miércoles, 17 de julio de 2024

 

¿BIBI O EL ESTADO?

¿Cuánto puede durar un estado gobernado por el personalismo de un hombre a cargo de un régimen supremacista que practica el genocidio antisemita a cielo abierto y a plena luz del día? La paciencia de los israelíes en este contexto ¿es una virtud?

 

Por Yossi Tevi

Las ambiciones del primer ministro israelí están costando un altísimo precio a todos los niveles para el estado de Israel y ese precio se incrementa de forma alarmante con el agregado del componente mesiánico de su gabinete de supremacistas que lo secunda. Sumado a esto, el actual contexto regional no puede ser más preocupante ya que contra toda perspectiva, las monarquías del Golfo y en especial Arabia Saudita ven reforzado su interrelación y avance en el campo de la cooperación con la república Islámica de Irán tras el triunfo del nuevo mandatario Masoud Pezeshkian. Las desconfianzas y la cizaña que Washington y Tel Aviv supieron sembrar -en especial la lucha sectaria- ya son inocuas. Esto claramente es parte de un cambio de era y no hay dudas que dentro de este cambio, caerá Netanyahu y su oscura mentalidad.

Ahora bien, con este panorama los israelíes deberán optar entre la supervivencia política de Netanyahu y su gentuza o la del estado de Israel.

Quienes conocen a Benjamín “Bibi” Netanyahu saben que su terquedad es tan equiparable a su ambición personal por el poder y en la campaña de exterminio antisemita sobre la Franja de Gaza que ya lleva diez meses, hay mucho en juego no tanto para ganar para el estado sino, para no perder lo único que le queda a él, su libertad.

Netanyahu es el representante por excelencia del sionismo y como tal, para lograr sus objetivos su lema es “el fin justifica los medios” sin importarle quienes paguen por aquello sin dejar de mencionar que en meses que va de guerra las FDI han asesinado a más de 160 periodistas.

Desde su gabinete de extremistas racistas (apoyado por la administración demócrata de Josep Biden) se asegura que la misión es destruir a “Hamas” y que en ese plan ya habrían eliminado el 60% de sus combatientes. Pero lo que en realidad busca Netanyahu y el establishment sionista es erradicar de habitantes árabes-palestinos de toda la franja que luchen por su estado independiente y así poder concretar los ampulosos y lucrativos negocios (Proyecto del Canal Ben Gurión y asentamientos para colonos) que esperan desplegarse una vez finalizadas las operaciones militares.

Más que destruir la infraestructura de la resistencia árabe-palestina, las FDI y sus grupos de tarea especiales se han abocado a masacrar de forma arbitraria, imperdonable y sin la menor impudicia a cualquier habitante hombre, mujer y niño que sean palestinos -como sucedió solo unos días atrás en Rafah, Al Mawasi en Khan Yunis y en la escuela Abu Orieban en Nuseirat[1]-. Si de estos hechos Netanyahu y sus acólitos sacan sus porcentuales de progreso en las operaciones militares, vemos que miente.

Mientras los combatientes palestinos atacan tanques y vehículos acorazados, tropas y puestos fortificados, las FDI (pese a la alta tecnología disponible) no hacen distinciones entre combatientes y familias. La lista de bestialidades contra civiles es tan larga como variada en las formas de causar sufrimiento y eso es algo que los cerebros de relaciones públicas de la inteligencia y la diplomacia advierten como imposible de explicar de cara a la opinión pública.

Algunos han señalado que Bibi ha olvidado la importancia de recuperar a los rehenes y eso se advierte con las tácticas de bombardeos indiscriminados que en varios casos terminaron matando a muchos de ellos. En realidad, nunca le interesó su suerte y eso se vio en las primeras horas del 7 de octubre y de manera más evidente con la aplicación del aberrante “Protocolo Aníbal”, situaciones para las cuales los entusiastas sionistas no dicen una sola palabra.

Muchos políticos de la Knesset y también militares retirados ven que Netanyahu está hundiendo al estado para salvar su propio cuello dado que sabe muy bien que tarde o temprano será interpelado ante una comisión investigativa. La población israelí también esta dividida y no precisamente por la inmoralidad del genocidio que su gobierno viene cometiendo contra los árabes, sino por la crítica situación en que se está empantanando el estado y las consecuencias sobre la economía que hace que muchos de sus negocios naufraguen.

Al mismo tiempo mientras trata de mostrar avances en la lucha de la Franja, la situación con el Líbano y el continuo bloqueo de los yemeníes por el Mar Rojo es algo que complica y mucho la situación interna del estado. Al desplazamiento de decena de miles de colonos de los asentamientos del norte hasta el abandono de muchos israelíes que se están yendo al exterior plantea muchas interrogantes de cuál puede ser el desenlace de todo esto.

La guerra no solo está en la Franja, también toda Cizjordania es una zona de operaciones militares en la cual los colonos están aprovechando para zaquear y tomar viviendas palestinas y expulsar a sus moradores. Como nunca y de manera descarada los “progromos palestinos” (existentes desde antes de la incrustación del estado sionista) son parte de la cotidianeidad en los territorios bajo ocupación.

Con respecto a la situación en toda la Franja, a las intermitentes acciones militares de los bandos que se ven en la superficie, hay otra lucha mucho muy silenciosa y bien encubierta en la cual Israel, aprovechando la calamitosa situación humanitaria de la población palestina -privándole de agua y comida- está tratando de cooptar a las organizaciones de ayuda humanitaria, impidiendo la llegada de ayuda de Naciones Unidas infiltrando a ciertas ONG islámicas especialmente de origen kurdo que en realidad sirven al Mossad y si eso es así, no hay nada bueno en ello. 

No es una novedad que los kurdos estén colaborando con Tel Aviv. Son parte de los activos que Israel suele usar para sus operaciones dentro de las sociedades árabes-islámicas. Desde hace tiempo hay muchos negocios sucios entre ambos que surgieron de las relaciones entre el Mossad y los traficantes kurdos en especial los del norte de Iraq con los cuales, operaban y siguen operando contra los árabes y los iraníes.

A pesar de lo siniestro y revulsivo de esta táctica, no es nada nueva para el Mossad. Expertos en novedosas torturas psicológicas y en especial las aplicadas en masa mediante la privación de medicamentos, agua y alimentos por largos períodos, esperan borrarles la idea de luchar por su independencia.

Igualmente y a pesar de todos los trucos sucios de los que Netanyahu trate de valerse, los israelíes tomaran consciencia que no pueden suicidarse en masa dejando que el estado caiga por el abismo por seguir a un lunático que lidera a una banda de criminales que dejan muy mal parado al judaísmo como cultura y religión.   

 

 



[1] Imágenes gentileza del medio libanés Al Manar: https://spanish.almanar.com.lb/1017238

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