domingo, 23 de febrero de 2020




“ALGUNAS CONCLUSIONES DE LA TORMENTA DEL DESIERTO”
A 29 años del final de la Guerra del Golfo: ¿Qué misión tuvo el grupo de Tareas naval argentino GT 88.0 denominado “Alfil 1” durante las operaciones Escudo del Desierto y Tormenta del Desierto?”

Por Dany Smith

Poco o nada se ha estudiado y mucho menos divulgado en la Argentina sobre los entretelones de una de las campañas bélicas convencionales más cruentas de finales del siglo XX. Nos referimos a la vulgarmente conocida como “Guerra del Golfo” en la cual y pese a los pruritos políticos que aún perviven allí, el país sudamericano fue parte de aquella campaña en las angustiantes jornadas de comienzos de los noventas.

Dejando a un lado la faz meramente política de aquella decisión, veremos cómo y cuál fue el alcance de los servicios prestados por el Grupo de Tareas argentino (T.88.0) dentro de aquella monstruosa organización operacional que en un comienzo comenzaría a desplegarse con la llamada OPERACIÓN ESCUDO DEL DESIERTO dedicada a la vigilancia y contención de una posible ofensiva iraquí sobre los campos petrolíferos de Arabia Saudita y que más tarde desde el 17 de enero de 1991 evolucionaría a una fase netamente ofensiva denominada como OPERACIÓN TORMENTA DEL DESIERTO.

Ante todo debemos dejar en claro que el diseño de ambas operaciones, estuvo bajo la autoría y dirección del Departamento de Defensa de los EEUU desplegadas en el Teatro de Operaciones que abarco todo el golfo bajo la jurisdicción operativa regional del Comando Central de los Estados Unidos CENTCOM[1] y en lo que hizo al ámbito especificio de las operaciones en el mar las mismas estuvieron supeditadas en primera instancia al MARCENT[2]. La aclaración es a los fines de dejar en claro que dicha estructura fue pensada para un propósito netamente ofensivo que comenzó a conformarse a mediados de octubre de 1990 y que estuvo totalmente alejado de una supuesta tarea de pacificación encargada por Naciones Unidas.   

La única participación institucional vinculante de Naciones Unidas fue la emisión por parte del Consejo de Seguridad de una autorización para el uso de la fuerza que dicho sea de paso, revela una vez más la inexistencia de alguna misión de paz.

Uno de los problemas que afrontó Washington por aquel entonces, fue la necesidad (política y estratégica) de que sus fuerzas armadas concretaran una operación militar breve y eficaz en el resultado. Una guerra extendida en el tiempo era inaceptable tanto para La Casa Blanca como para la opinión pública estadounidense que seguía resintiendo el “Sindrome de Vietnam”. A pesar de la potencialidad militar y de los amplios recursos con los que contaban los estadounidenses (el apoyo de la OTAN), varios factores del objetivo encargado y las capacidades militares iraquíes de aquel entonces, hicieron necesario que se conformara una “Coalición” a los fines de –entre otras cuestiones- cubrir amplias áreas de servicio vitales que distraerían a unidades irreemplazables en la ejecución de las operaciones ofensivas.

Para concretar estos planes, se requería de una organización, que para este desafío se preanunciaba como muy compleja. Para ello había que tomar algún modelo de organización e implementarlo a la brevedad para comenzar a estructurar una mega fuerza militar combinada (terrestre, naval y aérea) que revestiría una alta complejidad para su ensamble, mantenimiento y conducción. Como primera fase, había que recopilar información de la situación en el terreno y las necesidades que se debían cubrir por esta mega estructura. Una vez que se contaba con este material había que tomar las decisiones para llevar adelante las operaciones y por último, la implementación fáctica en el terreno de esas decisiones.

La fase informativa es vital dado que a partir de ella se determinaran los modos, las opciones y vías de acción para desarrollar las operaciones militares, un ítem que los estadounidenses en aquellos momentos tenían cubierto dado su previo e íntimo conocimiento sobre las capacidades militares iraquíes, adquirido por su apoyo durante la guerra contra Irán (1980-1988).

De ello se elegirá la opción más conveniente a los fines buscados. Queda claro que las comunicaciones deben ser fluidas y seguras para el éxito de una organización tan compleja como la conformada en aquella oportunidad pero que los EEUU vio compensada con su ventaja tecnológica.  En este sentido y por el tamaño de la fuerza militar que se requería para forzar a los iraquíes a desalojar Kuwait, era evidente que el modelo organizacional no podía ser rigido y dependiente de decisiones de un comando centralizado y bajo un solo liderazgo. Se requería de rapidez en la toma de decisiones sin que ello supusiera falta de evaluación de la situación a resolver. Ello para nada significaba que existía libertad de acción operativa o el abandono a la mera discreción de los comandantes de cada grupo de tareas en el área asignada.

En el caso de las operaciones navales dentro del Teatro de guerra, en las cuales participaron dos unidades navales argentinas (Alfil 1), las decisiones tácticas no podían salirse de un marco predeterminado por las decisiones  previamente impartidas desde los Comandos de cabecera en Riad y Dahram.


En este último sentido, los capitanes del destructor “ARA Almirante Brown” y de la corbeta “ARA Spiro” respectivamente no actuaron por motu proprio ni por ordenes devenidas de un Comando de fuerzas al estilo de las UNPROFOR[3] bajo mandato de Naciones Unidas como simplonamente se suele argumentar desde sectores políticos del Ministerio de Defensa y oficiales de la Armada Argentina sino que debieron ajustrase al marco operativo diseñado por los especialistas de la logística estadounidense. La doctrina prevaleciente en todas unidades navales operando dentro del Golfo Pérsico desde el 17 de enero hasta el 28 de febrero de 1991 fue la de “guerra” en todo el alcance de su acepción. Por tal hecho, ambos altos oficiales fueron debidamente instruidos en las Conferencias realizadas por los comandos navales ARCENT[4] y el NAVCENT[5] a cargo de los militares estadounidenses –no de Naciones Unidas- para que atendiendo a procedimientos ATO y tras la adaptación de sus sistemas de señales y comunicaciones, sus dotaciones operaran de forma conjunta y combinada con otros grupos navales proveyendo servicios aeronavales en una determinada área de las aguas del golfo.

Las tareas encargadas al grupo argentino se hallaban dentro de los planes organizacionales de aquella “Coalición” y que, al igual que las demás fuerzas navales no estadounidenses presentes en el golfo, cubrirían puestos de servicios vitales para el desempeño de las operaciones que propondieron al éxito de la organización toda (Coalición).

De ese modo y en pleno de la fase bélica, mientras algunos grupos navales se centraron en proporcionar apoyo de fuego naval, inteligencia y cobertura electrónica para los aviones que incursionaban sobre Kuwait y el sur de Iraq, otros como el grupo argentino proveyeron apoyo logístico, vigilancia  y custodia a los convoyes  de aprovisionamiento que se dirigían a los puertos sauditas de “Al Jubail” y “Dammam” los cuales por encontrarse dentro del Teatro operativo podían ser blanco de una sorpresiva ofensiva iraquí.

La función del grupo naval argentino fue vital para proveer los medios a las fuerzas de la Coalición necesarios para satisfacer las exigencias de la guerra planificada. Por medio de la prestación de este servicio se determinó cómo y dónde debía concentrase la fuerza de batalla que se desplegaría en tierra bajo la protección esencial de fuerza aérea la cual estaba sometida a su propio comando operacional. Sin éste servicio proveido mayormente por una ruta marítima segura no se habrían podido establecer los centros y bases de abastecimiento logístico más al oeste de “Wadi Al Batin” en Arabia Saudita. Tal como lo enseña el diseñador de la logística para ésta campaña “la logística proporciona la capacidad de poder de combate”[6] dejando en claro, que sin la prestación de este servicio –como una condición sine quanon- no se habrían podido cumplir con los objetivos estratégicos y tácticos trazados en aquella oportunidad.

Pero a pesar del plan presentado, el mismo estuvo bajo constantes observaciones y retoques realizados de parte de los especialistas en logística de cada comando involucrado, quienes asesoraban a sus comandantes quienes a su vez se veían obligados a realizar reuniones de información para ir actualizando a cada uno de los Comandos que operaban en el Teatro.

Visto a la distancia y considerando lo escencial de una gigantesca logística como la quí puesta en marcha, imprescindible  para movilizar a esta mega fuerza militar que se estaba concentrando a más de 500.000 hombres en el territorio saudita, de haber sido los iraquíes más audaces en su iniciativa y aprovechando los recursos con los que contaban (entre ellos los misiles SS-SCUD y sus variantes reformadas), de haber atacado la ruta naval y en particular los puertos de “Al Jubail” y “Dammam” a comienzos de octubre o incluso noviembre, hubieran retrasado críticamente las operaciones de la Coalición aliada creando la incertidumbre entre los aliados y poniendo en jaque los planes políticos de la Casa Blanca. Esto obviamente no ocurrió por una decisión que estuvo sometida a consideración y análisis del rigido Comando militar y político iraquí en Bagdad basado esencialmente en una doctrina netamente soviética.

Por lo pronto hay que remarcar, que todas las naves que desde septiembre de 1990 ingresaron al Golfo Persico, estaban poniéndose en una situación potencial de conflicto dado que (más allá de las resoluciones de Naciones Unidas) la implementación de tareas de bloqueo comercial a los puertos y rutas comerciales iraquíes, la interceptación de naves comerciales en ruta a dicho país y su captura representaban acciones hostiles que podían generar una respuesta legitima y no amistosa por parte de Iraq. Asimismo y visto a la distancia la comprobada determinación de Washington por ir a la guerra contra Iraq, quedo claro que el bloqueo implementado fue parte funcional a la estrategia militar estadounidense, destinada a crear el debilitamiento material y moral en el bando iraquí que buscaba esencialmente una definición rápida que evitara una extensión de la guerra más allá de lo conveniente para La Casa Blanca y el Pentágono.


El gobierno argentino se dio cuenta tarde de aquello y ante la inminencia de las acciones bélicas y sin poder discutir lo planificado, su Congreso debió sancionar una ley para autorizar el legítimo uso de la fuerza por parte de sus tropas[7].

De más estar mencionar que dentro de estas tareas venían ínsitas las  propias correspondientes a cada una de las unidades que componían al grupo. En este sentido el destructor “Almirante Brown” (D-10), por su clase (MEKO-360) y tal como estaba acondicionado, se hallaba preparado junto a la corbeta “Spiro” (P-43) para proporcionar la tarea de protección en todo tiempo contra incursiones de embarcaciones menores (DHOWS comufladas como de pesca)[8] para el sembrado de minas con gran potencia de fuego, o de hombres rana que se movían en botes de goma y de posibles ataques aéreos contra la ruta logística. En este sentido y por último abunda tener que señalar que estos buques debían estar listos para el combate abierto y por ello autorizados de tomar las decisiones necesarias acordes a la situación del momento a fin de proteger los objetivos asignados.  Con todos estos elementos a la vista, concluir que las unidades navales argentinas habrían participado en una “misión de paz” (Peacekeeping o Peacemaking) es pretender alterar la verdad de los hechos de la historia contemporánea.


[1] United States Central Comand creado en 1983 con la intensión de controlar una región vasta comprendida entre Eutopa, África hasta el Indo-Pacifico.
[2] Marine Corps Central Command
[3] Fuerza de Protección de Naciones Unidos que recién se creo en 1992 a instancias de la guerra civil en Bosnia Herzegovina.
[4] Army Central Command
[5] Navy Central Command
[6] Operational-Logistics-and-The-Gulf-War, by Williams G. Pagonis and Miachel D. Krause, Paper n° 13, 1992, The Institute of Land Warfare
[7] La sanción de la ley 23.904 fue realizada el 24 de enero de 1991, unos días después del inicio de las hostilidades. Actualmente rige la ley 25.880 de 2004 que autorizan a las FFAA a desarrollar ciertas actividades fuera del país.  
[8] OP. ALFIL, por CP CERBINO y SA MEDINA. 19 de Noviembre de 2019, https://storymaps.arcgis.com/stories/dbdcd62dbceb417e85f3586fe6914621

jueves, 20 de febrero de 2020



“UNA ENSEÑANZA ESTRATEGICA”
Cómo la dependencia tecnológica y la obsecuencia política de gobiernos débiles y corruptos han generado ventajas estratégicas para algunos y el perjuicio para muchos otros. Argentina: El Peligro de la estupidez perpetua


Por Charles H Slim
Una de las enseñanzas más conocidas y clásicas de la forma de infiltrarse dentro del seno de un pueblo enemigo es sin dudas la leyenda del “Caballo de Troya”. Aquella historia narra la artimaña tramada por los griegos en su guerra contra los troyanos para poder penetrar en la fortaleza de Troya, la cual se ubicaba en el extremo de la peninusla de Anatolia, Turquía. Apelando a la vanidad de sus enemigos y mediante el engaño, los griegos a modo de obsequio fabricaron un gigantesco caballo de madera que simulaba una estatua sólida pero que en realidad, ocultaba en su interior un compartimento que albergaba a un grupo de soldados que una vez dentro de la fortaleza, saldrían silenciosamente y asesinarían a sus enemigos mientras dormían.

En la historia contemporánea hay muchos otros ejemplos similares aunque, con diversos actores y modalidades en su ejecución.

El caso de Argentina es uno de ellos cuando llegada la década de los sesentas y setentas, se vio inmersa en las discontinuidades institucionales que producto de las revueltas políticas internas y la agitación subversiva de inspiración marxista, llevo a continuos golpes de estado. La instauración de los gobiernos militares de esas épocas estuvieron avalados e incluso apoyados por Washington que apelando a su política de Seguridad nacional hemisférica por el “peligro del comunismo” que irradiaba desde la Unión Soviética, autorizó y coordinó programas de seguridad hemisférica de carácter secreto como fue el llamado “Plan Cóndor”.

Hasta no hace mucho, todos suponían que Washington y sus agencias de inteligencia no sabían o no estaban al tanto de las cruentas actividades de los gobiernos militares, los mismos que ellos ayudaron a instaurar y de sus crímenes de lesa humanidad.  Ese era argumento baladí y poco creíble que los medios estadounidenses y los obsecuentes repetidores argentinos blandían hasta no hace mucho y de continuo para que el Departamento de Estado, la CIA y la Casa Blanca no se vieran expuestos al escarnio público.
En realidad los funcionarios norteamericanos siempre estuvieron al tanto y al detalle de lo que sucedía tanto en Argentina como en todo el Cono Sur. Incluso más. La misma CIA participo en diversos grados y formas en los procesos militares llevados adelante tanto en la Argentina como en toda la región.

Por supuesto que no había un agente de la CIA agazapado detrás de las cortinas del despacho presidencial en la Casa Rosada o camuflado con un micrófono entre los matorrales de la Quinta de Olivos; no nada de eso. El estereotipo del “James Bond” que occidente ha vendido en el cine y que tanto maravilla a los intelectuales anglófilos argentinos es una fantasia que nada tiene que ver con el frío despiadado mundo del espionaje. Las artimañas utilizadas por los estadounidenses se basaron más en el aprovechamiento de sujetos inescrupulosos dentro de los estados objetivo (funcionarios sobornables) y los avances tecnológicos que otra cosa. Los supuestos “amigos” y “aliados” estadounidenses podían estar al tanto de cada una de sus comunicaciones secretas y confidenciales del gobierno argentino sin tener que mover un pie de sus oficinas en Langley o incluso de la embajada de EEUU en Buenos Aires. Entonces ¿Cómo lo hacían?

Del mismo modo que el “Caballo de Troya”. Aprovechando la credulidad y la oportunidad que la posición geopolítica les daba en aquella época de guerra fría, los estadounidenses hicieron que los gobernantes argentinos, con la obsecuencia que les caracterizaba –y les sigue caracterizando- y sin poner en dudas aquellas sugerencias, compraran ciertos equipos de comunicaciones cifradas (supuestamente invulnerables) a una firma suiza garantizándoles que con ellas, mantendrían intercambio de datos e información de sus diversas áreas del estado (en especial militar e inteligencia) bajo el más estricto secreto. 

La sugerencia implicaba la adquisición de equipos de encriptación a la desaparecida empresa suiza “Crypto AG” la cual -y obviamente sin que lo supiera Buenos Aires- trabajaba bajo cubierta para la CIA, la BND alemana y posiblemente para el Mossad israelí. Si bien las fuentes estadounidenses plantean una colaboración voluntaria de la inteligencia alemana de pos-guerra, lo real era que la flamante CIA (fundada en 1947) por efecto de la ocupación y limpieza ideológica controlaba totalmente las actividades de aquella.  Las compras de estos equipos criptográficos a la empresa suiza dirigida por Boris Hagelin estaban digitadas y controladas por la “Agencia” y no a la inversa. En el mismo sentido, el acceso de los equipos M-209 y CX-52  a “gobiernos amigos” –entre ellos Argentina-, los mismos eran entregados con instrucciones limitadas y hasta manipuladas para que sirvieran a los propósitos de la CIA.

Las revelaciones surgieron recientemente de investigaciones judiciales que se estaban llevando a cabo en Suiza y que entre algunos de los argumentos planteados por los suizos, estaba el que “ellos no sabían que EEUU había manipulado sus equipos”, un argumento bastante discutible si nos remontamos a la época en que ello ocurrió.

Las principales agencias de inteligencia como la CIA, el MI-6 y el Mossad israelí contaban y siguen contando con acceso irrestricto a las industrias de desarrollo técnico-cientifico (en especial comunicaciones) de cualquier parte del globo que pueda serles útil para sus propósitos. De esa manera, cuando requerían ingresar a una dependencia que tenía puertas con cerraduras especiales fabricadas por una determinada firma y que se promocionaban como “invulnerables”, aquellos contaban con el acceso a sus llaves. O si querían escuchar lo que ocurría o lo que decía un determinado funcionario dentro de un determinado edificio gubernamental de un país enemigo, se las ingeniaban para que algún mueble (mesa, escritorio o sillas) fuese reemplazado mandando a fabricar uno similar con un micrófono de largo alcance y con una batería de larga duración en su interior.

Por aquellas épocas esto era imposible de sospechar y mucho más para los argentinos quienes, confiados y sin la gimnasia en estas acciones arteras, no podían imaginar hasta donde serían traicionados en su buena fe. La obsecuencia y la candidez no tienen lugar en estos temas. En el mundo de la política internacional esto último es un espejismo y la credulidad ciega puede traer consecuencias como las que más tarde pagaría. 

Desde aquellas épocas y pasando por todos los gobiernos militares y civiles hasta 2018, todos ellos sin excepción fueron escuchados ilegal e impunemente por la CIA. Los descargos de la “Agencia” y del Departamento de Estado no se hicieron esperar y pronto se argumento que pese a ello, “funcionarios de la CIA estaban alarmados por los abusos contra los derechos humanos”, un argumento muy poco creíble atendiendo a las implicancias de la agencia con los escuadrones de la muerte, las torturas y desapariciones, prácticas que la agencia siguió realizando a mansalva tal como ser comprobó en Iraq y Afganistán.

