¿BIBI O EL
ESTADO?
¿Cuánto puede durar un estado gobernado por el personalismo de un
hombre a cargo de un régimen supremacista que practica el genocidio antisemita a
cielo abierto y a plena luz del día? La paciencia de los israelíes en este
contexto ¿es una virtud?
Por Yossi
Tevi
Las ambiciones del primer ministro israelí están
costando un altísimo precio a todos los niveles para el estado de Israel y ese precio
se incrementa de forma alarmante con el agregado del componente mesiánico de su
gabinete de supremacistas que lo secunda. Sumado a esto, el actual contexto
regional no puede ser más preocupante ya que contra toda perspectiva, las
monarquías del Golfo y en especial Arabia Saudita ven reforzado su interrelación
y avance en el campo de la cooperación con la república Islámica de Irán tras
el triunfo del nuevo mandatario Masoud Pezeshkian. Las desconfianzas y la
cizaña que Washington y Tel Aviv supieron sembrar -en especial la lucha
sectaria- ya son inocuas. Esto claramente es parte de un cambio de era y no
hay dudas que dentro de este cambio, caerá Netanyahu y su oscura mentalidad.
Ahora bien, con este panorama los israelíes deberán optar entre la
supervivencia política de Netanyahu y su gentuza o la del estado de Israel.
Quienes conocen a Benjamín “Bibi” Netanyahu saben que su terquedad es
tan equiparable a su ambición personal por el poder y en la campaña de
exterminio antisemita sobre la Franja de Gaza que ya lleva diez meses, hay
mucho en juego no tanto para ganar para el estado sino, para no perder lo único
que le queda a él, su libertad.
Netanyahu es el representante por excelencia del sionismo y como tal,
para lograr sus objetivos su lema es “el fin justifica los medios” sin
importarle quienes paguen por aquello sin dejar de mencionar que en meses que
va de guerra las FDI han asesinado a más de 160 periodistas.
Desde su gabinete de extremistas racistas (apoyado por la
administración demócrata de Josep Biden) se asegura que la misión es destruir a
“Hamas” y que en ese plan ya habrían eliminado el 60% de sus combatientes. Pero
lo que en realidad busca Netanyahu y el establishment sionista es erradicar de
habitantes árabes-palestinos de toda la franja que luchen por su estado
independiente y así poder concretar los ampulosos y lucrativos negocios (Proyecto
del Canal Ben Gurión y asentamientos para colonos) que esperan desplegarse una
vez finalizadas las operaciones militares.
Más que destruir la infraestructura de la resistencia árabe-palestina,
las FDI y sus grupos de tarea especiales se han abocado a masacrar de forma
arbitraria, imperdonable y sin la menor impudicia a cualquier habitante hombre,
mujer y niño que sean palestinos -como sucedió solo unos días atrás en
Rafah, Al Mawasi en Khan Yunis y en la escuela Abu Orieban en Nuseirat[1]-.
Si de estos hechos Netanyahu y sus acólitos sacan sus porcentuales de progreso
en las operaciones militares, vemos que miente.
Mientras los combatientes palestinos atacan tanques y vehículos
acorazados, tropas y puestos fortificados, las FDI (pese a la alta tecnología
disponible) no hacen distinciones entre combatientes y familias. La lista de
bestialidades contra civiles es tan larga como variada en las formas de causar
sufrimiento y eso es algo que los cerebros de relaciones públicas de la
inteligencia y la diplomacia advierten como imposible de explicar de cara a la
opinión pública.
Algunos han señalado que Bibi ha olvidado la importancia de recuperar a
los rehenes y eso se advierte con las tácticas de bombardeos indiscriminados
que en varios casos terminaron matando a muchos de ellos. En realidad, nunca le
interesó su suerte y eso se vio en las primeras horas del 7 de octubre y de
manera más evidente con la aplicación del aberrante “Protocolo Aníbal”,
situaciones para las cuales los entusiastas sionistas no dicen una sola palabra.
Muchos políticos de la Knesset y también militares retirados ven que
Netanyahu está hundiendo al estado para salvar su propio cuello dado que sabe
muy bien que tarde o temprano será interpelado ante una comisión investigativa.
La población israelí también esta dividida y no precisamente por la inmoralidad
del genocidio que su gobierno viene cometiendo contra los árabes, sino por la
crítica situación en que se está empantanando el estado y las consecuencias
sobre la economía que hace que muchos de sus negocios naufraguen.
Al mismo tiempo mientras trata de mostrar avances en la lucha de la
Franja, la situación con el Líbano y el continuo bloqueo de los yemeníes por el
Mar Rojo es algo que complica y mucho la situación interna del estado. Al
desplazamiento de decena de miles de colonos de los asentamientos del norte hasta
el abandono de muchos israelíes que se están yendo al exterior plantea muchas
interrogantes de cuál puede ser el desenlace de todo esto.
La guerra no solo está en la Franja, también toda Cizjordania es una
zona de operaciones militares en la cual los colonos están aprovechando para zaquear
y tomar viviendas palestinas y expulsar a sus moradores. Como nunca y de manera
descarada los “progromos palestinos” (existentes desde antes de la incrustación
del estado sionista) son parte de la cotidianeidad en los territorios bajo
ocupación.
Con respecto a la situación en toda la Franja, a las intermitentes acciones
militares de los bandos que se ven en la superficie, hay otra lucha mucho muy
silenciosa y bien encubierta en la cual Israel, aprovechando la calamitosa
situación humanitaria de la población palestina -privándole de agua y
comida- está tratando de cooptar a las organizaciones de ayuda humanitaria,
impidiendo la llegada de ayuda de Naciones Unidas infiltrando a ciertas ONG
islámicas especialmente de origen kurdo que en realidad sirven al Mossad y si
eso es así, no hay nada bueno en ello.
No es una novedad que los kurdos estén colaborando con Tel Aviv. Son
parte de los activos que Israel suele usar para sus operaciones dentro de las
sociedades árabes-islámicas. Desde hace tiempo hay muchos negocios sucios entre
ambos que surgieron de las relaciones entre el Mossad y los traficantes kurdos
en especial los del norte de Iraq con los cuales, operaban y siguen operando contra
los árabes y los iraníes.
A pesar de lo siniestro y revulsivo de esta táctica, no es nada nueva
para el Mossad. Expertos en novedosas torturas psicológicas y en especial las aplicadas
en masa mediante la privación de medicamentos, agua y alimentos por largos
períodos, esperan borrarles la idea de luchar por su independencia.
Igualmente y a pesar de todos los trucos sucios de los que Netanyahu
trate de valerse, los israelíes tomaran consciencia que no pueden suicidarse en
masa dejando que el estado caiga por el abismo por seguir a un lunático que
lidera a una banda de criminales que dejan muy mal parado al judaísmo como
cultura y religión.
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