EN DEBATE
“RECICLANDO ENEMIGOS”
Pese a que el ISIS ha sido sacado de las primeras planas informativas de occidente aquella franquicia, pese al silencio mediático occidental sigue con sus operaciones solo que en otros lugares ¿Cómo llegaron allí y a quiénes sirven realmente?
Por Charles H. Slim
Los iraquíes no se olvidaran jamás la ocupación
estadounidense pero tampoco, el espantajo que infiltraron tres años después que
se retiraron de su suelo. Nos referimos al “Daesh” o el mal llamado “Estado
Islámico”, una creación de las cloacas de la comunidad de inteligencia anglosajona
con la innegable colaboración de los emiratos petroleros del Golfo. Fue en
junio de 2014 cuando de la nada y como si
se tratara de una peste, aparecieron miles de yihadistas sunitas de una
agrupación que muchos creían totalmente desarticulada. El entonces “Islamic State of Iraq” a secas que
se presentó en 2006 a poco de la muerte del líder de otro embuste prefabricado
denominado “Al Qaeda- Iraq” Abu Musab Al
Zarqawi para cuando los norteamericanos salieron del país, solo era una banda
de forajidos que se contaban con los dedos de una mano. Incluso muchos de ellos
eran convenientemente asesinados al caer en prisión, especialmente sus jefes.
Pero
eso cambiaría tan solo un año y medio después. Armados con poderosas armas de
origen estadounidense, israelíes y francesas, estos supuestos combatientes
islámicos embarcados en cientos de flamantes camionetas Toyota, cruzaron la
frontera desde Siria y tomaron en un parpadeo todo el norte y el centro de
Iraq. La sorpresa fue total y el desastre fue imposible de conjurar lo que
llevo como consecuencia al colapso político del régimen del títere Nouri Al
Maliki, aunque no su reemplazo por algo mejor.
Así lo recuerda el ingeniero Tariq Ibrahim T.
musulmán sunita cuando a mediados del mes de junio de ese 2014 viajando en su
automóvil con su esposa chiita Fátima antes de llegar a la localidad de Al
Ramadi, se encontraron con un portentoso retén militar que estaba deteniendo
vehículos al azar al que por su conocimiento militar tras haber sido parte del
ejército de Saddam Hussein, pudo identificar a las Fuerzas Especiales de
Antiterrorismo (ISOF), ampliamente detestadas por las poblaciones del centro
norte del país por sus atrocidades y las arbitrariedades que habían causado con la cooperación de los
estadounidenses tras la invasión.
Inmediatamente noto que esos militares
presentaban características muy peculiares para ser tales. Bajo esas boinas
rojas habían mascaras negras que cubrían por completo los rostros pero también
contaban con guantes que no dejaban ver la tonalidad de su piel. Rápidamente Tariq
supuso para sí que podían ser miembros de la resistencia iraquí que habían
vuelto a las operaciones masivas ya que las cosas estaban muy mal en Al Ambar y
el gobierno había causado varias masacres contra la población regional. Pero
había algo que no les cerraba en las formas de moverse e incluso de pararse de
esos tipos.
Como fuera, ya no había vuelta atrás y lo peor que
podía pasarles –recuerda- era que los
arrestaran por algún cargo inventado al azar y ser llevados a los cuarteles de
la inteligencia para las sesiones de “interrogatorio intensivo” supervisadas
por asesores norteamericanos como solían hacer las milicias gubernamentales.
Escapar no era una opción. Pudo ver como algunos de
los vehículos orillados eran desalojados de sus ocupantes para algunos de
ellos, ser llevados por detrás de una elevación que bordea la carretera, sin
saber a dónde estaban siendo conducidos. Todo estaba muy bien organizado y no
había forma de evadir ese paso, recuerda Tariq. A cada lado de la carretera
habían tres camionetas “Toyota Hi-Lux” –que
se harían famosas por su uso masivo- artilladas color arena que con chapas
gubernamentales evidenciaban haber sido sacadas hacía no mucho de las
fábricas. Pero ¿Quiénes eran? Al llegar
al control dos hombres delgados con sus uniformes oficiales del ISOF, uno de
ellos con su fusil AK-47 apuntando al piso, le hacen señales de detenerse. Una
vez detenido el automóvil aquel delgado
soldado completamente enmascarado –incluso
sus ojos con anteojos negros- con amabilidad y entusiasmo le ordenó apagar
el automóvil y paso continuado le pregunto “A dónde iban” y que le permitieran
sus identificaciones.
Mientras esperaba
pudo ver a Fátima su mujer, claramente agitada pero controlada advirtiendo con
la misma sagacidad de aquel veterano, como se desplegaban esos enmascarados. En
un determinado momento ambos escucharon un trueno seco, típico de un disparo de
arma corta que había provenido detrás de esos montículos que bordeaban la
carretera. Cuando volvió aquel hombre, le pregunto si conocía a funcionarios
“Safavidas” -algo que le llamó la atención- a lo que él respondió que no. Fue
así que le devolvió sus identificaciones y saludándoles con un amistoso “la paz
sea contigo hermano”, les dejó seguir su camino.
El término Safavida refiere despectivamente a los
chiitas, sacado de la pugna interna por la sucesión surgida tras la muerte del
profeta Mahoma y que fue usada por los ingenieros de este embuste para tratar
de sembrar la discordia sectaria entre los iraquíes. Fue una experiencia
inolvidable y mucho más cuando se enteraron que muchos de esos tipos en
realidad eran mercenarios disfrazados de soldados iraquíes que ejecutaban a
quienes comprobaran ser chiitas y funcionarios del gobierno.
