lunes, 23 de enero de 2023

  

“EFECTISMO GEOPOLITICO”

¿Qué efecto tendrá la charada mediática montada por los liberales anglófilos contra el presidente Maduro en vísperas de la Cumbre de la CELAC?

 

Por Charles H. Slim

No ha sido una novedad que la militancia pro-estadounidense de la política argentina, tomara curso de acción contra algunos de los principales referentes latinoamericanos que llegarán al país en el marco de la cumbre de la CELAC. Haciendo uso de una batería argumentativa calcada del Departamento de Estado norteamericano, sectores opositores de Juntos por el Cambio (en particular el PRO) y ONG´s ideológicamente cercanas a su posición lanzaron una campaña mediática, en particular contra la llegada del presidente venezolano Nicolás Maduro Moros orientada a demostrar su obsecuencia con el “líder de la democracia”.

¿Cuál es el verdadero motivo que hay detrás de estas operaciones? Claramente, el intento de escarmentar a una revolución que no se ha dejado cooptar. Recordemos que fue el presidente y fundador de la Revolución Bolivariana Hugo César Chávez quien se planto de frente y sin dobleces contra las arbitrariedades estadounidenses y la de su aliado Israel, en momentos que todo el arco político (entre ellos los liberales republicanos argentos) de la región guardaba silencio. Maduro continuo esa política y fruto de ello Venezuela viene siendo objeto de los más variados intentos de desestabilización con los cuales colaboran desde adentro, personajes como Juan Guaildo y Cia.

En este último sentido no hay que olvidar que Venezuela viene siendo comercialmente sancionada y bloqueada por Washington en el marco de una guerra económica ilegal (dado que no hay bases legales para esas facultades) tal como lo han intentado hacer con Rusia y China.

Bajo la misma táctica de usar los derechos humanos y la comisión de supuestos delitos de lesa humanidad, este sector de la política argentina -ideológicamente ligada al occidente anglosajón- trataría de lograr la detención del presidente Nicolás Maduro intentando dar un golpe de efecto geopolítico que obviamente, agradaría a Washington.

A la vista de los incautos y de ciudadanos que poco saben de la actualidad política, este sector del liberalismo político (que agrupa anglófilos y sionistas) se preocupa por la violación de los derechos humanos invocando la “universalidad” de dichos crímenes para intentar que un juez federal ordene la detención de Maduro apenas toque Ezeiza. Como saben que ello no prosperaría, la inefable ex ministra de seguridad Patricia Bullrich (muy cercana a Tel Aviv y Washington) pedirá a la DEA (que puso un precio a la cabeza de Maduro) que intervenga para agregar a toda la batería de acusaciones, la de narcotráfico.

La pregunta que debe hacerse la gente de a pie es ¿Qué legitimidad tiene la DEA para operar en otra jurisdicción? El intento de validar la extraterritorialidad solo funciona con los demás países pero, no con EEUU y sus socios israelíes, una inteligencia no muy democrática!

A pesar de la grandilocuencia y la puntillosa cobertura de los medios adeptos a esos polos de poder global, el margen para esa maniobra es muy escaza. Además, estos mismos ya vienen de un fallido intento de criminalizar a Venezuela con aquel aparatoso y vergonzante asunto del avión de CANVIASA que -discurso islamófobo mediante- dejó al descubierto cómo el sionismo local y obviamente la embajada de EEUU en Buenos Aires (bajo una cobertura mediática insultante) movilizaron todas las argucias judiciales posibles para intentar apresar a sus tripulantes iraníes y confiscar el avión. Aquello fue una gran estafa que prontamente los medios guardaron bajo la alfombra y que hoy ni mencionan.

Por otra parte, Maduro no puede esperar que el gobierno argentino lo proteja y mucho menos uno con total ausencia de autoridad como el actual. Cualquier promesa de Alberto Fernández es tan poco fiable como la nada misma. Queda claro que su seguridad evaluará como se halla el terreno y recién allí resolverá si viaja a Buenos Aires.

Esta supuesta preocupación por las aberraciones humanitarias es claramente selectiva. Cuando uno de los criminales más prolíficos como Benjamín Netanyahu, quien dirige un estado con un prontuario de violaciones y crímenes asombroso vino en 2017 a visitar a su amigo Mauricio Macri, ninguno de estos cacareadores dijo nada e incluso, se alejaron lo más posible de los medios para no comprometerse ante posibles cuestionamientos ante tal visita.  Por el contrario y fuera de la vista del público, los agentes israelíes (muchos de los cuales tienen las manos ensangrentadas) tomaron posesión de parte de la ciudad y valiéndose de las fuerzas locales, protegieron al visitante.

Es por estas notorias contradicciones y las reveladas complicidades ideológicas que vemos en quienes se venden como la “civilidad” y protectores de la “democracia”, que hoy estamos ante una encrucijada histórica que excede a la justicia argentina y a sus meros asuntos periféricos.

El problema aquí es bien claro y se refiere a quien controla la justicia para sus fines políticos. Lo que antes se dirimía en acciones bélicas a cielo abierto o guerras secretas entre agencias de inteligencia hoy se ha llevado a los estrados de la justicia donde estos mismos actores trataran de validar sus argumentos buscando los mismos fines, eliminar al contendiente pero sin sacarle la vida.

Este problema ya es global y no solo de la Argentina. Lamentablemente la esperanza de una instancia internacional neutral e imparcial hace tiempo que ha caído en saco roto. Hasta ahora hemos visto como el Tribunal Internacional de la ONU y la Corte Penal Internacional se han convertido en meros operadores de los intereses de Washington y Bruselas, procesando con mucha diligencia a nacionalistas y opositores africanos pero dilatando sin término el llamado a declarar a criminales de fuste que administran aparatos represivos de estados con incontables crímenes en su haber. En este sentido se espera que el Tribunal Internacional resuelva lo solicitado el 30 de diciembre del 2022 sobre la ocupación israelí sobre Palestina.

Desde el escándalo del ex fiscal Moreno Ocampo en la invasión a Libia en 2011 (apoyando a la OTAN) hasta las últimas informaciones sobre el asunto de las cementeras francesas “Lafarge” en las que las pesquisas judiciales solo llegaron a imponer una multa por haber apoyado al “ISIS” sin ahondar en las incumbencias que tuvo París, el DGSE y el mismo Francois Hollande (sin mencionar a EEUU y socios árabes) en toda aquella actividad, hace cuando menos poco creíble que la justicia de esta instancia tenga un ápice de credibilidad.  

A la luz de todas estas inconsecuencias, pocas son las posibilidades de que este sector anglófilo capitalino logre su propósito, máxime cuando el único sustento que tienen para impulsar estas acciones son algunos casos que (como ya lo han hecho contra Irán, Iraq, Siria, Rusia etc,etc) son magnificados por los medios, los mismos que deberían también ir a entrevistar a las familias de aquellos que fueron torturados y asesinados por los gobiernos que estos sectores tienen estrecha relación y que de llegar al gobierno, revitalizaran para el espanto de quienes realmente saben lo que es la violación de los derechos humanos.  

Para quienes con justa razón desconfíen de estos argumentos la invitación es clara: “La verdad esta ahí afuera, salga a buscarla”. 

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