lunes, 16 de enero de 2023

 

“EL POSICIONAMIENTO”

Una vez más surge la oportunidad para que la Argentina piense con sentido estratégico y comience a trabajar para encontrar su lugar en la geopolítica global ¿Unilateralismo anglosajón o Multilateralismo?

 

Por Javier B. Dal

Apenas culminó el 2022 los políticos argentinos, tanto de la oposición como del gobierno del “Frente de Todos”, dieron inicio a la carrera electoral para las elecciones que se llevarán a cabo en el mes de octubre con lo cual los ciudadanos argentinos verán más que nunca, la ausencia, la desatención y mucho menos la resolución de los problemas de fondo de un país a la deriva.

Argentina no escapa a la dinámica global. No era necesaria la guerra en Ucrania para que el país se encontrara afectado por una inflación con vistas a escalar a una hiper, para los argentinos es una cuestión cíclica de la cual su clase dirigente es en gran parte responsable. El mundo se sacude con los temblores de una posible y próxima recesión global desatada por las sanciones ilegales contra Rusia impuestas por La Casa Blanca con la ineludible participación del sistema financiero occidental. Igualmente, su clase política hace como que no ve lo que sucede afuera de sus fronteras y sigue moviendo al estado de acuerdo a sus oportunos y pasajeros intereses. Para ello, mantener distraído y conforme al electorado los medios son especialistas en proveer ese servicio. Así, para ellos la democracia ha sido sinónimo de demagogia, inconstancia y libertinaje con las consecuencias que hoy quedan a la vista.

En resumen, el concepto de “democracia” que se subsume de este marco es uno meramente declamativo y nada sustancial.

El resultado de ello ha sido la de crear una generación de personas que viven del subsidio estatal y el clientelismo sin mover un dedo para ganarse el sustento y para peor, bajo la creencia (desde un sistema educativo anacrónico y tóxicamente agremiado) de que el estado es un proveedor de meros derechos sin existir contraprestaciones ni obligaciones.

Con esto se ha creado una nación débil, de meros habitantes pusilánimes y sin valores, apoyada sobre pilares de barro y como tales ante el primer aguacero se desharán sin remedio.

Para disfrazar esta calamidad, de la que hoy vienen a caer en cuentas, constantemente anteponen la palabra “democracia” (especialmente con películas como 1985) con la cual tratan de investirse de un poco de legitimidad y así escapar a las críticas, la indignación social y los arrebatos de violencia que parte de la población guarda en su interior ¿Qué cambios podría traer las próximas elecciones con los mismos gandules y estafadores de siempre?

No hay que ser un corredor de bolsa en “Wall Street” o un economista norteamericano para decir que “Argentina tiene el culo vendido”. Prácticamente sin una moneda (con una devaluación del 90% de su valor) lo que menos les importa es el desarrollo para la viabilidad del país. Eso se comprueba con solo ver como “todos” los representantes del arco político antes de que se lleve adelante una elección, van a Washington y a New York para explicar sus planes. Si lo vemos desde esta visión pareciera que no hay solución para los argentinos quienes deberán seguir engañándose con elecciones circulares que no les dará un gobierno soberano y realmente interesado en desbancar el Status Quo que la mantiene sojuzgada.  

Si lo vemos desde otro ángulo, es la posibilidad de que emerja una nueva concepción política despegada de los intereses y del falso paradigma angloestadounidense que los medios (gran conglomerado de negocios) disfrazan con el nombre de “democracia”. Aunque esto es muy difícil en este país de conformistas, las circunstancias globales podrían ayudar a que germinen los primeros brotes aún a riesgo de ser pisoteados por los lustrosos zapatos de los demócratas pro-estadounidenses y de sus entusiastas colegas anglófilos que militan en la derecha liberal argenta.

Pero el mundo desde el 22 de febrero 2022 ha cambiado y seguirá haciéndolo de forma progresiva. La guerra en Europa está tomando otras dimensiones y Washington (que pretende sostener su hegemonismo) con sus aliados de la OTAN lejos de querer un final apuestan por seguir alimentando la guerra (algo que reporta fabulosas ganancias). Mientras Rusia trata de acabar con la amenaza de un régimen ultraderechista en Kiev -puesto por la CIA tras el golpe de estado en febrero de 2014- que persigue y asesina a los ucranianos de habla rusa, el occidente anglosajón invierte billones de dólares en sostener y alimentar al “integrismo eslavo” liderados por un cómico de TV ¿Qué piensan los políticos argentinos de este asunto? Ninguno piensa, solo se ajustan a línea política que circunstancialmente baje de La Casa Blanca, así de simple.

En la Argentina los políticos no aspiran a ser visionarios, o representar los intereses de la población, menos a conquistar el camino de la verdad y mucho menos aún a proyectar al país en el futuro con planificaciones estratégicas. Su única aspiración es la de ser funcionarios a sueldo (con todas las ventajas y vicios asequibles que él pueda pagar) y como tales a no pensar en nada solo, “funcionar”.

Pero que sucedería si se diera vuelta la tortilla y Rusia con los estados que apuestan por el multilateralismo logran frenar esa locura que está arruinando la economía europea y ciertamente la de los mismos estadounidenses ¿A dónde se situaran la cúpula de cleptómanos y estafadores que gobiernan en Buenos Aires?

Que no queden dudas de que sea cual fuere el grupo o partido que logre imponerse en las elecciones hará lo que Washington, la UE, el FMI, los foros como Davos y el G-7 le digan. Hay una realidad detrás del poder en la Argentina que es tan difícil de aceptar, que pocos quieren verla y ella se refiere a que en realidad hace tiempo que no existe una nación y su estado es como un gran edificio lujoso por fuera pero hueco y derruido por dentro.

Sin un cambio radical en la mentalidad de las nuevas generaciones no habrá emerger de ninguna fuerza que realmente desbanque a la estafa que representa el amañado sistema político de la partidocracia argentina que al igual que su modelo estadounidense, solo es una gran caja recaudadora y empresa de negocios del cual se sirve la tan nombrada “casta política”.

 

 

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