Pero las consecuencias de esta traición tuvo ribetes aún más escabrosos. El grado de insidia con la que procedió Washington fue tal que llego a compartir el producido de este espionaje con Gran Bretaña y éste a su vez con sus aliados regionales como Chile. Esto último fue concretado en 1982 en momentos que Argentina llevo adelante la recuperación (No invasión) de las Islas Malvinas, Sandwiches y Georgias del sur.

El cúmulo de información traspasado a sus colegas del MI-6 y la inteligencia militar británica es desconocida, pero no quedan dudas de que sirvió (y en mucho) para sacar ventajas estratégicas de los movimientos militares y diplomáticos que Buenos Aires estaba por realizar. De esta manera los británicos siempre estuvieron un paso adelante y es muy posible, que el Foreign Office la misma Primer ministra Thatcher estuviera con un año de sobreaviso sobre los planes inciales de lo que más tarde se conocería como la “Operación Rosario”.  Esto último podría llevar a que muchos de ustedes se pregunten ¿Por qué los británicos no reforzaron la guarnición de las islas? Y las respuestas a la vista de todo esto y de las circunstancias de aquel entonces son claras: La acción argentina era muy provechosa para la alicaída carrera política de Margaret Thatcher y con la ventaja de tener una fuente informativa dentro del seno mismo del estado nacional argentino –sin despreciar a los alcahuetes que trabajaban para la embajada en Buenos Aires- las chances (a pesar de lo comprobado más tarde en el terreno) de perder una guerra eran casi nulas.

Ello deja al descubierto una política opaca y desleal que le costo a la Argentina la vida de muchos de sus ciudadanos y por supuesto –por efecto de la derrota de 1982- un postramiento geopolítico sin fin, producto de su derrumbe socio político interno que se extiende a nuestros días.

Pero ¿Cuál ha sido el alcance real de este espionaje? La respuesta solo puede hallarse en los archivos del Departamento de Estado norteamericano, la NSA y de la CIA en Langley y está claro que el estado argentino no tiene intensión –y mucho menos el poder- de impulsar un pedido oficial de información ante la FOIA para que se liberen todos los archivos acumulados durante décadas por las agencias federales estadounidenses  referidos a la Argentina.

lunes, 17 de febrero de 2020





“ESCALADA SUCIA”
La crisis creada en torno a la “aparición” de esta supuesta pandemia del Coronavirus en China puede tener un origen mucho más identificable que lo que algunos quisieran aceptar ¿Se abrirá alguna investigación seria por parte de la OMS?

Por Charles H. Slim
El repentino brote de una gripe atípica en la provincia china de Wuhan además de haber provenido de un origen artificial, demostró hasta donde se puede llegar la irracionalidad y la perfidia con tal de desbancar a un competidor. El 15 de enero último el representante chino Liu He y el presidente de los EEUU Donald Trump firmaban en la Casa Blanca un acuerdo para frenar la “guerra comercial” en la que ambos estaban enfrascados. Desde lo protocolar, todo maravilloso y muy  auspicioso, un triunfo de la diplomacia pero deberíamos preguntarnos ¿Era suficiente este acuerdo para que EEUU o más bien, su Establishment político y financiero norteamericano pudiera limitar la expansión mundial de la economía china? 

Para muchos no y la conocida falta de escrúpulos de estos sectores del poder que se mueven en el bajo mundo anglosajón no les habría impedido impulsar una acción siniestra que dejara a China en una posición muy desfavorable tras la firma.

La repentina aparición de este virus causo además del complejo problema de salud pública, una catarata de consecuencias que impactan directamente en la economía y las finanzas del gigante asiático. Pese a que la opinión pública mundial pueda llegar a creer que este tipo de enfermedades surgen de la polusion ambiental, de costumbres alimenticias poco frecuentes en oriente  y los bruscos cambios que están sucediendo en el factor climático global, no se pueden pasar por alto los factores oscuros que desde las sombras potencian o incluso crean artificialmente estos vectores infecciosos.

Según reportan los informes sanitarios chinos el primer caso de este tipo de SARS fue detectado el 8 de diciembre de 2019 en un grupo de personas que laboraban en un mercado de mariscos en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei.

Los casos evidenciaban una especie de neumonía agresiva que causo a los pocos días la muerte de los afectados. Incluso varios de los funcionarios médicos y algunos de los trabajadores de la Comisión Nacional de Salud china intervinientes murieron a las semanas por haberse contagiado. Para contener la posible extensión de esta extraña infección, el gobierno ordeno la inmediata cuarentena de toda la población de Wuhan (11 millones de habitantes), la cual fue cercada y aislada por las fuerzas armadas populares. Por estas horas los medios occidentales han creado una oleada de pánico con todo lo relacionado a China y eso ha propiciado un impacto negativo sobre la población china que entre otros aspectos, impacta sobre su comercio internacional.

Los medios masivos de información occidentales han hecho epicentro en difundir una supuesta”infección desconocida”, una “pandemia” nunca vista que podría matar a millones de personas.  Esto al mismo tiempo generó el pánico por parte de sus vecinos quienes tomaron inmediatas medidas de seguridad sanitaria, dejando a China prácticamente aislada del tráfico e intercambio de personas y mercaderías por tierra con socios tan importantes como son Mongolia y Rusia.

El efecto de la inflación mediática occidental que incluso ha creado una oleada de “chinofobia” (temor a los chinos) en todo el hemisferio, parece tener  benefactores directos e inmediatos, desatando fundadas sospechas de que este brote podría haber sido creado deliberadamente. Para ello hay que tener en cuenta las probabilidades para ello. Las armas biológicas son desde hace mucho una temible realidad y no están precisamente en manos de “locos terroristas” como nos han acostumbrado los pasquines de la prensa occidental. Para ir deduciendo quienes son y como pudieron hacerlo, veamos algunos efectos de todo esto.

Las exportaciones de materias primas chinas se han detenido súbitamente y sus productos no pueden ingresar dentro de los países de la UE, de Australia, EEUU y Latinoamerica hasta que no haya perspectivas de una mejora en la situación de salud en China.

Lo mismo está sucediendo con las importaciones de gas natural del Golfo Pérsico a China. Sus más importantes exportadores de este producto Qatar e Indonesia ya no están pudiendo entregar sus cargas en los puertos chinos desatando una catarata de demandas por incumplimientos de contrato invocando en muchos casos “fuerza mayor” (Como el caso de la empresa china China National Offshore Oil Corporation).

Como señalan los medios estadounidenses, la declaración del brote de éste Coronavirus esta produciendo la acumulación de materias primas sin colocar en los mercados chinos lo que ha planchado los precios de materias primas industriales (imprescindibles para la industria China) afectando obviamente a los países exportadores quienes han debido bajar sus precios causando al mismo tiempo, el temor en los fabricantes de productos que ante las perspectivas de saturar sus stocks, retrasan o incluso detienen su cadena de producción.

Ello por consiguiente ha llevado a un impacto negativo sobre los mercados financieros  pronosticando al mismo tiempo la brusca desaceleración de la economía china que por efecto de esto último frenara el crecimiento sostenido que había venido teniendo en los últimos años y al mismo tiempo, abaratara –muy convenientemente- los costos de producción para los EEUU. 

Para Donald Trump y en especial para el Establishment que planifica y ordena la agenda imperial de Washington la situación no puede ser más auspiciosa.

Al mismo tiempo algunos han denunciado que los grandes intereses operando en “Wall Street” estarían inflando los precios como parte de una maniobra para concretar una nueva “estafa Ponzi” que llevaría a una crisis financiera similar a la de 2008. Y si eso no era suficiente, ésta crisis esta siendo aprovechada por Washington para dejar al gobierno chino como ineficiente y poco seguro para enfrentar una catástrofe sanitaria como la que los medios occidentales plantean. Ahora bien, como podrá usted advertir es todo demasiado conveniente para EEUU.
Ojiva con Agentes Biológicos

Esta última conclusión no es azarosa ni ligera. Las evidencias obtenidas en los últimos días así lo indican. Según las investigaciones de los científicos chinos, el SARS que compone esta infección no era una cepa desconocida y mucho menos, corresponde a una mutación salida de una “sopa de murciélago” o de otro pobre animal como publicaron en unos primeros instantes los medios norteamericanos. Cuando existen conexiones con sectores de la política altamente complejos y que pueden traer consecuencias ciertas, es cuando más esfuerzos hay en los medios oficiales por tapar algo. Sin más rodeos, la pandemia que los medios occidentales han estado fabricando para diseminar indiscriminadamente contra China no es otra cosa que un virus previamente conocido y elaborado por la bioingeniería estadounidense.

Se trata del “SARS CoV”, patentado el 25 de abril de 2003 a nombre de  una docena de científicos estadounidenses Center of Desease Control and Prevention, una agencia federal gubernamental dependiente del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EEUU, dejando en evidencia que dicho virus además de no ser de origen natural, es una construcción antigua de los laboratorios de guerra biológica estadounidenses los cuales no solo están en situados en territorio de los EEUU sino que muchos de ellos se hayan territorialmente diseminados en al menos seis lugares alrededor del globo.

