GEOPOLITICA E IMPUNIDAD
¿Ha comenzado el principio del fin de la impunidad de los gobiernos
anglosajones?
Por
Charles H. Slim
¿Cuántos serán los crímenes cometidos por el autoproclamado “mundo libre”,
que se hallan enterrados en los archivos de los oscuros sótanos de sus agencias
de inteligencia? Hace poco leí un interesante artículo en el sitio Vtforeingpolicy.com[1]
que precisamente me llevó a formular esa simple pregunta.
Tanto EEUU
como su gran colega y mentor Gran Bretaña tienen un extensísimo prontuario en
crímenes de guerra y lesa humanidad que no hace falta que se vayan a escudriñar
en los recovecos de la burocracia gubernamental de la cual se valen para tapar
sus responsabilidades. La historia contemporánea nos da ejemplos claros y
descarnados de eso en Iraq, Afganistán, Libia, Siria, Yemen y por supuesto en
los cometidos por extensión desde hace 75 años hasta el presente por su
protegido el estado de Israel.
Pero estos señeros
exponentes de la farsa democrática, también eliminan personas de manera oculta
y bien disimulada usando entre otras tácticas el terrorismo. Solo cuando ya no
pueden ocultarlo, sus medios matizaran el relato de los hechos tratando de
aislar a sus responsables. El caso de Dag Hammarskjöld es uno de ellos y que
por décadas quedó sepultado bajo el olvido de un supuesto accidente aéreo en
septiembre de 1961.
En su cargo
de Secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Hammarskjöld estaba abocado a mediar en el conflicto que
se había desatado en la provincia de Katanga en el Zaire o Congo Belga. Al
parecer, por su particular carácter y compromiso en el cargo que revestía, Hammarskjöld
no solo se limitaría a tareas de mediación sino a profundizar en las causas reales
que habían desatado el conflicto. Ello le conduciría a investigar varias
irregularidades y negociados en la África post colonial en especial en aquellos
países donde se explotan minerales preciosos y la provincia de Katanga estaba
en ese cuadro en especial por sus diamantes.
Pero como es
muy fácil de advertir, que quienes se enfrentaban a muerte eran africanos, pero
quienes estaban detrás de esa guerra vendiendo armas, instigando (con la
intromisión de agencias de inteligencia y/o mercenarios) y haciendo negocios indiscriminadamente
con rebeldes y gobiernos, eran europeos. En esa trama se movían muchos negocios
e intereses que podrían verse en riesgo si aquel alto funcionario de Naciones
Unidas metía las narices.
Su trabajo
se vería convenientemente truncado por la caída del avión DC-6 en el que
viajaba muriendo en el acto junto con las catorce personas que lo acompañaban. Las
causas acusadas fueron un supuesto “error del piloto” dado que -supuestamente-
no se hallaron evidencias de fallas mecánicas, eléctricas o de la
estructura visibles al momento de hallar los restos del aparato. Pero ya en ese
entonces hubo muchas sospechas de la veracidad de este “accidente” y fue por
eso que las dudas dejaron pendiente muchas preguntas.
Motivos
para sospechar de esto no solo provinieron de las incumbencias y el compromiso
que Hammarskjöld mostraba sobre el tema, sino
también por las características topográficas de la región donde cayó el avión,
muy cerca de la frontera sur del Congo (cerca de Dnola, hoy Zambia). La desolación
de la zona donde cayó el avión y la espesa vegetación pudo haber ocultado a los
perpetradores o una parte de ellos que pudieron haber llegado antes que el
equipo de rescate para levantar cualquier rastro que incriminara un atentado.
Precisamente
la investigación independiente de Susan Williams que arrojo su libro “¿Quién
mató a Hammarskjöld?” publicado en 2011 fue el puntapie junto a otros
elementos que más tarde se han ido sumando como el arrimado por el periodista
francés Maurin Picard en su libro “Ils ont tué Monsieur” publicado en
2019 (en el cual implica a la organización terrorista OAS) llevaron a que se
reabran las investigaciones sobre la muerte del entonces Secretario General y de
los otros catorce pasajeros que iban en el avión.
El
compromiso por determinar la verdad de lo que paso el 18 de septiembre de 1961
ha llevado a que se comenzara a pedir formalmente información a los gobiernos
de EEUU y Gran Bretaña para que por su conducto, instruyan a sus agencias de
inteligencia a que abran sus archivos a los fines de indagar en busca de
elementos tendientes a dilucidar la verdad material de aquel hecho ¿Por qué son
conducentes estos pedidos?
Tanto las
agencias de inteligencia de EEUU como Gran Bretaña operaban en la región y no
hay que olvidar que en ese entonces tenían pleno conocimiento de todas las
actividades (tanto gubernamentales como de insurgentes) bajo las circunstancias
del enfrentamiento existente denominado Guerra fría. Especial atención tenía (y
sigue teniendo) la operatividad de la NSA (National Security Agency) que
llevaba adelante actividades de inteligencia electrónica con la cual podía interceptar
y recabar toda clase de comunicaciones radiales (públicas y privadas) incluidas,
las de los aviones en las rutas aéreas del día del hecho.
Igualmente
y a pesar de los formales pedidos los anglosajones han sido renuentes en
proporcionar la información solicitada arrojando fuertes sospechas de un encubrimiento.
Según
algunos elementos que surgen de la información reunida por el juez tanzano Mohamed
Chande Othman, el avión donde viajaba Hammarskjöld
podría haber sido abatido por un jet “Fouga” que tenían los rebeldes de Katanga
y cuyo origen de fábrica es rastreable en Francia. Si vemos un mapa de la zona
donde cayo el avión, advertimos que bien pudo haber sido interceptado en el
aire por un jet y tras ser ametrallado en los cielos del sur Congo Belga
termino cayendo del otro lado de la frontera en la por entonces Rhodesia hoy
Zambia. Informes solicitados a los gobiernos de Rusia y Francia y que fueron
entregados para su investigación, arrojaron algunos elementos que dan lugar a sospechar
que existió una operación tramada para asesinarlo.
Si bien han
pasado varias décadas desde este hecho, la continuidad en las investigaciones y
la determinación por arribar a la verdad son una esperanza de que aún es posible
construir poco a poco, una justicia internacional que por estos días se haya
rodeada de sospechas de parcialidad y complicidad política.
[1] https://www.vtforeignpolicy.com/2024/03/hammarskjold-case-intel-ongoing-occulting-on-international-massacre/
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