lunes, 6 de octubre de 2025

 

UNA DECISION ESTRATEGICA

¿Por qué el gobierno venezolano se halla parado en suelo firme ante las amenazas de EEUU?

 

Por Charles H. Slim

Desde que La Casa Blanca ordenó la remisión de un grupo de tareas de la armada al Caribe y con especial injerencia sobre las aguas adyacentes a Venezuela, las provocaciones y las acciones hostiles contra pesqueros artesanales pobres se han multiplicado bajo el chistoso argumento de “luchar contra el narcotráfico” acusando convenientemente al presidente Nicolás Maduro y a su gobierno de ser parte del cartel de los Soles.

Dejando de lado la discusión sobre esta acusación, lo cierto es que una vez más, los EEUU se arrogan competencias y funciones que nadie les ha otorgado. Igualmente a los burócratas en Washington DC poco les importa y terminan haciendo lo único que tienen capacidad de hacer: Agredir a quien estorbe sus planes hegemónicos.

Lamentablemente y con los ejemplos contemporáneos que ya conocemos no hay otro camino que prepararse para defenderse y no con palabras precisamente.

El impulsor de la Revolución Bolivariana, el presidente Hugo César Chávez Frías lo sabía y fue por eso que no se quedó en el mero discurso y las masturbaciones ideologizantes en las que incursionaron otros políticos de la región tratando de imitar su proceso. El caso de la Argentina de Néstor Kirchner y su producto (el Kirchnerismo) es quizá el más claro de esto donde mediante grandilocuentes discursos y posicionamientos tibiamente anti imperialistas, trataba de mostrarse como un revolucionario de traje y corbata.

Pero la realidad es lo que se palpa y no lo que se dice. Mientras Chávez integraba una nueva alianza entre el pueblo y las FFAA como parte de una nueva identidad política integral de cara a fortalecerse en el contexto geopolítico, Kirchner las desarmaba. Al mismo tiempo él y sus sucesores solo estaban avocados a concentrar poder partidario, fabricar discursos para “la gilada” y recaudar dinero para beneficio propio. Mientras el proceso revolucionario bolivariano estaba en pleno crecimiento y desarrollo para constituir la “Patria Grande”, en Buenos Aires el peronismo K solo tenía esa concepción en la lengua. Nunca tuvieron esa visión ni mucho menos, la voluntad de encarar una empresa semejante demostrando que solo jugaban -y ya es demasiado decir- a ser revolucionarios. Fue en parte por esto que nunca fueron tomados enserio. Incluso podríamos decir que el solo imaginar semejante idea a tipos como Kirchner y sus partidarios les habría causado espanto.

Hugo Chávez fue consciente de que el ejercicio del poder político y de una geopolítica propia requiere de fortaleza para validarla y para eso las fuerzas armadas son imprescindibles. Y es aquí donde (entre otras cuestiones) se diferencia el proceso Bolivariano y el Kirchnerismo. 

Las consecuencias de aquellas diferentes formas de visionar están a la vista. Mientras Venezuela hoy cuenta con un poder disuasivo respetable ante una amenaza latente de invasión estadounidense, Argentina se halla más entregada que nunca y sumida bajo un gobierno pro-angloestadounidense y neosionista que prácticamente gestiona intereses foráneos comprometiéndose con las peores situaciones que hoy vemos y solo por la esperanza de “potenciales ventajas económicas”.

La visión de Chávez se materializo como una política de estado y en dicho plan, durante años tejió una relación de confianza con el oriente y en especial con la Federación de Rusia creando con ello una muy molesta urticaria en los círculos políticos en Washington DC. Mientras el resto de sus pares de la región se mostraban parcos en tender estos lazos (en particular Kirchner y su esposa), Chávez fue incansable y un decidido actor para construir una geopolítica superadora para Venezuela que dejara de estar anillada a los lineamientos de EEUU.  

Cuando Chávez en algún momento recordó y reivindico a la figura de Juan Domingo Perón los viejos peronistas, quienes realmente fueron contemporáneos al “general” (y de los cuales ya no quedan) para sus adentros debieron entrar en una contradicción ya que, quienes en su propio país decían ser peronistas no lo demostraban en nada y veían a un mandatario en otras latitudes ir en el camino que alguna vez Perón intento con el ABC.

Pero la política no se hace con discursos románticos si realmente se busca algo. Venezuela había gestado un proceso revolucionario que Washington abominaba y en consecuencia trato en varias oportunidades -desde afuera y desde dentro- de abortarlo. Chávez consciente de esto y del rumbo a tomar, debía construir poder con quienes compartían intereses comunes y al mismo tiempo, ofrecieran un respaldo geopolítico que pudiera ir creciendo con el tiempo. Fue así como estableció los primeros mojones de cooperación con la Federación de Rusia y que con el paso de los años se han ido ampliando a China dotando al país caribeño de fuentes de conocimiento y desarrollo para las áreas de la infraestructura crítica y por supuesto, en el campo militar.

Por supuesto que los resultados no son instantáneos (como se suele esperar en Argentina). Chávez y la estructura partidaria que construyó lo sabían y es allí donde se denota la seriedad y solidez del proceso bolivariano que ha resistido los embates de los complots dirigidos desde el norte.

Es por ello que la aprobación del Tratado de Asociación Estratégica y Cooperación entre Caracas y Moscú, viene a reforzar un más las relaciones hemisféricas entre ambas naciones, dentro de un espectro de mayor entidad en momentos que Washington y sus socios de la OTAN buscan crear la inestabilidad ya no solo con fines geopolíticos sino también, geoeconómicos destinados a frustrar el camino del multilateralismo mediante los BRICS+. 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario