domingo, 20 de febrero de 2022

 

“EL ENGAÑO DEL ENGAÑO”

Cuando una mentira es tan grande y evidente es cuestión de tiempo para que se caiga por su peso

 

Por Charles H. Slim

El notorio fracaso de Washington por crear un incidente para que Rusia salte a la contienda ha desesperado al “partido de la guerra” y en especial a los neoconservadores que dirigen el Departamento de Estado. Sin dudas, las agencias de inteligencia de occidente y sus colaboradores en Ucrania fracasaron en crear la situación que provocara a los rusos, pero eso no significa que sus esfuerzos hayan terminado.

Aclaremos que si estas acusaciones se hubieran dirigido contra un país sin las capacidades y la fortaleza militar con las que cuenta Rusia, es muy seguro que estas “predicciones” se habrían cumplido de forma irremisible y hoy veríamos por los medios una guerra en progreso.

Pero se les han quemado los papeles a los anglosajones y ello requiere de otras y urgentes tácticas. Los anuncios del Secretario de estado Anthony Blinken ante el Consejo de Seguridad dejan lugar a una serie de preocupaciones y llaman a no perder de vista la evolución de los acontecimientos. Sus afirmaciones sobre que Rusia prepara un ataque de bandera falsa con armas químicas en Kiev, han encendido las alarmas sobre lo que ello podría llegar a ocasionar ¿Acaso eso sería posible? Las experiencias en Siria, dejaron en claro que Washington y sus socios británicos cuentan con gente muy mala y sin el menor escrúpulo para crear y escenificar situaciones siniestras contra civiles inocentes ¿Recuerdan el incidente de “Al Gouta” en 2013?

La advertida presencia de especialistas en fabricar estos eventos en Ucrania justifica estas preocupaciones y los que deberían realmente estar preocupados por esto deberían ser el mismo presidente Zelensky y su administración.

Mientras tanto, en los altos niveles de la diplomacia las presiones y los tironeos entre los miembros más importantes de la OTAN complican aún más los planes de Washington. La fracasada visita a Moscú del presidente francés Emanuel Macron impostando el papel de mediador de buena voluntad y la compleja posición del primer ministro alemán Olaf Scholtz presionado por las instigaciones de La Casa Blanca para involucrarse militarmente y la necesidad de mantener el abastecimiento de gas que proviene de Rusia afectan sin dudas a la cohesión de la organización atlántica.

También existen dudas entre los miembros de los países de la Europa del este como Hungría que no está dispuesta a romper sus fructíferas relaciones comerciales y tecnológicas con Rusia por una guerra que no tiene sustento jurídico pero que en el fondo (y entre otras cuestiones) ayudaría a reflotar las situaciones políticas internas de Boris Johnson y Joe Biden.

Precisamente, cada uno de los miembros de estos países sabe que más allá de la poca o mucha cercanía que tengan con la administración de Vladimir Putin, hay un trasfondo en el discurso de Washington que no convence y ese es el referido a los argumentos por los cuales Kiev no quiere cumplir con los Acuerdos de Minsk en especial el segundo.

Así desde el presidente húngaro Viktor Orban quien tiene una relación de amistad con Vladimir Putin hasta el pragmático mandatario polaco Andrzej Duda ven que hay un principio de razonabilidad que no se está contemplando en el asunto. Si bien cada uno de ellos lo mira desde su ángulo lo cierto es que advierten que la situación no se presenta tan llana como lo muestran en Washington y Londres. Todos ellos en grados diversos saben que Rusia no tiene interés en invadir Ucrania como lo han vaticinado desde occidente, reconociendo en el fondo de que se trata de una exageración maliciosa parte de la guerra psicológica para demonizar a Rusia.

En este sentido el papel de los medios anglosajones (y sus repetidoras) es lamentable. No ha bastado con deformar los hechos, insultar al mandatario ruso y mucho menos, esgrimir historias claramente rusofobas de épocas pretéritas y personajes siniestros como el senador norteamericano Joseph Mc Carthy. La mera difusión de infundios y mentiras ha superado todas las barreras de la ética y la buena fe blanqueando de cara al público su histórico el papel de “quinta columna” que los medios han jugado en las campañas bélicas y justificando las intervenciones disfrazadas de golpes de estado o simples revoluciones.

El engaño es una de las estrategias centrales de la guerra. EEUU, Gran Bretaña y su estado tapón en Oriente Israel, lo han usado hasta el hartazgo. No solo se busca engañar al “enemigo” con esto, sino a toda la opinión pública que ya ignora lo que sucede en otras latitudes, aprovechan esta ignorancia para venderles una realidad fabricada a medida del Departamento de Estado, del Pentágono y claro, de la misma Casa Blanca.

Los engaños más cercanos en el tiempo como los orquestados contra Libia, Iraq, Afganistán y Siria están aún a la vista y esperan una revisión exhaustiva de lo que realmente significo para la vida de millones de personas, el accionar mendaz y malicioso de la Corporación mediática angloestadounidense. El daño causado no es poco y mucho menos puede pasárselo de largo en las consideraciones de lo que podría causar en Eurasia si se les presta atención a estos infundios y no se los exponen a la luz del día como lo que son, falsificadores de la realidad.

A simple vista se puede intuir que las cosas no han salido como los neoconservadores norteamericanos y sus socios británicos esperaban. Apretar un poco por aquí, difundir información falsa y amedrentar a la opinión publica con una imagen falsa de lo que realmente esta ocurriendo en Eurasia sería suficiente para que el camino de la OTAN a Ucrania se viera allanado. Pero para fortuna de Rusia y de los mismos ucranianos, estos enjuagues no han cuajado pero como siempre repetimos, no significa que no sigan intentándolo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario