martes, 30 de agosto de 2016

EN LA MIRA




“TRUMPMANIA”

Qué final puede tener el fenómeno de la candidatura de Donald Trump ante la posible llegada a la presidencia  de los  EEUU




Por Pepe Beru
Cada vez falta menos para las elecciones del mes de noviembre y la campaña por la presidencia de los Estados Unidos se recalienta con nuevos escándalos que sacuden en principio a la elite política del país del norte y que comprometen puntualmente a uno de sus más estables componentes, nada menos que a la candidata demócrata Hillary Clinton que por lo que se ha podido ver entre los propios partidarios de su sector, conscientes de aquello, no están muy satisfechos con su nominación.  Pero sin lugar a dudas ha sido la brillante y hasta estrafalaria actuación del multimillonario Donald Trump la que ha puesto en el tapete de la arena política norteamericana, los más oscuros secretos que comprometen a su rival; y no han sido cualquiera, sino aquellos sucios asuntos que vinculan a la ex secretario de estado con todo lo que ha venido hundiendo a la Unión en el pantano de una guerra interminable.

Con su cómico desparpajo y sus exageradas expresiones en el  rostro, Tump ha desconcertado tanto a analistas políticos como a ciudadanos de a pie, quienes han podido ver detrás de ese personaje payasesco y desaforado, a  un muy sagaz  y locuaz ponente digno de una estrella del  stand up.

Trump es el emerger de la propia decadencia norteamericana, que ha perdido el horizonte de sus propios valores y que solo le queda el puño desnudo de su poder militar para doblegar alrededor del mundo a quienes no compartan sus objetivos. En ese sentido, Obama ha sido una gran trampa política ya que pese a sus promesas de cambio, el resultado de sus años de gobierno ha sido más bien la profundización de todo lo malo que había heredado de la administración Bush. Para mera muestra, solo basta recordar que el Campo de Concentración “Guantánamo” no solo no se cerró, sino que incluso agravó la situación de sus prisioneros; o que decir de los asesinatos de la CIA que lejos de haberse detenido, aumentaron en cantidad e indiscriminadamente sobre áreas pobladas,  especialmente sobre aldeas y poblados en Pakistán.

Para muchos, Clinton en la presidencia será una continuidad de Obama y eso significaría, más precariedad económica, más impuestos y recortes sociales pero a contrapartida, la garantía de ampliar la guerra en el extranjero con la consiguiente consecuencia de mayores ganancias para las Corporaciones armamentísticas y de las agencias de inteligencia, de empresas privadas de seguridad (para tareas sucias)  y mucho trabajo para los militares del Pentágono que sin dudas requerirán de mayores presupuestos para poder operar en posibles nuevos escenarios que aún muchos no se imaginan.

Desde que Trump apareció en escena, no faltaron los epítetos y las burlas contra el magnate, especial e indistintamente del sector de la política del Stablishment estadounidense –sin distinción entre demócratas y republicanos-  más ligado a la venalidad que la llamada “democracia representativa”.  Pero lejos de amilanar al millonario esto sirvió para fortalecer su discurso, apuntando al público llano de su país,  aquel que se halla desde hace muchos años, completamente divorciado de una clase política que los ha desilucionado continuamente, siendo Obama la última gran desilusión.

De esa manera el norteamericano medio ve en Trump un paternalismo populista muy pocas veces visto en la nación del norte, dispuesto a despegarse de esa “Corporación” de políticos que se rascan las espaldas unos a otros sin importar a cual partido pertenezcan.  Solo basta revisar un poco la historia contemporánea y veremos cómo sin distinción, demócratas y republicanos no dudaron en emprender guerras y acciones sangrientas contra terceros países  que termino beneficiando a los mismos sectores que hoy ponen todas sus fichas en la señora Clinton.

Sin dudas, Trump es también un rosario de contradicciones ya que, aparentemente apunta a que su país retome aquella vieja posición de “América para los americanos” volviendo la política de la Casa Blanca más a los asuntos domésticos y abandonando sus campañas bélicas en el exterior. Esto ha despertado simpatías en amplio espectro de las familias estadounidenses que son quienes mandan a sus hijos a guerras a miles de kilómetros que el mismo Trump ha criticado hasta el escarnio dejando en claro incluso, que por esas políticas intervencionistas, el mundo se ha vuelto más inseguro.

