UNA DECISION
ESTRATEGICA
¿Por qué el
gobierno venezolano se halla parado en suelo firme ante las amenazas de EEUU?
Por Charles H. Slim
Desde que La Casa Blanca ordenó la remisión de un grupo de tareas de la armada al Caribe y con especial injerencia sobre las aguas adyacentes a Venezuela, las provocaciones y las acciones hostiles contra pesqueros artesanales pobres se han multiplicado bajo el chistoso argumento de “luchar contra el narcotráfico” acusando convenientemente al presidente Nicolás Maduro y a su gobierno de ser parte del cartel de los Soles.
Dejando de lado la
discusión sobre esta acusación, lo cierto es que una vez más, los EEUU se
arrogan competencias y funciones que nadie les ha otorgado. Igualmente a los
burócratas en Washington DC poco les importa y terminan haciendo lo único que
tienen capacidad de hacer: Agredir a quien estorbe sus planes hegemónicos.
Lamentablemente y
con los ejemplos contemporáneos que ya conocemos no hay otro camino que
prepararse para defenderse y no con palabras precisamente.
El impulsor de la
Revolución Bolivariana, el presidente Hugo César Chávez Frías lo sabía y fue
por eso que no se quedó en el mero discurso y las masturbaciones ideologizantes
en las que incursionaron otros políticos de la región tratando de imitar su
proceso. El caso de la Argentina de Néstor Kirchner y su producto (el
Kirchnerismo) es quizá el más claro de esto donde mediante grandilocuentes
discursos y posicionamientos tibiamente anti imperialistas, trataba de
mostrarse como un revolucionario de traje y corbata.
Pero la realidad
es lo que se palpa y no lo que se dice. Mientras Chávez integraba una nueva
alianza entre el pueblo y las FFAA como parte de una nueva identidad política
integral de cara a fortalecerse en el contexto geopolítico, Kirchner las
desarmaba. Al mismo tiempo él y sus sucesores solo estaban avocados a
concentrar poder partidario, fabricar discursos para “la gilada” y recaudar
dinero para beneficio propio. Mientras el proceso revolucionario bolivariano
estaba en pleno crecimiento y desarrollo para constituir la “Patria Grande”, en
Buenos Aires el peronismo K solo tenía esa concepción en la lengua. Nunca
tuvieron esa visión ni mucho menos, la voluntad de encarar una empresa
semejante demostrando que solo jugaban -y ya es demasiado decir- a ser
revolucionarios. Fue en parte por esto que nunca fueron tomados enserio. Incluso podríamos decir que el solo imaginar semejante idea a tipos
como Kirchner y sus partidarios les habría causado espanto.
Hugo Chávez fue
consciente de que el ejercicio del poder político y de una geopolítica propia
requiere de fortaleza para validarla y para eso las fuerzas armadas son
imprescindibles. Y es aquí donde (entre otras cuestiones) se diferencia el
proceso Bolivariano y el Kirchnerismo.
Las consecuencias
de aquellas diferentes formas de visionar están a la vista. Mientras Venezuela
hoy cuenta con un poder disuasivo respetable ante una amenaza latente de
invasión estadounidense, Argentina se halla más entregada que nunca y sumida
bajo un gobierno pro-angloestadounidense y neosionista que prácticamente
gestiona intereses foráneos comprometiéndose con las peores situaciones que hoy
vemos y solo por la esperanza de “potenciales ventajas económicas”.
La visión de
Chávez se materializo como una política de estado y en dicho plan, durante años
tejió una relación de confianza con el oriente y en especial con la Federación
de Rusia creando con ello una muy molesta urticaria en los círculos políticos
en Washington DC. Mientras el resto de sus pares de la región se mostraban
parcos en tender estos lazos (en particular Kirchner y su esposa), Chávez fue
incansable y un decidido actor para construir una geopolítica superadora para
Venezuela que dejara de estar anillada a los lineamientos de EEUU.
Cuando Chávez en
algún momento recordó y reivindico a la figura de Juan Domingo Perón los viejos
peronistas, quienes realmente fueron contemporáneos al “general” (y de los
cuales ya no quedan) para sus adentros debieron entrar en una contradicción ya
que, quienes en su propio país decían ser peronistas no lo demostraban en nada y
veían a un mandatario en otras latitudes ir en el camino que alguna vez Perón
intento con el ABC.
Pero la política
no se hace con discursos románticos si realmente se busca algo. Venezuela había
gestado un proceso revolucionario que Washington abominaba y en consecuencia
trato en varias oportunidades -desde afuera y desde dentro- de abortarlo.
Chávez consciente de esto y del rumbo a tomar, debía construir poder con
quienes compartían intereses comunes y al mismo tiempo, ofrecieran un respaldo
geopolítico que pudiera ir creciendo con el tiempo. Fue así como estableció los
primeros mojones de cooperación con la Federación de Rusia y que con el paso de
los años se han ido ampliando a China dotando al país caribeño de fuentes de
conocimiento y desarrollo para las áreas de la infraestructura crítica y por
supuesto, en el campo militar.
Por supuesto que
los resultados no son instantáneos (como se suele esperar en Argentina). Chávez
y la estructura partidaria que construyó lo sabían y es allí donde se denota la
seriedad y solidez del proceso bolivariano que ha resistido los embates de los
complots dirigidos desde el norte.
Es por ello que la
aprobación del Tratado de Asociación Estratégica y Cooperación entre Caracas y
Moscú, viene a reforzar un más las relaciones hemisféricas entre ambas
naciones, dentro de un espectro de mayor entidad en momentos que Washington y
sus socios de la OTAN buscan crear la inestabilidad ya no solo con fines
geopolíticos sino también, geoeconómicos destinados a frustrar el camino del
multilateralismo mediante los BRICS+.

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