domingo, 24 de julio de 2022

 

“REFORMATEO GEOPOLITICO”

El desarrollo de la cumbre en Teherán forja la esperanza de concretar objetivos estratégicos duraderos que podrían consolidar un mundo multipolar equilibrado, pero ¿Qué tienen en mente los jerarcas en Washington y Bruselas?

 

Por Charles H. Slim


Otra realidad política se está gestando lejos de las rumiaciones en Washington y Bruselas sede del Consejo de la Unión Europea. Guste o no a los amantes del imperio angloestadounidense (en especial los argentinos), la OTAN la fregó en Ucrania y queda claro que han mordido más de lo que pueden masticar. Mientras estos siguen elaborando relatos de intriga que luego terminan en caos y muerte, Rusia, Irán y Turquía parecen haber conformado una nueva visión estratégica que podría generar una nueva era de desarrollo y prosperidad sin necesidad de robarle a nadie.

La cumbre llevada a cabo hace unos días en Teherán fue más allá de la cooperación entre las partes para terminar con la inestabilidad y el saqueo de los recursos que se están llevando a cabo en Siria y asegurar el flujo de granos almacenados en Ucrania. La crisis financiera generada por los disparates de Washington sin dudas dio pie a propuestas superadoras que implicaría una asociación estratégica duradera más allá de las desavenencias entre Moscú y Ankara.

Las ventajas de esta asociación estratégica benefician a todos solucionando los problemas logísticos de una geografía compleja pero lista para ser explorada. Con esto se deja en evidencia como estos actores euroasiáticos plantean una carrera constructiva y con miras a beneficiar la vida de sus habitantes mientras el occidente anglosajón y sus lacayos atlantistas del este de Europa siguen apostando por seguir sosteniendo la política de la desconfianza y el caos sin darse cuenta que están caminando hacia el abismo.

Esta claro que en este proyecto se incluye a China, un socio estratégico imposible de ignorar que también se beneficiará con el desarrollo de nuevas rutas que lleguen al Mar Negro, al Mar Caspio y por supuesto al Golfo Pérsico.

Las proyecciones son tan ambiciosas como tentadoras pero como se ha concluido, solo es apta para actores verdaderamente soberanos y con la capacidad de seguir el ritmo de una empresa ardua y expuesta a los intentos de sabotaje por los atlantistas.

Lejos de la maliciosa visión difundida por intelectualoides y medios occidentales de un Vladimir Putin débil y enfermo por la (supuesta) insoportable presión por lo que ocurre en Ucrania, es el armador y cerebro del resurgimiento de una nueva era verdaderamente revolucionaria que concretará las bases de un multilateralismo real para un desarrollo armónico como alternativa al chantaje financiero y la extorsión mafiosa del occidente anglosajón.

Sin lugar a dudas como el mismo Putin dijo, se trata de un cambio “irreversible” que traerá un nuevo escenario político a nivel global. A la par de esto no hay que dejar de lado la reacción que ya han comenzado a mostrar los instigadores de la política anglosajona, me refiero a los neoconservadores y sus socios sionistas quienes están demostrando su desesperación con los intentos por abrir nuevos frentes bélicos en Siria.

Precisamente como parte de esa desesperación estos actores están intentando sostener a sus mercenarios kurdos del YPG enviándoles más armas y dinero en un vano intento por tratar de desestabilizar a los sirios y a los turcos mientras Israel lanza ataques aéreos sobre Damasco y Tartus. Pero estas intensiones han chocado con la presencia rusa que ya le ha dejado en claro a Tel Aviv que no toleraran más agresiones.

En la Casa Blanca las discusiones son interminables y los asesores militares del presidente no pueden esconder la cruda situación. Algunos de ellos le han puesto la realidad ante sus ojos diciéndole “Señor presidente, los ucranianos no soportaran mucho más los embates rusos” a lo que el mismo Biden ha preguntado ¿Qué demonios podemos hacer?

Una de las soluciones que le han arrimado es la de ir incrementando el número de tropas en Europa y seguir enviando equipo pesado a Rumania y Polonia pero no entregarlo a los ucranianos ¿Será posible que las tropas estadounidenses se estén agrupando para una intervención directa cuando Biden dijo que no lo haría? Si es así el público norteamericano debería estar al tanto de ello, aunque cierto es que los mismos ciudadanos de a pie descreen de las mentiras de su gobierno y los antecedentes de Iraq y Afganistán son más que sobreabundantes en eso. Se sabe que personal de la 82º División Aerotransportada que tenía su base en Polonia hace rato que opera dentro de Ucrania pero no en combate directo.

Otros que nunca se fueron son los asesores de la CIA y grupos especiales que ya estaban entrenando a los ucranianos mucho antes de que comenzaran las operaciones rusas dentro de Ucrania. Estos han formado células armadas vestidas de civil -con elementos tan variados como son británicos, canadienses, árabes y kurdos- para una lucha asimétrica basada en tácticas como las usadas por la resistencia iraquí y afgana. Como se ve, en uno y otro caso, Joe Biden queda expuesto como el mentiroso que siempre ha sido demostrando que con miras a las elecciones de noviembre, estaría dispuesto a sacrificar hasta el último de los ucranianos para lograr un voto más y a su vez la mesiánica meta de los neoconservadores.

Los británicos más allá de los escándalos internos son otros que siguen operando allí. Además de que el S.A.S. proporciona escolta y seguridad a Volodymyr Zelensky y su equipo, efectivos regulares han estado llegando y reforzando (como pueden) su presencia en los países bálticos con lo cual las señales son muy poco alentadoras para desescalar, pero también es cierto recordar que a Washington ni a ningunos de sus socios atlantistas le interesa que termine la guerra.

En algún sentido los partidarios de la guerra en Washington no pierden las esperanzas. Pero estos saben que esto no es suficiente y es por eso que empujan a que el senil Joe Biden y este a su vez a la Unión europea (sumida en una inflación escalar) a que juegue cartas más duras en Ucrania y una de ellas sería contemplar el uso de armamento nuclear táctico y para el peor de los casos, entrar en DEFCON 1 que se traduce en una guerra nuclear total y con ello, la extinción de toda la humanidad.

Pero no todo está perdido. El Kremlin no dará lugar a esta demoniaca dinámica; de no haber tomado las precauciones del caso sin dudas los anglosajones habrían fabricado el incidente a la medida. Al mismo tiempo Rusia y sus socios están trabajando para estructurar una nueva geopolítica para el mejoramiento y desarrollo del comercio regional al cual sin dudas podrán ir adhiriéndose otras naciones soberanas, en especial las del hemisferio sur que ya no quieran estar sujetas del dogal extorsivo de la cleptocracia anglosajona. Esta por demás decir que los europeos están invitados.

 

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