sábado, 14 de marzo de 2020



“MENTIRA ESTRATEGICA”
¿Sirve mentir a la luz de las evidencias?


Por Charles H. Slim
Tras la aplastante derrota militar sufrida a comienzos de marzo por las bandas de mercenarias y sus socios turcos en “Saraqib”[1],  el presidente turcoTiyip Erdogan acuso recibo dejando entrever su rabia por la innegable derrota política que aquel hecho representa para sus planes. Las unidades de la Policía Militar rusa y el ejército árabe sirio tomaban el control de la localidad mientras las maltrechas tropas turcas huían presurosas. Aquella derrota militar se traspola al campo político y su principal acreedor es sin dudas Rusia. Para descargar su fastidio y clara impotencia ante el abandono a su suerte de los socios de la OTAN y en especial de Washington el mandatario turco no tuvo empacho en acudir a las exageraciones y mentiras para tratar de explicar aquel desastre.

A pesar de toda la paranoia mediática creada en torno a la Pandemia del “Covid-19”, la lucha por el control de la “ruta de la seda” sigue sin pausa.
Para poner en contexto, no hay que olvidar que Turquía ha venido participando desde 2011 en los planes de Francia, Gran Bretaña y las monarquías petroleras por derrocar al legítimo gobierno de Bashar Al Assad. Con el paso del tiempo fueron quedando expuestos otros actores ocultos como Israel y por supuesto EEUU quienes con la complicidad de Ankara desde entonces patrocinan entre otros grupos irregulares, al “ISIS”. Aprovechando su territorio Erdogan permitió a los complotadores el despliegue de todo tipo de estrategias y tácticas para agredir a Siria.

Una de las últimas tácticas más empleadas por las fuerzas turcas en Siria han venido siendo el ataque con Drones, una modalidad que como hemos visto desde hace décadas usan de continuo EEUU e Israel. Esta táctica permite la sorpresa y reduce los costos de un avión derribado. Según Erdogan sus Drones en ocasión de responder al bombardeo de la aviación siria y rusa, lograron destruir “ocho sistemas antiaéreos rusos “S1-Pantsir” que supuestamente se hallaban desplegados en en las afueras de Idlib. Simplemente eso es mentira.

El comentario de  Erdogan parecía reproducir los efectos de los ataques aéreos israelíes acometidos en mayo de 2018 contra las instalaciones sirias en cercanías de Damasco, los cuales lograron abatir una batería “Pantsir” que estaba bajo el control de efectivos sirios.
Inmediatamente el Ministerio de Defensa de Rusia salio a desmentir estas afirmaciones, explicando que solamente fueron dañados dos de estos equipos tras un agresivo ataque turco.

S1 PANTSIR en acción

Según el vocero del Ministerio aclaro que las afirmaciones de la destrucción de “ocho” sistemas “Pantsir”, son “falsas” y una “exageración” por parte del mandatario turco. Los voceros rusos han informado que sus sistemas de defensa antiaérea Pantsir en particular, la mayoría se centran en defender la capital de Siria y su número actual en operaciones en los alrededores de Damasco son precisamente ocho. Los únicos que operan en el área de la provincia de Idlib, han resultado averiados tras un sorpresivo y agresivo ataque de Drones turcos haciendo que salgan de operaciones por un tiempo hasta que sean reparados.

En realidad no podemos culpar a Erdogan de pretender engañar a su población con exageraciones que tiendan a mitigar las duras perdidas en una aventura militar que no tiene fin. Dentro de Turquía la oposición política y social contra el gobierno viene aumentando con prisa y sin pausa pese, a que tras el fallido intento de golpe de julio de 2016, Erdogan logro alinear –por el temor- a todos los estamentos del país tras él.

Este socio de Washington ha demostrado ser tan  brutal como poco confiable. Aún no hay cifras ciertas de cuantos detenidos hay en las cárceles acusados de haber participado, simpatizado o colaborado para concretar ese supuesto golpe. Muchos soldados conscriptos turcos fueron asesinados por las turbas callejeras y muchísimos otros fueron brutalmente torturados a manos del MIT (socios de la CIA) sin que al día de hoy se conozca sus paraderos. 
Restos de un Leopard turco en Idlib

También fueron detenidos varios periodistas y cualquiera sujeto que fuese sospechado de ser adverso a Erdogan y su gobierno. La información y cualquier investigación sobre esto ha sido censurada a tal punto que el gobierno rastrea y corta el servicio de internet a discreción. La Casa Blanca ni el Departamento de Estado han clamado en algún momento por el respeto a los derechos humanos y mucho menos hicieron –ni seguramente harán- algo por esclarecer esta situación; y es que en realidad poco les importa exponer los crímenes de éste valioso socio estratégico que seguirá siendo últil para futuros planes regionales.  Sin un gobierno adepto como el de Erdogan –y pese a la colaboración de Jordania-, habría sido muy dificultoso desplegar el embuste del “Estado Islámico” en Iraq y Siria.

El problema inesperado fue la entrada de Rusia. Y es que ni el Departamento de Estado norteamericano a cargo de Hillary Clinton ni el Pentágono esperaban que Vladimir Putin se atreviera a jugar fuerte en el Medio Oriente y es al día de hoy que dichos estamentos federales se sienten altamente frustrados por el éxito de Rusia en Siria por un lado y por las ambigüedades de Ankara por el otro.

Sin  lugar a dudas que hoy por hoy a EEUU le conviene mucho que Turquia y Rusia se enfrenten en Siria pero, eso no sucederá. Para pesar de los estadounidenses, los rusos y los turcos saben estas intensiones. Hay muchos intereses en común para arriesgarlos en una escalada bélica. Como lo señalo el politólogo turco Mehmet Perinchek en la presentación de su libro "Páginas secretas de la diplomacia ruso-turca” allá por finales de febrero en Moscú, a EEUU le importaría mucho una escalada entre ambos dado que han perdido sus esperanzas en Siria[2]. Es por eso que a Washington le conviene generar el caos y mucho más, la reaparición de algún grupo irregular con la capacidad de desestabilizar la región como lo fue el “Daesh”.  No hay que olvidar que ello es parte de una replanteada estrategia de occidente contra Turquía y Rusia.

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