EN LA MIRA
“TRUMPMANIA”
Qué final puede tener el fenómeno de la candidatura de Donald Trump ante la posible llegada a la presidencia de los EEUU
Por
Pepe Beru
Cada vez falta menos para las elecciones del mes de noviembre y la
campaña por la presidencia de los Estados Unidos se recalienta con nuevos
escándalos que sacuden en principio a la elite política del país del norte y
que comprometen puntualmente a uno de sus más estables componentes, nada menos
que a la candidata demócrata Hillary Clinton que por lo que se ha podido ver
entre los propios partidarios de su sector, conscientes de aquello, no están
muy satisfechos con su nominación. Pero
sin lugar a dudas ha sido la brillante y hasta estrafalaria actuación del
multimillonario Donald Trump la que ha puesto en el tapete de la arena política
norteamericana, los más oscuros secretos que comprometen a su rival; y no han
sido cualquiera, sino aquellos sucios asuntos que vinculan a la ex secretario
de estado con todo lo que ha venido hundiendo a la Unión en el pantano de una
guerra interminable.
Con
su cómico desparpajo y sus exageradas expresiones en el rostro, Tump ha desconcertado tanto a
analistas políticos como a ciudadanos de a pie, quienes han podido ver detrás
de ese personaje payasesco y desaforado, a
un muy sagaz y locuaz ponente digno
de una estrella del stand up.
Trump
es el emerger de la propia decadencia norteamericana, que ha perdido el
horizonte de sus propios valores y que solo le queda el puño desnudo de su
poder militar para doblegar alrededor del mundo a quienes no compartan sus
objetivos. En ese sentido, Obama ha sido una gran trampa política ya que pese a
sus promesas de cambio, el resultado de sus años de gobierno ha sido más bien
la profundización de todo lo malo que había heredado de la administración Bush.
Para mera muestra, solo basta recordar que el Campo de Concentración
“Guantánamo” no solo no se cerró, sino que incluso agravó la situación de sus
prisioneros; o que decir de los asesinatos de la CIA que lejos de haberse
detenido, aumentaron en cantidad e indiscriminadamente sobre áreas pobladas, especialmente sobre aldeas y poblados en
Pakistán.
Para
muchos, Clinton en la presidencia será una continuidad de Obama y eso
significaría, más precariedad económica, más impuestos y recortes sociales pero
a contrapartida, la garantía de ampliar la guerra en el extranjero con la
consiguiente consecuencia de mayores ganancias para las Corporaciones
armamentísticas y de las agencias de inteligencia, de empresas privadas de
seguridad (para tareas sucias) y mucho
trabajo para los militares del Pentágono que sin dudas requerirán de mayores
presupuestos para poder operar en posibles nuevos escenarios que aún muchos no
se imaginan.
Desde
que Trump apareció en escena, no faltaron los epítetos y las burlas contra el
magnate, especial e indistintamente del sector de la política del Stablishment
estadounidense –sin distinción entre demócratas y republicanos- más ligado a la venalidad que la llamada
“democracia representativa”. Pero lejos
de amilanar al millonario esto sirvió para fortalecer su discurso, apuntando al
público llano de su país, aquel que se
halla desde hace muchos años, completamente divorciado de una clase política
que los ha desilucionado continuamente, siendo Obama la última gran desilusión.
De
esa manera el norteamericano medio ve en Trump un paternalismo populista muy
pocas veces visto en la nación del norte, dispuesto a despegarse de esa
“Corporación” de políticos que se rascan las espaldas unos a otros sin importar
a cual partido pertenezcan. Solo basta
revisar un poco la historia contemporánea y veremos cómo sin distinción,
demócratas y republicanos no dudaron en emprender guerras y acciones sangrientas
contra terceros países que termino
beneficiando a los mismos sectores que hoy ponen todas sus fichas en la señora
Clinton.
Sin
dudas, Trump es también un rosario de contradicciones ya que, aparentemente
apunta a que su país retome aquella vieja posición de “América para los
americanos” volviendo la política de la Casa Blanca más a los asuntos
domésticos y abandonando sus campañas bélicas en el exterior. Esto ha
despertado simpatías en amplio espectro de las familias estadounidenses que son
quienes mandan a sus hijos a guerras a miles de kilómetros que el mismo Trump
ha criticado hasta el escarnio dejando en claro incluso, que por esas políticas
intervencionistas, el mundo se ha vuelto más inseguro.