Todo lo que vino después solo los iraquíes saben lo
que ocurrió. Aquella horda de tipos armados hasta los dientes no era más que
una estructura de mercenarios transnacionales que habían sido rejuntados de las
cárceles iraquíes –en especial de Abu
Graib- y muchos otros reclutados en varios países del mundo árabe-islámico,
adiestrados durante varios meses en territorios libios, jordanos y del norte de
Siria. El inflado mediáticamente “Califato” no solo fue embuste deliberadamente
insertado en Iraq sino que además fue un plan bien trazado por la CIA quien
junto al clan kurdo Barzani (aliado de Tel Aviv y con estrechos nexos con el
Mossad) y la colaboración de los grupos Baasistas liderados por el
vicepresidente iraquí Izzat Ibrahim Al Duri quien tras la invasión de 2003 se
mantuvo en la clandestinidad por más de diez años, llevaron adelante este
proyecto con promesas que los estadounidenses jamás cumplirían.
Pese a que los grupos de la resistencia iraquíes (en
especial el Ejército Nakshaiabandi y el Ejército Islámico de Iraq) colaboraron
con éstos planes creyendo que marcharían sobre Bagdad y derrocarían al gobierno
títere de Maliki, poco tiempo después al ver que el “Daesh” tenía sus propios
planes, comenzaron las refriegas internas y los militantes de aquella franquicia
fueron reforzados con abundante armamento, misiles antitanque TOW y mejores
sistemas de comunicaciones.
En todo momento los aviones estadounidenses y
británicos evadieron los objetivos del “Daesh” y centraron sus ataques contra blancos iraquíes
de las milicias revolucionarias que se habían conformado tras las
manifestaciones populares en Al Ambar en 2011 y que se potenciaron tras las
masacres sobre pobladores sunitas de la provincia cometidas por las fuerzas
sectarias enviadas por Bagdad en 2013. Fue en este contexto que la CIA y otros
aliados manipularon la situación para crear las condiciones para que ingresara
el “Daesh” como el salvador de Iraq.
Pese a que las movilizaciones internas fueron
abrumadoras y se organizó una extendida red de informaciones que eran
trasmitidas por señales de TV, radio y Streaming en internet (Iraqi Spring
Media Center entre otras), las mismas eran bloqueadas al exterior o adulteradas
en su contenido por la NSA y sus colaboradores locales. Mientras el mundo era distraído por los
embustes mediáticos de la “Primavera árabe” en el norte de África, en Iraq las
masacres, las torturas y las detenciones arbitrarias contra la población
musulmana sunita seguían sin pausa, mientras en silencio se armaban los grupos
que constituirían ese revitalizado “Islamic State of Iraq and Sham”.
Fue en este panorama desolador como se pudo filtrar
la franquicia del Daesh. Los iraquíes estaban tan desesperados por sacudirse la
tiranía colaboracionista de Bagdad que aceptaron firmar un pacto con el diablo
y como tal, los terminó engañando. En el interín Tel Aviv trato de usar el
mismo embuste mediante la difusión de falsos videos del “ISIS” en Palestina
tratando de asociarlos al movimiento de la resistencia “Hamas”. El embuste era tan obvio –e increíble- que trataron de borrar los
rastros de esos videos en el internet.
Con el correr de los meses, cada plaza del “Daesh”
fue cayendo y tras ser paulatinamente expulsados del norte iraquí y luego de ser
desalojados de la mayor parte del territorio sirio, los lugareños y los
informes de inteligencia sirios, iraquíes e iraníes confirmaban el apoyo de
EEUU y de Gran Bretaña a este grupo lo que Washington nunca se dio por aludido.
Algo similar puede verse hoy día en Afganistán, donde han sido trasladados todos
los activos del “Daesh”.
El Talibán ha estado combatiendo con mucho éxito a
estos mercenarios e incluso ha logrado capturar a muchos de ellos entre los
cuales hallaron sujetos occidentales y en especial europeos. El éxito en ello ha sido producto del cuidado
que han tomado al individualizar a estos impostores del Islam ya que fue así es
como la CIA y sus colegas, habían estado infiltrando las redes de la
resistencia en Iraq. Tal como lo
señalaron varias fuentes en el terreno, todos estos milicianos que alcanzan la
cifra estimativa de 7000 fueron transportados por aviones y helicópteros estadounidenses
los cuales además le proporcionan, sitios relativamente seguros, armamentos,
pertrechos e información de inteligencia. Incluso cuando el Talibán está a
punto de eliminarlos, aparece la caballería estadounidense y sus colaboradores
de Kabul que salvan a los “Daesh”. Tal como lo hicieron en Iraq en vísperas de
la caída de Mosul y en el avance irrefrenable de los sirios en Palmira, los
“Daesh” fueron rescatados por helicópteros de la Armada estadounidense.
Hace bastante, en especial desde que Rusia tomo
intervención en Siria, que se sabe del embuste del “Califato” y del mismo
“Daesh” como parte de la resistencia árabe islámica. El problema es que
Washington y sus diversos organismos de inteligencia están reasignando estos
activos a diversas partes del globo, en particular en Afganistán y sin dudas no
es para llevar la democracia o ese tipo de alegorías literarias. Rusia también
sabe de esto y no permitirá que EEUU con la colaboración de aliados regionales (el
gobierno de Kabul y Pakistán) trate de infiltrar el Caúcaso con esta franquicia
para que genere lo que el Departamento de Estado, la CIA y el Pentágono quieren
que cause, el Caos.
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