“THE BOLTON
SHOW”
El dilema del
Sistema de revisión previa que pareciera no funcionar con la obra del ex asesor
John Bolton ¿No está comprometida la Seguridad Nacional o quizá, ello sirva
para desbancar a Donald Trump?
Por
Charles H. Slim
La mañana del 10 de septiembre del 2019 en la La Casa
Blanca para algunos sería un día para recordar y para otros, mejor olvidar. El
aire se cortaba con un cuchillo y las tensiones entre Trump y uno de sus
asesores especiales de seguridad nacional estaban por llegar al climax. John
Bolton, un funcionario republicano con un amplio record de trabajo dentro de
las filas del estado federal y leal un neoconservador dispuesto a llevar los
intereses de EEUU hasta las últimas consecuencias, sería despedido como un
simple empleado por un caprichoso presidente que no aceptaba sus puntos de
vista.
Sin
dudas Trump metió la pata y si esperaba que Bolton no se iba a vengar de
semejante humillación, se equivocó y mucho.
Un
mes antes uno de mis contactos en Washington me había comentado de unos rumores
sobre que John Bolton estaba por lanzar una primicia que haría temblar la
administración de Trump. Sonaba bastante creíble ya que Bolton ocupaba un lugar
sensible y estratégico dentro de la administración pudiendo saber de los
entretelones más finos y escandalosos de las decisiones que se tomaban en La
Casa Blanca.
La
noticia de que Bolton el 23 de junio lanzaría un libro con sus memorias no hizo
esperar sus consecuencias y la primera de ellas fue, la de poner muy nervioso
al nada previsible Donald Trump.
Como
asesor de Seguridad Nacional, Bolton tiene muchos secretos bajo su conocimiento
pero sabe muy bien que no puede exponer aquellos que comprometan a la
integridad y la seguridad nacional. Para
los detractores de Trump y en particular para la elite del negocio de la
política, es una oportunidad invalorable para terminar por desbancar al
indeseable “outsider”. Bolton puede llegar a ser la bota que le patee el
trasero a Trump y lo desaloje de la Casa Blanca. Sin dudas que en sus memorias
habrá descripciones más que elocuentes y muy incomodas de episodios vividos
dentro de la administración Trump.
Ante
semejante panorama Trump y su círculo leal han tratado de frenar la publicación
de estas memorias, algo que no solo no encontrara éxito sino que vuelve a dejar
muy parada a su administración. Los primeros que tuvieron la primicia de
conocer algunos pormenores de éste compilado de memorias fueron –como no podía ser de otra forma- el
“Washington Post”, “The New York Times” y el “Wall Street Journal”, medios
detestados por el esquizofrénico
mandatario.
Algunas
de las revelaciones que el mismo Bolton ha ventilado antes de la salida de este
libro son tales como que, Trump no estaba capacitado para ser presidente o
aquella referida a una supuesta conversación en la que le habría suplicado a
nada menos que al Primer ministro chino Xi Jinpin que lo ayude para obtener la
reelección en noviembre de 2020 a cambio de fomentar las compras de material
agrícola para surtir las necesidades de los estados que producen granos. Desde
la vista de un profano, una verdadera incoherencia con las posturas que ha
venido mostrando La Casa Blanca al público, pero desde el punto de vista del
ejercicio de la política del “Doble rasero”, es algo que no sorprende.
Una
de las formas que Trump busco para tratar de sabotear la publicación fue la de alegar que en ella, habrían
documentos clasificados (calificación altamente sensible) que podrían
comprometer a la Seguridad Nacional lo que de por sí es un delito federal en
los EEUU. Pero como lo dejo en claro el abogado de Bolton, Charles Cooper, tras
haber realizado durante cuatro meses la revisión del manuscrito con 500 páginas
que se pretende publicar, aseguro que no constan en las citas del libro documentos
clasificados.
Igualmente,
Donald Trump cuenta con la ventaja de hallarse en el poder y es por ello que
tiene los recursos que le brinda el sistema con los cuales a lo menos, puede retrasar indefinidamente la publicación. En
ese camino parece estar dirigido el Fiscal General William Barr quien aseguró
que el proceso de revisión de ese material “no estaba concluido”. Para el abogado Cooper esto solo es una
maniobra dilatoria con la cual la administración pretende censurar la libre
publicación de un material que el público norteamericano tiene derecho a
conocer.
