“FALENCIAS ESTRATEGICAS”
¿Cómo puede interpretarse el grandilocuente discurso de apertura del
presidente Alberto Fernández con el inmediato apagón eléctrico de casi todo el
país?
Por
Javier B. Dal
Sigo pensando que las casualidades no existen sino más bien, las
causalidades. El mismo día en el que el presidente Alberto Fernández abría las
sesiones de ordinarias mediante un extenso y aburrido discurso, solo unas horas
después la mitad del país quedaría sin energía eléctrica ¿Qué sucedió?
La magnitud
del corte de energía informaba que algo muy grave pero a su vez muy puntual
había afectado a las principales centrales de generación y transporte. Buenos
Aires la capital del país quedo por horas totalmente a oscuras y así se replicó
en la ciudad de La Plata capital de la provincia del mismo nombre. Era
demasiado masivo para considerarlo algo azaroso. Lo que desde los medios se
difundió fue que la ola de calor podría haber sido responsable por una posible
saturación en el suministro, aunque no alcanzaba a justificar el alcance del
apagón.
Actualmente
en los países desarrollados la infraestructura crítica como es la generación y
el tendido de transporte de energía eléctrica se controla mediante sistemas
informatizados en los cuales se contempla la seguridad automatizada para evitar
colapsos como los que se registraron en Argentina. Esto ha puesto de manifiesto
un estado de cosas que no es necesario adivinar y que se vincula no solo con el
actual gobierno sino, con una nefasta continuidad de la corruptela
institucional que hace mucho tiempo se enquistó en las estructuras sensibles
del estado.
Mientras el
presidente Fernández en la apertura de sesiones hablaba de un país idílico y en
donde todo parecería ir muy bien, el sistema eléctrico nacional colapsaba, una
inconsecuencia discursiva en toda la regla ¿No lo cree usted? Las centrales
nucleares de Atucha, Atucha II y Embalse se desconectaban automáticamente y
subsiguientemente se desenganchaban líneas de alimentación a las provincias del
centro norte. La coincidencia temporal en la que se dieron estos eventos
develaría una acción deliberada aunque, como todo hecho sospechoso, antes debe
ser probado. Entonces las preguntas más importantes que surgieron son ¿Dónde se
originó el problema, su causa? Y ¿Cuál es la naturaleza del mismo?
Al parecer
(y digo eso porque los medios no son de fiar), el apagón se registró en una
gran parte de CABA y el AMBA extendiéndose a otras provincias del centro norte
e incluso una provincia sureña como Santa Cruz. Un efecto similar (y salvando
la diferencia) solo se vio en Ucrania tras los bombardeos rusos a fines de
noviembre del 2022 contra las principales instalaciones de generación y
distribución. Pero allí se trato de daños portentosos y colosales mediante
misiles de alta precisión pese a lo cual, los ucranianos pudieron restablecer el
abastecimiento en tiempos record, entonces ¿Cuál fue el factor detonante y en
apariencias tan grave para crear el apagón de la mitad de un país tan extenso
como la Argentina?
Al parecer
no hace falta una guerra ni misiles de alta precisión para que la
infraestructura eléctrica nacional se venga abajo. Lo hemos dicho muchas veces,
son los mismos políticos y todo el sistema que desde 1983 han creado y sabido
alimentar, el enemigo más efectivo e intimo que los argentinos puedan tener. No
ha sido la CIA o MI6 que cortaron los cables de una subestación remota y mucho
menos un ataque cibernético con un virus informático como los que acostumbran
usar los israelíes. Este suceso no es otra cosa que la consecuencia de todo
aquello. Es la prueba cabal del abandono, la negligencia y la desinversión proveniente
de una corrupción política galopante a todos los niveles (nación, provincias y
municipios) que nació y se instaló por una idiosincrasia permisiva que la misma
sociedad ha consagrado.
Pese a que
algunos en el gobierno han planteado el hecho como algo premeditado y con
cierta orientación política mediante un sabotaje (al cual incluso califican
como estrago) hay algunos indicios que indicarían causales que están muy lejos
de una sospechada sofisticación.
Como decía antes,
en otros países como EEUU o incluso en países asiáticos como Irán la seguridad
de su infraestructura eléctrica es de interés estratégico y por ello se halla
monitoreada por sistemas informáticos de alta complejidad y pese a ello en
ambos casos (y por diferentes agentes), han sido blanco de sabotajes
cibernéticos que han causado apagones que incluso pusieron en riesgo la
seguridad aeronáutica y hasta el enfriamiento de reactores nucleares. Igualmente
eso no freno el uso de la informática para gestionar y vigilar estas áreas y
por el contrario, han invertido más en tecnología para la seguridad.
Pero es
bien sabido como en éste país los dineros públicos son asignados de forma
discrecional a entidades ministeriales de dudosa utilidad atendiendo más a
juicios ideológicos y efectismos electoralistas que a objetivos razonables y
mucho menos, estratégicos.
Lo que
ocurrió en Argentina no parece haber sido fruto de un evento tan sofisticado. Tal
vez pudo ser un acto deliberado pero no mediante un vehículo imperceptible y
sigiloso como lo sería un Malware infiltrado por una agencia de inteligencia de
una potencia extranjera o de un hacker insertado dentro del sistema. Esta claro
que al gobierno le fascinaría una tesis así pero la realidad informa otra
posibilidad menos glamorosa.
Al parecer
las indagaciones han llegado a un incendio en un campo en General Rodríguez
lindero con Campana. En apariencias este incendio afecto a las torres de
transporte que pasan por ese campo de esta localidad. Lo curioso de esto es que
al parecer la afectación de estos tendidos por este fuego fue la causal del
colapso en domino de todo el sistema. Si su inicio fue deliberado o fue a causa
de la ola de calor ciertamente es secundario ya que, si un simple incendio de
pastizales en las inmediaciones de torres de trasmisión a la intemperie
causaron semejante colapso en el sistema eléctrico de la mayor parte del país,
esta informando que no solo la seguridad del sistema es mínima (por no decir
inexistente) sino que la infraestructura estratégica de energía eléctrica del
país es altamente vulnerable y debería tomarse como un aviso para rediseñar o
prestar atención al tema.
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