PARTIZANOS DE ODESA
¿Quiénes son y a quiénes realmente responden los grupos que están
saboteando instalaciones del régimen de Zelensky en Odesa?
Por
Charles H. Slim
Cosas extrañas, pero con una cierta lógica vienen
sucediendo en el occidente ucraniano desde hace unas semanas. A los bombardeos con misiles rusos se han
sumado extraños tiroteos, sabotajes e incendios de vehículos en las noches de
Odesa vienen cometiéndose sin que los medios del occidente colectivo hagan
hecho alguna crónica sobre esto; las razones para este silencio son obvias,
pero ¿Quiénes están detrás de esto?
No caben dudas de que esto forma parte de la dinámica de un conflicto
que se halla en las postrimerías de un cercano desenlace y que se relaciona
íntimamente con el desarrollo de los eventos políticos en Washington.
Sería muy fácil especular que estos grupos no operan por sí solos y sin
el apoyo de un respaldo más grande detrás. Incluso sería muy atendible creer
que están siendo apoyados y recibiendo desde la clandestinidad todo lo
necesario por los servicios de inteligencia rusos. No hay dudas de que ello es
una posible situación ya que para los equipos de inteligencia rusos no sería
difícil vencer a su contra parte.
Pero no debemos perdernos en esta clase de visiones simplistas ya que,
estas situaciones y mucho menos la que se vive en Ucrania tienen algo de
simple. Moscú sabe muy bien que las FSU y sus grupos de matones neonazis que
operan en la inteligencia, no están solos. Hay varias agencias de inteligencia
occidentales interactuando con la CIA a la cabeza que coordinan las operaciones
y que son responsables de los ataques dentro y contra el territorio ruso con lo
cual, incluso para la contrainteligencia rusa incursionar allí sería como nadar
entre tiburones.
Pero como la necesidad tiene cara de hereje y más allá de los discursos
y las descalificaciones que los políticos lancen desde Washington contra
Vladimir Putin y contra toda la Federación de Rusia, la verdad es que el
realismo político siempre se impone y los anglosajones son expertos en eso.
Según fuentes rusas estas acciones responden a operaciones de grupos
ucranianos disidentes que están hartos del régimen neonazi de Kiev que bien
podríamos identificar o describir como insurgentes o románticamente,
partisanos. Pero como bien dijimos, no es tan simple como parece. Para otras
fuentes esto responde a una maniobra altamente secreta que ya estaría acordada
entre Washington y Moscú no solo por la inviabilidad de Kiev por sustanciar una
contraofensiva que revierta el avance ruso sino, por la pésima situación de las
tropas ucranianas en sus posiciones defensivas y el innegable cambio de
políticas que habrá en La Casa Blanca luego de noviembre.
Aunque no podríamos asegurarlo, esta iniciativa habría sido originada
desde Washington (obviamente sin consultar a Biden ni a sus estrategas) no por
un serio y verdadero interés por la paz sino como una vía desesperada para
hallar respiro a sus agotadas existencias de armamento y en especial de
municiones de artillería que no pueden ser cubiertos al ritmo que lleva esta
guerra. Obviamente, que si esto es así, no necesariamente Putin y menos aún
Biden estarían al tanto de los detalles de estas operaciones pero si de la
iniciativa.
Esto sin dudas es una puñalada al régimen de Zelensky motivada por
altos intereses políticos en momentos que EEUU transita por una crisis de
polarización política que se ha potenciado tras el intento de asesinato de
quien sin dudas sería el próximo presidente. También demuestra que las placas
tectónicas del poder real en EEUU más conocido como el “Deep State” se están
reacomodando de acuerdo a las circunstancias que se desarrollan y no van a
sacrificar sus intereses por nada ni nadie.
No caben dudas que para este sector, Biden es historia y su salida de
la Casa Blanca es pronta. Incluso, si se diera el caso de que éste se mostrase
renuente de cumplir con estas directivas que a nadie le queden dudas que
igualmente saldrá de allí.
Todo es parte de un juego, viejo por cierto del que se valen los
gobiernos para buscar la subsistencia política. A modo de ejemplo veamos sino lo
que sucedía en momentos que tras la invasión a Afganistán en 2001, la exultante
administración neocon de Bus-Cheney creyeron que aplastarían al Talibán y con
ello, borrarían la parte que había tenido la CIA y la NSA en su creación e
instauración. Según fuentes confiables de la época revelaban que el jefe de la
CIA George Tenet aseguraba un rápido desenlace. Pero eso nunca sucedió y al ver
que era imposible vencerlos en los campos de batalla, la CIA tuvo que negociar
con el Talibán y para ello, (con la inestimable cooperación de Al Thani) establecieron
como sede física para llevar adelante las “conversaciones de paz” a Doha,
Qatar.
Aquello dejo en evidencia dos cuestiones: La guerra contra el
terrorismo era una farsa y el reconocimiento de un error de cálculo fatal de los
estadounidenses, hasta tal punto que prácticamente rogaba clemencia para
posibilitar una salida honrosa de las tropas estadounidenses de allí. El
desenlace de septiembre del 2021 no se explica sin considerar estos
entretelones.
En las actuales circunstancias, esta posible coordinación de acciones
clandestinas para tumbar de manera disimulada pero pronta al impresentable
régimen de Volodymyr Zelensky, no solamente son muy plausibles de ser sino que
son imperiosas para tratar de controlar las fuerzas que surjan del colapso del
régimen y al mismo tiempo aquietar las turbulentas aguas de la política doméstica
estadounidense.
Recordemos que Kiev (por asesoramiento de sus patrocinadores) rechazó
durante todo el conflicto, sentarse a negociar un alto al fuego y establecer un
acuerdo duradero para una paz negociada. Pero como siempre ha sucedido con los
estadounidenses y sus socios británicos, lo que dijeron en un momento deja de
tener valor aplicándose muy el dicho que reza “borran con el codo lo que
escribieron con la mano”.
Esto nos lleva a preguntarnos ¿Acaso la CIA y sus colegas del FSB
trabajan juntos en estas operaciones, o están tercerizando la mano de obra? Como
quiera que sea, lo cierto es que algo se cocina y Zelensky tiene todos los
números para ser el pavo relleno.
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