Era
esperable la reacción del gobierno. Aquí no se puede culpar a Trump de estas
tretas administrativas. No es la primera vez de que se trata de obstruir la
publicación de material que puede llegar a ser embarazosa para un funcionario
determinado, una administración o incluso, de información que es de legítimo
conocimiento público. Se estaría tratando de usar el proceso de revisión como
un obstáculo administrativo que terminaría siendo definido por la Corte de
Justicia. Con ello el presidente Trump tendría tiempo suficiente para llegar a
las elecciones sin los cuestionamientos y las increpaciones que podrían desatar
en la opinión pública de los estadounidenses. El sistema funciona siempre para
el poder pero, no hay que olvidar que Trump tiene enemigos poderosos dentro del
Establishment por lo cual no se hace
raro que –ratificada la sentencia
judicial- el libro logre publicarse.
Pero
si no se interfiere con los mecanismos administrativos que desde hace cuatro
décadas revisa toda producción de documentos que pueden afectar a la Seguridad
Nacional, Trump puede estar tranquilo de
la publicación no será inmediata.
¿De
qué diablos puede asombrarse usted? Si hay algo que el pueblo americano y gran
parte de los ciudadanos del mundo no pueden ya ignorar es que el gobierno
federal por medio de sus agencias de inteligencia, ha censurado todo tipo de
informaciones que implicaban hechos y situaciones inconfesables que disfrazados
detrás de la Seguridad Nacional han manchado la imagen de los EEUU como una
nación de libertades y democracia.
El
historial de operaciones sucias de la CIA es prominente. Para frenar la ola de
escándalos que su ventilación podía causar la Agencia uso las mismas maniobras
para convertir el “Procedimiento de Revisión” en un obstáculo burocrático para
censurar informaciones que podían
afectar los ánimos en el interior.
Desde
la década de los 70´s (1970) la CIA vino usando estas tácticas sucias para
impedir la publicación de trabajos documentados de algunos de sus agentes en
retiro. El caso de las memorias en Countercoup
del agente retirado Kermit Roosvelt, es una de ellas quien develaba en su
obra la implicancia que tuvo la “Agencia” (Op. Ajax) en Irán para gestar y
ejecutar el derrocamiento del primer ministro Mohammad Mossadegh en 1953.
La
CIA logro detener la publicación de este libro durante años haciendo que su
autor se frustrara y abandonara la empresa. Igualmente la obra se termino por
publicar pero con los cambios que la CIA realizo en su contenido, hizo que se
la deformara al grado de convertirla en una obra “de ciencia ficción”. El
precedente “Frank Snepp”, un agente de la CIA que pretendió publicar su libro Intervalo Decente sin la revisión, fue
contraproducente para los partidarios de la libertad y la transparencia de los
actos de gobierno ya que la Corte de Justicia falló contra Snepp dándole
argumentos al gobierno de seguir implementando el mecanismo de revisión previa.
Aquello
fue el punto de inflexión que se cerró en la administración de Ronald Reagan
con la Directiva n° 84 de Decisión de Seguridad Nacional de 1984 que, pese a
ser inmediatamente bloqueada por el Congreso en el mismo año, se continuo con la
práctica administrativa que obliga a todos los empleados y funcionarios de
agencias de inteligencia a “firmar un acuerdo de confidencialidad” (Información
Compartimentada Sensible, LIC) que para el caso de pretender realizar una
publicación obliga a la revisión previa.
Al
día de hoy las agencias de inteligencia siguen llevando adelante este tipo de
procesos de revisión previa lo que sin más rodeos es una censura previa, aunque
los burócratas en Washington no quieren reconocerla como tal. Los defensores de
la libertad publicación de información luchan denodadamente contra estos
mecanismo y con la actual situación de pandemia (que ha incrementado los costos
para su solicitud), ha vuelto mucho más dificultoso avocarse a lograr esas
desclasificaciones. Pero lo más irónico de todo esto y volviendo al caso de
Bolton, es que ahora es uno de sus propios funcionarios (John Bolton) que tanto
tiempo sirvió a ese sistema, tejiendo intrigas y sabiendo de primera mano oscuras
situaciones y complots para beneficiar a los EEUU, hoy es quien debe tomar y
tragarse la medicina que el mismo administró durante décadas de servicio ¿O tal
vez no sea así?