domingo, 27 de enero de 2019


EN DEBATE



RECICLANDO ENEMIGOS

Pese a que el ISIS ha sido sacado de las primeras planas informativas de occidente aquella franquicia, pese al silencio mediático occidental sigue con sus operaciones solo que en otros lugares ¿Cómo llegaron allí y a quiénes sirven realmente?



Por Charles H. Slim
Los iraquíes no se olvidaran jamás la ocupación estadounidense pero tampoco, el espantajo que infiltraron tres años después que se retiraron de su suelo. Nos referimos al “Daesh” o el mal llamado “Estado Islámico”, una creación de las cloacas de la comunidad de inteligencia anglosajona con la innegable colaboración de los emiratos petroleros del Golfo. Fue en junio de 2014 cuando de la nada y como si  se tratara de una peste, aparecieron miles de yihadistas sunitas de una agrupación que muchos creían totalmente desarticulada.  El entonces “Islamic State of Iraq” a secas que se presentó en 2006 a poco de la muerte del líder de otro embuste prefabricado denominado “Al Qaeda- Iraq”  Abu Musab Al Zarqawi para cuando los norteamericanos salieron del país, solo era una banda de forajidos que se contaban con los dedos de una mano. Incluso muchos de ellos eran convenientemente asesinados al caer en prisión, especialmente sus jefes. 
Pero eso cambiaría tan solo un año y medio después. Armados con poderosas armas de origen estadounidense, israelíes y francesas, estos supuestos combatientes islámicos embarcados en cientos de flamantes camionetas Toyota, cruzaron la frontera desde Siria y tomaron en un parpadeo todo el norte y el centro de Iraq. La sorpresa fue total y el desastre fue imposible de conjurar lo que llevo como consecuencia al colapso político del régimen del títere Nouri Al Maliki, aunque no su reemplazo por algo mejor.

Así lo recuerda el ingeniero Tariq Ibrahim T. musulmán sunita cuando a mediados del mes de junio de ese 2014 viajando en su automóvil con su esposa chiita Fátima antes de llegar a la localidad de Al Ramadi, se encontraron con un portentoso retén militar que estaba deteniendo vehículos al azar al que por su conocimiento militar tras haber sido parte del ejército de Saddam Hussein, pudo identificar a las Fuerzas Especiales de Antiterrorismo (ISOF), ampliamente detestadas por las poblaciones del centro norte del país por sus atrocidades y las arbitrariedades que  habían causado con la cooperación de los estadounidenses tras la invasión. 
Inmediatamente noto que esos militares presentaban características muy peculiares para ser tales. Bajo esas boinas rojas habían mascaras negras que cubrían por completo los rostros pero también contaban con guantes que no dejaban ver la tonalidad de su piel. Rápidamente Tariq supuso para sí que podían ser miembros de la resistencia iraquí que habían vuelto a las operaciones masivas ya que las cosas estaban muy mal en Al Ambar y el gobierno había causado varias masacres contra la población regional. Pero había algo que no les cerraba en las formas de moverse e incluso de pararse de esos tipos.

Como fuera, ya no había vuelta atrás y lo peor que podía pasarles –recuerda- era que los arrestaran por algún cargo inventado al azar y ser llevados a los cuarteles de la inteligencia para las sesiones de “interrogatorio intensivo” supervisadas por asesores norteamericanos como solían hacer las milicias gubernamentales.

Escapar no era una opción. Pudo ver como algunos de los vehículos orillados eran desalojados de sus ocupantes para algunos de ellos, ser llevados por detrás de una elevación que bordea la carretera, sin saber a dónde estaban siendo conducidos. Todo estaba muy bien organizado y no había forma de evadir ese paso, recuerda Tariq. A cada lado de la carretera habían tres camionetas “Toyota Hi-Lux” –que se harían famosas por su uso masivo- artilladas color arena que con chapas gubernamentales evidenciaban haber sido sacadas hacía no mucho de las fábricas.  Pero ¿Quiénes eran? Al llegar al control dos hombres delgados con sus uniformes oficiales del ISOF, uno de ellos con su fusil AK-47 apuntando al piso, le hacen señales de detenerse. Una vez detenido el automóvil  aquel delgado soldado completamente enmascarado –incluso sus ojos con anteojos negros- con amabilidad y entusiasmo le ordenó apagar el automóvil y paso continuado le pregunto “A dónde iban” y que le permitieran sus identificaciones. 
Mientras esperaba pudo ver a Fátima su mujer, claramente agitada pero controlada advirtiendo con la misma sagacidad de aquel veterano, como se desplegaban esos enmascarados. En un determinado momento ambos escucharon un trueno seco, típico de un disparo de arma corta que había provenido detrás de esos montículos que bordeaban la carretera. Cuando volvió aquel hombre, le pregunto si conocía a funcionarios “Safavidas”  -algo que le llamó la atención- a lo que él respondió que no. Fue así que le devolvió sus identificaciones y saludándoles con un amistoso “la paz sea contigo hermano”, les dejó seguir su camino.

El término Safavida refiere despectivamente a los chiitas, sacado de la pugna interna por la sucesión surgida tras la muerte del profeta Mahoma y que fue usada por los ingenieros de este embuste para tratar de sembrar la discordia sectaria entre los iraquíes. Fue una experiencia inolvidable y mucho más cuando se enteraron que muchos de esos tipos en realidad eran mercenarios disfrazados de soldados iraquíes que ejecutaban a quienes comprobaran ser chiitas y funcionarios del gobierno.

