viernes, 3 de marzo de 2023

 

“FALENCIAS ESTRATEGICAS”

¿Cómo puede interpretarse el grandilocuente discurso de apertura del presidente Alberto Fernández con el inmediato apagón eléctrico de casi todo el país?

Por Javier B. Dal

Sigo pensando que las casualidades no existen sino más bien, las causalidades. El mismo día en el que el presidente Alberto Fernández abría las sesiones de ordinarias mediante un extenso y aburrido discurso, solo unas horas después la mitad del país quedaría sin energía eléctrica ¿Qué sucedió?

La magnitud del corte de energía informaba que algo muy grave pero a su vez muy puntual había afectado a las principales centrales de generación y transporte. Buenos Aires la capital del país quedo por horas totalmente a oscuras y así se replicó en la ciudad de La Plata capital de la provincia del mismo nombre. Era demasiado masivo para considerarlo algo azaroso. Lo que desde los medios se difundió fue que la ola de calor podría haber sido responsable por una posible saturación en el suministro, aunque no alcanzaba a justificar el alcance del apagón.

Actualmente en los países desarrollados la infraestructura crítica como es la generación y el tendido de transporte de energía eléctrica se controla mediante sistemas informatizados en los cuales se contempla la seguridad automatizada para evitar colapsos como los que se registraron en Argentina. Esto ha puesto de manifiesto un estado de cosas que no es necesario adivinar y que se vincula no solo con el actual gobierno sino, con una nefasta continuidad de la corruptela institucional que hace mucho tiempo se enquistó en las estructuras sensibles del estado.

Mientras el presidente Fernández en la apertura de sesiones hablaba de un país idílico y en donde todo parecería ir muy bien, el sistema eléctrico nacional colapsaba, una inconsecuencia discursiva en toda la regla ¿No lo cree usted? Las centrales nucleares de Atucha, Atucha II y Embalse se desconectaban automáticamente y subsiguientemente se desenganchaban líneas de alimentación a las provincias del centro norte. La coincidencia temporal en la que se dieron estos eventos develaría una acción deliberada aunque, como todo hecho sospechoso, antes debe ser probado. Entonces las preguntas más importantes que surgieron son ¿Dónde se originó el problema, su causa? Y ¿Cuál es la naturaleza del mismo?

Al parecer (y digo eso porque los medios no son de fiar), el apagón se registró en una gran parte de CABA y el AMBA extendiéndose a otras provincias del centro norte e incluso una provincia sureña como Santa Cruz. Un efecto similar (y salvando la diferencia) solo se vio en Ucrania tras los bombardeos rusos a fines de noviembre del 2022 contra las principales instalaciones de generación y distribución. Pero allí se trato de daños portentosos y colosales mediante misiles de alta precisión pese a lo cual, los ucranianos pudieron restablecer el abastecimiento en tiempos record, entonces ¿Cuál fue el factor detonante y en apariencias tan grave para crear el apagón de la mitad de un país tan extenso como la Argentina?

Al parecer no hace falta una guerra ni misiles de alta precisión para que la infraestructura eléctrica nacional se venga abajo. Lo hemos dicho muchas veces, son los mismos políticos y todo el sistema que desde 1983 han creado y sabido alimentar, el enemigo más efectivo e intimo que los argentinos puedan tener. No ha sido la CIA o MI6 que cortaron los cables de una subestación remota y mucho menos un ataque cibernético con un virus informático como los que acostumbran usar los israelíes. Este suceso no es otra cosa que la consecuencia de todo aquello. Es la prueba cabal del abandono, la negligencia y la desinversión proveniente de una corrupción política galopante a todos los niveles (nación, provincias y municipios) que nació y se instaló por una idiosincrasia permisiva que la misma sociedad ha consagrado.

Pese a que algunos en el gobierno han planteado el hecho como algo premeditado y con cierta orientación política mediante un sabotaje (al cual incluso califican como estrago) hay algunos indicios que indicarían causales que están muy lejos de una sospechada sofisticación.

Como decía antes, en otros países como EEUU o incluso en países asiáticos como Irán la seguridad de su infraestructura eléctrica es de interés estratégico y por ello se halla monitoreada por sistemas informáticos de alta complejidad y pese a ello en ambos casos (y por diferentes agentes), han sido blanco de sabotajes cibernéticos que han causado apagones que incluso pusieron en riesgo la seguridad aeronáutica y hasta el enfriamiento de reactores nucleares. Igualmente eso no freno el uso de la informática para gestionar y vigilar estas áreas y por el contrario, han invertido más en tecnología para la seguridad.

Pero es bien sabido como en éste país los dineros públicos son asignados de forma discrecional a entidades ministeriales de dudosa utilidad atendiendo más a juicios ideológicos y efectismos electoralistas que a objetivos razonables y mucho menos, estratégicos.  

Lo que ocurrió en Argentina no parece haber sido fruto de un evento tan sofisticado. Tal vez pudo ser un acto deliberado pero no mediante un vehículo imperceptible y sigiloso como lo sería un Malware infiltrado por una agencia de inteligencia de una potencia extranjera o de un hacker insertado dentro del sistema. Esta claro que al gobierno le fascinaría una tesis así pero la realidad informa otra posibilidad menos glamorosa.

Al parecer las indagaciones han llegado a un incendio en un campo en General Rodríguez lindero con Campana. En apariencias este incendio afecto a las torres de transporte que pasan por ese campo de esta localidad. Lo curioso de esto es que al parecer la afectación de estos tendidos por este fuego fue la causal del colapso en domino de todo el sistema. Si su inicio fue deliberado o fue a causa de la ola de calor ciertamente es secundario ya que, si un simple incendio de pastizales en las inmediaciones de torres de trasmisión a la intemperie causaron semejante colapso en el sistema eléctrico de la mayor parte del país, esta informando que no solo la seguridad del sistema es mínima (por no decir inexistente) sino que la infraestructura estratégica de energía eléctrica del país es altamente vulnerable y debería tomarse como un aviso para rediseñar o prestar atención al tema.

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