En
este contexto discursivo no ha dudado en calificar a la OTAN como una
organización obsoleta y llamando a s vez a normalizar las relaciones con la
Federación rusa a la cual ha elogiado indirectamente tras haber reconocido el
fuerte liderazgo de Vladimir Putin, punto que ha sido aprovechado por los libretistas
de la candidata Clinton para acusarle de “Comunista” o en el más correcto de
los términos como un “pro-ruso”.
Obviamente
que este tipo de propuestas, causan escalofríos a los magnates y personeros de
los sectores que se han venido beneficiando con el negocio bélico y el masivo
latrocinio sobre otras naciones, especialmente las árabes-islámicas. Y no solo
eso; en apariencias el discurso de Trump apuntaría a cortar definitivamente con
las relaciones extorsivas que mantiene con el estado de Israel al cual por año,
la Unión se ve obligado a girar más de 3000 mil millones de dólares para
sostener militarmente su existencia (v. https://actualidad.rt.com/actualidad/190574-eeuu-suma-israel-gastos-militares
).
Ante
esto y como una forma de apoyar a la candidatura de Hilary Clinton , salieron
inmediatamente a la palestra alguno de los más recalcitrantes exponentes del
sector belicista de los Neocon y filosionistas de la Unión, quienes firmaron
una declaración conjunta en la cual ponen de manifiesto que Donald Trump como
presidente y comandante en jefe no puede ser viable para liderar los destinos
del país porque no está a la altura de los intereses que debe representar (v.
Statement of Former National Security
Officials. https://assets.documentcloud.org/documents/3007589/Nationalsecurityletter.pdf )
Si
vemos la plataforma de propuestas de Donald Trump veremos una catarata de
medidas que a la vista de ciudadanos de países latinoamericanos y en especial,
del vecino México, son ampliamente repudiables por exudar una clara xenofobia y
racismo que comulga con los más recalcitrantes sectores del neocon y el
sionismo estadounidense. Muchos de estos sectores y sus partidarios han
exclamado su confusión con éste “outsider” que pese a sus duras críticas al
sistema conservador, estaría dispuesto a realizar algunos de sus más soñados
planes. ¿Cómo no bailarían de algarabía aquellos sectores ante promesas como
construir un muro muy alto con México que pagara este último y terminar definitivamente
con la inmigración?
A la
vista de la opinión pública de los habitantes del Cono sur, estas propuestas
son tan repulsivas como condenables aunque, no hay que dejar de señalar que eso
es lo que muchos estadounidenses desean con mucho ardor. Pero como nos lo
advierten varios analistas del norte, no debemos engañarnos con estos discursos
estruendosos y hasta escandalosos para el oído de los latinoamericanos; pese a
que pintan al millonario como un recalcitrante racista que lo acerca a esos
sectores que quieren seguir manteniendo sus fuente de ingresos en los negocios
de las armas, la creación de intrigas, guerras y el despojo de las riquezas de
otras naciones, esos mismos sectores saben bien que no pueden confiar en un
tipo como Trump, simplemente por el es un “Outsider”, uno que no es del palo
como se suele decir en la Argentina.
Ellos
saben que un Donald Trump en el Salón Oval de la Casa Blanca, podrían
recortarse los gastos de defensa, cierre de bases en el extranjero en especial
la posibilidad de que ordenase entre otras, el desmantelamiento de la infame
“Zona Verde” en Bagdad y el repliegue de sus fuerzas armadas a sus bases en
suelo estadounidense causando un descalabro a la estrategia que Washington
trata dificultosamente de implementar para contener a la nueva Rusia. Demasiado
horrible para solo imaginarlo habría comentado el ex director de la CIA Michael
Hayden a su colega el ex Director de la Inteligencia Nacional John Negroponte en
una reunión en la que ambos se habrían encontrado.
Como
ha señalado Stephen Ledman en un interesante artículo de GLOBAL RESEARCH, pese a las bravuconadas de Trump, una cosa
queda clara y es que si gana las elecciones las cosas seguirán más o menos
igual a como están hoy pero una cosa es segura, una guerra global es más viable
con la presidencia de Hillary Clinton que con él.