La revelación además de la fecha, informa cual es la patente de este virus que se halla bajo la denominación US7220852B1, lo que no deja lugar a dudas de que esta cepa, además de preexistir a éste brote y estar almacenada en los depósitos de armas biológicas del gobierno estadounidense, podría –operación negra mediante- haber sido transportada a China y esparcida disimuladamente entre la población de Wuhan en previsión del acuerdo que se estaba por firmar. Obviamente esto es una suposición construida con los fuertes argumentos aquí vistos y basada en los extensos y destructivos precedentes que ha granjeado los EEUU en su inocultable ambición de controlar al mundo o sino ¿Usted que cree?

jueves, 13 de febrero de 2020



“ERDOGAN AGENDA”
Qué es lo que pretende el presidente turco Recep Tiyip Erdogan y a quienes esta  beneficiando con su agresiva injerencia en Siria ¿Quién realmente puede limitar estas acciones ilegales?


Por Pepe Beru
Pese a que los medios occidentales no han informado más lo que está sucediendo en Siria, son muchas las cosas que se han ocultado desde que La Casa Blanca ordeno una supuesta retirada estratégica de sus tropas especiales del norte abandonando a los kurdos de las FDS (Fuerzas Democráticas Sirias). Sobre esto último se trato de una medida a medias ya que los eefctivos estadounidenses nunca se retiraron del terreno, solo se replegaron a zonas limítrofes con Iraq dejando si abandonadas y por su cuenta a los grupos kurdos financiados por el Departamento de Defensa y apoyados encubiertamente por la CIA. En conclusión, Washington nunca ceso en su injerencia desestabilizadora contra Damasco por lo cual, sigue siendo una parte importante del problema.

Pero otro que ha ido avanzando en el despliegue de una agenda regional  propia es Turquía, que aprovechando el silencio mediático occidental que invisibiliza lo que realmente ocurre en Siria, ha arremetido contra el territorio sirio sin que haya voluntad desde Naciones Unidas por impulsar medios eficaces para frenar estas violaciones a la soberanía de Siria. Pero ¿Quiénes respaldan este actuar? No tenemos que olvidar como se origino esto y para ello debemos remontarnos a comienzos del 2011 cuando la mano estadounidense estaba bien oculta y quienes operaban en el terreno eran Arabia Saudita y Qatar, como  principales aliados regionales de Francia y Gran Bretaña, los mismos que habían invadido Libia para convertirla en lo que es hoy, un estado fallido y fraccionado.

Para tratar de traspolar aquel embuste de la “Primavera árabe”  a Siria necesitaban un aliado estratégico y ese era Turquía. Como aliado de la  OTAN y en particular de Washington, Ankara había venido participando en todas las aventuras regionales que EEUU había estado llevando a cabo desde hace 28 años a la fecha. En ese marco, Ankara coopero con estos actores proporcionando su territorio y la colaboración del MIT (inteligencia turca) para la instalación de bases y campamentos de entrenamiento de grupos “yihadistas” para tratar de derrocar al gobierno de Bashar Al Assad y colocar un estado confesional de signo islamista Takfir-Wahabí, como parte del plan de la administración estadounidense de Barak Obama para reformar el Medio Oriente.

Pero la participación de Ankara no era gratuita ni mucho menos desinteresada. Ante la posibilidad de la disolución del estado nación árabe sirio (finalidad que perseguía el rediseño norteamericano), Turquía podía resolver un antiguo problema barriendo a los kurdos a estos territorios y sacarlos para siempre de sus fronteras. Al mismo tiempo y valiéndose de las rencillas entre los turcomanos y los árabes del sur aprovecharía para anexar territorios en los cuales se hallan los yacimientos gasíferos y petrolíferos más importantes de Siria. Pero, esto se vio truncado por el decidido apoyo de Rusia que mediante una política firme y resuelta emprendida  por el presidente Vladimir Putin, Ankara no pudo lograr estos objetivos.

Incluso más. Cuando por el 2014 aparece el “ISIS”, los turcos se mantuvieron pasivos ante las bestialidades que cometía esta agrupación pese a que supuestamente, eran aliados de EEUU en su lucha contra el terror. El comportamiento de Ankara con esta organización despertó muchas dudas que hacían presumir un engaño detrás de todo esto.

Este embuste quedo develado cuando Vladimir Putin toma la decisión de tomar intervención en apoyo al gobierno de Damasco y es por medio de la aviación rusa que se descubre que el “ISIS” –al amparo de la aviación angloestadounidense- robaba impunemente el petróleo sirio e incluso iraquí, sacándolo por rutas de camiones cisterna que cruzaban territorio turco. Estaba claro que el gobierno turco era cómplice en esto.  Rusia no advirtió y sin más corto estas rutas dándole un mensaje alto y claro a Erdogan y en pocas semanas, la aviación rusa degrado la capacidad operativa del “ISIS”.  Luego de esto Ankara con la velada complicidad de EEUU y de Arabia Saudita en noviembre de 2015 trato de intimidar a Moscú con el derribo de uno de sus aviones en cielo sirio y fue allí que Vladimir Putin lejos de amilanarse profundizó su compromiso político y militar por erradicar a los grupos “yihadistas” y al mismo tiempo buscar la pacificación de Siria.