En este contexto discursivo no ha dudado en calificar a la OTAN como una organización obsoleta y llamando a s vez a normalizar las relaciones con la Federación rusa a la cual ha elogiado indirectamente tras haber reconocido el fuerte liderazgo de Vladimir Putin, punto que ha sido aprovechado por los libretistas de la candidata Clinton para acusarle de “Comunista” o en el más correcto de los términos como un “pro-ruso”.

Obviamente que este tipo de propuestas, causan escalofríos a los magnates y personeros de los sectores que se han venido beneficiando con el negocio bélico y el masivo latrocinio sobre otras naciones, especialmente las árabes-islámicas. Y no solo eso; en apariencias el discurso de Trump apuntaría a cortar definitivamente con las relaciones extorsivas que mantiene con el estado de Israel al cual por año, la Unión se ve obligado a girar más de 3000 mil millones de dólares para sostener militarmente su existencia (v. https://actualidad.rt.com/actualidad/190574-eeuu-suma-israel-gastos-militares ).

Ante esto y como una forma de apoyar a la candidatura de Hilary Clinton , salieron inmediatamente a la palestra alguno de los más recalcitrantes exponentes del sector belicista de los Neocon y filosionistas de la Unión, quienes firmaron una declaración conjunta en la cual ponen de manifiesto que Donald Trump como presidente y comandante en jefe no puede ser viable para liderar los destinos del país porque no está a la altura de los intereses que debe representar (v. Statement of Former  National Security Officials. https://assets.documentcloud.org/documents/3007589/Nationalsecurityletter.pdf )

Si vemos la plataforma de propuestas de Donald Trump veremos una catarata de medidas que a la vista de ciudadanos de países latinoamericanos y en especial, del vecino México, son ampliamente repudiables por exudar una clara xenofobia y racismo que comulga con los más recalcitrantes sectores del neocon y el sionismo estadounidense. Muchos de estos sectores y sus partidarios han exclamado su confusión con éste “outsider” que pese a sus duras críticas al sistema conservador, estaría dispuesto a realizar algunos de sus más soñados planes. ¿Cómo no bailarían de algarabía aquellos sectores ante promesas como construir un muro muy alto con México que pagara este último y terminar definitivamente con la inmigración?  

A la vista de la opinión pública de los habitantes del Cono sur, estas propuestas son tan repulsivas como condenables aunque, no hay que dejar de señalar que eso es lo que muchos estadounidenses desean con mucho ardor. Pero como nos lo advierten varios analistas del norte, no debemos engañarnos con estos discursos estruendosos y hasta escandalosos para el oído de los latinoamericanos; pese a que pintan al millonario como un recalcitrante racista que lo acerca a esos sectores que quieren seguir manteniendo sus fuente de ingresos en los negocios de las armas, la creación de intrigas, guerras y el despojo de las riquezas de otras naciones, esos mismos sectores saben bien que no pueden confiar en un tipo como Trump, simplemente por el es un “Outsider”, uno que no es del palo como se suele decir en la Argentina.

Ellos saben que un Donald Trump en el Salón Oval de la Casa Blanca, podrían recortarse los gastos de defensa, cierre de bases en el extranjero en especial la posibilidad de que ordenase entre otras, el desmantelamiento de la infame “Zona Verde” en Bagdad y el repliegue de sus fuerzas armadas a sus bases en suelo estadounidense causando un descalabro a la estrategia que Washington trata dificultosamente de implementar para contener a la nueva Rusia. Demasiado horrible para solo imaginarlo habría comentado el ex director de la CIA Michael Hayden a su colega el ex Director de la Inteligencia Nacional John Negroponte en una reunión en la que ambos se habrían encontrado.
Como ha señalado Stephen Ledman en un interesante artículo de GLOBAL RESEARCH,  pese a las bravuconadas de Trump, una cosa queda clara y es que si gana las elecciones las cosas seguirán más o menos igual a como están hoy pero una cosa es segura, una guerra global es más viable con la presidencia de Hillary Clinton que con él.

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