Todo lo que vino después solo los iraquíes saben lo que ocurrió. Aquella horda de tipos armados hasta los dientes no era más que una estructura de mercenarios transnacionales que habían sido rejuntados de las cárceles iraquíes –en especial de Abu Graib- y muchos otros reclutados en varios países del mundo árabe-islámico, adiestrados durante varios meses en territorios libios, jordanos y del norte de Siria. El inflado mediáticamente “Califato” no solo fue embuste deliberadamente insertado en Iraq sino que además fue un plan bien trazado por la CIA quien junto al clan kurdo Barzani (aliado de Tel Aviv y con estrechos nexos con el Mossad) y la colaboración de los grupos Baasistas liderados por el vicepresidente iraquí Izzat Ibrahim Al Duri quien tras la invasión de 2003 se mantuvo en la clandestinidad por más de diez años, llevaron adelante este proyecto con promesas que los estadounidenses jamás cumplirían.

Pese a que los grupos de la resistencia iraquíes (en especial el Ejército Nakshaiabandi y el Ejército Islámico de Iraq) colaboraron con éstos planes creyendo que marcharían sobre Bagdad y derrocarían al gobierno títere de Maliki, poco tiempo después al ver que el “Daesh” tenía sus propios planes, comenzaron las refriegas internas y los militantes de aquella franquicia fueron reforzados con abundante armamento, misiles antitanque TOW y mejores sistemas de comunicaciones.

En todo momento los aviones estadounidenses y británicos evadieron los objetivos del “Daesh” y  centraron sus ataques contra blancos iraquíes de las milicias revolucionarias que se habían conformado tras las manifestaciones populares en Al Ambar en 2011 y que se potenciaron tras las masacres sobre pobladores sunitas de la provincia cometidas por las fuerzas sectarias enviadas por Bagdad en 2013. Fue en este contexto que la CIA y otros aliados manipularon la situación para crear las condiciones para que ingresara el “Daesh” como el salvador de Iraq.

Pese a que las movilizaciones internas fueron abrumadoras y se organizó una extendida red de informaciones que eran trasmitidas por señales de TV, radio y Streaming en internet (Iraqi Spring Media Center entre otras), las mismas eran bloqueadas al exterior o adulteradas en su contenido por la NSA y sus colaboradores locales.  Mientras el mundo era distraído por los embustes mediáticos de la “Primavera árabe” en el norte de África, en Iraq las masacres, las torturas y las detenciones arbitrarias contra la población musulmana sunita seguían sin pausa, mientras en silencio se armaban los grupos que constituirían ese revitalizado “Islamic State of Iraq and Sham”.
Fue en este panorama desolador como se pudo filtrar la franquicia del Daesh. Los iraquíes estaban tan desesperados por sacudirse la tiranía colaboracionista de Bagdad que aceptaron firmar un pacto con el diablo y como tal, los terminó engañando. En el interín Tel Aviv trato de usar el mismo embuste mediante la difusión de falsos videos del “ISIS” en Palestina tratando de asociarlos al movimiento de la resistencia  “Hamas”. El embuste era tan obvio –e increíble- que trataron de borrar los rastros de esos videos en el internet.  

Con el correr de los meses, cada plaza del “Daesh” fue cayendo y tras ser paulatinamente expulsados del norte iraquí y luego de ser desalojados de la mayor parte del territorio sirio, los lugareños y los informes de inteligencia sirios, iraquíes e iraníes confirmaban el apoyo de EEUU y de Gran Bretaña a este grupo lo que Washington nunca se dio por aludido. Algo similar puede verse hoy día en Afganistán, donde han sido trasladados todos los activos del “Daesh”.

El Talibán ha estado combatiendo con mucho éxito a estos mercenarios e incluso ha logrado capturar a muchos de ellos entre los cuales hallaron sujetos occidentales y en especial europeos.  El éxito en ello ha sido producto del cuidado que han tomado al individualizar a estos impostores del Islam ya que fue así es como la CIA y sus colegas, habían estado infiltrando las redes de la resistencia en Iraq.  Tal como lo señalaron varias fuentes en el terreno, todos estos milicianos que alcanzan la cifra estimativa de 7000 fueron transportados por aviones y helicópteros estadounidenses los cuales además le proporcionan, sitios relativamente seguros, armamentos, pertrechos e información de inteligencia. Incluso cuando el Talibán está a punto de eliminarlos, aparece la caballería estadounidense y sus colaboradores de Kabul que salvan a los “Daesh”. Tal como lo hicieron en Iraq en vísperas de la caída de Mosul y en el avance irrefrenable de los sirios en Palmira, los “Daesh” fueron rescatados por helicópteros de la Armada estadounidense.

Hace bastante, en especial desde que Rusia tomo intervención en Siria, que se sabe del embuste del “Califato” y del mismo “Daesh” como parte de la resistencia árabe islámica. El problema es que Washington y sus diversos organismos de inteligencia están reasignando estos activos a diversas partes del globo, en particular en Afganistán y sin dudas no es para llevar la democracia o ese tipo de alegorías literarias. Rusia también sabe de esto y no permitirá que EEUU con la colaboración de aliados regionales (el gobierno de Kabul y Pakistán) trate de infiltrar el Caúcaso con esta franquicia para que genere lo que el Departamento de Estado, la CIA y el Pentágono quieren que cause, el Caos.

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