sábado, 20 de julio de 2024

 

PARTIZANOS DE ODESA

¿Quiénes son y a quiénes realmente responden los grupos que están saboteando instalaciones del régimen de Zelensky en Odesa?

 

Por Charles H. Slim

Cosas extrañas, pero con una cierta lógica vienen sucediendo en el occidente ucraniano desde hace unas semanas.  A los bombardeos con misiles rusos se han sumado extraños tiroteos, sabotajes e incendios de vehículos en las noches de Odesa vienen cometiéndose sin que los medios del occidente colectivo hagan hecho alguna crónica sobre esto; las razones para este silencio son obvias, pero ¿Quiénes están detrás de esto?

No caben dudas de que esto forma parte de la dinámica de un conflicto que se halla en las postrimerías de un cercano desenlace y que se relaciona íntimamente con el desarrollo de los eventos políticos en Washington.

Sería muy fácil especular que estos grupos no operan por sí solos y sin el apoyo de un respaldo más grande detrás. Incluso sería muy atendible creer que están siendo apoyados y recibiendo desde la clandestinidad todo lo necesario por los servicios de inteligencia rusos. No hay dudas de que ello es una posible situación ya que para los equipos de inteligencia rusos no sería difícil vencer a su contra parte.

Pero no debemos perdernos en esta clase de visiones simplistas ya que, estas situaciones y mucho menos la que se vive en Ucrania tienen algo de simple. Moscú sabe muy bien que las FSU y sus grupos de matones neonazis que operan en la inteligencia, no están solos. Hay varias agencias de inteligencia occidentales interactuando con la CIA a la cabeza que coordinan las operaciones y que son responsables de los ataques dentro y contra el territorio ruso con lo cual, incluso para la contrainteligencia rusa incursionar allí sería como nadar entre tiburones.

Pero como la necesidad tiene cara de hereje y más allá de los discursos y las descalificaciones que los políticos lancen desde Washington contra Vladimir Putin y contra toda la Federación de Rusia, la verdad es que el realismo político siempre se impone y los anglosajones son expertos en eso.

Según fuentes rusas estas acciones responden a operaciones de grupos ucranianos disidentes que están hartos del régimen neonazi de Kiev que bien podríamos identificar o describir como insurgentes o románticamente, partisanos. Pero como bien dijimos, no es tan simple como parece. Para otras fuentes esto responde a una maniobra altamente secreta que ya estaría acordada entre Washington y Moscú no solo por la inviabilidad de Kiev por sustanciar una contraofensiva que revierta el avance ruso sino, por la pésima situación de las tropas ucranianas en sus posiciones defensivas y el innegable cambio de políticas que habrá en La Casa Blanca luego de noviembre.

Aunque no podríamos asegurarlo, esta iniciativa habría sido originada desde Washington (obviamente sin consultar a Biden ni a sus estrategas) no por un serio y verdadero interés por la paz sino como una vía desesperada para hallar respiro a sus agotadas existencias de armamento y en especial de municiones de artillería que no pueden ser cubiertos al ritmo que lleva esta guerra. Obviamente, que si esto es así, no necesariamente Putin y menos aún Biden estarían al tanto de los detalles de estas operaciones pero si de la iniciativa.

Esto sin dudas es una puñalada al régimen de Zelensky motivada por altos intereses políticos en momentos que EEUU transita por una crisis de polarización política que se ha potenciado tras el intento de asesinato de quien sin dudas sería el próximo presidente. También demuestra que las placas tectónicas del poder real en EEUU más conocido como el “Deep State” se están reacomodando de acuerdo a las circunstancias que se desarrollan y no van a sacrificar sus intereses por nada ni nadie.

No caben dudas que para este sector, Biden es historia y su salida de la Casa Blanca es pronta. Incluso, si se diera el caso de que éste se mostrase renuente de cumplir con estas directivas que a nadie le queden dudas que igualmente saldrá de allí.  

Todo es parte de un juego, viejo por cierto del que se valen los gobiernos para buscar la subsistencia política. A modo de ejemplo veamos sino lo que sucedía en momentos que tras la invasión a Afganistán en 2001, la exultante administración neocon de Bus-Cheney creyeron que aplastarían al Talibán y con ello, borrarían la parte que había tenido la CIA y la NSA en su creación e instauración. Según fuentes confiables de la época revelaban que el jefe de la CIA George Tenet aseguraba un rápido desenlace. Pero eso nunca sucedió y al ver que era imposible vencerlos en los campos de batalla, la CIA tuvo que negociar con el Talibán y para ello, (con la inestimable cooperación de Al Thani) establecieron como sede física para llevar adelante las “conversaciones de paz” a Doha, Qatar.

Aquello dejo en evidencia dos cuestiones: La guerra contra el terrorismo era una farsa y el reconocimiento de un error de cálculo fatal de los estadounidenses, hasta tal punto que prácticamente rogaba clemencia para posibilitar una salida honrosa de las tropas estadounidenses de allí. El desenlace de septiembre del 2021 no se explica sin considerar estos entretelones.

En las actuales circunstancias, esta posible coordinación de acciones clandestinas para tumbar de manera disimulada pero pronta al impresentable régimen de Volodymyr Zelensky, no solamente son muy plausibles de ser sino que son imperiosas para tratar de controlar las fuerzas que surjan del colapso del régimen y al mismo tiempo aquietar las turbulentas aguas de la política doméstica estadounidense.

Recordemos que Kiev (por asesoramiento de sus patrocinadores) rechazó durante todo el conflicto, sentarse a negociar un alto al fuego y establecer un acuerdo duradero para una paz negociada. Pero como siempre ha sucedido con los estadounidenses y sus socios británicos, lo que dijeron en un momento deja de tener valor aplicándose muy el dicho que reza “borran con el codo lo que escribieron con la mano”.

Esto nos lleva a preguntarnos ¿Acaso la CIA y sus colegas del FSB trabajan juntos en estas operaciones, o están tercerizando la mano de obra? Como quiera que sea, lo cierto es que algo se cocina y Zelensky tiene todos los números para ser el pavo relleno.  

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