“ESTRATEGIA DEL
SILENCIADOR”
Cómo EEUU trato
de ocultar la verdad informativa de lo que ocurría en Iraq
Por Dany Smith
Cuando aquel 20 de marzo de 2003 George W. Bush
declaró públicamente que había ordenado emprender la “operación Libertad
Iraqui”, nunca pudo probar a la expectante opinión pública que lo oía, uno solo
de los argumentos que esgrimía para llevarla adelante. En síntesis, nunca pudo
justificar si aquellos motivos que Collin Powell rumió en el mes de febrero
ante Naciones Unidas y las maliciosas afirmaciones de Dick Cheney eran o no reales.
Incluso dentro de EEUU, esto ha quedado plasmado como uno de los fiascos más
grandes de su historia política. A 16 años de aquella funesta declaración y de
las consecuencias que causó, aún no se ha logrado comprobar un solo argumento
lanzado contra Iraq y ello deja expuesto a la luz de la historia uno de los
crímenes más cruentos contra la humanidad que aún se halla pendiente de
procesarse ante las instancias internacionales.
Pero las cuestiones políticas pocas veces están
vinculadas con la justicia y en lo ocurrido contra Iraq esta regla es absoluta.
El presidente de los EEUU había mentido en forma descarada y ello sería el
prologo a modo de autorización, de una cadena de injusticias y crímenes ejecutados
por sus fuerzas militares y civiles
(contratistas privados, la CIA y demás agencias federales) contra la población
iraquí que sin pausa, se extenderían por ocho años durante una brutal e
ilegitima ocupación.
Si bien Bush discurso las mentiras que justificaron
aquel crimen, él no estaba solo y tuvo el apoyo de todo Establishment
estadounidense y en especial de los neoconservadores alineados a los sectores
del Lobie sionista (judío-americano) que con mucha influencia operan dentro del
Congreso y los Medios de comunicación. Incluso se puede asegurar, que apenas
estaba enterado de todo lo que sucedería y de lo que realmente se había
planeado para esta invasión. El papel de Bush solo fue una actuación para la
Corporación de medios, el amplificador comunicacional de lo que aquellos
sectores que manejan los asuntos en Washington querían que los estadounidenses de
a pie supieran y nada más. Cualquier otra versión que contradijera este relato debía
ser suprimida a cualquier costo.
EEUU no solo debía imponerse militarmente, también
debía dar buenas noticias y progresos creíbles sobre esta intervención. Las
bajas propias como las que causaban sobre la población civil no debían salir al
conocimiento público fuera como fuese. La experiencia de la guerra de 1991 fue
tomada en cuenta y fue por ello que había que fabricar una realidad
escenificada para el consumo. Bush y sus asesores sabían que el público no
toleraría otro Vietnam. Para ello, debía monopolizar espectro informativo (algo
que podía manipular comodamente en occidente) pero que se le complicaba dentro
de Iraq y la región. Prueba de esto último se vio con la aparición de agencias alternativas
de información de la resistencia iraquí que con medios como “Mafkarat Al Islam”,” Islamomemo”, “Al Hanein”
y “Al Basrah” –hoy todas
desactivadas- que mediante pasquines de papel como desde sitios de internet,
reportaban sus acciones tanto desde Iraq como desde otros países.
Pero antes de que las tropas de infantería y las
brigadas blindadas anglosajonas tomaran contacto con lo iraquíes, los medios locales
y árabes de la región como la cadena qatarí “Al Jazeera” trasmitían en vivo desde varios puntos del frente,
demostrando que las tropas de Saddam estaban preparadas y moralmente fuertes para
recibir a los invasores.
Un Humvee estadounidense destruido por un explosivo improvisado |
Al mismo tiempo en Bagdad, el mismo Saddam Hussein
sabía que la aviación y los misiles crucero “Tomahawk” estadounidenses,
silenciarían las estaciones de radio y destruirían las terminales eléctricas
para inutlizar todas las comunicaciones del país. Para ese entonces los
estrategas militares iraquíes, los “Fedayin” y los jefes de los “Comité de los
Muyahidines” ya tenían delineado un plan contingente de batalla, dentro del
cual se incluía cómo mantener las comunicaciones y la propaganda, para
enfrentar al inevitable invasor. Igualmente algunos canales oficiales de la televisión
iraquí pudieron seguir trasmitiendo en medio de los primeros enfrentamientos en
el conourbano de Bagdad despertando la histeria de los generales del Pentágono
que veían como la televisión iraquí mostraba sus tanques “M1-Abrams” destruidos
por las defensas, ardiendo en las carreteras de ingreso a la capital.
Igualmente, con el paso de las semanas y causando miles de bajas civiles, los
aviones silenciaron todas las estaciones.
Para el 9 de abril las tropas angloestadounidenses –gracias a la cooperación de algunos
oficiales iraquíes comprados por la CIA-
se hacían con el control parcial de Bagdad, algo que fue presentado
por los medios (FOX, CNN, BBC y otros) como un triunfo y el final de las
operaciones aunque, las batallas continuaban en los alrededores ¿Qué era lo que
realmente estaba pasando? Para el mes de mayo y en medio de un escenificado
triunfalismo Bush anunciaría el final de las operaciones de combate, otra de
las grandes mentiras históricas que su administración y el mismo EEUU nunca supieron
explicar. Y es que pese a que el ejército regular iraquí y la Guardia
Republicana se habían evaporado del terreno, los combates continuaban bajo una
nueva dinámica que la Casa Blanca y sus militares no podría ignorar y mucho
menos reconocer.
Para ello, la CIA, la NSA y sus colegas británicos e
israelíes pusieron en marcha todo tipo de tácticas sucias y operaciones distractivas
para reducir el impacto de las bajas y las pérdidas materiales que los
invasores tuvieron y seguirían teniendo desde las primeras horas de atravesar el
territorio iraquí.
Había que silenciar a como fuera y de cualquier modo cualquier
fuente informativa que revelara estos hechos. Pese a ello, muchos eventos no
pudieron ser ocultados y al salir a la luz, cuestionaron no solo la veracidad
de lo que informaban los voceros del Pentágono sino, la legitimidad y la
legalidad de lo que se estaba haciendo.
Una vez que los estadounidenses consolidaron su
ocupación con la instalación de una Administración Provisional encabezada por
el burócrata Paul Bremer, debieron comenzar a lidiar con la resistencia
política y militar que los diversos
grupos iraquíes presentaban con masivas manifestaciones
callejeras y emboscadas que se organizaban en todo el territorio. A la primera los
invasores simplemente las aplastaron a fuego limpio no dejando otra alternativa
a los ciudadanos iraquíes que optar por la lucha armada.
Sumado a ello, los
iraquíes implementaron una muy dinámica e inteligente red de información y
comunicaciones que mediante sitios de internet como Al Basrah y Al Rafidan dejo a la vista del mundo las
atrocidades que –como las torturas,
abusos y violaciones en Abu-Graib, Campo Bucca entre muchos otros sitios negros-
se estaban cometiendo contra la población y a su vez que los invasores eran
más vulnerables de lo que querían reconocer y estaban sufriendo durísimas pérdidas humanas
y materiales.
De este modo tanto la inteligencia militar, la CIA y
sus colaboradores locales (iraquíes
sobornados o presionados por amenazas) pusieron a rodar la estrategia del
silenciador estructurada mediante variadas
tácticas de ocultamiento y desinformación que fueron desde el secuestro, desaparición y el asesinato –muy discretamente ejecutados- de
periodistas y divulgadores iraquíes, pasando por la creación de falsos informes
de impostados sitios de la resistencia orquestando la creación de supuestos
grupos de la resistencia que (como Al Qaeda-Iraq) ejecutaban brutales atentados
contra diversos sectores de la comunidad iraquí.
En fin, desde el inicio de la agresión en 2003 hasta
la retirada del grueso de las tropas en 2011, los estadounidenses se basaron en
mentiras y para tratar de perpetuarlas implementaron una estrategia siniestra y
coherente que en su tenebrosa funcionalidad se asemejo al silenciador de la
pistola de un asesino.