AMPLIANDO TEATROS
Lejos de los discursos y las promesas políticas, las agencias
atlantistas estarían multiplicando sus acciones contra objetivos rusos más allá
de Eurasia ¿Cuáles pueden ser las consecuencias de continuar esto?
Por
Charles H. Slim
A primera vista podría parecer que dejar pasar
ciertas cosas es una estupidez o cuando menos, irresponsable. La paciencia
tiene un límite dice el refrán. Esto en referencia a lo sucedido en el mar
Mediterráneo al carguero logístico ruso “Ursa Major” (Osa Mayor) que tras una
extraña explosión se hundió perdiendo a dos de sus 16 tripulantes. Más allá de
la versión de los medios y especialmente los occidentales que hablan de
“accidente” no hay dudas de las reales causas del siniestro.
Tal como sucedió con la voladura de los gasoductos en el Báltico y el
último episodio sobre el cable oceánico, o los sabotajes hace un par de años
con minas lapa colocada por buzos tácticos a los petroleros japoneses en el
Golfo Pérsico, los rastros de sus perpetradores podrán ser encubiertos en la
profundidad de las aguas pero los sospechosos son tan previsibles como sus
métodos.
Entre las 12:30 y las 13:00hs del día 23 de diciembre el buque ruso que
estaba navegando en la ruta marítima entre Argelia y España se sacudió por una
explosión presuntamente en su sala de máquinas. Sin mayores detalles del hecho,
su tripulación comenzó a evacuarse para hundirse rápidamente pasado el mediodía
del martes 24. Justamente, en horas previas a la noche buena se produce (o más
bien causan) esta tragedia, una palabra que impregna en todo su significado a
la población palestina y a los cristianos sirios bajo una sangrienta navidad.
El ataque al Ursa Major es sin dudas parte de una estrategia atlantista
en marcha a los fines de alejar a Rusia de la región y en especial de Siria. En
este plan están sin dudas muy involucradas las agencias de inteligencia
atlantistas (incluyendo a Turquía) con la inestimable cooperación de células
árabes al servicio del Mossad.
Pero la estrategia de Washington y Bruselas es más amplia y busca crear
por todos los medios y en todo el hemisferio, problemas y dificultades a las
relaciones rusas. Tal como lo indicaban los viejos manuales de subversión de la CIA en los ochentas, todos
los medios son válidos. Así la financiación de acciones subversivas a cargo de
disidentes o criminales comunes en los países a desestabilizar sirve. Así desde
dejar abierta la llave de agua o las luces prendidas para saturar los servicios,
pasando por sabotear los rieles de los ferrocarriles hasta crear incendios, colocar
bombas caseras o asesinar funcionarios locales (de seguridad, de la
administración o políticos) para crear la inestabilidad, son bien recibidos por
la “Agencia”.
Matar, causar daños o enviar mensajes mafiosos mediante manos
tercerizadas ha sido la especialidad de las agencias occidentales.
Hoy las redes de la CIA y sus colegas británicos del MI6 operando en
Eurasia son extensas y complejas. Especial implicancia tienen en la creación,
financiamiento y sostén de bandas “yihadistas” de la bandera negra (ISIS), como
los que fueron abatidos en Moscú hace unos días tras comprobar que preparaban
un carro bomba -siguiendo las mismas especificaciones usadas en Iraq y
Siria- para volar una comisaría. La hipocresía en su máxima expresión y eso
no se le pasa al FSB ni a las agencias de inteligencia externas rusas que
realmente combaten este flagelo.
Washington está en pleno, a la espera del nuevo mandatario y mientras
llega sin dudas está ajustando una nueva estrategia de desestabilización basada
en el “foquismo” (obviamente mucho más sofisticada) para comprometer la
seguridad y los intereses de Rusia tanto en Oriente Medio y África como dentro
de sus fronteras.
No hace falta un ejército o una campaña de bombardeos para crear
conmoción, la inseguridad o directamente el terror en una sociedad. Hace ya
tiempo que se han diversificado y refinado los medios y los ejecutores para
ello dejando en evidencia el tiempo y dinero que dedican para estos juegos
sucios. Los anglosajones y sus aliados israelíes son hábiles reclutadores de
sujetos para llevar a cabo sus trabajos sucios y no siempre les cuesta tanto
dinero dado que, o lo hacen por el odio (rusofobia, islamofobia etcetc) y
resentimiento que tienen al gobierno a subvertir o, quizás también sean
cándidos idealistas creyendo que cambiarán la realidad con captados y una vez
utilizados son eliminados al término del trabajo.
El 2024 fue un año de un intensivo uso de esta clase de recursos
“irregulares” por parte de la OTAN. Washington y Londres han vaciado su bolsa
de trucos sucios en su campaña de guerra hibrida contra Rusia. El listado de
mercenarios y sicarios de bajo coste sin dudas es interminable pero todos
ellos, dispensables. En el mismo sentido, saboteadores, criminales y asesinos
psicopáticos también han sido recursos humanos muy requeridos. Lo mismo con las
células de pistoleros y terroristas “yihadistas” traídos por la CIA y el MI6
desde Siria aún antes de que cayera Al Assad con la finalidad de infiltrarlos
en territorio ruso para plantar células durmientes.
Pero plantar estos elementos nocivos no se limita al territorio de la
Federación de Rusia. Entendiendo la torcida y maquiavélica lógica con la que se
mueven los cerebros del Departamento de Estado norteamericano y en especial,
los del Foreign Office, Europa es el segundo escenario de importancia para
instalar estas células ya que, también allí hay legaciones, intereses y
empresas rusas con lo cual, las agencias de inteligencia tienen como lavarse
las manos de posibles agresiones “terroristas” en protesta contra la
intervención en Ucrania.
Pero también debemos decirlo, estas células tendrán el propósito de
mantener alineados y obedientes a los representantes de la UE para el caso de
que (como ha sucedido con las tentativas de Francia y Alemania) traten de
separarse del comando central de la OTAN que no es otra cosa que, desobedecer a
Washington DC. Mientras halla amenazas, la organización justificara su
presupuesto.
No hay dudas que la estrategia atlantista pasa por ampliar el mapa de
operaciones anti rusas y para ello se está valiendo de variadas tácticas sucias
que nos lleva a preguntar ¿Qué sucederá si Rusia y sus aliados también comienzan
a usarlas?
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