De este modo, Putin dejando de lado el incidente del avión y pese al sospechoso asesinato del embajador Ándrei Karlov en diciembre de 2016, convoco a turcos e iraníes a una Conferencia en Tajikistán donde buscarían la formula para detener todo esto.

Este jaque mate de Putin dejó inerme a Erdogan y su gobierno quienes abochornados públicamente por el incidente del avión derribado, no les quedo otra alternativa que pedir perdón al Kremlin para que la situación  no escalase a niveles impensados. Fue allí que Erdogan cambio su ruta y estableció una mayor cercanía con Rusia desatando la furia de Washington y sus consecuencias.  Pero no paso mucho para que Erdogan volviera a las andadas y esta vez, alejado de los planes estadounidenses, pondría en marcha su propia agenda de expansión territorial y de ese modo reactivo su escalada sobre Siria.

Con esto Turquía esta violando la “Declaración de Astana” (capital de Kazajistán) que fue ideada e impulsada por el presidente ruso Vladimir Putin para terminar siendo negociada y firmada con la República Islámica de Irán y Turquía por mediados de enero de 2017. A la vista de los últimos acontecimientos todo esto parece haberse dejado de lado y hoy las fuerzas turcas han redoblado sus esfuerzos bélicos por adentrarse aún más en territorio sirio causando más desplazamientos poblaciones con claras intensiones de limpiarlos de pobladores árabes.

Como parte de estas operaciones, el gobierno de Erdogan utiliza a sus fuerzas regulares y a grupos irregulares símiles al “ISIS”. Es más, muchos de los componentes de estos grupos armados formaron parte de aquella franquicia y también de “Al Qaeda”  en Siria antes de que las ofensivas del ejército sirio y el apoyo ruso los desalojaran de gran parte del territorio. Ni más ni menos, se trata de un rejunte de asesinos del “ISIS” que tras el colapso del Estado Islámico en 2017, se desbandaron a los puntos más extremos del desierto sirio-iraquí. Hoy todos estos parecen haber sido reagrupados al servicio de Ankara demostrando que se han desembolsado grandes sumas de dinero para alquilarlos en esta nueva empresa, armarlos y desplegarlos en el terreno.

Los últimos eventos en Idlib demuestra el incremento del poder de fuego de estas agrupaciones evidenciando la provisión de equipamiento y armamento de última generación. Volvemos a comprobar como gobiernos extranjeros –entre ellos el turco- aprovisionan de pertrechos y equipos que en algunos casos están tecnológicamente por encima de los utilizados por las Fuerzas armadas sirias.

El interés ilegitimo de Ankara por anexar la gobernación siria de Idlib, representa una clara agresión a la soberanía de la república árabe de Siria que se enmarca en el Capitulo VII de la Carta de Naciones Unidas. Es curioso que los otroras legalistas del Departamento de Estado norteamericano que solían invocar éste tipo de plexos normativos y los principios de dicha carta contra Iraq y Libia para argumentar sus intervenciones, hoy sostienen un completo silencio sobre lo que esta sucediendo. Y es que como señalan investigadores como el periodista francés Therry Meyssan EEUU no reconoce gran parte del plexo normativo y es por ello que no respeta la legalidad internacional.

El cinismo de la diplomacia externa de Washington y de sus socios (entre ellos Francia, Gran Bretaña y Turquía) solo cede a los hechos duros de la realidad que se pueden ejemplificar en la decidida postura de apoyo de Moscú a Damasco para erradicar a estas bandas armadas que, al amparo de la complicidad de la Corporación de medios occidentales, son retroalimentadas por los apoyos clandestinos de los mismos estados que claman luchar contra el terrorismo.

Y a pesar de que Rusia ha desplegado tropas para garantizar la seguridad de las poblaciones sirias de la gobernación de Iblib, además de los ataques de estos grupos pro-turcos han debido toparse con la hostilidad de grupos de civiles que son pagados y mantenidos por los estadounidenses para crear situaciones provocativas extremas que puedan desembocar en algún hecho de sangre que deje mal parados a los rusos. Precisa y curiosamente operan en ésta gobernación los llamados “White Helmets”, una ONG formada y financiada por el MI-6 británico (inteligencia) orientada a orquestar las operaciones de propaganda contra el gobierno y Rusia.

En las últimas horas el derribo de un helicóptero sirio en la ciudad de “Nairab” con un sofisticado misil guiado (MANPADS entregados por la CIA), conllevo a una respuesta contundente de Damasco sobre posiciones de los grupos irregulares y sus socios turcos en Idlib. Al mismo tiempo, Ankara respondió con un mediatizado ataque (al estilo CNN) de 115 posiciones del ejército sirio en el norte lo que ha complejizado la situación escalando peligrosamente. Tal vez haya llegado el momento para que Moscú vuelva a marcar los límites y deje en claro a Erdogan que sus política no ayudan a la estabilización regional.