ley? Y es que este tipo de empresas poco o nada tienen de democráticas y altruistas. Si se confiesa la intensión de instalar nuevas bases militares en lugares fuera de las fronteras de un país, está claro que lo será contra la voluntad de algún otro. La experiencia cercana enseña cuales son los medios y las consecuencias del actuar de Gran Bretaña y sus colegas estadounidenses cuando se embarcan en campañas para aumentar su influencia en una determinada región.

Pero ¿Cuál ha sido la reacción de los gobiernos de la región? Bien y como era de esperar, tras el cambio de polo en la ideología que actualmente ocupa el poder en la mayor parte de los gobiernos del continente –en especial de Sud América y el Caribe-, parquedad y hasta una completa pasividad en las acciones que ya vienen desarrollando los británicos en la región. Miremos sino lo que sucede en el Atlántico sur y en el extremo del continente entre Punta Arenas y Tierra del Fuego. El casi absoluto monopolio de la actividad de control y cobro de canones por la navegación a cargo de los británicos, es pasmoso. El gobierno argentino parece haber renunciado no solo a la soberanía sobre las islas Malvinas, Sandwiches y Georgias, sino también sobre las aguas jurisdiccionales del sur.

A esta muy desventajosa posición argentina con un vecino con apetitos expansionistas como Chile (aliado de Londres), hay que sumar el providencial ascenso del gobierno derechista de Bolsonaro en Brasil quien es un aliado incondicional de las posiciones políticas de EEUU y por ende de los británicos.  En este sentido para Londres el momento no podía ser más propicio y no lo dejaran pasar de largo. Con estos gobiernos en sintonía con la ideología anglosajona, los británicos no dudaran en poner en marcha una acelerada movilización de recursos para establecer nuevos puntos estratégicos con el objetivo de ir estrechando el control sobre Rusia y China aunque ello no afecte mucho a estos dos grandes actores mundiales.

Sin dudas de que este renacido neocolonialismo que se inauguró en el norte de África con las operaciones de la OTAN lanzadas contra Libia allá en 2010, busca más bien presionar y condicionar a las naciones latinoamericanas que se vean dentro del radio de influencia de sus bases militares, tal cual podemos verlo con el caso de la Argentina bajo una ilegal ocupación de su Atlántico sur.

Más allá que la prensa regional y en especial la de Argentina se muestra acostumbradamente silenciosa ante estos hechos, la población argentina está bastante informada de lo que está sucediendo y pese a que se haya acuciada por una interminable crisis económica, no pierden de vista que hay un proceso de cooptación total de su soberanía y que de no comenzar a tomar medidas activas para contrarestarlo, el futuro de sus hijos será muy duro.

Una de las áreas en donde comenzó un proceso de mayor cooptación es en las FFAA y de seguridad, con la preparación y adoctrinamiento de los nuevos cuadros de oficiales a cargo de instructores, teóricos y asesores tanto de EEUU como de Israel, socios íntimos de Gran Bretaña. Este proceso no solo tiene esta parte meramente pasiva, sino que incluye una faz activa en la cual se verán actos violentos y presuntos atentados tendientes a consolidar un Status Quo de miedo y desconfianza que haga imprescindibles los asesoramientos de estos expertos extranjeros. Además se busca reforzar los conocimientos de doctrina que son adquiridos en las aulas de los liceos argentinos y de las academias a cargo del Pentágono.

Según algunas fuentes extraoficiales informan por estas horas de que el gobierno argentino ha propuesto el desarrollo de un plan de creación de cuerpos de reservistas como forma de contribución a la calamitosa situación defensiva y a los fines de crear una situación intermedia entre los soldados profesionales y los conscriptos comprometiendo a los ciudadanos que se presten voluntariamente a servir en armas. Aunque el proyecto pareciera muy benéfico para la política de la defensa, hay en él una notable desventaja estratégica que no se quiere mostrar y ello es, la desactivación paulatina de las diversas ramas de la defensa (Armada, Fuerza Aérea y Tierra)  y la doctrina que se impartirá a los reservistas, estará nutrida de los manuales estadounidenses e israelíes.  Para quienes no vean una dificultad en este programa propuesto, deben mirar a las experiencias contemporáneas vistas en otras latitudes y comprobar que, quitándole a un país su potencia de fuego (tanques, aviones y misiles) será fácilmente doblegada ya que milicianos de a pie simplemente serán aplastados por la aviación y las fuerzas mecanizadas enemigas.

Sin lugar a dudas de que estos planes vienen adunados con las ambiciones británicas que ya están en movimiento y que en el caso argentino, con seguridad ya tienen fecha de ejecución.

Por lo pronto, Gran Bretaña tiene asegurada su plaza en el Atlántico sur y es muy posible que ante estos nuevos planes de expansión y aprovechando la tolerada pasividad del gobierno macrista (vista con el incidente “ARA San Juan”), pretenda insertarse en el norte argentino, junto a sus socios estadounidenses e israelíes, quienes operan con total libertad autorizados por el actual gobierno nacional y tolerado por los gobernadores de las provincias donde se hallan.

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